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Tiempo de lectura: 3 minutos

Miércoles 14 h terminando de trabajar en una tarde de calor, vestida solo con una musculosa verde y un short de jean estaba a punto de retirarme cuando Marcelo me llama para hablar con él en la cocina de la casa.

Comenzó a hablarme de manera enérgica y reclamarme la forma de venir vestida, ya que su mujer me había imitado y salió a la calle con un short diminuto el cual fue mirada de todos. Le respondí que porque se molestaba si le queda bien, él tomo de mi mano y me giró para quedar a la vista de él mi cola que trataba de escapar del short, con una suave palmada me dijo que a mi quedaba muy bien, pero que a su esposa no, mi reacción fue dar un paso tratando de no quedar al alcance de sus manos, pero demasiado tarde su mano se metió entre mis piernas apoyando todo su cuerpo sobre el mío para después comenzar a besar mi cuello girando mi cabeza y meter su lengua dentro de mi boca la cual fue recibida con mucho placer, sus manos ya no sostenías mis nalgas sino que se deslizaban por todo mi cuerpo buscando piel entre mis ropas.

Mi cuerpo decidió rendirse y comencé a excitarme dándome vuelta sobre las puntas de mis pies lo enfrente y le pedí que me cogiera, su respuesta fue automática su lengua comenzó a recorrer todo mi cuerpo cada rincón deteniéndose en mis pequeños pechos durante unos cuantos segundos, tiempo suficiente para hacerme acabar por primera vez, con toda mi ropa interior mojada intente apartarlo, resulto inútil ya que su cuerpo estaba sobre el mío que se encontraba apoyado en una mesa.

Lo empujé suavemente y con una sonrisa, me arrodillé y comencé a buscar su verga, rápidamente él desabrochó todo su pantalón y sacó su pija para dármela, la tomé con mi mano y comencé a lamerle la cabeza de la verga con mucho frenesí, al ver esto tomó mi cabeza por la nuca y me la metió en la boca hasta donde más pudo, rápidamente comenzó a cogerme, entraba y salía cada vez más adentro por segunda vez mi vagina se mojó. En un pequeño descanso aproveché mi oportunidad y saboreé esa verga junto con sus huevos, pero mi concha pedía que la penetren.

Me levanté, me besó, me sacó la musculosa, me besó los pechos, el cuello, me giró, me besó la espalda, se agachó y bajó muy lentamente el short de la discordia quedando mi culo solo cubierto por una tira de tela de mi ropa interior sentí su lengua comenzando a tratar de correr mi bombacha y me incliné para atrás para facilitarle trabajo. No tardó mucho en arrancar lo único que quedaba de ropa en mi cuerpo.

Ahora comenzó la locura, mi cuerpo desnudo a la merced de sus manos, lengua y más que nada de su pija, me inclinó sobre la mesa y su lengua esta vez no tuvo obstáculo alguno para introducirse en mi culo… una… dos… tres veces, para mi fueron miles una más deliciosa que la otra, sus manos no se quedaban atrás, sus dedos se metieron en mi vagina suavemente el primero, con más vigor el segundo y violentamente el tercero para comenzar a masturbarme y cogerme a la vez, esos tres dedos fueron la antesala de lo que le pasaría a mi concha en un par de minutos cuando su verga esté lista para penetrarme.

Su lengua seguía en mi culo, pero ya no estaba sola un dedo comenzó a penetrar mi culito cada vez más adentro, pero esta vez no me dolía así que tiré mi cuerpo para atrás como señal de que quería más, la respuesta fue inmediata dos dedos penetraron mi culo haciéndome gozar como una perra en celo. Todo se detuvo por 10 segundos y me di cuenta que su verga ya se encontraba lista para penetrarme me estiré sobre la mesa y sentí como toda su pija dura y carnosa comenzaba a entrar, mis gemidos de placer fueron apagados por sus manos y a la vez su pija se introdujo hasta el fondo de mi cuerpo.

La cogida no se hizo esperar. Me penetraba y murmuraba cosa que no podía entender, pero yo solo quería sentir la penetración no me importaba nada, se separó de mí y me dio vuelta, miró mis labios, los besó, me senté sobre la mesa y coloqué su pija dentro de mí. Me recosté luego de la segunda penetración y el resto solo recuerdo su leche caliente sobre mi cuerpo. Quedamos inmóviles por 30 segundos Marcelo se reincorporó, tomó una toalla y limpió todo el enchastre que había hecho sobre mí.

Me besó y se alejó unos metros, bajé de la mesa, cuando voy a recoger mi short introduce su verga recién acabada en mi boca y me ordena limpiarla con la lengua lo miro disgustada y accedo a pasar mi lengua por toda la pija hasta dejarla bien limpia sin una gota de leche.

Nos vestimos y cada uno siguió su rutina. En lo días siguientes mi cola sentía sus manos y hasta sus dedos introducirse cuando se podía y cada tanto me cogía en su cama, yo disfrutaba mucho y volvía mi casa con muchas ganas las cuales me las sacaba mi marido, muchas veces pude ver a Marcelo cogiendo a su mujer en la cocina, en la misma mesa donde lo hicimos y no tuve otro remedio que tocarme hasta acabar o mejor aún buscar algún amigo. Pero esa es otra historia.

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