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En el crucero (final)
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Emily bailaba de forma muy sensual, dejando su culo muy cerca de Gennaro, que no sabía qué hacer, me miro y yo asentí, dándole permios para aprovechar tremendo regalo. Gennaro se acercó, se pegó a Emily y dejó que Emily restriegue su hermoso culo en su pene por encima del pantalón de tela. Chiara al ver esto, imitó a Emily y pego su enorme culo a mi pene. Al pegarlo, sintió la dureza de mi pene y se quedó inmóvil, me miro, sonrió y comenzó a mover su culo frotando mi pene. Mi pene, que ya se notaba por encima del short, quedó atrapado entre sus nalgas. Sus nalgas grandes se sentían de maravilla.

El baile se puso muy caliente. Chiara se dio la vuelta y se pegó a mí. Puso una pierna entre las mías y comenzó a frotar su pubis contra mi muslo. La agarré de la cintura y acompañaba sus movimientos. Sus tetas se pagaron a mi pecho, eran grandes y duras. Al ver esto, Emily también se giró y se acercó a Gennaro, se pegó a él, él la tomó de la cintura y ella le bajó las manos a su culo. Vi como Gennaro comenzó a apretar sus nalgas.

Chiara seguía moviéndose y frotándose contra mí. Me atreví a agarrar una de sus nalgas y se la apreté. Chiara se acercó a mi oído.

-Hoy te voy a coger como nunca te han cogido –me susurro y me mordió la oreja, metiendo su lengua dentro.

Ambas parejas seguíamos con nuestro baile caliente. Nos frotábamos fogosamente. Vi como Emily metió su mano y toco el pene de Gennaro por encima del pantalón. Abrió los ojos impresionada. Luego me di cuenta que era por el tamaño de su pene. Chiara me miro a los ojos y me dio un beso con lengua muy caliente.

-Bueno, ¿Qué les parece si seguimos esta fiesta en otro lado? –dijo Emily, guiñándome el ojo.

-Vamos a nuestro camarote –dijo Chiara– estaremos muy cómodos ahí.

-Bueno, vamos –atiné a responder.

Gennaro agarró de la mano a Chiara y caminó, haciendo una seña para que los sigamos. Tomé la mano de Emily y los seguimos. Llegamos a un ascensor y al entrar, Gennaro colocó una llave y al girarla el ascensor comenzó a moverse. Una vez se cerraron las puertas, Chiara se me acercó y me dio un beso muy caliente, mientras metía su mano y agarraba mi pene. Emily se acercó a Gennaro e hizo lo mismo. Así estuvimos todo el camino.

La puerta del ascensor se abrió y dio a un enorme cuarto, con una cama redonda de gran tamaño. Una sala con varios sillones una mesa mediana con cuatro sillas y un gran balcón con dos tumbonas. El baño tenía jacuzzi, también había un pequeño bar. Seguro tenían mucho dinero, luego nos enteramos que Gennaro acababa de heredar una de las grandes empresas de su padre. Su padre había sido un hombre muy rico con muchas empresas, siendo mayor, se casó con la madre de Gennaro, una modelo italiana. Unos meses atrás había fallecido su padre y les dejo una empresa a su esposa y una a cada uno de sus dos hijos.

Al entrar, Gennaro nos sirvió tragos a todos, puso música y seguimos bailando. Esta vez al estar solos, el baile fue más caliente aún. Chiara me besaba apasionadamente, mientras le apretaba las nalgas con mis manos. Chiara se dio la vuelta y comenzó a mover el culo de forma muy sensual. Al tenerlo de frente, lo agarré y me atreví a levantar su apretado vestido corto. Sus enormes nalgas saltaron de su prisión y me di cuenta que no llevaba calzón. Me pegué a sus nalgas y comencé a frotar mi pene entre ellas.

Emily y Gennaro estaban enredados en un beso muy caliente, con una mano le apretaba una teta y con la otra agarraba una nalga. Él le deslizó el tirante de su vestido por un brazo y sacó una de sus tetas. Se acercó y la comenzó a lamer. Le lamia el pezón. Emily desabrochó el pantalón de Gennaro y metió su mano. Comenzó a masturbarlo. Gennaro metió la otra mano debajo de su vestido y comenzó a sobarle la vagina.

Chiara se dio la vuelta, levantó completamente su vestido y quedo completamente desnuda frente a mí. Se arrodilló, desabrochó mi pantalón y lo bajó de un tirón. Se metió mi pene a la boca y comenzó a darme una mamada increíble. Me saqué la camisa rápidamente y ambos nos quedamos desnudos. Le comencé a sobar las tetas, se sentían genial. Sus pezones eran enormes como sus tetas y estaban duros. Luego la agarré de la cabeza y comencé a follarle la boca. Ella no se quejaba.

Emily tiró del pantalón de Gennaro y salió un pene muy grande, debo admitir que era bastante más grande que el mío. Emily lo miró unos segundos, pensando si se lo podría meter todo en la boca. Lo intentó, pero no logró entrar todo, solo pudo con tres cuartos de semejante bestialidad. Comenzó a mamársela con rapidez. El jaló del otro tirante y le bajó el vestido hasta la cintura, las dos hermosas tetas de Emily quedaron al desnudo. Ella se bajó el resto del vestido, mientras se la seguía chupando y Gennaro sobaba sus tetas. Lo dejó caer al piso y pude ver su culo hermoso con un hilo negro que me puso a mil.

Chiara se levantó, me llevó al sillón, se sentó y levantó sus piernas lo más que pudo. Me tiré de cara directo a su vagina. Comencé a chupar sus gruesos labios y metí dos dedos dentro. Le lengüeteaba el clítoris rápidamente. También pasé mi lengua por su ano. Con una mano amasaba una de sus grandes tetas. Ella gemía agitadamente, hasta que un chorro de su corrida salió directamente hacia mi cara. Fue un chorro gigantesco mientras ella gritaba de placer.

Emily se levantó, se apoyó en el bar y con el culo levantado le pidió a Gennaro que la penetre. Él se acercó y lentamente metió la cabeza de su pene en la vagina de Emily, luego empujó lentamente hasta que entró toda. Ella se empinó al sentir tremendo pene entrar completo. Gennaro comenzó a bombear con fuerza. Emily gritaba, parecía que la estaba partiendo en dos.

Después de hacer que Chiara se corra, me levanté y limpié mi cara restregándosela en las tetas. Las besaba, las lamía. Me metía sus pezones en la boca y los succionaba. Coloqué mi pene en la entrada de su vagina y lo metí de un solo golpe. Entró fácilmente. Puse sus piernas en mis hombros y se las empujé hasta quedar cerca a sus tetas, las comencé a chupar mientras la bombeaba con furia. Ella seguía gritando.

Emily también gritaba, parecía que Gennaro la estaba matando con tremenda herramienta. Él le dio la vuelta, la sentó en una de las bancas altas de la barra, le abrió las piernas y se la volvió a meter sin compasión. Emily estaba gritando como loca, seguro que ya se había venido varias veces por los gritos que daba. Pero Gennaro no tenía intención de detenerse. Seguía dándole cada vez más fuerte y rápido.

Después de unos minutos, me levanté y me senté en el sillón, Chiara me dio la espalda, junto sus piernas, se puso entre las mías y de un sentón se metió todo mi pene. Comenzó a moverse arriba abajo, luego en círculos. Yo aprovechaba para nalguearla lo más fuerte que podía. Sus nalgas no paraban de vibrar con cada nalgada.

Emily no paraba de gritar, Gennaro sacó su pene y le ordenó que se arrodillara. Se masturbó y dejo caer unos chorros inmensos de semen en la cara de Emily. La primera regla que habían puesto era no venirnos dentro de la vagina de las chicas. Luego, fue al sillón que estaba frente a nosotros y se sentó a mirar como Chiara me cogía. Emily fue al baño a lavarse la cara y al regresar se sentó en las piernas de Gennaro, mientras él le besaba y amasaba una teta.

Al ver esto, Chiara se movía cada vez más rápido. El ser vista debía excitarla mucho, ya que comenzó a venirse una vez más. La levanté, la llevé hacia ellos, la arrodillé apoyando su cara en las piernas de Emily y con el culo levantado le tiré toda mi leche en sus nalgas, mientras Emily y yo nos mirábamos sonriendo coquetamente.

-Te dije que sabe moverse ¿no? –dijo Emily mientras los 4 reíamos.

Chiara se levantó, se limpió las nalgas y me llevó hacia el balcón.

-Esto no se ha acabado –me dijo mientras me jalaba de la mano– te dije que te iba a coger como nunca te han cogido.

Mientras caminaba de la mano hacia el balcón, vi como Gennaro llevaba a Emily a la cama. Llegamos al balcón, Chiara se apoyó en la baranda y levantó el culo. Mi pene otra vez estaba erecto. No sé cómo pude lograrlo tan rápido. Ella abrió sus nalgas y se la metí de un solo golpe. Comencé a bombearla rápidamente. Ella seguía abriendo sus nalgas. Lo tomé como una invitación y con un dedo comencé a jugar con su ano. Desde donde estábamos no podíamos ver lo que hacían Gennaro y Emily, pero escuchábamos sus gemidos y gritos, así que asumí que otra vez estaba cogiendo.

Chiara gemía fuerte y agitadamente. Ya había logrado meter dos dedos en su ano. Su vagina estaba sonadísima y mi pene entraba fácilmente. Sus nalgas rebotaban en cada embestida. Seguí bombeando unos minutos hasta que Chiara giro la cabeza.

-Quiero que me cojas el culo –dijo– y quiero que me lo cojas duro y sin compasión.

-Estaba esperando que me lo pidas. Muero por romperte el culo –respondí.

Saqué mi pene de su vagina y de un solo golpe se lo metí en el ano. Me comencé a mover fuertemente, ella comenzó a gritar. Metí dos dedos en su vagina y comencé a moverlos rápidamente, frotando su clítoris con mi palma. Ella gritaba de placer. A lo lejos pude escuchar un grito muy fuerte de Emily y unos segundos después, Gennaro también grito. Yo seguí cogiéndome con fuerza el culo de Chiara, cuando de pronto sentí una mano en mis testículos y la respiración agitada de Emily en mi oído.

-No sabía que te gustaba tanto el sexo anal –me susurró al oído– de haber sabido te habría dado mi culo desde que te conocí.

-Todavía nos queda un día más, preciosa –le dije– y ese culo no me lo pierdo por nada del mundo –me dio un beso en la boca y se puso debajo de Chiara.

Comenzó a chupar las tetas de Chiara, mientras se bamboleaban por mis fuertes embestidas. Chiara comenzó a gritar más fuerte, tenía mi pene en su culo, mis dedos dentro de su vagina y la lengua de Emily saboreando sus tetas. Emily, presintiendo, la eventual corrida de Chiara, se colocó debajo de su vagina. Chiara lanzó un gemido muy fuerte, dijo algo en italiano que no entendí y lanzó un chorro gigante de corrida directo a la cara de Emily. Emily se incorporó rápidamente, poniendo su cara cerca a la mía.

-Lame la corrida de esta perra de mi cara –me dijo de forma muy caliente. Pasé mi lengua por toda su cara, recogiendo cada gota de corrida– dámela en la boca –ordenó Emily y nos fundimos en un beso mientras saboreábamos la corrida de Chiara con nuestras lenguas. Esto fue demasiado para mí.

-¡me voy a correr, putas! –dije sacando mi pene de su dilatado ano y tratando de apretar mi pene para controlar la corrida– arrodíllense ahí juntas –ordené.

Se pusieron una a lado de la otra, se comenzaron a dar un beso muy caliente y deje salir toda mi leche en sus caras y tetas. Esa vista era sublime. Entramos al cuarto, Gennaro estaba dormido en el sillón. Las chicas fueron al baño a lavarse los restos de mi corrida. Cuando volvieron, yo estaba parado tomando un trago en el bar. Vieron a Gennaro dormido.

-Pobre –dijo Chiara– está muy cansado, después de nuestro encuentro de anoche, estábamos tan excitados con la idea, que hemos cogido todo el día.

-Asu –dije– entonces nos vamos para dejarlos descansar.

-Yo puedo seguir si ustedes gustan –dijo Chiara, sorprendiéndonos. Emily y nos miramos y asentimos al mismo tiempo.

-Como desaprovechar una oportunidad así –dije sonriendo.

Nos fuimos a la cama. Me recosté y las dos se pusieron a besarme el pene, me hicieron una mamada en conjunto increíble. Mi pene no tardó en endurecerse de nuevo. la vista era demasiado, como para no excitarme. Chiara se levantó y se recostó en la cama, boca arriba. Me acomodé entre sus piernas mientras Emily se sentó en su cara mirando hacia mí. Comencé a metérsela rápidamente. Emily se acercó a mí y nos besamos. Ambos amasábamos sus tetas. Yo seguía moviéndome rápidamente, le estaba dando con todas mis fuerzas. Emily comenzó a masajear el clítoris de Chiara, mientras ambas gemían fuertemente.

-Chiara, me vas a hacer venir. ¡que rico chupas! ¡Ahhh! –gritó mientras se corría encima de la cara de Chiara y sus dedos se movían rápidamente en el clítoris de Chiara.

-Yo también. ¡sigue así!!! ¡no paren! ¡Ahhh! –gritó corriéndose fuertemente.

-Sorry Gonzalo, pero creo que Chiara te ganó chupando concha –dijo Emily, guiñando un ojo.

-¡non posso piu! –dijo Chiara o algo así entendí– pero sigan, no se preocupen.

Chiara quedó boca arriba en la cama, Emily se puso encima, a cuatro patas, quedando las dos vaginas una encima de la otra. Se la metí a Emily rápidamente, no quería esperar más tiempo. La embestía duro, agarradora de las nalgas y apretándolas. Ella besaba las tetas de Chiara y las lamía. De pronto, vi que Chiara se tocaba el clítoris. Se estaba excitando de nuevo, así que decidí metérsela también, la saqué de la vagina de Emily, se la metí a Chiara. Embestía 3 veces en cada vagina, luego pasaba a la otra. Estuve embistiendo fuerte y rápidamente a ambas unos minutos, hasta que sentí como se acercaba mi corrida.

-¡quiero venirme dentro! ¿posso? –pregunté en lo que yo pensaba era italiano.

-No, es una promesa a Gennaro –respondió tajantemente.

-Lléname a mí, mi amor. Tírame toda la leche dentro –se apresuró Emily.

La saqué de la vagina de Chiara, la metí en la de Emily, me acomodé de tal forma que podía meter mis dedos en la vagina de Chiara. Comencé a moverme rápidamente, mientras entraban tres dedos en Chiara, la masturbaba rápidamente. Aceleré mis embestidas hasta que sentí como me corría intensamente dentro de Emily. Ambas gimieron fuertemente. Creo que nos vinimos los tres al mismo tiempo. Nos recostamos en la cama los tres. Chiara fue la primera en dormirse. Luego Emily y al final yo.

Al día siguiente, nos levantamos, Gennaro y Chiara estaban sentados, aun desnudos, en la mesa, con un desayuno muy grande. Nos invitaron a sentarnos, tomamos desayuno, conversamos unos minutos. Luego de terminar, se despidieron y nos recordaron la segunda y última regla. Solo ocurre una vez, una vez que salen del ascensor, ya no nos conocemos. Nos explicaron que esto lo hacen para evitar problemas. Ya que cuando repiten muchas veces con alguna pareja, empiezan los sentimientos y ahí vienen los problemas.

Aceptamos, nos vestimos y nos fuimos al ascensor. Nos despedimos y nos fuimos a nuestro camarote a cambiarnos. Una vez en el camarote, hablamos de lo que había pasado, de lo bien que lo habíamos pasado. Y bromeábamos en que habíamos sido ricos por una noche.

El crucero duró un día más. Emily y yo salimos a pasear ese día, pero en la noche no salimos de la habitación. Cogimos toda la noche de despedida. Al día siguiente, desembarcamos y nunca más nos volvimos a ver ni a hablar. Había sido un acuerdo mutuo en que solo sería un romance de crucero y nada más.

Fin

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