Hace algunos años, Elizabeth mi esposa, me había comentado que cuando era una veinteañera, junto con una amiga, hicieron un viaje de turismo a Sudáfrica.
Pocas anécdotas me ha contado de su viaje. Calculo que por pudor o algo parecido. Alguna que otra historia de navegación, excursión a lugares soñados etc.
Mi mente comenzó a fantasear a imaginarme diferentes situaciones que pudo haber vivido o experimentado con algún amigo ocasional. Obviamente que jamás me contará si tuvo algún tipo de relación o si había estado con alguien en ese momento.
Cosa que no sería descabellado a esa edad. Una mujer muy atractiva y hermosa en su plena juventud abierta a la aventura.
Pero me voy a detener en una, la cual me llevó a fantasear e imaginar a mi mujer teniendo sexo con un hombre que conoció en aquel entonces. La historia no fue de esta manera pero me imaginé la posibilidad de que esta aventura había sucedido.
Elizabeth y su amiga Cecilia, se hospedaban en un Hostel; típico viaje de jóvenes aventureros donde no se busca la comodidad y el lujo, sino la diversión y conocer nuevas experiencias.
En aquel lugar ellas conocen a dos jóvenes.
Los muchachos vivían en ese Hostel hace algún tiempo, así que conocían muy bien los diferentes lugares para ir a recorrer.
No recuerdo si en algún momento Elizabeth, me nombró algún nombre, pero los llamaremos Paul y Eric.
Se hicieron de una amistad, y comenzaron a salir a recorrer los diferentes lugares.
Entre bares y pubs, se divertían cada día.
El histeriqueo de la edad y las ganas de estar de fiesta, comenzó a avanzar un poco más allá y tener un acercamiento entre ellos.
Como los muchachos estaban ya hace un tiempo en aquel lugar exótico, tenían conocimiento de parajes poco vistos por los turistas. Lugares paradisíacos, y espectaculares donde verían la diversidad de la naturaleza sudafricana.
Así que les propusieron a las chicas llevarlas a recorrer y conocer esos lugares unos días de esos.
A lo que las dos dijeron que si.
Mientras tanto, ellas disfrutaban de su viaje saliendo en alguna excursión embarcados o de playa.
Finalmente Paul y Eric las llevaron a conocer esos lugares soñados.
Lugares donde no había nadie, adentrados en el medio de la naturaleza sudafricana, lejos de los circuitos característicos de turismo.
Los muchachos eran los dos atractivos, y ellas estaban dispuestas a tener algo con ellos. No por nada habían aceptado dicha propuesta de estar lejos de todo, solos los cuatro.
La temperatura del ambiente era abrasador. Después de una caminata un poco extensa llegan a una cascada; una caída de agua a un estanque natural, que los invitaban a meterse al agua a refrescarse. Un oasis en el medio de la sabana africana.
Con el calor intenso, no dudaron y se metieron al agua.
Ninguno de ellos llevaba traje de baño. Así que sin dudar, pero con un poco de vergüenza, se sacaron lo que llevaban puesto y se metieron en ropa interior a nadar.
Elizabeth y su amiga estaban exultantes, se tiraron desde una gran piedra que estaba a unos metros.
Los muchachos no se quedaron atrás y también lo hicieron lo mismo.
Sus cuerpos están muy calientes, por la temperatura ambiente, como así también por la carga sexual que estaban teniendo.
Entre risas y disfrute del momento, como un juego entre adolescentes, los cuatro se rozaban sus cuerpos en el agua, la excitación estaba a flor de piel…
Naturalmente se formaron dos parejas. Elizabeth con Paul y Cecilia con Eric.
En el medio del agua cada pareja comenzaban a chichonear, a tocarse, a sentir sus caricias.
Ya había comenzado el jueguito del histeriqueo y el acercamiento entre ellos. Las risas, las miradas y los roces de los cuerpos se estaba poniendo cada vez más intensa y caliente.
Paul avanza sobre Elizabeth y se acerca a su cara robándole un beso. Al comienzo rozando los labios de ella, pero luego un poco más intenso, hasta meterle la lengua hasta la garganta.
Era una sensación única de película. El cuerpo de Elizabeth se estremeció, sus pezones se habían puesto duros como unas almendras. Se podía notar por arriba de su corpiño como estaban en su máxima erección. Dos confites que invitaban a saborearlos y chupetearlos como un niño los caramelos…
Paul no tardó en bajar su boca lentamente por el cuello buscando besar cada centímetro de piel buscando llegar a ese par de tetas.
Mientras tanto Eric hacía lo propio con la amiga de Elizabeth.
Las dos parejas estaban enredadas en el juego sexual, en un ámbito soñado difícil de olvidar.
Los cuerpos de Elizabeth y Paul se fundieron entre caricias y besos en uno solo. Hábilmente, Paul le desabrocha el corpiño a Elizabeth mientras con su boca y sus labios recorrían el cuello hacia abajo buscando ese par de pechos hermosos y respingados. Suavemente acerca su boca a uno de los pezones y juguetea con la lengua, sacándole un gemido de placer a Elizabeth.
Paul la apoya contra una piedra y comienza a saborear ese par de tetas sin parar.
Iba de un pecho al otro, mientras con sus manos apretaban el culo hermoso de Elizabeth. Paul ya tenía su pija muy erecta. Ese pedazo de carne quería salir de su encierro.
De a poco Elizabeth comenzó a bajar por el torso de Paul, besando la piel mojada, deteniéndose unos segundos en las tetillas provocando un gemido del muchacho.
Paul estaba con un slip puesto, que al estar mojado se notaba que su pene era enorme. Elizabeth bajo su cabeza hasta tener ese tremendo bulto a la altura de la cara. Con la boca abierta comenzó a mordisquear el calzón mojado sobre esa pija, succionado de apoco de esa tela mojada tratando de degustar esa poronga. Suavemente, con las manos bajo el slip de Paul, y esa pija finalmente logró la libertad. De un respingo la cabeza del pene le pega en la mejilla de Elizabeth que sin más le da un lengüetazo y se lo mete en la boca. La cabeza de esa tremenda pija entra enterita en la boca de ella, y con su lengua por dentro se la chupaba como uno lo hace con un caramelo.
Elizabeth le chupa la pija sin parar. Paul con su cara hacia el cielo, goza la mamada que le estaba haciendo.
Por otro lado, Cecilia y Eric ya estaban fuera del agua. Ella recostada en el pasto, con las piernas abiertas ofreciéndole la concha a Eric. Quien no tardó en ensartarla y comenzar a bombear una y otra vez.
Cecilia no se privaba de gemir, el ruido del sexo no era problema, ya que estaban solo los cuatro en kilómetros.
Elizabeth después de propinarle una tremenda chupada de pija, se incorpora y quedan los dos parados frente a frente, donde Paul se detiene nuevamente en las tetas de ella, que eran increíbles. La pija del muchacho estaba a full. Él le levanta una de las piernas y le apoya la poronga en la concha por encima de la bombacha. Comienza a refregarle la pija una y otra vez… Ella le susurra y le dice:
—Dame la pijaaa. Quiero que me cojas!!! Papito. Garchame!!! Metemela. Quiero sentirte dentro mío!!!
Él le corre con los dedos la telita y le mete la cabeza de la pija en la concha… Sin más Elizabeth gime de placer…
—ahhh. Siii. Cogemeee asiii!!
Paul comienza a cogerla una y otra vez. La da vuelta, se sacan toda la ropa. Y la vuelve a coger, a meterle la poronga mientras le chupa una teta.
—ahhh, asiii.
—que buena cogida Paul ahhh!
Elizabeth estaba gozando a más no poder.
Con la vitalidad de una veinteañera, cabalgaba sobre esa pija muy caliente. Subía y bajaba sin parar. Gemía a los gritos a cada embestida.
Se sentía el cacheteo de su culo contra las piernas de Paul. Eran como aplausos de sexo!! Plap plap plap!
Paul la levanta y la da vuelta y la coge sentado. Mientras se la metía una y otra vez, Elizabeth se tocaba el clítoris. Estaba muy caliente!
Era tal la calentura que ella estaba a punto de acabar con esa poronga dentro de ella.
Los dos cuerpos estaban hirviendo de placer, cogían a más no poder! Intercambiaban de posición varias veces, tratando de sentir diferentes posturas buscando más y más el placer.
La pija enorme de Paul era increíble. Estaba como un mástil duro y ella lo estaba saboreando, lo sentía dentro de ella como una estaca dura que entraba y salía.
En una de las embestidas, Elizabeth no aguanto más, si vientre de comenzó a estremecer y acabo como nunca antes!
—ahhh ahhh!!!
Espasmos y espasmos, sin parar!
Ella había acabado increíblemente.
De tanto cogerla a Elizabeth, Paul ya estaba a punto de acabar. Su pija ya latía de las ganas de explotar!
Ella se da cuenta de que pronto saldría el chorro de leche, así que se arrodilla frente a su poronga y comienza a chupar una y otra vez. Subía u bajaba sobre ese falo, se podía ver cómo desaparecía en la boca de ella la tremenda pija.
—dale papucho! Dame la leche, dámela toda!! Tirame la leche en las tetas!!! O donde quieras!!! Quiero tu semen sobre mi!!! Dale papito!!
Mientras chupaba y chupaba.
—mmmmm
Paul no aguanto más y le brotó chorros de leche que le tiro a Elizabeth en las tetas, leche caliente que ella, mientras le caía el lechazo se lo embadurnada por los pechos.
—asi asiii papito, que lindo!!! Cuanta leche!!! Mmmmm!!!
Paul, con su poronga entre las manos, como si estuviera exprimiéndola, le larga la última gota de leche que Elizabeth se la chupetea como limpiando le la pija.
Sensaciones que Paul nunca olvidaría.
Esa fue una aventura sin igual para los cuatro, en un lugar soñado y gozando como nunca antes. Jamás se olvidarían en sus vidas la aventura en Sudáfrica.