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Estuvimos picando de todo lo que, Susana y yo ,habíamos traído de los restaurantes. Todo delicioso acompañado por unas botellas de Carmelo Rodero Crianza 2021, de Ribera del Duero que realmente estaba espectacular.

Me acerqué a charlar con Alejandro y Óscar aprovechando que las mujeres estaban intentando adivinar las especias que llevaba la comida hindú que estaban probando. Bajando la voz un poco, pero no mucho para que ellas no pudieran desconfiar, le dije a Óscar lo que había hablado en la cocina con Elena.

-Será zorra, jajaja -me dijo Óscar- Esto me pone a mil, lo sabéis, ¿no?

-¿Te pone a mil porque te gusta la idea de ser un cornudo? ¿De ver que alguien se folla a tu mujer delante de ti? -le pregunté-

-Eres un auténtico cabrón -me dijo sonriéndome-

Alejandro nos sirvió vino de nuevo y mirando la polla de Óscar le dijo:

-Debes disimular más y mejor, mira como la tienes ya, mojada y dura, jajaja. Te pone lo de ser un cornudo, ¿eh?

-Sí, me pone mucho, pero no es precisamente por ser un cornudo, que también -añadió Óscar señalando hacia nuestras espaldas, donde estaban las mujeres-

Susana y Elena se estaban besando con mucha pasión mientras se acariciaban mutuamente. Elena besaba a Susana y comenzó a bajar por su cuello lamiendo y besando, hasta llegar a sus tetas, ahí se entretuvo con los pezones de Susana que estaban duros como nuestras pollas en ese momento. Susana se sentó en el sofá y abrió las piernas, Elena ya entendió lo que ella quería y su boca fue bajando por su vientre hasta llegar al monte de Venus, totalmente limpio de pelos. Se puso de rodillas como si estuviese ante un altar, con sus dedos abrió la vagina de Susana y acercó su boca sacando un poco la lengua. Los tres no perdíamos ningún movimiento de ambas, los gemidos de Susana, los lametones de Elena…

Susana se recostó más en el sofá, quería sacar la zona de la pelvis del asiento para que Elena le pudiese comer todo… absolutamente todo. Elena le metía dos dedos por el coño mientras su lengua jugaba con el clítoris de Susana, la respiración de Susana se aceleró como se aceleraba el movimiento de la boca de Elena. En ese momento, Alejandro me acarició el capullo con el dedo índice, recogiendo el precum que salía de mi polla y llevándoselo a su boca. Me sonrió y acercó su boca a la mía, nos besamos y nos agarramos los nabos empezando a pajearnos.

Óscar se acercó a nosotros, se arrodilló y abriendo su boca se puso a hacernos una mamada, primero una polla y después otra, a ratos se metía las dos a la vez. Mi mirada iba de Alejandro a Óscar, veía como se metía mi polla entera en la boca mientras pajeaba a Alejandro, como su lengua recorría el tronco de mi nabo hasta llegar a mi capullo, y de ahí volvía desandando el camino hasta llegar a mis cojones. Después le hacía lo mismo a Alejandro, se metía sus huevos en la boca y lamía todo su tronco hasta llegar al capullo y vuelta. A ratos se metía mi polla entera en la boca, le daban arcadas pero aguantaba hasta sacársela de la boca.

Besé a Alejandro y le acariciaba las nalgas como él me hacía a mí. Elena se levantó para besar en la boca a Susana, que se estaba colocando más cómoda en el sofá, tenía las piernas estiradas, ligeramente separadas, y el tórax inclinado hacia Susana. Veía el coño brillante de los fluidos de Elena, brillante, abierto y rojo. Rojo de lo excitada que estaba, saqué mi polla de la boca de Óscar y me coloqué detrás de Elena, giró su cabeza para mirarme al sentir como le agarraba de las caderas y me sonrió mordiéndose el labio inferior. Situé mi polla en la entrada de su coño y con un movimiento suave se coló dentro de ella, entraba y salía con una suavidad tremenda, tenía el coño muy mojado por sus fluidos. Susana pudo incorporarse y besándome en la boca, me guiñó un ojo.

-Después hablamos David -me dijo-

Aceleré mis movimientos, Elena gemía pidiendo más. Le metí un dedo por el culo que se coló con mucha suavidad. Le saqué la polla del coño y se la metí por el culo con un movimiento mecánico y sin delicadeza, de golpe le entró hasta al fondo, por sus gemidos parecía que se iba a correr. Aceleré mis movimientos, estaba muy excitado viendo su culo totalmente abierto y mi polla entrando y saliendo de él.

-¡Oh Dios mío! -me dijo Elena- Dame fuerte cabrón.

-¡Como te gusta ser muy putita! -le dije muy excitado- lo serás también cuando estemos los dos solos, serás mi putita.

Oía los gemidos de Alejandro, me giré y pude ver como tenía la cabeza de Óscar entre sus manos follándole la boca con movimientos muy rápidos. Poniéndole una mano en el vientre, Óscar frenó los movimientos de Alejandro y se sacó su polla de la boca, estaba llena de babas, de los huevos de Alejandro colgaban hilos de babas. Se levantó y le comió la boca a Alejandro para luego ir hacia Susana, le agarró de la mano y se la llevó a la habitación. Alejandro los siguió y se unió a ellos. Le saqué mi nabo a Elena y la giré, le agarré la barbilla y la besé, nuestras lenguas se enredaron fuera de nuestras bocas.

-Vas a ser mi putita a partir de ahora, ¿verdad zorra? –le dije- Te gusta la idea de que tu marido vea cómo te follo y que se convierta en otra putita para mí, ¿verdad?

-Seré lo que tú quieras que sea -me contestó muy excitada-¿quieres que sea una puta? Voy a ser la mayor puta del mundo. Y mi marido ya es tu putita también, y si no quiere… yo lo convenzo.

-Tranquilo, seré tu puta también -dijo Óscar a mis espaldas- Pero tendrás que darme un poco de lo que tienes entre las piernas… y dejar que vea cómo te follas a mi mujer.

-Eres un cornudo y lo sabes, ¿verdad? -le dije a Óscar- Te enseñaré a ser un buen cornudo, tendrás que obedecerme.

-Por supuesto David -me dijo con voz excitada-quiero que seas mi corneador.

-Estupendo, porque ahora mismo te vas a sentar en el sofá viendo como la puta de tu mujer me come la polla -le dije agarrando a Elena del brazo y tirando para que se pusiera de rodillas-y ni te toques la polla. Observa bien porque tu mujer está necesitada de un buen rabo.

Óscar se sentó viendo como su mujer se metía mi nabo en la boca y me acariciaba los huevos, ella de vez en cuando miraba a su marido con mucha picardía. Esto hizo que la polla de Óscar se pusiera dura en un santiamén. Ella me la chupaba de lado, haciendo pasar todo el tronco de mi polla por sus labios hasta llegar al capullo. Oíamos como Susana y Alejandro follaban en el dormitorio, parecía que no les faltaba mucho para correrse, eso me ponía más caliente aún. Levanté a Elena y me senté en el sofá, junto a Óscar y agarrándola del brazo hice que se sentara sobre mi polla y me cabalgara. Sus tetas votaban al ritmo del mete y saca que ella había impuesto. En uno de esos movimientos mi polla se salió del coño de Elena.

-Óscar -le dije- cógeme la polla y métesela a tu mujer por el coño, quiero que siga cabalgándome.

Sin decir nada, se arrodilló delante de mis piernas, agarró mi nabo y, después de meneármela un poco, la puso a la entrada del coño de Elena, que solo tuvo que dejarse caer sobre ella. Notaba como Óscar me acariciaba los cojones, los chupaba y los lamía.

-Uf, dame así… más fuerte cabrón -me decía Elena sin dejar de moverse arriba y abajo con mi polla metida en su coño-

Le saqué la polla e hice que Óscar me la comiera un poco para volver a follarla. Notaba a los dos muy excitados, cuando aparecieron Susana y Alejandro por la puerta del dormitorio. Óscar les explicó lo que pasaba.

-Hemos decidido que David sea nuestro corneador -les dijo muy excitado, con la polla muy dura y mojada- Elena y yo seremos a partir de hoy sus putitas.

-Ummm, esa idea me gusta -dijo Alejandro- yo quiero ser también un cornudo y ser una putita…

-Es que tú eres muy zorra -le dijo Susana- Ahora hay cuatro zorronas y un corneador… ¿Podrás con nosotras, David?

-Claro que sí -le dije levantando a Elena y poniéndome en pie- Vamos a la cama y poneos con el culito en pompa Alejandro y Óscar.

Entramos los cinco en el dormitorio, Óscar y Alejandro se pusieron como los moros cuando rezan, con el culo levantado sobre la cama, Elena y Susana estaban a los pies de la cama tocándose la una a la otra. Me arrodillé detrás de Alejandro y puse mi nabo en su ojal, comenzó a acelerar su respiración.

-Aún no os voy a follar, putitas -les dije- Eso os lo tenéis que ganar. Susana, déjales unos tangas, medias y sujetadores. Tienen que demostrarme que son verdaderas zorras.

Susana fue hacia el ropero, abrió unos cajones y estuvo sacando cosas. Cuando acabó ya tenía unos tangas, medias y sujetadores que había encontrado para las nuevas putas. Les dije que los vistieran cada una a su respectivo marido, mientras yo estaba tumbado en la cama viendo ese espectáculo, con la polla bastante dura. Alejandro tenía unas medias con liguero negras, un tanga negro de encaje que los huevos se le escapaban por los lados y un sujetador casi transparente, con relleno que la hacía parecer bastante puta. Óscar en cambio, llevaba unas medias negras con un liguero, un tanga rojo transparente que se le veía claramente los huevos y hasta el capullo, todo rematado con un sujetador con relleno, de encaje rojo a juego con el tanga. Se les notaba que lo estaban disfrutando porque sus pollas comenzaron a ponerse duras.

-No quiero que os toquéis, ¿de acuerdo? -les dije- Ahora me voy a follar a vuestras esposas mientras vosotros miráis como folla un buen macho con una buena polla. Y si os portáis bien os follaré pronto.

Susana y Elena se subieron a la cama mientras sus maridos se sentaron a ambos lados observando cómo nos tocábamos, tenían las pollas duras y ya tenían los tangas mojados, pero no se tocaban aunque lo deseaban enormemente. Susana se sentó en mi cara mientras Elena hizo lo mismo sobre mi polla. Mientras por un lado le comía el coño a Susana, Elena tenía mi polla dentro de su coño moviéndose a un ritmo acelerado, y ambas se comían la boca. Mi lengua entró en el coño de Susana y recogía todos los fluidos que había expulsado, le lamía el clítoris mientras sus gemidos se hicieron más fuerte, notaba que le quedaba poco para correrse.

-Ummm, sigue por diosss, sigueee -me dijo entre gemidos- Voy a corrermeee.

Sus piernas me apretaron la cara y su vagina se contraía, sus músculos entraron en una fase de temblores, de espasmos, sus gemidos aumentaron de volumen. Elena comenzó a acelerar más aún, notaba que se corría. Con su boca pegada a la de Susana, votaba sobre mi nabo con todo su cuerpo temblando. Se dejaron caer a un lado y yo estaba casi a punto de soltar mi leche. Les dije a los chicos que me pajearan, se sentaron a ambos lados de mí, cogiéndome la polla y los huevos y comenzaron a meneármela, Alejandro me besaba a veces la boca, los pezones sin parar de cascármela, Óscar puso un ritmo un poco acelerado y ellas acercaron sus bocas a mis huevos y a mi polla, ya me quedaba poco.

-¡Vamos zorritas, dadle rápido a la polla! -les dije a punto de correrme-Vais s ver lo que es la corrida de un corneador, zorras. Me corrooo.

Aceleraron los movimientos de las manos y empezó a salir mi leche a trallazos. Mi cuerpo se puso rígido y el primer trallazo le cayó a Susana y a Elena en la cara, los siguientes cayeron a Óscar a y Elena y cada vez con menos fuerza les iba cayendo en las caras, manos, etc. En cuanto acabé comenzaron a limpiarme la polla a base de lamidas y lengüetazos, y a limpiarse entre ellos las gotas de semen que tenían por todo el cuerpo. Nos fuimos relajando hasta quedarnos adormilados unos junto a otros. La noche había sido espectacular, el problema es que trabajaba al día siguiente, así que decidí levantarme, ducharme e irme a mi casa. No podía quedarme a dormir, tenía que organizar el trabajo para el día siguiente. Al levantarme Susana se espabiló

-¿Te pasa algo? -me preguntó-

-No, tranquila sigue durmiendo -le contesté- Voy a ducharme y a marcharme a casa, mañana hay que trabajar y he de organizar todo para mañana.

-Jooo, no te vayas -me dijo- Mañana por la mañana puedes irte al trabajo desde aquí.

-Ya lo sé, y por eso mismo prefiero irme ahora -le contesté- Me conozco y sé que mañana no saldré de aquí hasta correrme un par de veces, y tengo gente que depende de mí, no les puedo hacer eso.

-Vale -me dijo levantándose- entonces me voy contigo, y mañana me traes o pillo un taxi, ya lo veremos.

No me dejó ni que rechistara lo más mínimo. Se bajó de la cama y despertó a Alejandro con besos.

-Oye, que David se va a su casa, mañana trabaja temprano y yo me voy con él. Mañana por la mañana estaré de vuelta. -le dijo a Alejandro-

-De acuerdo -le dijo- Pero no lo agobies mucho y déjalo dormir, David nos vemos otro día, mañana te llamo.

Nos duchamos Susana y yo, nos vestimos y fuimos hasta mi casa en la furgoneta. Durante el camino me estuvo diciendo que no quería perder el contacto conmigo, tanto su marido como ella estaban muy sometidos a mí y que yo tenía que tratarlos como lo que ellas son, remarcando la palabra ellas. Hacía tiempo que no veía a Alejandro tan excitado con alguien durante tanto tiempo.

Al llegar a casa me abrazó y comencé a desnudarla, le solté el vestido que llevaba y cayó al suelo, no llevaba ropa interior. Me agarró del cinturón y me atrajo hacia ella. Soltó el cinturón y abrió el pantalón, me lo bajó hasta las rodillas. Acarició el paquete por encima del slip hasta que lo abrió y metió la mano. Me sonreía mientras lo hacía, con carita de niña mala, mordiéndose los labios. Tiró de la liguilla del slip y lo bajó, saliendo mi polla como si tuviese un resorte. Ya estaba empalmado. Se la metió en la boca y comenzó a mamármela, yo le agarraba la cabeza y acompañaba el movimiento de su cabeza con el de mis caderas. Le saqué la polla de la boca y le golpeé la cara con ella.

-Ahora vas a ser mi puta -le dije- Por eso es por lo que has querido venir, ¿no? Porque te gusta que te trate como lo que eres. Igual que Elena, igual que tu marido y que Óscar. Sois mis putitas, mis zorras.

-Joder, sí -me contestó- Hazme lo que quieras.

La besé y la llevé hasta el sofá, me saqué el pantalón y los slips y me coloqué delante de ella con la polla dura.

-¿Te gustaría tener dos pollas para ti ahora mismo? -le pregunté- se me está ocurriendo una cosa… ¿Recuerdas al conserje?

-Sí claro -me contestó sin dejar de mirarme la polla- No sé dónde quieres llegar…

-Shhh, calla -le dije- hemos quedado que eres mi puta, y harás lo que yo te diga.

-Verdad -me dijo- Me estás excitando con tanto misterio.

Fui al teléfono, descolgué y marqué un número interior.

-¡Buenas noches, David! -sonó la voz de Quique, el conserje, al otro lado del aparato- ¿Desea algo?

-Bueno, me gustaría saber si puede bajar y mirar una cosa que tengo aquí, a ver qué opina. Necesito su ayuda -le dije poniendo voz de apurado- Es una urgencia.

-Bien, son las tres de la mañana -me contestó- ¿seguro que no puede esperar a mañana?

-Imposible Quique, lo siento de verdad… le compensaré, se lo prometo. -le supliqué-

-Bien, bueno… ahora bajo David -me dijo- en 10 minutos estoy en su casa.

-No se va a arrepentir -le dije- Gracias

Susana mi miraba intrigada, intrigada pero se le notaba en la cara que esa situación la excitaba. Le toqué el coño y abrió las piernas a tope, estaba empapada.

-¿Quieres que el portero me folle? -me preguntó intrigada- ¿qué edad debe tener? ¿65 años?

-Quiero que él disfrute de ti -le dije- y quién sabe, igual alucinas con él, jajaja

En menos de los 10 minutos apareció Quique con un batín, pijama y zapatillas de andar por casa. Traía un maletín de herramientas en una mano. Yo me había vuelto a poner el pantalón.

-Buenas noches Quique, no creo que eso le sirva -le dije señalando el maletín- Pase

Entró, cerré y me siguió hasta el salón. Susana estaba desnuda de pie junto al sofá. Se le notaba que se estaba excitando. Me acerqué hasta ella y le acaricié los pechos, la giré para que Quique comprobara su culo, le abrí las piernas y le metí dos dedos que saqué totalmente empapados, y se los acerqué a Quique para que viera la viscosidad del flujo de Susana. Con un dedo tocó el flujo y se lo llevó a la boca. Por debajo del batín se le notaba ya un bulto.

-Puede ponerse cómodo Quique, quítese el batín -le dije- Puede tocarla, es real de carne y hueso.

-Ya lo veo David -me dijo- Pero no sé qué pretende que haga yo, no entiendo nada.

-Pretendo que hagas lo que estás pensando que le harías ahora mismo -le dije bastante excitado-

-Ya, pero… y si ella no quiere… -me dijo- Todo esto es muy raro, y comprenderá que tenga mis dudas. Igual es una cámara oculta no lo sé, y se piensan reír de mí…

-A ver, Quique ¿verdad? -le dijo Susana acercándose- llevo una noche muy caliente, David me ha dado lo que quiero, pero necesito más, nos vimos el otro día y he pensado en ti (puedo tutearte, ¿no?)

Comenzó a quitarle el batín, él se dejaba hacer y yo estaba totalmente empalmado, me bajé el pantalón hasta los tobillos y me senté en una de las sillas. Quique mostraba un bulto en su entrepierna que estaba deformando el pantalón del pijama, Susana le quitó la parte de arriba del pijama, era un tipo algo rellenito, igual de alto que Susana, de unos 63 años. Ella le besó en la boca con un beso cálido y sensual, él comenzó a acariciarle las tetas, le pellizcaba los pezones.

Susana metió las manos por el elástico del pijama y le bajó el pantalón lentamente, su polla salió a la luz como accionada por un resorte, le mediría unos 15 o 16 centímetros, pero era gordita. Sus huevos eran grandes y gordos, le colgaban como bolas de billar. Susana me miró con cara de asombro, le agarró la polla y comenzó a meneársela mientras besaba a Quique metiendo su lengua en la boca de él. Se separó de él, lo miraba con deseo, él le tocaba el coño, el culo, las tetas…

-Uf tío -le dijo Susana- esto me lo tienes que meter

-Claro, ya que he venido… no me voy a ir sin que la cates, ¿no crees? -le dijo Quique muy excitado.

Su polla estaba soltando líquido preseminal en abundancia, Susana se arrodilló y comenzó a lamerle la punta con la lengua. Se levantó y cogiendo a Quique de la mano lo llevó hasta mi cama. Allí tumbó a Quique y se colocó encima, se fue metiendo la polla lentamente. Yo me senté en la silla del dormitorio ya totalmente desnudo y con la polla bien tiesa. Susana comenzó a cabalgarlo, él estaba como hipnotizado por el movimiento de sus tetas.

-Ummm qué dura la tienes Quique… Uf -le dijo muy excitada Susana- me la meterás también por el culito, ¿verdad? Necesito que me des por el culo… mmmm

Al oír eso Quique comenzó a gemir y a mover sus caderas.

-Sí por supuesto -le dijo Quique- Por donde quieraaas

-Susana, ponte a 4 patas para que mi amigo pueda hacerte lo que quiera -dije yo, que ya me había empezado a pajear-

Susana se levantó y se colocó a 4 patas, él se puso detrás y comenzó a comerle el coño, mientras un dedo se lo metía por el culo a Susana. Estábamos los tres muy excitados, sobre todo Quique, y el verlo así de excitado hacía que nos excitásemos más. Se colocó de rodillas detrás de Susana y le puso la polla en el ojal, Susana se movió hacia él y la polla le fue entrando lentamente. La cogió de las caderas y empezó a bombear con rapidez y con fuerza, Susana se puso a gemir y jadear, al igual que Quique.

-Dios cabrón, no te pares… dame más fuerte por el culooo -gemía Susana cuando empezó a correrse-

Se veía como le caía fluidos del coño mientras Quique seguía bombeando con más rapidez y más fuerte, se oía bastante bien el “plaf, plaf, plaf” de sus embestidas, Susana no se podía mantener en esa postura, lso músculos le fallaban y no paraba de gemir, su cuerpo cayó sobre la cama mientras seguía corriéndose. Quique le levantó de las caderas y no paraba de clavársela.

-Espera putita -le dijo-aún me queda un ratillo para correrme-tienes un culo único.

Susana no podía ni hablar, ponía los ojos en blanco y le temblaba todo el cuerpo, intentaba zafarse de él pero no tenía fuerzas. Me levanté y le dije a Quique que se la sacara un ratito hasta que se recuperara. Se la sacó y se puso a besarla en la boca.

-A todas les pasa lo mismo -me dijo-Cuando me voy de putas, a varias putas les pasa lo mismo, no paran de correrse y se quedan sin fuerzas cuando las follo.

-Uf cabrón… -dijo Susana ya medio recuperada- no tienes idea del placer que das, quiero más.

Se colocó de nuevo a 4 patas y Quique hizo lo mismo, se la metió por el culo y empezó a bombear con fuerza y rapidez, en nada de tiempo ya estaba Susana con los ojos en blanco y gimiendo sin parar, con temblores. Quique aceleró el movimiento de las embestidas.

-Ummm me queda poco zorrita -le dijo- gírate que quiero darte la leche en la carita.

La sacó y giró a Susana hasta ponerla boca arriba sin parar de meneársela, se acercó a su cara y aceleró el movimiento de su mano.

-Me corro zorritaaa, papá se va a correr en tu carita de puta -le dijo muy excitado-

De repente soltó un trallazo que pegó contra la pared del cabecero de la cama, con mucha cantidad de leche, los siguientes trallazos se los echó en la cara y el en pecho, Quique no paraba de gemir, hasta que ya no tenía nada que echar. Le acercó entonces la polla a la boca y Susana, muy obediente, se la limpió con la lengua para después besarlo con mucha pasión.

-Buena putita eres -le dijo- cuando quieras te echo otro polvo. Le has gustado a papá mucho.

Quique se levantó recogió su pijama, su batín, se los puso y con un simple “gracias y hasta mañana” salió de mi casa. Me dolía la polla de lo dura que la tenía, me subí a la cama, me acerqué a Susana y sentándome en su pecho me puse a pajearme mientras ella me miraba con cara de felicidad y de haberlo disfrutado. Abría la boca y sacaba su lengua para darme algún lametón en el capullo, me quitó la mano y se puso a pajearme mientras que con un dedo lo deslizó hasta mi ojal y con la yema lo masajeaba. Aceleró el movimiento de sus manos.

-Me corrooo… uf… mmmm -dije soltando el primer trallazo en su cara-

Los siguientes trallazos cayeron entre su cara y su pecho. Tenía la cara llena de mi semen y del semen de Quique, recobré la respiración.

-Bueno, habrá que ducharse, ¿no? Jejeje

Nos metimos en la ducha y…

Y hasta aquí este cuarto relato.

¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarse!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: [email protected].

Saludos, Vantheway

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