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Empresa de mantenimiento (2)
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Dormí como un crío, la cama era lo suficientemente grande como para que durmiésemos tres adultos sin molestarnos. Me desperté después de haber descansado estupendamente, me encontraba entre Susana y Alejandro y estábamos desnudos. Observé el cuerpo de Susana, se notaba que hacía ejercicio, tenía los músculos definidos sin estar excesivamente marcados, lo que le hacía un cuerpo escultural. Sin vello púbico, su vulva se encontraba algo inflamada y brillante de su lubricación. Me fijé en los pezones, los tenía de punta, duros, apetecibles. Sus pechos caían hacia los lados de forma sugerente, la gravedad le daba esa forma tan exótica y no como las tetas operadas, que haga lo que haga la dueña siempre están en la misma posición, sin movilidad.

Me giré para mirar a Alejandro, era un tipo guapetón, se notaba que no pisaba mucho el gimnasio pero tenía un buen cuerpo, su pecho sin pelos como su entrepierna, se movía a un ritmo un poco más acelerado de lo normal, debía estar soñando con algo interesante porque su polla la tenía levantada y dura, con esa gotita transparente y densa en la punta del capullo. Sus huevos eran grandes, colgones, de los que dan ganas de ponerlos en la palma de la mano como para sopesarlos.

Me encontraba muy relajado, muy a gusto entre los dos. Tenía que ir al baño, pero si me movía despertaría, al menos, a uno de los dos. Giré la cabeza para mirar a Susana y la sorprendí mirándome, me sonrió y me deseó buenos días acercando su boca a mis labios, el beso fue un beso ligero, pero cálido.

– Voy a aprovechar que estás despierta -le dije en voz baja- para ir al baño, no quería despertar a ninguno de los dos.

– Por supuesto -me dijo- pasa por encima de mí sin problemas, ahora entraré yo.

Me giré hacia ella y levanté mi pierna derecha para pasarla por encima, apoyé el pie en el suelo y me impulsé para salvarla, cuando estaba por encima de ella, me agarró los huevos y la polla, acarició todo el conjunto, me encantaba como me tocaba, así me quedé un par de minutos, dejando que me empalmara de esa forma tan agradable pero la vejiga no entiende de placeres, así que tuve que ir al baño o tendría un problema si mojaba la cama, y no me refiero de semen.

Cuando regresé a la cama, Alejandro ya estaba despierto y hablaba con Susana, ya no estaba empalmado. Al verme me sonrió y con la palma de su mano dando unos golpes sobre la cama, me indicaba que volviera a ella, al mismo sitio que tenía. Susana se levantó para ir al baño y me tumbé junto a Alejandro.

– ¿Qué tal anoche? A mí me encantó, tío -me dijo- eres muy sensual, es lo que hablábamos Susana y yo ahora, que tienes algo que gusta estar contigo, y no solo para follar. Hay gente que tiene un algo que en cuanto la ves, te apetece tenerla en tu círculo de amistades, no sé si me he explicado bien.

– Sí, claro que te he entendido -le dije- Me pasa lo mismo con vosotros, que sois de esas personas que en cuanto se os trata un poco parece que se os conoce de toda la vida.

Se acercó a mí y me dijo:

– No te molestará si te beso ¿verdad? Llevo deseándolo desde que has aparecido por la puerta del baño…

– Estás tardando en hacerlo, Alejandro. Yo tengo ganas que sean tus labios lo primero que pruebe esta mañana -le contesté-

Se inclinó hacia mí, mirándome a los ojos pegó sus labios a los míos. Mi boca se entreabrió dejando que su lengua entrara en ella y se enredara con la mía. Apreté mis labios contra los suyos, con mis labios chupaba su lengua y con mi lengua lamía sus labios, su mano recorrió mi muslo izquierdo hasta llegar a mi entrepierna, me acariciaba los huevos y mi polla ya estaba como un mástil. La suya también, le agarré el nabo, le pasé los dedos por el capullo mojado buscando su frenillo, con la yema de mi dedo pulgar lo acariciaba haciendo que él comenzase a gemir.

– Cabrón, ¡cómo me tocas! Mira cómo me pones en cuestión de décimas de segundo -me dijo con la voz excitada- quiero tenerte en mi cama todos los días…

– Y yo, yo también quiero -dijo Susana que se encontraba a mi espalda y me acariciaba las nalgas y comenzaba a besarme el cuello- quiero que estés en nuestra cama todas las mañanas, todas las noches…

– Ufff sois muy convincentes, ¿eh? -les dije- por lo pronto me quedo hasta mediodía, claro que esto es negociable.

– Bueno – dijo Alejandro- si es negociable… creo que tendremos que empezar a hacer las gestiones oportunas para ampliar ese periodo, jejeje.

– Dejadme sitio en el centro -dijo Susana- necesito dos buenos rabos para mi conejo hambriento… jajaja

Me eché a un lado, se metió entre los dos y puso una pierna sobre las piernas de cada uno. Le acaricié la vulva que estaba muy suave, muy suave e inflamada, comencé a masajear su clítoris, y mis dedos recorrían de vez en cuando su raja mojada. Alejandro le comía las tetas, poniendo mucho énfasis en los pezones. Susana nos agarraba la polla a cada uno y comenzaba a masturbarnos, giró su cabeza hacia mí y le acerqué mi boca a la suya, nuestras lenguas apenas tardaron en enredarse la una en la otra. Alejandro se montó sobre ella, que abriendo más las piernas lo invitaba a que se la clavara… y eso hizo.

Se la empezó a follar mientras ella, gimiendo, me pajeaba y yo le comía las tetas. Alejandro le levantó las piernas y las apoyó en sus hombros, yo me asomé para ver ese espectáculo en primera fila. Su coño estaba empapado, abierto y sus labios estaban hinchados, la polla de Alejandro estaba bien tiesa con el capullo morado y entraba en Susana con muchísima suavidad, debido a los fluidos de ambos. Él comenzó el mete y saca con un ritmo sosegado, me excitaba el ruido que se producía con el movimiento y con tanto lubricante, de manera que acerqué mi boca al coño se Susana y Alejandro la guio poniendo una mano sobre mi nuca.

Mi lengua saboreaba todo lo que salía de esa raja, con todo lo que salía de esa raja me refiero también a la polla de su marido, que la sacaba y la ponía delante de mi boca para que me la comiera, con ese sabor a macho y a coño de mujer excitada. Con tanta excitación comencé a pajearme mientras mi boca pasaba del coño a la polla de Alejandro. Me separé y me coloqué junto a Susana, de rodillas junto a su cara, que con solo girarla se encontraría con mi polla a la altura de su boca, mientras Alejandro le está dando a Susana lo que ella esperaba.

– Ufff como me chupa la… polla tu… mu… mujer -le dije a Alejandro- si todo lo hace igual creo que mañana… diosss amanezco de nuevo junto a vosotros.

– Es una buena putita mmmm, y hace todo lo que le pidamos -me dijo- Susana, ponte ahora a 4 patas, vamos zorrita, quiero ver como David te rompe el culito.

– Lo estoy deseando, querido -le dijo Susana soltando mi polla de la boca y preparándose para cambiar de postura.

Se colocó a 4 patas y yo me coloqué detrás de ella, metí uno de mis dedos en su culo mientras con la otra mano le metía dos dedos por el coño. Alejandro se había colocado delante de ella, de pie en el suelo y con su polla señalando la boca de su mujer. Ella abrió la boca y se la tragó entera mientras yo ya había sacado los dedos de donde los tenía y colocaba mi nabo en la entrada de su culo. Con un movimiento de ella, mi polla entró completamente dentro de su culo. Un culo apretadito, que apretaba la caña de mi polla y me daba más placer. Empecé a bombear mis caderas, con un ritmo más acelerado que el que le había dado su marido.

– ¡¡¡Diosss sigue así, David!!! -me dijo excitada- necesito una polla en mi uufff coñito.

Estuve un buen rato bombeando mi polla en su culo mientras le metía los dedos por el coño y Alejandro le follaba la boca. Decidí que se tumbara en la cama boca abajo, con la almohada en su vientre para que izara su culito. Hizo lo que le pedí y se quedó con su culito preparado para meterle mi nabo, y eso hice muy excitado. La enculé cuando noté un dedo en mi culo, era Alejandro. Me tocaba el ojal y me estaba excitando muchísimo.

De pronto noté que lo que me tocaba el ojal ya no eran sus dedos, era algo más grande y rígido… me tumbé sobre la espalda de Susana notando como Alejandro empujaba sus caderas para clavarme su polla. Entraba lentamente y tenía la sensación de quemazón, pero a la vez, me empezaba a da placer. Detuve mi movimiento y Susana y yo nos quedamos a expensas de los movimientos de Alejandro que, excitado por tener su polla en mi culo, aceleraba el movimiento de sus caderas.

– Ufff, que culo tienes… mmmm… David, cabrón -decía Alejandro- al fin te tengo em… empalado…

– ¡¡¡Ohhh, dios mío!!! Me estás convenciendo de quedarme, al menos una ummmm, una semana -le dije cada vez más excitado-

– Moveos, joder, dejad de hablar y moveos -exigía Susana-

Susana comenzó a gemir y jadear, se notaba que iba a correrse… yo estaba encantado siendo montado por Alejandro, cuando éste comenzó a moverse con más rapidez…

– Me queda poco… ufff -soltó Alejandro acelerando más si cabe el movimiento de sus caderas- Ufff, me que… queda pocooo ummm

– Yo estoy casi a puntooo mmmm -dije entre gemidos y jadeos-

Note de inmediato un líquido caliente entrando con fuerza en mi culo acompañado de las contracciones de la polla de Alejandro. Al mismo tiempo comencé a descargar mi leche dentro del culo de Susana, fueron varios trallazos los que realizó mi polla, mientras Susana gemía y jadeaba corriéndose… Alejandro sacó su nabo de mi culo y saqué el mío del de Susana. Ambos nos tumbamos junto a ella, cada uno apoyado sobre una de sus tetas, yo le chupaba el pezón mientras Alejandro le acariciaba el clítoris. Susana comenzó de nuevo a gemir abriendo sus piernas completamente.

– No te pares cabrón, sigue pajeándome -gemía Susana- quiero correrme otra vez.

Coloqué mi boca junto a su coño, le metía la lengua en él mientras su marido seguía acariciándole al clítoris con más rapidez. Con mi lengua recogía todos sus fluidos, entrando y saliendo de él.

– ¡Joder, seguid así! ¡Voy a… ufff, voy a… corre… correrme! ¡¡¡Diosss siii!!! -gritaba Susana mientras sus piernas se cerraban y abrían apretando mi cabeza-

Nos quedamos tumbados, Susana tenía la respiración agitada, pero sonreía como un crío a quien le da una bolsa de chucherías. Nos relajamos, noté que de mi culo comenzaba a salir la leche de Alejandro.

– Dios, debo ir al baño -dije levantándome con el culo apretado y poniendo rumbo al wc- el semen de Alejandro pretende abandonar mi cuerpo, jajaja.

– Pues yo no me puedo mover -dijo Susana- tu semen creo que ha salido hace un ratillo, no tengo fuerzas para levantarme. Ha sido increíble.

Entré en el baño y me senté en la taza, expulsé todo lo que Alejandro había dejado dentro de mí, su semen rosado por el efecto de algo de sangre, lo normal en estas situaciones… Decidí que me ducharía, abrí la puerta del baño y lo comenté a los dueños de la casa:

– Hey, será mejor que me duche ¿puedo ducharme en este baño o voy al de ayer? -les dije pensando que mejor iría al de abajo-

– No, dúchate ahí. Nosotros vamos ahora, ese plato de ducha es de los grandes… -me dijo Susana- Ahora vamos nosotros también. En el armario de la izquierda, en la parte de arriba tienes toallas, puedes usar el gel y el champú que prefieras.

Dejé la puerta abierta del baño, saqué una toalla de donde me había dicho Susana y me metí en la ducha, era de esas que tienen efecto lluvia, con una cabeza de ducha bastante grande, consiguiendo un efecto lluvia insuperable. El plato era bastante grande, para 4 adultos sin problema. Estaba disfrutando del tipo de ducha cuando la mampara se abrió y aparecieron Alejandro y Susana, nos enjabonábamos unos a otros, nos besábamos, enjuagábamos… excitábamos… Alejandro me limpiaba la polla con una esponja mientras yo hacía lo mismo con el culo de Susana. Esta comenzó a hablarme.

– David ¿te vas a quedar todo el fin de semana? -me dijo mientras me enjabonaba el pecho- Esta noche tenemos una cena con unos amigos y nos gustaría que te quedaras, ellos no son como nosotros de liberales, pero igual se apuntan si nos ven en acción a los tres. Cada dos semanas preparamos una cena alternando la casa, y esta noche toca en la nuestra. Siempre lo hacemos con una temática, la hemos tenido de la Edad Media, del Imperio Romano, de la Granada musulmana… y la de hoy la pensamos en hacerla naturista pensando que dirían que no y librarnos de esta tradición, pero nuestra sorpresa fue grande cuando nos dijeron que sí, que vendrían. Eso nos hecho cambiar la idea de abandonar estas cenas, por eso hemos pensado que si te ven follando con nosotros igual se apuntan. ¿Qué nos dices?

– Sois una caja de sorpresas -les dije- si queréis que me quede no tengo problema. Pero eso sí, el domingo ya no podré quedarme, tendré que preparar las cosas del trabajo.

– Entonces estupendo -dijo Alejandro besándome suavemente en los labios- lo mejor de esto es que el disfraz ya lo tenemos, jajaja. Y el tuyo nos gusta bastante.

Salimos de la ducha y nos secamos, me di cuenta que tendría que pasarme por casa para recoger algo de ropa y algunas cosas de higiene como el cepillo de dientes. Lo comenté con ellos y decidimos que Susana se vendría conmigo, me llevaría a casa para que cogiese lo que necesitara y además recoger la comida que tenían encargada para la cena. Alejandro se quedaría preparando la comida para almorzar. En cuanto nos vestimos, fuimos al garaje, me dirigí a la furgoneta pero Susana me llamó.

– No pretenderás que me monte ahí, ¿verdad? -me dijo riéndose- No, en serio, vamos en mi coche, iremos más cómodos y la comida cabrá sin problemas.

Accionó el mando del coche que tenía en la mano, y las luces del Audi Q7 parpadearon y se oyó el sonido de las puertas desbloqueándose.

– Toma la llave y conduce tú, así no tendrás que indicarme por donde he de llegar a tu casa -me dijo alargándome la llave-

Abrí la puerta del conductor y entré, tuve que regular el asiento y los espejos, ella ya estaba en el asiento del copiloto, me agarró la rodilla, me giré y me besó, su lengua entró en mi boca y se enlazó con la mía, se separó y me dijo:

– Gracias por estos días, por ayer y por lo de hace un rato. Verás que lo vamos a pasar genial. Venga, arranca y abre la puerta del garaje pulsando ese botó de allí. Tengo ganas de regresar de nuevo a la casa, jejeje.

Arranqué y salimos en dirección a mi casa, después iríamos a recoger la comida encargada para la cena. Puse rumbo a mi casa, charlábamos como si nos conociéramos de toda la vida, como si fuésemos pareja. Me sentía muy cómodo tanto con ella como con su marido, me quedaba por conocer a la pareja amiga de ellos, a ver como serían. Me mosqueó aquello de “no son como nosotros de liberales”, aunque era buena señal que hubiesen aceptado la cena con la temática naturista… o igual se pensaban que era otra cosa. Esta duda se la transmití a Susana, se quedó pensativa y me dijo:

– No había caído en eso, igual se piensan que es una cena ecológica… hay gente para todo. Voy a llamar a Alejandro y se lo voy a comentar.

Usando el manos libres del coche llamó a su marido, así podríamos oírlo los dos y hablar con él también. Descolgó Alejandro:

– Dime ¿qué habéis olvidado? -contestó Alejandro-

– No, nada. Hablando con David me ha dicho que no se habrán imaginado otra cosa, que el naturismo lo hayan confundido con naturalismo o algo así, ¿verdad? -le dijo Susana-

– Jajaja, no, no tranquilos. -dijo su marido sin parar de reír- ya les pregunté y me dijeron que sin problemas, que la pena sería el no venir desnudos desde su casa, jajaja. Está todo bien. No tardéis, ni os pongáis a follar en casa de David.

– Uy, no lo había pensado -le dije riéndome- No, tranquilo, tardaremos poco.

Y hasta aquí este segundo relato.

Ahh, y no olviden supervitaminarse y mineralizarse.

Para cualquier comentario, crítica o sugerencia, mi email: [email protected]

Saludos, Vantheway

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