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El revivir de mi hermana
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Mi hermana y yo, nos casamos el mismo año, yo con 25 y ella con 22. Sinceramente nunca entendí por qué siendo una mujer tan bella se había casado tan joven y con su primer y único novio. Ella misma me contó después que hasta que se casó no habían tenido relaciones.

Mi matrimonio duró solo dos años, el de ella cuatro. Somos de un pueblo de la provincia de Santa Fe. Apenas separado me vine a vivir a Buenos Aires. Vivo en una casa en el norte de Buenos Aires, Gracias a Dios me va muy bien laboralmente, por lo que pude comprar una casa con cuatro dormitorios, pileta y buen parque.

Muchos me criticarán pero no deseo tener hijos, y normalmente siempre tengo alguna mujer para compartir la cama de vez en cuando. NSA, Relaciones sin ataduras.

Ella en cambio, permaneció en el pueblo, con un trabajo rutinario en un comercio, que con suerte le permitía mantener a una hija que nació casi un año después del casamiento.

Como yo viajaba poco al pueblo, casi no la vi crecer, la última vez solo tenía trece años y era una niña aún sin desarrollar.

Hace pocas semanas me llamó, preguntando si sabía de algún trabajo porque la Mariel, la hija quería estudiar una carrera en Buenos Aires, y ella prefería venir con ella y acompañarla, de paso no tendría que mantener dos casas, cosa que le era imposible.

Yo: Mira, está muy jorobado por acá, no hay muchos trabajos, no todos pagan lo justo y en blanco. Y para buscar uno tendrías que estar acá porque las vas a tener varias entrevistas seguro.

H: el problema Martín es que no puedo, si dejo de trabajar para ir a buscar trabajo nos quedamos sin comer. Bueno, tendrá que estudiar algo en Rosario que puede ir y venir en el día, o hacer como yo, quedarse en el pueblo.

Yo: Vos tenés vacaciones para tomarte:

H: Si, tengo 30 días

Yo: Te ofrezco algo, por qué no se vienen las dos, que hace tanto que no nos vemos y te tomas ese mes para buscar trabajo

H: te agradezco, pero no puedo aceptarlo, vos estás acostumbrado a vivir solo, tranquilo, no quiero alterar tu vida.

Yo: Lilian, te lo ofrezco de corazón. Acá van a tener un cuarto para cada una, pileta, y comida, no van a gastar nada. Y vos vas a poder buscar trabajo.

H: bueno, hablo en el trabajo y vamos para allá.

A la semana estaban en casa. Llegaron un viernes a la tarde. Mi hermana ya tenía 44 años, pero un cuerpo fenomenal, parecía de menos de treinta, hermosos pechos, una cola tremenda. Mi sobrina, seguía sus pasos, si uno no se fijaba bien, parecían hermanas.

Se acomodaron, el sábado y domingo lo aprovechamos para charlar. A veces al lado de la pileta, otras en la cocina, Una tarde que Mariel, la hija, estaba en el dormitorio mirando TV, le pregunté:

Yo: Lilian, como después de tanto tiempo no has formado otra pareja? Eres una mujer bellísima.

H: sabes que pasa, en el pueblo nos conocemos todos, sabemos las historias personales y yo no tenía ganas de enroscarme con algunos, otros estaban separados y con dramas. Fueron pasando los años y quedé sola.

Yo: Pero con ese cuerpo debes haber tenido tus buenas aventuras

H: Matías, como me hablas así,

Yo: Despertate, estas en el siglo 21, cambió todo. En el pueblo pueden seguir en el pasado pero acá, cambió todo. Hablar de sexo, de las experiencias, de los gustos sexuales es lo más natural del mundo.

H: a ver vos, tenés novia? Pareja como le dicen ahora?

Yo: no solo NSA, por tu cara no sabes que es: Relaciones si ataduras. Cada uno por su lado, sin controles, sin celos. Cuando tenemos ganas nos vemos, vamos a la cama y listo.

H: en serio hay mujeres que viven así.

Yo: si y muchas más de las que te pensas.

El lunes yo empecé mi semana laboral, salía temprano y volvía siempre después de las 19.

Ella por su parte por la mañana salía a entregar curriculums en algunos avisos, volvía la tarde y cuando yo llegaba ya estaba preparando la comida.

Normalmente en la cena, me contaba como le había ido, Mariel me contaba que había estado ordenando en la casa o limpiando y así transcurrió la semana hasta el viernes, que yo acostumbro volver al mediodía a casa.

Cuando llegué dejé el auto afuera porque iba a volver a salir, entre a la casa y como no escuchaba ruidos fui al parque

Madre e hija estaban con dos diminutas bikinis, los físicos eran espectaculares, ni un gramo de grasa.

Cuando me vieron dieron un salto, se trataron de tapar con las toallas y les dije:

Yo: pero que les pasa, por qué se tapan no soy un desconocido.

H: es que me avergüenza que me veas así desvestida. Vas a creer que soy una de esas amigas tuyas.

Yo: Dejate de joder. Vamos a tomar unos mates.

Mariel subió al cuarto y Lilian y yo nos quedamos en la cocina

Yo: Lilian, soy tu hermano, decime la verdad: desde que te separaste hace 18 años, estuviste con algún hombre

H: no, dijo mirando hacia abajo con una mezcla de pena y vergüenza

Y: 18 años sin una pija? Como podes?

H: Martín soy tu hermana. Como podes ser tan grosero.

Yo: Derpertate de una vez.

Les avisé que esa noche salía, y cerca de las 21 h, partí con el auto.

Fui al lugar donde nos encontramos amigas y amigos casi todos solos y de la misma edad, llegó “mi amiga”, tomamos unos tragos y fuimos para casa. Entramos por la cochera y directo al dormitorio

Se notaba que estábamos los dos necesitados, porque nos empezamos a revolcar como animales en celo. Ella se prendió de mi pija y la empezó a preparar y lubricar, mientras yo jugaba con su clítoris y metía dedos en su vagina

Siguió chupando un rato y de pronto, sin dejar de masturbarme se acercó a mi oído y me dijo “méteme un dedo en el culito”

No hizo falta que me lo dijera otra vez ni que me explique que quería.

Humedecí mis dedos en la concha y primero metí uno que he la hizo gemir. Cuando ya entraba y salía cómodo, metí el segundo. Intenté darla vuelta para penetrar su concha que ya rebalsaba pero no me dejó y me dijo: Mete el tercero, hoy la quiero por la colita, pero tu pija es gordita y larga, méteme el tercero porfa.

Yo estaba enloquecido, metía y sacaba los dedos a toda velocidad. Ella se sentó hizo que agarrara sus pechos y los apriete y empezó a jugar con la cabeza de mi pija en su ano. Se incorporó un poco, metió la cabeza y me dijo: Pellízcame los pezones, hijo de puta, me vas a romper el culo. Cuando se los pellizqué se enterró los 21 centímetros de una, sus ojos parecían salirse de las orbitas, se le cerro la garganta de tal forma que el grito no pudo salir. Se quedó quieta unos segundos y empezó a cabalgar. Con las manos se habría el culo para que le entre toda, empezó a gemir más fuerte, cuando no gemía me decía que la estaba haciendo mierda, que le pegue en la cola, que le apriete las tetas.

Cada vez iba subiendo más y más la voz. Empezó a tener orgasmos y a gritar: Hijo de puta, me destrozas, te gusta como te coge tu puta, Me estás haciendo mierda. En este punto debo decir que mi excitación estaba al máximo y me había olvidado que tenía visitas. De pronto siento que se abre la puerta y mi hermana solo atinó a decir Que, cuando vio a mi amiga ensartada por el culo y galopando. Cerró la puerta y nosotros terminamos a los gritos los dos. Nos acostamos, nos acurrucamos y nos dormimos.

Por la mañana, antes de bajar a desayunar le di una camisa a mi amiga para que se tape algo. Yo bajé con una malla de baño lycra pero con piernas que me marcaba el bulto.

Cuando llegamos a la cocina, presenté a mi amiga y mi hermana casi no levantaba la vista. Menos mi sobrina. Charlamos un rato, o lo que se pudo, mi amiga trataba de hablar con mi hermana pero ella contestaba con monosílabos. Cuando me levanté a buscar jugo a la heladera alcancé a ver como mi hermana y mi sobrina me miraban el bulto. Al rato mi amiga se pidió un Uber y se fue. Quedamos los tres en la cocina y mi hermana empezó

H: Martín te voy a pedir que delante nuestro no traigas esas mujeres. Sobre todo delante de la nena.

Yo: Lilian, no son esas mujeres, son mujeres que son amigas mías. Segundo esta es mi casa, tercero que vos seas una pelotuda que se niega a vivir la vida es tu problema, no el mío, a tus 44 tenés mejor físico que la chica que se fue que tiene 28 y por último la “nena” ya no es nena, es una mujer que tiene un cuerpo espectacular, y no es ninguna boluda.

Se hizo un silencio profundo, seguimos tomando mates hasta que Mariel dijo:

M: Mamá, sé que te vas a enojar, pero me alegro que el tío te lo haya dicho. Como él te dijo tenés un cuerpo bárbaro. Nunca te darían la edad que tenés. Sé que tenés necesidades porque soy mujer como vos. Y te he escuchado algunas noches gemir y te vi mover las manos bajo la sabana.

Y yo también lo hago. Porque soy mujer y tengo deseos como tienen los hombres. Hasta ahora no me animaba a hablar, pero el tío me hizo dar cuenta con lo que dijo es que lo mejor es decírtelo

Vos vivís en el pasado, extrañas a mi papa que anda de puta en puta y lo sabes. Ayer no te diste cuenta pero escuche cuando él te preguntaba si habías estado con otros hombre y le dijiste que no. Y me parece mal. Como dice la publicidad las mujeres cambiamos. Cambia. Por eso me quiero venir a Buenos Aires, porque no terminar como vos, frustrada y sola.

Lilian se largó a llorar. Apoyo su brazos en la mesa, tomo su cabeza y lloraba desconsolada.

H: nunca pensé que me hablarías así, sos mi hija.

M: Mamá te amo, sos lo único que tengo en la vida, hasta ahora que conocí al tío. No quiero verte sola y amargada. Quiero verte feliz, quiero verte gozar la vida, y no me importa si te volteas uno, dos o tres por mes. Es tu tema. Yo lo entiendo al tío, él no quiere quilombos a esta altura de su vida, y quiere pasarla bien. Me parece fantástico. De la misma forma que piensa él hay mujeres. Preguntale al tío de que trabaja esa chica.

Yo: es abogada en tribunales, no quiere nada serio para que no interfiera en su carrera.

M: ves mamá, es otro estilo de vida, no son putas, solo que disfrutan el sexo a su manera.

Lilian se quedó callada. Le hice una seña a Mariel para que no siga, cada uno fue a hacer algo y así pasó la mañana y el almuerzo. Cuando estaba por entrar a mi dormitorio, se acercó Lilian y me preguntó si podía hablar conmigo.

Yo: si claro hermanita. Qué pasa?

H: es que me doy cuenta que soy una boluda, que perdí muchos años de mi vida, que te tendría que haber seguido cuando me dijiste que te venías a la Capital. Ahora ya estoy grande y sola. Y lo peor es que mi hija me tiene que decir como debo vivir. Quiero pedirte perdón por como traté a tu amiga y por haberte juzgado.

Yo: Lilian, no hay problema, todos nos equivocamos lo importante es remediarlo. Cambiar.

Ella me abrazó u apoyo sus pechos contra mí, la escuchaba sollozar apoyada en mi hombro. Acaricie su espalda consolándola, y mi pija empezó a crecer. Y sobre mi cabeza la idea de tomarla. Cuando ella notó la excitación de mi pene quiso separarse, se lo impedí sosteniéndola de su espalda, le tomé la mano y la hice apoyar sobre mi pija, dos veces trató de sacarla pero al ver que se lo impedía empezó a acariciarla.

Lentamente la introduje en el cuarto, y la fui desvistiendo.

H: no por favor, está mal

Y: a la edad que tenemos solo somos un hombre y una mujer.

H: es que… Y la bese con fuerza, metí mi lengua y acariciaba su entre piernas por lo que comenzó a gemir.

H: es que hace mucho…

Yo: déjame guiarte.

La terminé de desvestir, a acosté boca arriba, te tiré junto a ella, la besaba y mi mano iba de los pechos a su concha. Ya estaba totalmente húmeda, bajé mi boca a sus pechos y mis dedos empezaron a penetrar su vagina, con suavidad. Lilian gemía y suspiraba, su respiración se aceleraba. Cuando mis dedos descubrieron su punto G empezó a temblar como loca, parecía a punto de explotar, y si, explotó en un orgasmo tremendo.

Cuando de recompuso me preguntó: que fue eso?, después te explico. Me puse entre sus piernas, las levanté y comencé a chupar su concha y pasar mi lengua por su ano. Jugaba cada vez más fuerte, mientras dos dedos jugaban en su vagina, mi lengua trataba de abrirse paso en su ano

H: No Martín no

Me fui incorporando hasta llegar a apoyar mi pija en la entrada de su vagina. Me miró a los ojos y me pidió que no la lastime.

Fui penetrándola lentamente, hasta que hubo entrado toda, empecé a bombear y ella me abrazaba con fuerza, gemía y me besaba el cuello.

Con cuidado giré y quedo sentada, la ayudé a acomodar sus piernas y le dije:

Yo: ahora, despacio subí y baja, despacio.

Ella comenzó a hacerlo, yo apretaba esas tetas maravillosas, y ella mis manos, haciendo que las apriete más fuerte.

H: lo hago bien?

Yo: si muy bien, seguí

H: te hago gozar?

Yo: si, por supuesto

Ante cada respuesta aceleraba el movimiento, y se excitaba más

H: Lo hago también como tu amiga?

Yo: y mejor, la tenés apretadita

Empezó a gemir fuerte, cada ver más. De repente me pareció que la puerta se abría solo un poco. Sola no se abre y solo estamos tres en la casa. Mariel estaba espiando, no dije nada y volví a lo mío pero el morbo de ser espiado por mi sobrina mientras cogía a su madre me calentaba cada vez más

De la calentura que tenía empecé a bombear yo, Lilian sintió el movimiento y volvió a hablar.

H: pensas que soy muy puta?

Yo: eso lo decide cada uno

H: si soy muy puta, decime que soy puta

Yo: Lilian sos muy puta, sos mi puta preferida

Y le apretaba los pezones, para hacerle doler. Me dolía la pelvis de los golpes que daba al caer, no soporté más y me vine dentro de ella. Cuando sintió los chorros dio un grito que hizo que la puerta se abriera un poco más e inmediatamente se entrecerrara y cayó sobre mí.

Cuando reaccionó se salió de encima, se tapó la cara y dijo:

H: por Dios, que he hecho. Martín, perdóname, me dejé llevar, nunca me pasó

Y: Lilian acá fuimos dos los que estuvimos, no hay nada que perdonar, al contrario, mucho para festejar

H: por qué festejar?

Y: porque volviste a ser mujer

H: me voy a bañar y cambiar

Y, espera, que salgo y si no hay nadie te aviso.

Con eso le daba tiempo a Mariel que seguía escuchando todo en la puerta.

H: ok gracias, pero fue lo que tocaste que el solo roce me provocó un orgasmo?

Yo: el punto G, no lo conocías

H: había escuchado, pero nunca lo busque

Yo: ahora ya sabes.

Se marchó a su cuarto, yo me cambie la malla por un short y bajé.

Fui al patio y vi a Mariel en una de las reposeras, puse otra al lado y me recosté.

Yo: Todo bien Mariel?

M: Si tío, todo bien

Me senté en la reposera mirándola, ella me miró y le pregunté:

Y: llegaste a gozar?

M: Me viste

Y: si no fuiste muy disimulada

M: si tío, tremenda paja me hice. Y a vos no te fue mal!

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