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Tiempo de lectura: 2 minutos

Hola a todas y todos de nuevo. 

Después de ese largo beso de mi esposa la seguí todo el camino con el sabor a verga y leche de ese hombre en mi boca mientras en mi mente pasaba la película de todo lo que habían hecho. Al llegar, ella fue con prisa a la cocina como si estuviera tarde para llegar a algún lugar. Regreso a la sala con dos cervezas.

– Mami, espera, espera mi amor. ¿Qué te pasa? ¿Por qué esa velocidad que tienes?

– Es que no entiendes mi amor, es la primera vez que estoy sola con otro hombre sin que tu estes ahí conmigo y, aunque sabía que tu estabas afuera, escuchando, necesitaba verte ahí con nosotros. En ese momento me di cuenta que, aunque disfruto de esto es a ti a quien realmente amo y no quiero que esto sea la destrucción de nuestro matrimonio.

– (La abrace tiernamente, la mire a los ojos, nuestras caras bien cerca) Mi amor, nuestro amor solo Dios lo puede destruir. Esto es solo una manera de diversión para ambos. Me gusta verte gozar con otra verga.

– No te voy a perder?

– Nunca mi amor

Nos besamos un buen rato. El sabor de su boca llena de verga y leche me enloquecía. Nos fuimos desnudando. Las cervezas aún estaban en la mesa sin que hubiésemos tomado el primer trago. Se acostó en el sofá.

– Ven papi, ven, chúpamelo. Sabes lo mucho que me enciende cuando me lo chupas así, lleno de leche de otro hombre.

Sin pensarlo mucho metí mi cara entre sus piernas y comencé a comerle su coño. Estaba riquísimo. No tenía que usar mi imaginación porque ella iba describiendo todo lo vivido hacia unas horas.

– Quería comerme ese hombre papi. Besa bien rico. Aaaah, chupa, así como tú de sabroso. Esa verga, esos chorros. Bien ricos. Me los trague todo y aún tengo deseos de más.

Mientras me decía todo esto yo le chupaba con más y más ganas. Ella metía sus dedos entre mi cabellera y me sobaba la cabeza. Por momentos, me apretaba la cabeza contra su coño. Yo la miraba a los ojos a veces. Los tenía cerrados mientras su boca relataba lo que veía en su mente.

– El chupa bien rico, pero nadie me la ha chupado tan rico como tu papi. Me gusta papi, me gusta

Su respiración se fue agitando al punto que me detuvo, tomo mi cara entre sus manos, cerro sus piernas y me dijo.

– Ven amor, ven. Métemelo, dame verga. Aaaah, siiii. Métemelo hasta el fondo. Dame, dame.

Gritaba a voces. Nunca la había escuchado alzar la voz de tal forma.

– Métemelo, dame duro, mas, más papi.

Tuve que meterle mi lengua en su boca para que dejara de gritar de esta manera, pero no duro mucho porque se despegó para soltar un fuerte grito seguido por un gran orgasmo.

Aunque yo estaba super excitado por toda la experiencia no alcance el orgasmo junto con ella. Sus gritos me asustaron y distrajeron. La tenía aun penetrada, mirándola a la cara, esperando que ella recuperara la respiración.

– Que paso papi? No te viniste

– Me asustaste, por un momento pensé que te iba a dar un infarto

– Discúlpame, pero es que esta noche la disfrute más que ninguna otra

Pasaron unos minutos, nos levantamos del sofá. Fuimos a las cocinas por dos cervezas más frescas. Mientras nos la tomábamos conversamos de todo lo morboso de esta noche. Se puso de rodillas ante mí, me dio una rica y sabrosa mamada hasta hacerme venir y tragarse mi leche.

Gracias por leerme. Otros relatos vendrán más adelante…

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