back to top
InicioTríosEl tercer hombre con el que comparto a mi mujer

El tercer hombre con el que comparto a mi mujer
E

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.
Tiempo de lectura: 6 minutos

La búsqueda de hombres para que se acuesten con mi mujer se convirtió en el eje central de nuestras vidas.

No había casi otro tema de conversación y era ya una obsesión para ella.

Yo fui el impulsor de la idea, y no me disgustaba para nada que así fuera.

Ahora estaba abocado a encontrar un tipo que físicamente le guste a ella obviamente, y que además quiera jugar dentro de los límites que buscábamos.

La idea era un tipo que sin violencia nos marque la cancha, que la trate a Laura como a una flor de puta y a mí, me haga sentir menoscabado y menospreciado como hombre y haga hincapié en que soy un pobre infeliz, impotente y cornudo, pero todo desde ya con humillaciones verbales e insultos, nada de violencia física.

Algo parecido a Antonio el segundo tipo que se la cogió delante mío, pero más elocuente, y remarcando que mi participación no sería de apoyo al corneador, sino que se centraría en solo ver bien de cerca, lo puta que es mi mujer.

Un hombre que reunía esas características, apareció y le mostré su perfil a Lau para que me diga si en principio le gustaba y podía iniciar un intercambio de mensajes, se llamaba Daniel, 40 años, más de 1.85 de altura, buen lomo de gym, musculoso y una verga acorde a esa altura, casi 20 x 5.5, yo mido como saben poco más de 1.60 así que al lado de él me sentía insignificante.

Laura me pidió que si arreglamos con él, ponga como condición que ella no entregaba la cola, había quedado muy dolorida con el hombre anterior y no quería volver a sufrir, si yo quería ver como la culeaban, tenía que ser con alguien que no tuviera una pija mayor a 15 o máximo 16 x 4, con una pija así estaba segura de gozar el sexo anal, de lo contrario es un calvario para ella.

Estuve de acuerdo con su petición y le aclaré a Daniel que no habría penetración anal, obviamente aceptó esa regla.

Por otro lado a ella le gustó la idea de estar con un tipo que parecía medio patovica, le calientan los tipos musculosos de torso trabajado.

Esta vez aceptamos ir a la casa del hombre, eso nos puso en una situación de desventaja, jugar de visitantes nos cohibía un poco.

Decidimos ir una noche, al llegar después de tomar una copa de vino blanco, Daniel le dijo a mi mujer que lo acompañe al dormitorio y a mí me dijo que espere en el comedor hasta que él me llame, mi mujer luego me contó que hizo que se quite el vestido, él había pedido que esa noche no use ni corpiño ni tanga, por lo que sabía que al sacárselo, quedaría completamente desnuda, desde que hacíamos estos encuentros, nunca se ponia ni tanga, pero tampoco nunca había quedado desnuda a solas con un hombre que prácticamente no conocía.

La dejo parada a un lado de la cama, mientras él sin dejar de mirarla de arriba a abajo, se quitaba toda la ropa, le pidió que me haga entrar a mi, pero él le respondió que ya me iba a llamar, que iba a tener que esperar unos minutos, ella seguía parada desnuda y temblorosa, obviamente no le daba vergüenza que la vea desnuda, pero la situación la incomodaba, la ponía nerviosa estar sola con él, sabiendo que yo estaba en el otro cuarto.

Él terminó de desnudarse y ella no pudo evitar mirar su enorme pene, él notó que lo miraba y le preguntó…

-¿te gusta mi pija?

-si papito, es hermosa.

-Sentate en el borde de la cama, nena.

Él se acercó y se paró frente a ella, tocándose la pija que comenzaba a ponerse dura, ella al darse cuenta de lo que iba a pasar, le dijo…

-por favor, llámalo a mi marido.

-chupame la pija y lo llamo.

Me contó que en realidad no le gustaba la idea de empezar a mamarle la verga sin que yo esté presente, le parecía una deslealtad, aunque esto parezca una tontería, todavía quedaba respeto entre nosotros, pero le siguió el juego y tomó con una de sus manos, ese pedazo hermoso y se lo llevó a la boca y con la otra, le acarició los huevos, pronto se la metió hasta la mitad más o menos y se la sacó de la boca, mirándolo desde abajo le pidió de nuevo que me haga entrar a la habitación…

-Tragatela toda, métetela entera en la boca, cuando estés lista, lo voy a llamar para que vea lo puta que sos.

En ese momento le agarró la cabeza y la atrajo hacia él, pego su cara contra su cuerpo, se la hizo comer casi toda, cuando sintió que empezaba a tener arcadas, le soltó la cabeza y dejó de hacer presión, ella estaba con los ojos vidriosos a punto de llorar por el ahogo, entonces le volvió a decir…

-Vamos putita chupala bien nena, así lo llamo al cornudo de tu marido.

Entonces se la volvió a meter en la boca y se la chupó como el quería, mientras lo hacía escuchó…

-veni cornudo, veni a ver a la puta de tu mujercita.

Ella entendió que el juego era que yo la encuentre chupándosela cuando entre a la habitación, humillándonos a ambos y no se la quitó de la boca, sabía que yo estaba entrando y siguió complaciendo a Daniel, el tipo quería denigrarnos de esa forma y le dio el gusto, entonces él dijo…

-Tragatela toda puta, chupala como sabes hacerlo, y vos, mirá bien a tu mujer como disfruta chuparle la pija a otro, ahora quiero que te desnudes, cornudo.

-¿Yo para que? -dije a modo de protesta

-desnúdate inútil, quiero que ella vea bien la diferencia, (y dirigiéndose a ella)

-¿este infeliz no te coge nena?

-No puede -le contestó ella

-así que no se te para, impotente de mierda, por eso la traes acá para que me la coja.

Cuando quedé en bolas, era más que notoria la diferencia, él era musculoso y alto y yo un alfeñique bajito con un pene diminuto.

-Yo te voy a hacer gozar para que el vea como te coge un macho de verdad, acostate de un lado de la cama, y vos cornudo, acostate al lado de ella y mira bien como me cojo a tu hembra.

Laura se acostó boca arriba y yo lo hice a su lado apoyado sobre uno de mis codos para verla bien de cerca, él le separó las piernas y le chupo la concha, la hizo vibrar, ella empezó a gemir y jadear, y me miraba a los ojos, estaba a punto de tener un orgasmo, él entonces se colocó un preservativo, se puso encima de ella, la besó en la boca con pasión, ella se prendió y se notaba que lo estaba disfrutando, yo miraba a centímetros de ellos, de pronto él le dijo…

-segui mirándolo al cornudo, mírense a los ojos, ahora vas a ser mía nena.

Ella me miró con los ojos vidriosos, y con cara apenada, y yo igual, entonces él la penetró, ella dio un pequeño gritito y el siguió empujando, ella jadeó y gimió otra vez, y volvió a empujar, ella estaba gozando mientras no dejaba de mirarme y morderse los labios, él le besaba los pechos, le chupaba y daba mordiscos en sus pezones duritos y siguió entrando y casi saliendo por completo de su concha, él imprimió más fuerza y potencia a sus movimientos y ella gritó de placer, me agarró de un brazo con fuerza, estaba muy excitada y no podía ni quería ocultar que estaba gozando con ese hombre, era un machazo y la estaba haciendo disfrutar…

-vamos putita, disfrútalo, mostrale al cornudo que feliz te hace un macho cuando te coge bien, deci que sos mía, que sos mi hembra, pedime pija vamos

Laura estaba a punto de acabar, estaba en el punto más alto de ebullición, no daba más de calentura, Daniel no dejaba de cabalgarle y enterrarle hasta los huevos ese pedazo de carne fibroso y enorme, ella de aferraba con fuerza con una mano de uno de sus brazos musculosos gozando como una perra, y con el otro se agarraba de mi, y entonces exclamó casi gritando…

-siiii, papi soy tuya, soy tuya mi amor ohh, por favor como me cojes, dame tu pija, dámela toda, quiero mucha pija, cogeme, cogeme bien cogida

Entonces él se la sacó y se la metió repetidamente con más violencia, ella siguió gimiendo y gritando y luego de unos minutos en los que yo no pude hacer otra cosa que verla gozar como una loca, los dos acabaron al unísono y se besaron apasionadamente, yo me tapé los ojos porque no quería que me vea lagrimear, pero él me gritó…

– Mira cornudo como te la cogí, inútil no servís para nada, yo te la cogí bien así está un rato contenta, pronto va a querer más y ¿vos que vas a hacer, te la vas a coger o me la vas a traer para que me la garche?

– Bueno, basta por favor Daniel, ya está bien, no lo mortifiques más -dijo Lau.

Ella se dio vuelta hacia mí y me dio un beso, él se levantó y dijo que tenía razón, ya el juego había terminado y no tenía derecho a seguir insultándome, y preguntó si ya queríamos irnos, Lauri respondió manoseándose los pechos sensualmente y sonriendo…

-no, la verdad que yo no me quiero ir, quiero que me cojas de nuevo, pero ahora ocúpate solo de mí, olvídate que mi marido está mirando, no le digas nada.

Él contesto que bueno, que tomemos algo así descansaba un rato y se reponía.

-¿te gusto mami entonces?

-Claro tonto que me gustó sino no te pediría que me lo hagas otra vez.

Tomamos algo en la cama y al rato mi mujer me dijo…

-Papi quiero que me chupes abajo, que Daniel vea como me haces gozar vos

Así que nos abrazamos, la bese en la boca y me sumergí entre sus piernas y le comí la conchita, mientras jugaba con un dedo en su culo, se puso como loca, Daniel se acercó y le puso la pija en la boca y ella se la chupó encantada, un ratito después, cuando vio que el tipo se había excitado de nuevo y ella ya no daba más otra vez, dijo…

-Dani cogerme por favor, soy tuya, dámela toda, haceme tuya querido

Salí de mi posición y le dejé el lugar a nuestro amigo, estuvieron franeleando un rato hasta que el decidió cogerla de nuevo, más bien ella estaba casi rogándole y abriendo las piernas para que se la ponga, así que asistí en primera fila a una nueva cogida a mi mujercita.

-Dani vení cogeme, metemela toda, soy tuya otra vez, haceme lo que quieras.

El la hizo girar y la puso con la cola hacia arriba, le abrió las nalgas y le pego una chupada fenomenal en el culo, ella empezó a gritar de placer y enseguida empezó a jugar con un dedo en su agujerito, a pesar de que le habíamos dicho que no iba a ver sexo anal, el "HACEME lo que quieras" de hacia un segundo atrás, lo hizo pensar que tenía vía libre para culearla, pero ella no quería.

-no papi por favor, la cola no amor, no hoy no, no papi, hoy no, te prometo que otro día te la doy, hoy no mi amor.

Entonces él aceptó lo que ella decía y la puso en cuatro, la agarró desde atrás, pero la penetró por la concha, la cogió un buen rato, bastante más tiempo que el primer polvo, mientras yo observaba embelesado como ese turro se la garchaba, pero finalmente estuvo bien, lo único que importaba era que mi mujer fuera feliz .

Después de esto, Laura fue varias veces a su casa sin decírmelo y Daniel se la cogió de todas las formas, y por supuesto cumplió su promesa de darle la cola, hasta que un día decidió confesármelo, el hecho de hacerlo a escondidas, la excitaba muchísimo, pero finalmente luego de tres o cuatro encuentros clandestinos, me lo dijo.

Yo le abrí la puerta para esto, así que no tengo nada que reprochar.

Espero que les haya gustado y pueden dejar un comentario aquí o escribirme a mi correo [email protected].

Besos a todos mis lectores.

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.