Es un hábito mío y de mi padre ir al bingo un fin de semana, lo hacemos para divertirnos un poco, a veces ganamos o perdemos según como estén las máquinas en ese momento.
Esa noche de sábado mi padre no había ido conmigo y fue ahí donde viví una experiencia inolvidable.
Decidí ir al bingo para entretenerme un rato, cuando ingrese fui a la sala de fumadores porque ahí estaba la máquina que a mí me gustaba y en la cual solía ganar.
Las sillas de las máquinas en los bingos suelen estar bastante juntas solo se separan por centímetros.
Al lado mío en la izquierda estaba sentado un hombre que no había visto antes, aparentaba unos cincuenta años, pero era muy atractivo, me fije en su barba rubia, en sus ojos verdes y en sus labios bien formados.
Me incliné con mi trasero en esa dirección mostrando una actitud muy provocativa hacia él, me demoré en ingresar el billete a la máquina con toda la intención del mundo.
Segundos después sentí una mano en mi culo que me acariciaba muy suavemente, miré hacia el costado y el hombre atractivo me estaba acariciando mientras mantenía su vista fija en mi trasero que estaba muy apretado dentro de mi jean color gris nevado.
Me hubiese encantado que me bajara el pantalón y me chupara el trasero ahí mismo o que me diera bien duro estando apoyada contra la máquina, pero yo ya sabía que eso no era posible.
Luego sentí unas cálidas manos deslizándose hacia la altura de mi abdomen hasta llegar a mis senos, me los tomo y masajeo suavemente por encima de mi corto top, cuando por fin pude meter el billete el hombre retiro sus manos de mi.
Agarré la silla y la puse bien al lado de él, ahora no estábamos separados ni por centímetros.
Hice esto porque quería que siguiera tocándome, empecé a hacer mis primeros movimientos con la máquina por noventa pesos el tiro y sentí su mano en mis muslos, separe mis piernas y se encontró con la zona de mi caliente vulva, baje el cierre de mi pantalón y él con disimulo metió su mano debajo de mi jean encontrándose con mi vagina desnuda, ya que yo esa noche no llevaba tanga puesta.
El hecho de que no llevara ninguna tanga lo excito mucho porque me abrió mi clítoris y con dos de sus dedos empezó a frotar alrededor antes de penetrarme con ellos y hacerme dar un salto de placer hacia adelante cuando esos dedos se hundieron en mi interior.
Empecé a hacer suaves movimientos estando en mi asiento mientras él continuaba masturbándome sin apartar sus bellos ojos de la pantalla, luego de unos minutos saco sus dedos dentro de mí, se los paso por sus labios y se lambió.
Antes de retirarse me dijo suavemente en el oído:-Preciosa, cuando termines estaré esperándote en la plaza, voy a estar en el rincón más oscuro, pero estará lo bastante iluminado para que pueda observar tu bonito cuerpo- agarro uno de mis senos para apretarlo, se inclinó hacia mí y nos dimos un profundo beso en la boca como si fuésemos pareja y luego se retiró con una gran sonrisa.
Llegue a ganar cuatro mil pesos, retire el cupón y fui a cobrarlo en la caja, me dieron la plata en efectivo, la guarde en mi cartera y decidí salir para ir hasta la plaza a encontrarme con ese atractivo hombre.
Fui a la plaza y lo primero que vi fue al hombre que me ha estado masturbando bien delicioso en el bingo, estaba sentado en una de las zonas más oscuras (solo había una luz muy suave).
Lo pude reconocer rápidamente por sus pantalones blancos.
Fui hacia él y me senté a horcajadas encima de él.
-Hola hermosa- me dijo mientras tomaba mi rostro entre sus manos y se inclinaba para darme un beso en la boca.
-Hola guapo- le respondí y luego le di otro beso con mucha lengua de mi parte.
Él me quito el top y un poco de la luz de la luna baño mis pechos desnudos dejando ver todas las curvas.
-Hermosos- susurro él llevándoselos a la boca y yo empecé a frotarme hacia adelante contra el hombre hasta que sentí su erección entre mis piernas.
La erección del hombre cada vez se endurecía más con mis movimientos. Me puse de pie y le desabroche los botones de su pantalón para luego dejarle la pija completamente al aire libre, él me puso ambas manos en mis nalgas y me bajo mi jean, luego volvió a apretar con fuerza mi culo buscando introducir uno de sus dedos en el interior de mi trasero.
Me puse de rodillas ante él y le moví el miembro de arriba a abajo sintiendo toda su longitud (me di cuenta de que su verga era larga) y a su vez le acariciaba lentamente la cabeza de la pija con la yema de mis dedos.
No aguanto que se la tocara por más tiempo, simplemente me agarro de la nuca, me hizo abrir la boca y su miembro hizo contacto directo con su lengua mientras él me acariciaba el cabello.
Con sus manos libres me abrió mis nalgas e ingresaron sus otros dos dedos para moverse en mi interior al mismo tiempo que yo le estaba chupando deliciosamente su verga.
Él empezó a hacer movimientos con su pelvis hacia al frente, casi me ahogue con esa verga tan larga, pero disfrute de la sensación y me estremecí de placer cuando volví a sentir sus dedos bien hundidos, estaban tan al fondo, nunca nadie me los había metido así y luego fue su mano entera la que llego al interior de mi trasero.
El hombre me volvió a agarrar de la nuca, levante mis ojos para mirarlo fijamente mientras él movía cada vez más frenéticamente su mano.
Saco su mano completamente llena de mis fluidos, la extendió hacia mí y yo empecé a chuparle dedo por dedo con total lentitud luego le lambí la palma de la mano dejándosela limpia de mis jugos, pero con el sabor de mi saliva.
El hombre se levantó del banco de la plaza y me dijo a mí que me siente ahí apuntando el culo hacia él, tome esa posición, después me tomo fuertemente de la nuca otra vez para acercarme a él hasta que pude sentir su aliento sobre mí y me penetro con una sola embestida.
Dejo su miembro unos segundos palpitando adentro mío luego empezó a moverse y lo hizo lento aunque con mucha sensualidad haciendo que mis tetas se movieran suavemente sobre la madera del banco.
Mis tetas se movían cada vez más rápido y el roce de la madera contra mis senos más sus embestidas en mi trasero me excitaban muchísimo, empecé a tocarme la vagina y a mover el culo hacia adelante y hacia atrás.
Luego el hombre se sentó en el banco y yo me senté arriba de él mirando hacia un costado, me puse esta posición para saltar en una buena verga como siempre me ha gustado.
Después de estar unos buenos minutos saltando sobre esa pija pasamos a la posición final en la cual él volvió a tomar el control de mi cuerpo acostándome sobre el banco y poniendo ambas de mis piernas sobre sus hombros, yo apoye mi cabeza y me relaje por completo recibiendo las últimas embestidas que ya eran mucho más suaves e intensas a la vez.
Cuando acabo lo hizo completamente en mis senos, me dio un último beso y su número de teléfono, antes de marcharse me dijo:
-Llámame cuando quieras ser follada otra vez.
-Así lo haré- susurre cuando ya se hubo ido.
Me quedé sentada ahí con mis piernas abiertas y al instante amaneció, me empecé a masturbar y me detuve cuando mis piernas temblaron de placer.