Hola, soy Marta. Ahora tengo 35 años, pero desde hace un par de años comencé lo que les voy a relatar.
Antes que otra cosa voy a darles cierto datos de mí, soy una mujer casada, me casé poco antes de cumplir los 18, con mi novio que tenía desde los 15, así que no fui una chica que conociera a muchos chicos, mucho menos que hubiera "experimentado", ya saben a qué me refiero. Bueno, la verdad es que para mi edad, aún tengo un muy buen cuerpo, buenas nalgas y unos pechos también muy decentes. Soy de piel blanca y un pelo muy negro.
Bien, como les dije soy una mujer casada, mi esposo un hombre no de mal físico, 3 años mayor que yo, tiene un taller mecánico en el patio frente a nuestra casa, y como es obvio van hombres al taller a llevar sus carros a que mi esposo los arregle, por esa razón siempre o casi siempre hay hombres en el taller.
Como yo no tengo un trabajo, a lo único que me dedico es a los quehaceres de la casa, lavar, hacer de comer, etc. Y también vendo cosas por catálogo, principalmente lencería y zapatos. Pero casi siempre me la paso en mi casa. Lo interesante de mi vida pasa cuando tengo que salir a comprar para la comida a la tienda que está cruzando la calle, porque tengo que pasar por en medio del taller y como es de esperarse, los clientes de mi esposo siempre se me quedan viendo, obviamente disimuladamente porque ahí está mi esposo, pero siempre puedo verlos voltear hacia mí y casi siento sus miradas en mis nalgas.
La verdad es algo que siempre me había parecido un tanto normal y no le prestaba atención, incluso a veces solía molestarme un poco. Y es que por su trabajo, hay ocasiones en que mi esposo tiene que salir a ver un carro fuera de la casa, por lo regular lo llaman se ranchos algo lejos de la casa para que vaya a arreglar sus carros o camionetas del trabajo. Entonces cuando eso pasa, no deja cerrado el taller, según el para que lo clientes no se enojen de ver cerrado, en fin, lo deja abierto. Como es de esperar, vienen algunos clientes a ver cómo van sus carros, si ya quedaron o si hace falta algo.
Ahí es donde se pone un poco más pesado, porque al no estar mi esposo, cuando paso por el taller para salir a comprar, sus miradas son más descaradas, muy directas, en ocasiones los escucho murmurarse cosas sobre mis nalgas. Con el tiempo empezó a darme curiosidad, pensaba en qué era lo que decían cuando se ponían a platicar después de que yo pasaba, entonces empecé a imaginar cosas con los clientes de mi esposo.
Una ocasión mi esposo salió, se fue desde muy temprano mientras aún estaba acostada, dejó el taller abierto como de costumbre y sus clientes empezaron a entrar. Me pare y los vi ahí como siempre entre los carros, salí a comprar y obvio se me quedaron viendo, yo traía unos leggings azul marino y una blusa naranja de tirantes, debajo traía un cachetero de encaje que se marcaba en el leggings, cuando regrese de la tienda lo mismo, sentí como me miraba y los escuché decir algo sobre lo rica que me veía.
Adentro de la casa estaba haciendo mi aseo, mientras pensaba en ellos, en lo que pensaban y siendo honesta me ponía algo cachonda. Entonces me hablaron, me asomé y me pidieron ir a donde estaban ellos, llegué a donde estaban y me preguntaron que si mi esposo iba a tardar, les contesté que no sabía pero que le hablaría para preguntarle. Ya adentro le marqué a mi esposo y me dijo que había salido al rancho de don Paco, (ese era un rancho que estaba algo lejos de la casa, eran al menos unas 2 horas de camino solo de ida) pero me dijo que les dijera que no iba a tardar y que les ofreciera algo de tomar.
Entonces preparé una jarra de agua, salí y les dije que no iba a tardar, me estaba dando la vuelta para regresar a la casa y uno me dice: no te vas a tomar un vaso de agua? te quedó bien rica. Entonces voltee y le dije que así estaba bien, pero otro insistió y con algo de nervios decidí quedarme, me sirvieron un vaso de agua y me lo dieron. Mientras tomaba el agua, uno me dijo, hace rato que pasaste, nos escuchaste verdad? Me hice la desentendida y les pregunté, de qué? Y dijo otro, de que estás bien rica. Solo sonreí y les dije, ah sí, algo escuché. Entonces otro dijo, bien rica como el agua, a lo que se nuevo les sonreí, terminé mi agua y les dije que iba a terminar mi aseo.
Uno de ellos me tomó del brazo y me dijo, no te vayas, no te molesta que te digamos que estás rica o te gusta? Yo lo miré, le sonreí y le dije, pues no les creo, lo dicen nada más por decirlo, a lo que uno de ellos se acercó más a mí y me dijo, en serio estás bien rica, me encantan tus nalgotas, justo cuando lo decía, estiró la mano y me apretó mi nalga, me hice un poco hacía atrás al mismo tiempo que le decía: no, espérate, qué haces? Cuando me hice para atrás, choque con otro que se había parado justo detrás de mi, al hacerme hacía atrás mi culo chocó en con él y me dijo, tiene razón se sienten bien ricas y me las agarró también.
De nuevo me giré y le dije: oye!! Y el primero me jaló hacia él y con una mano me apretó contra él y con la otra me agarró un pecho, sentí en mis nalgas su pene que ya estaba duro, eso y el apretón en mi pecho me hizo quedarme un momento ahí y moverme ligeramente hacía atrás para sentirlo mejor, justo iba a quitarme y el bajo su mano a mi entrepierna y eso me hizo cerrar los ojos y soltar un pequeño suspiro, y de nuevo apretar mis nalgas contra su pene. Ya con mucha más confianza, los otros dos se acercaron y se pelearon por mis pechos pero se inmediato eligieron uno cada quien para acariciar, empecé a sentir sus manos por mis piernas, mis pechos mis nalgas, mi abdomen, en mi vagina, las sentía en todo mi cuerpo mientras mi respiración se aceleraba.
El de atrás frotaba mi vagina por encima de mi mayon, tratando de meter sus dedos en medio y lográndolo por momentos, mientras me empujaba su pene en mis nalgas. Entonces sentí como uno metió su mano bajo mi delgada blusa y la subió hacía mi pecho, bajo mi bra y me saco un pecho y comenzó a chuparlo y yo sentía más rico, el otro de inmediato hizo lo mismo, cada lengüetazo y cada succión a mis pechos me hacía soltar gemidos que trataba de contener, entonces el de atrás al ver que ya me tenía metió su mano en mi mayon y por fin metió su dedo con comodidad y empezó a masturbarme, yo estaba tan caliente, disfrutando que se me había olvidado que estaba en el taller, con el portón abierto.
Ya muy caliente y con toda la confianza del mundo el de atrás tomo mi mayon por la parte atrás y lo bajo y empezó acariciar mis nalgas ya sin ropa de por medio, de repente me soltó, momento que aprovecharon los otros dos para tomar su turno con mis nalgas y mi vagina, el dedo de este estaba más grueso lo que me hizo gemir un poco más duro y fue entonces que quise sentir su penes y algo desesperada lo tocaba por encima de su pantalón, escuché un ruido de un cinturón y eso me hizo voltear levemente y ver qué el de atrás tenía su pene de fuera, se lo agarró me acercó hacia él y se preparaba para meterlo y lo detuve, y le dije, espera! Los otros también se detuvieron, pensando que yo no quería seguir, pero de inmediato les dije: vamos más atrás, por aquellas camionetas.
Mi esposo tenía 2 camionetas grandes que no novia hace mucho, rápido nos fuimos hacia allá y en cuanto llegamos, bajaron más mi leggings y me subieron por completo mi blusa, los otros sacaron sus penes también y mientras ellos lo hacían, el de atrás me inclinó para entonces meterme su pene se un solo empujón y hablarme contra él, entonces por fin solté el gemido ya sin contenerme. Los otros dos se acercaron y me agacharon más para hacerme chupar sus penes que era lo que yo estaba deseando. Entonces ahí me tenían, tocando todo mi cuerpo mientras uno me cogía y al mismo tiempo les chupaba y masturbaba a los otros dos se cambiaban de turno, hasta que al que le tocaba atrás en ese momento dijo, me voy a venir! Solo alcancé a decirle: no te vengas adentro! Se salió de inmediato y pensé que se vendría en mi espalda, pero caminó hacia delante y me puso su pene en frente y lo metió en mi boca y se vino en ella, me tomó por sorpresa que me lo tragué.
Mientras el caminaba hacia mi boca otro tomó su lugar y ya me estaba cogiendo, no me daban un respiro y me encantaba, chupaba el pene del el otro, mientras el que ya se había venido intentaba ponerse duro de nuevo mientras chupaba y acariciaba mis pechos. Entonces sentí como el de atrás escupió en culo y de inmediato sentí su dedo entrar en mi culo, tan fácil que me sorprendió un poco, pero olvidándolo muy rápido por lo rico que sentía, al momento sentí como metía otro dedo al mismo tiempo que me cogía y al poco rato también dijo que se iba a venir, sin que dijera nada está vez, se salió y corrió a darme su semen para que me lo tragara. El otro tomó su lugar y me cogía y así por un rato mientras los otros ya estaban poniéndose duros de nuevo en mi boca, yo tenía ese sabor a semen y me encantaba. El que me cogía tenía sus manos en mi cadera agarrando dándome muy duro, cuando dijo me voy a venir, en cuánto lo oí, tomé sus manos y lo jale, sin decirle nada porque estaba ocupada chupando dos penes, el entendió que quería que se viniera adentro y así lo hizo, sentí el montón de semen caliente entrar en mi vagina, solo dije no te detengas dame duro y entonces mis piernas temblaron y tuve un orgasmo tan rico que solté los penes y me agarre de mis rodillas, el de atrás me sujetó también, me tomo unos segundos y me puse de pie.
Ellos querían seguir acariciando mi cuerpo metiendo sus dedos, se frotaban sus penes y tomaban mis manos para que lo hiciera yo. En cuanto recupere por completo el aliento, les dije: nadie debe saber de esto y si hay oportunidad se puede repetir, pero por ahora es todo, tengo cosas que hacer y es mejor que se vayan y vengan después.
Yo entré a mi casa, me di un baño, pensando en todo momento lo que había hecho con esos señores en el taller de mi esposo. Salí de bañarme y unos 10 o 15 minutos después se fueron. Más tarde regresaron y mi esposo aún no llegaba. Yo salí de nuevo a la tienda y los miraba y ellos me sonreían y me hablaban para que fuera a dónde ellos, yo solo les sonreía. Le marqué de nuevo a mi esposo, diciéndole que se habían ido y ya habían vuelto y me dijo que ya no tardaba. Entonces salí a decirle eso a ellos y en cuanto me acerque rápido empezaron a acariciarme, le dije que ya no tardaba mi esposo, los dejé acariciarme y besar mis pechos un rato, sus penes estaban duros otra vez y los acaricié también, pero les dije que ya, porque podía llegar mi esposo y verme ahí, entonces me fui a la casa, no sin antes recibir apretones en mi nalgas.
Eso es algo de lo que a veces pasa cuando mi esposo sale a hacer trabajos fuera de casa. Espero les haya gustado y espero poder escribirles y contarles más cosas después. Espero me dejen sus comentarios, besos.