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Tardamos sobre 15 minutos en llegar a casa, aparqué en la plaza reservada de mi vivienda y subimos. Vivo en un edificio de 8 plantas, saludé a Quique, el conserje. Ya en el ascensor, vivo en la 6ª planta, Susana se acercó a mí y abrazándome, me besó. Separé mi boca de la suya y le dije:

– ¿Sabes que hay una cámara en el ascensor, y que ahora mismo el conserje tiene que estar mirando cómo nos besamos?

– Ummm, entonces tendré que darle motivos para que se pajee, ¿no crees? -me soltó-

Acto seguido separándose, me agarró el paquete, sacó mi nabo y se arrodilló acercándosela a su boca. Con su lengua comenzó a lamer el capullo, el frenillo… todo para que se viera por la cámara mi nabo en su boca. Ya estábamos llegando y la subí tirando de ella para que se levantara.

– Ya casi estamos, no vaya a ser que haya alguien esperando el ascensor en la misma planta -le dije-

Se abrió la puerta del ascensor y no había nadie esperando, menos mal porque ya tenía un buen bulto entre las piernas. Me dirigí a la puerta de mi casa y abrí, le dejé paso a Susana y entré tras ella. Fui a unos de los dormitorios para sacar una maleta pequeña, de esas de cabina para llevarme.

– ¿Puedo echar un vistazo por tu casa? -me dijo- Soy bastante curiosa.

– Claro que sí -le contesté- No tengo nada que ocultar… bueno menos el armario de la habitación de la izquierda, no lo abras por favor.

– Vaya, ¿y eso? -me preguntó intrigada- Te he dicho que soy muy curiosa.

– Es que ahí es donde guardo los restos de los cadáveres que desmiembro y las armas usadas para ello -le dije con un tono de voz neutro-

Me miró con la cara entre preocupada y curiosa… No pude aguantar la risa, y comencé a reírme.

– Es broma, ¿eh? Ábrelos todos, sin problema -le dije riéndome- no soy como el protagonista de American Psycho, de Bret Easton Ellis. Jajaja

Comenzó a reírse y fue a abrirlo, creo que porque no se fiaba mucho.

– ¿Sabes que eres muy gracioso? -me dijo entre risas- Por un momento me has asustado. Bueno, ¿lo tienes todo? No olvides el cepillo de dientes.

Cerré la maleta y salimos de casa, el ascensor estaba aún en la misma planta, al entrar se arrodilló y me la sacó de nuevo, Comenzó a chupar mientras me acariciaba los huevos. Cuando faltaba poco, le di dos toques en la cabeza y le dije que estábamos llegando. Se levantó y me guardé la polla justo antes de que se abrieran las puertas. En el bajo esperaba el ascensor una vecina mayor, que nos saludó muy educadamente. Al pasar junto al conserje, nos miraba con cara de pánfilo y sonreía.

– Que pasen buena tarde David y compañía -nos dijo Quique el conserje-

– Gracias Quique -le dije agarrando la mano de Susana- Pasaré el fin de semana fuera.

– Muchas gracias, que tenga usted también un buen fin de semana… y no se toque mucho… -le dijo Susana-

Al salir del bloque comenzamos a reír dirigiéndonos hacia el coche de Susana. Ya me imaginaba al conserje meneándosela mientras ponía el vídeo de la chupada de polla en bucle. Entramos en el coche.

– Jajaja ¿cuántas pajas crees que se hará este fin de semana? -me preguntó Susana sin parar de reírse-

– Unas cuantas -le contesté- Bueno, ahora me dirás hacia dónde vamos.

– Arranca y sal dirección Málaga -me contestó- Vamos a un vietnamita que hay cerca de Sabinillas, y al hindú que hay cerca. Esta noche cenaremos vietnamita y comida hindú, te gustará.

Fuimos a los restaurantes que estaban a unos 25 minutos de casa, recogimos toda la comida, que pensaba que para 5 personas sería mucho, pero bueno. Cargamos el coche y regresamos a casa de Susana. Entramos en la casa después de dejar el coche en el garaje, cargando todas las bolsas. Olía estupendamente, de pronto me entró un hambre tremenda.

– ¡Dios mío, como huele! -dije alzando la voz-

– Jajaja -dijo Alejandro después de besar a Susana en los labios- Gracias, espero que te gusten las chuletas ibéricas en papillot. Están en el horno acabando de hacerse. Habéis llegado a lo justo. Susana tráete una botella de ribera, por favor.

La mesa estaba puesta, lo único que faltaba era la carne y los comensales. Susana trajo el vino y Alejandro sacó las chuletas del horno y las puso en una bandeja. Nos sentamos todos a la mesa y comenzamos a comer y beber mientras hablábamos muy animadamente. Le contamos a Alejandro la escena del ascensor y el conserje, que seguro a esta hora se la estaba cascando con el vídeo.

– Bueno, al menos le habéis alegrado la vista a alguien, que seguro que ahora mismo está con su polla en una mano y el móvil en la otra -dijo Alejandro- Bueno David, preparado para la cena de esta noche, ¿no? No te imagines mucho, nuestros amigos siempre han evitado el tema del sexo, yo creo que más por ella que por él. Ella es muy puritana, alguna vez su marido me lo ha comentado en “petit comité”. Es cierto que me descolocó la contestación que me dieron, porque quería que les quedara muy claro que estaríamos desnudos todos. Ah, por cierto, los he llamado cuando me llamaste, Susana, para decirle que se había unido un amigo, por ti David, y me han dicho que estupendo, más gente para pasarlo bien. Estoy muy confundido porque algo les ha pasado, a ver qué nos cuentas cuando lleguen.

Acabamos de comer y recogimos la mesa, yo fregué un par de cosillas sobre todo para saber si el fregadero seguiría perdiendo agua, cosa que no pasó. Ya estaba solucionado el tema de la pérdida de agua del fregadero.

Pasamos la tarde charlando y evitando follar de nuevo, teníamos muchas ganas pero sería injusto para las amistades que estaban por llegar. A media tarde sonó el portero automático de la casa y contestó Alejandro.

– ¿Sí?… Os abro el garaje y meted el coche, hay sitio aún… Sí, con vosotros ya estamos todos… Perfecto. Venga, entrad -dijo Alejandro colgando el telefonillo- Ya están aquí, van a meter el coche en el garaje.

Al poco tiempo oímos unas risas, Susana abrió la puerta de la vivienda y los saludó. Él era más o menos de mi edad, ella algo más joven, muy atractivos los dos.

– ¡Vaya, buenas tardes! ¡Qué bien que llegáis prontito! -les dijo Susana dándoles dos besos en las mejillas a cada uno- Os presento a David, un buen amigo. David, estos son Óscar y Elena, la pareja que te hemos comentado.

– Hola David -me dijo Elena muy efusivamente dándome dos besos- Hola Alejandro, también hay dos besos para ti.

– Buenas tardes elena -le contesté- un auténtico placer.

– Hola David -me dijo Óscar estrechándome la mano- Alejandro ¿tienes más pelos o me lo parece? Jajaja

– Hola Elena, no esperaba menos de ti -dijo Alejandro- Óscar, tengo más pelos… en los huevos pero me los afeito por comodidad.

Todos echamos a reír, el ambiente estaba menos denso de lo que nos esperábamos.

– Bien -dijo Elena- nos desnudamos aquí o lo hacemos en uno de los dormitorios…

– Ummm, dónde queráis -le contestó Alejandro- pero antes ¿me podéis explicar qué os ha pasado? De no querer hablar de sexo siquiera, habéis pasado a querer desnudaros ya… Comprended que nos cuenta asimilar eso…

– Jajaja, lo entendemos -dijo Óscar- ¿Ves cómo estarían sorprendidos Elena? Es una historia un poco larga, pero que se resume básicamente en que Elena se echó un amante, que le ha hecho ver y vivir el sexo de otra forma, y yo me he echado también amantes hombres y mujeres. Y todos nos conocemos, ahora somos bastante liberales.

Todos nos quedamos callados, la cara de Susana era de auténtico asombro, como la de Alejandro.

– A ver, a ver… ¿tenéis amantes vosotros, y habéis compartido amantes y cama? ¿Vosotros? -preguntó Susana- Tengo que sentarme, de verdad…

– Susana por favor -le dijo Elena avanzando hacia ella- no pongas el grito en el cielo, antes nuestra vida sexual era muy aburrida, en cambio ahora es totalmente plena, la disfrutamos muchísimo.

Acercó su boca a la de Susana y la besó levemente, cogió de la mano a Óscar y tiró de él.

– Venga, que ya la ropa nos sobra -dijo con alegría- vamos a desnudarnos, David, te apuntas, ¿verdad?

– Por supuesto -dije- si no os molesta… yo encantado.

Rompieron todos a reír, Susana era la que estaba más impactada, pero se recuperaba pronto. Elena comenzó a quitarse la blusa y el sujetador, sus tetas caían un poco, tenían el tamaño perfecto, sus pezones eran más claro que los de Susana y bastante más grandes, se desabrochó la falda, que cayó a los tobillos, y se quedó con un tanga rojo minúsculo, Se sacó la falda y la recogió. Se quitó el tanga y se quedó totalmente desnuda. Su vulva estaba depilada también y algo hinchada y brillante, estaba caliente. Se acercó a mí y comenzó a quitarme la camiseta, la saqué por arriba y ya estaba quitándome el pantalón, lo dejó caer y metió la mano por dentro de mis slips, notó que ya la tenía morcillona y me sonrió. De un tirón me los bajó y dándome un golpecito en las nalgas dijo:

– Ummm, tiene pinta de que vamos a disfrutar mucho hoy… jejeje

Acabé de desnudarme y vi que ya todos estaban desnudos. Cada uno recogió su ropa y la guardó. Yo la puse en la misma habitación en la que había dejado mi maleta, salí al salón y Alejandro hablaba con Óscar y susana con Elena, yo me reuní con los hombres. Alejandro le contaba como nos conocimos, gracias a la avería del fregadero.

Susana y Elena se acercaron, traían unos botellines de cerveza, uno para cada uno.

– Bien, tomémonos una cerveza y comencemos a preparar las cosas para la cena -dijo Susana- Cenaremos comida vietnamita e hindú.

– Venga -le dije- decidme qué voy haciendo y me pongo a ello.

– La de cosas que te diríamos que hicieras ¿verdad Susana? -me dijo Elena comenzando a reírse-

Susana se me acercó, me cogió de la cintura y me besó en la boca, yo le acaricié las nalgas y notaba que mi polla quería despertar. Elena besaba a Alejandro mientras su marido estaba detrás de ella con su nabo enterrado entre las nalgas.

– A ver, a ver… -dije para todos- creo que es mejor que acabemos de prepararlo todo, porque de lo contrario estoy viendo que esta noche no cenamos… y yo con hambre no puedo hacer absolutamente nada.

– Tienes razón -me dijo Alejandro- Acabemos de prepararlo todo y comamos… comamos comida me refiero, jejeje.

Entre todos preparamos las mesas, la cena sería en modo buffet, por lo que había una mesa con comida hindú y la otra con comida vietnamita. La comida se encontraba en unas bandejas grandes, con las salsas apartes. Acabamos de montar todo, a falta de las bebidas, en poco más de 25 minutos. Alejandro repartió una copa vacía de vino para cada uno, abrió una botella de Lacima 2019 de la Ribeira Sacra y nos sirvió un poco a cada uno.

– Propongo un brindis -dijo alzando su copa y llevándola al centro del corro que habíamos hecho- Porque esta historia se repita, al menos, con las mismas personas que estamos ahora.

Todos extendimos nuestras copas y brindamos por una nueva reunión. Saboreamos el vino y nos acercamos a las mesas para coger un plato y rellenarlo con las distintas delicatessen que teníamos en cada mesa. Saboreé cada uno de los platos con las distintas salsas mientras charlábamos entre nosotros, de vez en cuando caía un beso, o una caricia en un pecho, o en unas nalgas, había también algún tocamiento de vagina acompañado con unas caricias se polla o de huevos… así nos íbamos poniendo más calientes.

Óscar se acercó a mí, me comentó que tuvo que ser una situación un poco rara la forma en que Alejandro y Susana me conocieron.

– Fue gracias a tu trabajo, ¿verdad? -me dijo- Me pasó algo parecido, jamás hubiese dicho que gracias al trabajo conocería a unas personas que me ayudasen a mejorar la relación con mi esposa, tanto sexual como afectiva y de convivencia. Por cierto, me gusta lo que tienes entre las piernas… todo el conjunto, jejeje

Así estuvimos hablando entre todos hasta que Elena se acercó a Susana y le besó en la boca mientras su mano recorría cadera, muslo y se metía entre las piernas de Susana haciendo que ésta las separara. Los hombres nos quedamos mirando como se calentaban las mujeres. Óscar se acercó a mí y me comenzó a acariciar los huevos, mientras Susana se abría más de piernas y veíamos como Elena acariciaba esa raja, que se estaba mojando por momentos, con un par de dedos rozándolos con los labios, con el clítoris… Susana comenzó a gemir y se lanzó hacia la boca de Elena para comérsela.

Veíamos como las lenguas se enredaban fuera de las bocas. Mi polla, como la de los compañeros se estaba levantando, lo que aprovechó Óscar para agarrármela y comenzar un movimiento de vaivén, arriba y abajo, a un ritmo relajado. Alejandro ya empalmado se acercó a Elena por detrás, le pegó el nabo a su culo. Elena, sin girarse siquiera, agarró la polla de Alejandro y la llevó hasta la entrada de su coño, que ya se adivinaba mojado y brillante por sus fluidos y se inclinó hacia delante sin dejar de acariciar el coño de Susana. Alejandro la agarró de las caderas, y de un golpe de pelvis le metió la polla hasta el fondo.

Óscar se arrodilló delante de mí y comenzó a lamerme la polla, empezó por la base del tronco para ir subiendo, despacio, hasta el capullo sin dejar de magrearme los huevos. Susana se separó de Elena, que Alejandro la estaba follando con bastante fuerza, y se acercó a nosotros, me agarró por detrás por la cintura y empezó a besarme el cuello mientras que con una mano me acariciaba el culo. Yo llevé mi mano hasta su coño, lo tenía empapado tanto de sus propios fluidos como de la saliva de Elena. Levanté a Óscar del suelo y lo besé en la boca, quería probar el sabor de mi polla en su boca. Susana se unió al beso mientras Óscar le agarraba el culo y mi mano seguía en su coño. Comenzó a gemir y se subió al sofá, se colocó a cuatro patas, yo me coloqué de rodillas detrás de ella y Óscar se puso de pie en el suelo, por detrás del brazo del sofá apuntado con su polla la boca de Susana. Ella abrió la boca y Óscar le metió su polla hasta dentro, yo, mientras tanto, jugaba con su ojal con un par de dedos, mientras la punta de mi polla oprimía la entrada de su coño. Ella, con un movimiento hacia atrás, se la metió lentamente, notaba el calor de su coño en mi polla, toda la humedad que tenía en él… la agarré de las caderas y comencé un mete y saca salvaje, sus gemidos se convirtieron en jadeos apena audibles por la polla de Óscar en su boca. Se sacó la polla de la boca y me dijo:

– ¡David, cabrón, por el culo, dame por el culo, joder!

Se la saqué del coño y se la metí por el culo, lo tenía mojado como un coño, mojado y abierto, mi polla entró como Pedro por su casa… sin apenas resistencia alguna.

– Ufff Susana -le dije- lo tienes muy abierto y caliente.

– Sii, ummmm no te pa… pares, dame más polla.

– Ahora te la va a clavar Óscar, zorrita -le dije guiñándole un ojo a Óscar y sacando mi polla de su culo- Verás cómo te gusta.

Me levanté del sofá y Óscar ocupó mi lugar, se la metió por el culo de un tirón. Yo me aproximé a Elena que estaba siendo follada por Alejandro, sus piernas estaban sobre los hombros de este, así que su coño lo tenía bien abierto a disposición de la polla de él. Me arrodillé junto a su cara, al verme giró su cabeza y abrió su boca.

– Dámela -me dijo- quiero comértela.

La puse en su boca y comenzó a mamar, la mamaba estupendamente, me hacía una suave presión con los labios en la parte que el capullo se une al tronco y con su lengua rozaba el frenillo. Alejandro aceleró sus movimientos y comenzó a gemir. Ella se movía al ritmo de él, con lo que sus tetas llevaban ese movimiento que parecía ir montada en un tren de los antiguos. De vez en cuando, con los embates de Alejandro, mi polla salía de su boca. Alejandro le bajó las piernas y se tumbó encima de ella sin bajar el ritmo del mete y saca que llevaba. Aproveché y saliendo de la boca de Elena, me puse por detrás de Alejandro. Al notarme, bajó un poco el ritmo y coloqué la punta de mi nabo en su ojal, me llamó la atención que lo tuviera lubricado. Al notar mi extrañeza me dijo.

– Jajaja, no he perdido el tiempo David, me puse un poco de lubricante por si alguno me la metía.

– Ummm bien hecho Alejandro, voy a clavártela ahora mismo -le dije-

– Métela despacio, no quiero que me dejes sin poder moverme que aún queda mucha noche -me contestó con la voz excitada-

Tiré de los hombros de él y lo besé en el cuello, dejé que volviera a la posición en la que estaba y, una vez con el culo en pompa, apreté mis caderas contra él. Mi polla entraba con suavidad, cuando llevaba más o menos la mitad, paré para que su ojal se adaptará a lo que le había metido, pasado un minuto volví a apretar mi pelvis contra él hasta que ya no entraba nada más. Estuve parado un par de minutos por la misma razón que antes, hasta que con un movimiento de cadera suyo me indicó que empezara a moverme. Agarrado bien de las caderas comencé un movimiento a un ritmo medio, el calor de su culo y el lubricante junto a la presión que ejercía en mi polla, hizo que aumentara el ritmo del movimiento.

– Ufff cabrón -le dije- me encanta… darte por el culo…

– Diosss, sigue, si… siigueee -me contestó muy excitado- me encan… ta que… me… la me… metas. Quie… ro que me pre… preñes, cabrón

Impuse un ritmo relajado para no hacerle mucho daño, pero el cuerpo me pedía que acelerara, trataba por todos los medios no acelerar cosa que me costaba bastante. Elena seguía gimiendo, y a un lado observaba a Óscar y Susana, ella seguía a cuatro patas en el sofá, y Óscar le seguía dando por el culo, con un movimiento más acelerado que el mío. Susana me miraba fijamente mientras se mordía el labio inferior y yo veía el movimiento de sus tetas con cada embestida que le daba Óscar que se notaba que lo estaba disfrutando muchísimo. Regresé a Alejandro, veía como su culo se había dilatado, como se iba tragando mi polla y salía brillante del lubricante. No podía más, aceleré el ritmo bien agarrado a las caderas de él. Elena comenzó a gemir y jadear, parecía que estaba a punto de correrse.

– Más rápido, joder… -decía totalmente excitada Elena- me co… me corrooo.

Saqué la polla del culo de Alejandro, y nos levantamos, primero yo después él. Elena se puso de rodillas y empezó a comernos las pollas. Alejandro le agarró la cabeza y empezó a follarle la boca mientras yo me acercaba a Susana con la misma intención. Me sonrió cuando vio que me acercaba a ella.

– Dame de comer… esa maravilla -me dijo señalando mi polla- necesito ummm… que me alimentes. ¡¡¡Dios Óscar no te pares, dame más fuerteee!!!

Le acerqué mi nabo y se lo tragó de inmediato, lo chupaba, lo lamía, lo besaba, apretaba sus labios contra el capullo, rozaba su lengua el frenillo.

– ¡¡¡Voy a corrermeee!!! -gritó Alejandro-

Sacó su polla de la boca de Elena y con dos movimientos de su mano sobre la polla, soltó un chorro que salió por encima de Elena y al menos, a metro y medio de distancia, el segundo chorro le cayó a Elena en un ojo, la frente, el pelo… y ya el tercero y el cuarto le llenaron la cara, la boca y algunas gotas cayeron sobre su pecho. Se lamió los labios y le limpió la polla a Alejandro lamiendo con su lengua todo el capullo, echaba el pellejo hacia atrás y volvía a lamer, después con sus dedos, recogió todo el semen que tenía por el pecho y la cara y se los metía en la boca hasta sacarlos limpios.

Óscar aceleró sus embestidas, gemía y jadeaba al igual que Susana, que se sacó mi polla de la boca.

– Sigue cabrón, siiiguee -gritaba Susana muy excitada- Me voy a correr. Lléname le culo de leche… ummmm siii

– ¡Dios, me corrooo! -gritó Óscar-

Le volví a poner la polla en la boca y me puse a moverme follándosela. Con una mano me acariciaba los cojones y con la otra acariciaba mi ojal con la yema de un dedo, eso me puso a mil. Alejandro se acercó por detrás y de rodillas comenzó a comerme el ojal. Ya no aguantaba más, me dolía la polla de lo dura que la tenía.

– Voy a corrermeee -les dije- Sigue Alejandro, sigueee

El primer chorro de leche que solté le dio a Susana en la mejilla con mucha potencia, los siguientes le llenaron la boca, ojos, frente… le caían las gotas por el pecho… Elena se arrodilló junto a ella, que seguía en el sofá a 4 patas, y le lamió el semen que tenía por el pecho mientras Susana me hacía una limpieza de polla en profundidad. Yo le quitaba el semen de la cara con los dedos y se lo daba a Elena, que los chupaba como si de una polla se tratasen.

Una vez acabados, nos sentamos en el sofá a recuperar la respiración y charlar sobre la primera follada entre todos. Estuvimos de risas, las chicas fueron a ducharse mientras los hombres nos abrimos unas cervezas y nos sentamos para relajarnos. Alejandro se me acercó y me besó en la boca.

– Tío, me encantas -me dijo- me gusta como follas, como besas, como nos tratas…

– Besa que es una maravilla -dijo Óscar- con buena polla, guapetón, está bastante bueno, y encima nuestras mujeres están tontas con él.

– Anda ya -le dije a Óscar- qué de tonterías se pueden decir en menos tiempo…

– Te equivocas David -me dijo Alejandro- ni a nosotros nos miran de esa forma. ¡¡¡Creo que has ligado!!! Jajaja

– Ummm, pues eso me pone, de verdad -le dije algo excitado por la idea, se me estaban ocurriendo algunas cosillas…

– Cómo cuáles, cuenta David -me dijo Óscar

– ¿Os gusta la idea de ser unos cornudos? -pregunté soltando eso- pero que fueseis unos cornudos que estuvieseis presente cuando folle con ellas, solo mirarías, os pajearíais… sería verlo con tranquilidad.

– Suena bastante bien, al menos a mí me suena bastante bien -dijo Alejandro- Es algo a lo que podríamos jugar… no sé qué opinarán ellas. ¿Tú qué opinas, Óscar?

– Joder, a mí con sólo proponerlo me ha excitado -contestó Óscar- Me pone eso de ser un cornudo… jejeje, pero un cornudo mirón… Lo suyo sería que ellas pensaran que nosotros no sabemos nada ¿No os parece? Y que David lo hace a espaldas nuestras. Esto me está excitando, jejeje

– Bien, no decirles nada a ellas -les dije yo- Hoy seguiremos como hasta ahora, a ver como hago para que parezca un encuentro fortuito. Me pone bastante ser un corneado. No sé… pensaré algo, aunque una idea va tomando forma ya.

Las chicas salieron de la ducha, se habían duchado las dos juntas. Nada más llegar a donde estábamos, se sentaron en el sofá junto a nosotros. Susana se sentó junto a mí.

– Me ha entrado tu semen hasta por la nariz… -me dijo riéndose- Tienes que practicar más porque no tienes buena puntería… jajaja

Todos nos reímos, Elena se levantó para coger un par de cervezas y yo la acompañé hasta la cocina. Una vez dentro me tiró de la polla llevándome hacia ella, me besó metiendo su lengua dentro de mi boca.

– ¿Sabes que me pones a mil? -me dijo- Estaría follando contigo a diario.

– Bueno -le dije agarrando cada nalga con cada mano y abriéndole el culo- Eso es algo que podríamos hacer, pero sin que los demás se enteren, ¿no crees que sería más morboso?

– ¿Me estás pidiendo que vuelva a engañar a mi marido? -me preguntó con un tinte de sarcasmo en su voz- Es que tu polla y tus labios lo merecen, jejeje. Ya quedaremos.

Me volvió a besar en la boca y cogiendo los botellines de cerveza se dirigió al salón. Yo salí tras ella y mirando a Óscar y a Alejandro, les guiñé un ojo.

– Bueno, vamos a comer algo más… de comida, ¿no? -dijo Óscar sonriendo- Nos queda mucha noche por delante…

Y hasta aquí este tercer relato.

¡¡¡Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarse!!!

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: [email protected].

Saludos, Vantheway

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