Sara, fue una señora a la cual yo respetaba y apreciaba mucho, fue muy importante en mi juventud, como una segunda madre, pero tristemente falleció por una enfermedad fuerte.
Yo me sentía con la responsabilidad de ver por su familia, así que a sus dos hijas y a su marido don Felipe, trataba de echarles la mano en lo que podía.
El más afectado era don Felipe, ya que las nenas como sea ya empezaban a hacer su vida aparte, entonces yo lo visitaba casi diario, para cenar con él o ayudarle en los quehaceres de la casa, pero a pesar del dolor que tenía lo morboso no se le quitaba, yo acostumbro a usar ropa muy ajustada ya que me encanta enseñar, pero a él lo miraba con mucho respeto, jamás me paso por la cabeza algo loco con él, pero el si me miraba las nalgas, ¡era tan obvio que no podía ocultar sus erecciones!
Aun así, yo lo sobrellevaba, me sentía con la necesidad de hacerlo, de que no le faltara atención ni nada.
Pasaron tres meses y una noche me llamo con urgencia que estaba en cama y con fiebre, sin dudarlo fui a su casa, incluso Luis se molestó un poco, pero eso a mí no me importo, ¡yo quería ir a ver a don Felipe!
L: ¿Que le paso don Felipe?
F: ¡Nena, es que me duele mucho la cabeza y tengo fiebre!
L: ¡Tranquilo, ya estoy aquí!
F: Gracias, ¡eres un amor!
¡Le cheque la fiebre, le di unas pastillas y le prepare sopa, como buena enfermera le di de comer en la boca, todo iba muy bien, don Felipe se veía mucho mejor así que empezamos a platicar y platicar, la plática era muy amena, el señor resulto culto e interesante, me contaba de como era su juventud, del semental que fue y de que Sarita siempre estuvo feliz con su desempeño, yo entre risas y miradas me fui saliendo del tema, pero él no me dejaba!
L: Bueno don Felipe, ya me voy
F: ¡Espera Moni, no te vayas, la plática esta interesante!
L: Jajá, sí, ¡pero me tengo que ir!
Cuando me levante de su cama para salir, el me tomo fuerte del antebrazo y me miro muy libidinosamente, yo trate de soltarme, ¡pero increíblemente tenía mucha fuerza!
F: ¡Hermosa, no te vayas, necesito que me ayudes más!
L: ¿Pero a qué?
F: ¡Necesito que me calmes mi apetito sexual!
L: ¡Jajajá, pero que cosas dice don Felipe!
F: ¡En serio, no sabes cómo me siento desde que mi Sarita se fue, como ardo de ganas de una buena hembra como tú!
Mientras decía eso su mano acariciaba mis nalgas, las apretaba con fuerza, yo trataba de detenerlo, pero no quería ser tan brusca con él, su mano empezó a acariciar mi entrepierna, sus dedos rosaban mi vagina, su cara de morbosidad me asustaba un poco, ¡pero él estaba decidió a tenerme en su cama!
F: ¡Que hermosas nalgas, grandes y duras, siempre me gustaste chamaca, no sabes cuantas pajas te eh dedicado!
L: ¡Señor! Pero que cosas dice y suélteme, usted no está bien, ¡esto no está bien!
Poco a poco comencé a ver por debajo de sus sabanas como una erección de un buen tamaño empezaba a formarse, el seguía acariciando toda mi parte baja de mi cuerpo, en un giro inesperado me tomo la mano y por encima de las sabanas la puso en su verga, las sabanas ya estaban mojadas por los fluidos seminales del viejo, pero lo que me llamo la atención era lo dura que estaba.
F: ¡Que pasa Moniquita, no tienes ganas de que te monte, de que veas que a mis 57 años aun soy un toro!
L: ¡En serio, esto no está bien!
F: Tranquila, nadie lo sabrá, piensa que es un favor para mi difunta esposa, ella hubiera querido que siempre gozara, ¡ella me dejaba gozar y seguro me hubiera permitido tenerte en cuatro!
L: ¡No diga eso, apuesto a que no me dura ni un round!
F: ¡Adelante bebe, acepto tu reto!
Pensé que lo más conveniente era espantar al señor para que se viniera rápido ya que las sabanas me hacían pensar que faltaba poco para que se viniera en seco, así que me quite la blusa dejando mis tetas al aire libre me baje la licra dejándome solo la tanga y me subí en él, mis nalgas masajeaban su verga que estaba durísima, le daba besos en el cuello, y le permitía acariciarme todo el cuerpo, de pronto el bajo la sabana dejándome sentir una verga dura y grande al bajar la mira uf, era un monstro! Una rica verga de unos 21 cm y gruesa como de unos 6 cm estaba ahí, al verla trague saliva, no podía creer que este viejo tuviera tan rico animal y disponible para mí, el me miraba con orgullo, sabía que con eso prácticamente me acaba de convencer.
F: ¿Qué te parece bebe, te gusta?
L: ¡Don Felipe, no sabía que fueras tan dotado!
F: ¡Sarita no te lo dijo, jajá me quería solo para ella!
L: ¡Uf, la tienes del mismo tamaño que mi marido, pero la tuya es más gruesa!
F: ¡Ven chiquita, dale unos besitos por favor, ven sé que no te decepcionara su sabor!
Me tomo de los brazos y me empujó hacia su verga dura, comencé acariciándola con mi cara, luego con mis dos manos comencé a masajearla, le empecé a dar pequeñas lamidas, como si fuera un buen dulce, era tan gruesa que apenas si podía meterla en mi boca, pero aun así su cabeza era succionada por mí, le lamia desde sus testículos los cuales mordía y saboreaba de lo grande que estaban, ¡hasta el buen y duro tronco que presumía el muy rabo verde!
F: ¡Que rico chupas mamacita, sigue así por favor uf!
L: ¡La tiene muy bien don Felipe, esta rica su verga!
El me tomo de la cabeza y empezó a follarme la boca, apretándome con fuerza su verga entraba más de la mitad, yo apenas si podía respirar, el movía toscamente su pelvis, su verga ya estaba llena de mi saliva yo apenas si podía abrir los ojos y respirar, pero la forma en que me daba en la boca me hacía humedecerme mucho.
Después de follarme la boca por unos minutos me tomo de las manos y tomo mi cadera, puso su rica arma justo en mi vagina y empecé a dejarme caer suavemente en él, su bestia empezó a entrar en mi vagina, sentía como me habría poco a poco, mis gemidos empezaron a salir como sirenas de policías, el jadeaba como perro, el desgarre que sentía era excitante, fue entonces que sentí sus testículos chocar conmigo, no podía creer que me había metido todo su animal, el sonriendo me dijo ¡que rica pucha, ahora veras lo que es bueno! Entonces tomándome de las piernas empezó a moverse con fuerza, lo hacía tan fuerte que me levantaba, yo no cabía del placer que me daba y también empecé a cabalgar su verga, me movía al ritmo de sus embestidas, ¡me mordía las tetas con fuerza y me daba de nalgadas!
F: ¡Que rico nena, muévete, muévete!
L: ¡Don Felipe que rico coges, que verga dios!
F: Me recuerdas a mi Sarita, ¡me decía lo mismo cuando se la daba!
L: ¡Con razón siempre estuvo contigo, dios!
Seguí moviéndome con fuerza, el señor se movía también muy bien, se incorporó un poco para besarme, su lengua entraba en mi boca y sus labios apretaban los míos, sus manos se deleitaban con mis tetas que tenían los pezones erectísimos debido a lo que me hacía don Felipe.
Me pido le diera la espalda y lo cabalgara de esa forma, yo obedecí y le puse mi rico trasero para su deleite, el miraba como su tronco entraba y salía de mi vagina, me acariciaba los pies y los besaba, también me apretaba las piernas y me daba de nalgadas ¡así nena, muévete rico! me decía mientras yo cabalgaba su delicioso tronco.
Sentí como su pene se inflaba, yo también sentí que estaba a punto de llegar y comencé a moverme como loca, el hacía lo mismo, su verga me rasgaba riquísimo, en eso una explosión de semen invadía mi vagina, chorros y chorros eran expulsados de su rica verga, yo me movía para recibirlos y sentir más rico, el gemía y gritaba ¡que rica puta! Mientras su leche me llenaba toda por dentro.
Me quedé recostada disfrutando el orgasmo y cuando creí que todo había terminado, él se puso de pie y tomándome de las nalgas empezó a hacerme un rico sexo oral
F: ¡Que rica vagina, depilada y llena de leche, me encanta bebe!
L: ¡Ah, don Felipe, que rico, uf!
F: ¡Pero que clítoris más sabroso, eres un majar Moni!
L: ¡Así bebe, cómeme, soy tuya!
F: ¡Eso mismo me decía mi sarita cuando me la comía, gracias por ser como ella!
Sus dedos ahora entraban y salían, era un experto en la masturbación, yo estaba gimiendo como loca y pidiéndole más, no podía dejar de pensar en que diría Sarita si me viera en su cama con su marido y jadeando como perra en brama, poco a poco el viejo logro tener otra erección.
¡Prepárate bebe, quédate a así! Me dijo mientras me ponía en cuatro y sentía su verga entrar en mí, en esa pose el viejo entraba todito, me tomaba de la cintura y me daba de nalgadas, ¡que ricas nalgas!, me decía mientras me embestía con fuerza!
L: ¡Así don Felipe, uf que rico, que rico!
F: ¡Me encanta que grites nena, goza, goza a un verdadero hombre!
L: Mas, dame más, metedla hasta que me empales bebe.
F: ¡Déjame jugar tu culito también hermoso!
Empezó a meterme un dedo en mi culo mientras seguía penetrándome, la sensación era maravillosa, yo solo podía jadear y babear de lo excitada que estaba, de pronto de uno pasaron a ser tres dedos, ¡mi culo empezó a dilatarse gracias a lo que él hacia!
F: ¡Pero que rico culito, se dilata bellísimamente!
L: ¡Uf, que rico, dios!
F: Tranquila bebe, tú goza, ¡déjame tu culo a mí!
L: ¿Lo vas a meter por ahí?
F: ¿Me dejarías ensartarte por ahí?
L: ¡Si hermoso, métemela en mi culo, pero suavecito, quiero sentirla ahí!
Me abrió las nalgas y empezó a entrar con trabajo en mi culo, yo gritaba hasta groserías de sentir como me abría el canijo, su cabeza ya estaba a adentro, ¡tomándome del cabello empezó a introducirla todo lo que mi culo le permitía!
F: Uf, que culo más estrecho, ¡que rico!
L: Ah, me matas, que rico
F: ¡Resiste bebe, uf, viene lo más rico, no importa que me ensucies, entrará todo!
L: Agh, ¡que rico y sucio eres bebe!
F: ¡Dime don Felipe cariño, eso me pone a mil!
L: Don Felipe, ensártame toda, uf, duele, ¡pero hazlo!
Empezó a meterla y sacarla con fuerza, me daba apretones de cabello y nalgadas, yo no podía creer que un viejo de 57 años me hacía como quería, yo que me sentía una rompe vergas, ¡estaba siendo sometida deliciosamente por un semental experto!
Me empino todita y mientras seguía empalándome con su bestia, sus manos fueron a jugar a mi vagina, era un tremendo doble placer, sus dedos hacían maravillas en mi concha y su verga me habría mi ano con todo.
F: Moni, eres un buen culo, uf, ¡ni Sarita ni otras me habían dado tanto placer uf!
L: ¡Don Felipe, eres un dios sexual, uf, ni mi marido coge así!
F: Enséñale bebe, él debe ser tu dios, ¡ahora te estoy mostrando el camino!
L: ¡Cógeme siempre, quiero ser tu aprendiz, uf!
¡Don Felipe seguía parchándome delicioso, yo gemía y jadeaba, mi vagina chorreaba sus dedos y mi ano se abría más y más, solo quería seguir siendo ensartada por ese viejo!
Me acosté y me levanto las piernas, antes me mordió los pezones y me beso, poco a poco metió su verga en mi ano en esa pose, uf, era muy placentero como me penetraba en esa pose, mi culo ya estaba abiertísimo y el besaba mis piernas y mis pies.
¡Seguía empujándome con fuerza, yo estaba a punto de venirme otra vez, el señor me cogía riquísimo y mi cuerpo lo disfrutaba!
L: ¡Así, que rico papi, así!
F: Uf, nena, me matas, ¡que culo!
L: ¡Dámela bebe, dámela!
F: ¡Me vaciare en ti nena!
L: ¡Hazlo, quiero tu leche, quiero tu semen en mi culo!
F: ¡Si nena tómalo por ser tan buen con este viejo!
Él se movía muy fuerte, yo igual, lo abrasé con mis piernas y ambos movíamos nuestras pelvis, el me besaba y mordía yo igual a él, no lo soltaba quería seguir con su verga, aunque ya ni podía respirar, empecé a sentir como se inflaba, ¡como sus testículos se inflaban y su verga se ponía durísima!
F: ¡Dios bebe, me vengo, me vengo!
L: ¡SI, así, dámelos, dámelos!
F: ¡Ah! Lety!
L: ¡Dios, que rico, ah!
Una segunda explosión de líquido blanco salía de don Flipe, su leche llenaba mi culo, pero la cantidad era demasiada que empezó a escurrirme por mis nalgas hasta caer en las sabanas.
Mientras eso pasaba nos besábamos con pasión, el orgasmo era maravilloso, ambos nos retorcíamos como lombrices, mi vagina también empezaba a expulsar liquido de satisfacción y don Felipe lo recibía con sus manos y lo probaba.
El me saco su verga que aún estaba durita, entonces yo me lance a mamársela, me devoraba a su bestia limpiando con mi boca los fluidos del acto anterior, el solo gemía con fuerza, ¡mis mamadas le triplicaban el orgasmo le exprimí la leche que aún le falta y la trague como una loca sedienta!
F: ¡Moniquita que rico, uf, me has hecho gozar en serio!
L: ¡Es usted un animal, que rico me cogió!
F: ¡Espero lo repitamos la próxima semana, espero uses lencería!
L: Lo pensare, ¡me hare un espacio para usted y su amigo jajá!
F: ¡Es tuyo hermosa, gracias por complacerme, Sarita te lo agradecerá en donde este!
Él se dio vuelta y se quedó dormido, yo me vestí y llegue a casa a ducharme, no podía dejar de pensar en que un viejo me dio una tremenda cogida y obvio esa no sería la última.
Saludos su amiga Lety.