Ya he escrito varios relatos y pues ya me conocen, me llamo Marisol y tengo 38 años y pues donde vivimos hay una tienda atendida por un señor gordo y feo, él siempre aprovecha que yo compro ahí para decirme de cosas, yo naturalmente lo ignoro y no le doy importancia a sus comentarios hasta que cierta vez estos pasaron de lo "normal".
-Ay señora Mari, que rica está usted, tiene unas nalgotas bien sabrosas como para estárselas besando y acariciando todo el día.
-Cómo se atreve a decirme eso, yo soy decente y además casada, sépaselo usted.
Esos comentarios groseros se repitieron siempre que yo iba a su tienda, no me podía explicar cómo a pesar de eso yo seguí asistiendo a esa tienda, me estaban gustando acaso sus groserías? no lo sabía hasta que un día que estábamos solos en la tienda el viejo ese me dijo que la mercancía que yo quería estaba en la trastienda, que lo siguiera ahí, cuando entré a ese lugar apenas cubierto por una cortina, él ya se encontraba adentro de espaldas a mí y cuando se volteó pude observar entre sus piernas la verga más grande que haya visto, incluso más grande que la del amigo de mi hijo (su amigo Héctor) era enorme, gruesota y con una cabezota descomunal, él la sostenía con sus manos al tiempo que decía.
-¿Te gusta, a poco habías visto una así?
Yo no sabía qué hacer, estaba hipnotizada por esa enorme vergota que ese hombre tenía entre sus piernas, fingí enojo, y traté de salir de ahí pero él me detuvo diciendo.
-Vamos, tócala que yo sé que te gusta, tu marido no tiene ni la mitad de esto, tócala
-No señor, por favor, soy casada y amo a mi marido y no puedo hacer eso que me pide, no por favor
Dije sin mucha convicción, me acerqué y empecé a tocar esa cosota con mis manitas, apenas si podía abarcarla con mis manos, era enorme y dura, además llena de venas.
-Así mamacita, tócala, ahh que rico, ¿te gusta verdad?
-Sí, digo no, no por favor Don Toño, no me haga esto
-Híncate y métetela en la boca! Anda, sé buenita y chúpala
-No, eso no por favor, yo no sé, no sea así conmigo por favor, soy decente agh agh pude decir mientras me follaba mi boquita
Y se la mamé, mamé verga de otro otra vez, empecé a mamar su verga hasta que me levantó y me dijo.
-Ya mamacita, si no vas a hacer que me venga en tu boquita y ya no te la voy a poder meter.
-Por favor Don Toño, no me vaya a coger, no me la vaya a meter, me mataría con eso y yo grito mucho, nos pueden oír, puede venir alguien y vernos así, mejor otro día, si?
-No mamita, te hiciste mucho del rogar y de aquí no te vas hasta que te vayas bien cogida
Salió de la trastienda y cerró la puerta principal regresando conmigo.
-Ahora si mamacita, te voy a dar la cogida de tu vida, puedes gritar todo lo que quieras
-Por favor Don Toño, me va a matar, la tiene muy grande y yo nunca me he comido nada así, le mentí pues recuerden mi historia con Héctor, no sea malo conmigo, déjeme ir por favor
Se acercó a mí y me bajó el pantalón con todo y calzones para empinarme sobre unos costales y puso la cabeza de su vergota en mi ya mojada panochita, empujo lentamente y pude sentir como esa vergota se abría paso por los labios de mi cosita estirándolos al máximo, siguió empujando hasta que toda esa enormidad estuvo dentro de mí y entonces empezó a bombear, yo sentía morir con cada empujón de verga y comencé a gritar y a gemir.
-Ay, me mata, por favor, ahh, que bárbaro, me está matando con su vergota ahh, así, así, métamela toda
Fuera de control por esa cogidota me vine una y otra vez en la tremenda vergota de Don Toño.
-Eso putita, así, te dije que te iba a gustar ahh toma
-Ya soy suya, soy su puta ahh, estaba como loca
-Me voy a venir mamacita, te los voy a echar adentro putita ahh
-No, no por favor adentro no, no me estoy cuidando y me puede dejar panzona, mejor en la boca, véngase en mi boca
Y con mucho pesar me saqué su vergota de mi adolorida panochita y abrí la boca para recibir sus mecos.
Cuando terminó de cogerme quedé toda llena de semen en la cara y con mi vagina abierta de forma normal, ahí estaba yo con mis pantalones abajo y mis calzones igual abierta aún de piernas y bien cogida, me vestí y salí de la tienda, iba adolorida y casi no podía caminar, iba con el sabor de su semen en la cara y así llegué a mi casa donde me bañé para esperar a mi marido.
Ese fue el comienzo de una serie de cogidas que el señor me daba cada que él quería, fui su puta, se la mamé, me cogió, me culeó estrenando mi culito de nuevo, ese que ni si quiera a mi marido le he dado, fui su amante por cerca de 4 meses en los que me cogió cuantas veces quiso.
Me hacía mamar verga en la trastienda y cuando llegaba un cliente lo despachaba y volvía para que yo siguiera comiéndole su pitote.
Un día que me tenía ensartada por el culo llegó mi marido a buscarme a la tienda, él salió y le dijo que ya me había ido, le comentó a mi esposo que estaba con un culito adentro y que se la estaba cogiendo, mi marido sonrió y se fue, jamás imaginó que era a su mujer a la que tenían empinada y ensartada por el culo, ese día llegué a mi casa sin calzones y bien culeada, llena de semen en mis hermosas nalgas de mi amante y mi marido me comentó que el señor de la tienda se cogía a las señoras del barrio en la trastienda y yo le dije que ese señor estaba bien feo, más nunca le dije que lo que tenía de feo lo tenía de pitudo y bueno para coger, ni tampoco que a mí no me cogía.
Espero les guste esta historia y díganme que opinan, un beso en donde ustedes quieran amigos.