Me llegó este mensaje en Telegram al teléfono móvil.
-Me volviste a poner cachonda con tus relatos. ¿Y ahora qué hago?
-Dale calor.
-¿Cómo?
-Cómo tú sabes. Por cierto, el video que me mandaste donde chupando tus dedos me decías cómo me chuparías la polla me la puso dura.
-¿Te gustaría que te la chupara así?
-Claro.
-¿Estás solo?
-No, anda mi mujer pululando por ahí.
-¡Qué pena! Era para chupártela ahora.
-Bajo del piso de arriba, enciendo el ordenador, pongo los cascos y ya puedes hablar.
-Avisa cuando los tengas puestos.
Al llegar a la sala de estar, encendí el ordenador, puse los cascos y la chica de la limpieza me preguntó:
-¿Qué va a escuchar?
-Cómo me la chuparían.
Mi mujer, que se marchaba a hacer el resto de las compras navideñas, me oyó y me dijo:
-No hacía falta que fueras tan grosero con Rosita.
Me disculpé.
-Perdona, Rosita.
-No pasa nada.
En fin, que después de subir Rosita al piso de arriba para hacer las camas, volví al tema con La Casada Gamberra. Escribí:
-Ya.
Al ratito apareció el primer audio, con su sensual voz, una voz que acariciaba al hablar, una voz tremendamente sensual.
AUDIO.-Bueno, bueno, así que quieres que te la chupe. Te gustaría ahora. ¿Sí? Te abriría los pantalones y empezaría a lamerte los huevos, muy suave, lentamente, te miraría a los ojos y verías la cara de deseo que tengo ahora mismo. Estoy súper caliente, de hecho tengo el coño mojado, así como a ti te gusta, uffff, está muy mojado. Comenzaría a lamerte y mientras me toco. Metería tus huevos en la boca, ummm. ¡Qué ricos! Te miro a los ojos. Te estás poniendo cada vez más cachondo.
-¿Dónde estás?
-En casa, caliente cómo una perra. ¿Quieres que siga?
-Síííí.
AUDIO.-Umm, quieres que siga. Eso es que te gusta, pues tengo tus huevos en la boca.
-Joder.
AUDIO.-Lamo tu polla desde los huevos a tu capullo, como si fuera un helado, quiero mojarla toda con mi saliva para que mis labios corran bien por ella. Hago círculos sobre tu capullo así cómo estoy haciendo yo ahora con mi dedo en mi clítoris, hago círculos empapándolo, ¡Ooooh!
-Manda foto.
AUDIO.-Ahora que está todo tan mojado la meto entera en mi boca. ¡Ooooh! Quiero que mires cómo chupo. Apretando los labios comienzo a chuparla toda entera. ¡Aaaaay! Cómo entra y sale de mi boca toda entera, desde la base hasta la punta, muy lento, apretando los labios para que la sientas bien apretada.
Su voz ahora era la de una mujer que está llegando al orgasmo. Mi polla ya se había puesto dura. Sentado en un sofá y tocando la polla por encima del pantalón, le dije:
-Imagino tu cara y flipo.
AUDIO.- ¿Sí? ¿Flipas? ¿Te estoy poniendo cachonda cómo estoy yo?
-¡Joder si lo estoy!
AUDIO.-Así me gusta, me encanta ponerte cachondo. Me encanta chupar la polla dura para que puedas follarme bien la boca mientras con una mano sigo acariciándome y con la otra acaricio tus huevos suavemente, muy suavemente.
-Manda foto de tu coño que quiero verlo. Quiero ponerme malo, quiero mojarme más los calzoncillos.
Me llegó una foto de su coño mojado con un dedo sobre el clítoris y dos a los lados, unos dedos con las uñas pintadas de rojo.
-¡Si lo pillo te lo devoro!
AUDIO.- ¿Has visto cómo está de mojado? Está empapado. ¿Y has visto cómo está de gordo? Ummm.
-Está rico, rico, rico, rico.
AUDIO.- Sí que está rico, rico, rico. Ummm. ¡Qué ganas tengo de que me lo lamieras! ¡Diosss! Que ganas tengo de que me lo comieras cómo tú sabes.
-No te lo comería, te lo saborearía.
AUDIO.- Buuuf. Te estaba comiendo esa polla que cada vez tiene que estar más dura. Me encantaría que la sacaras y te pajearas para mí. ¡Buuuf!
-Me estoy tocando.
AUDIO.- Te la estoy chupando, cada vez un poquito más rápido. ¡Ooooh! Me encanta chuparla, me encanta mamarla. Me encanta ser una zorra para ti.
-Ahora mismo te la metía hasta las trancas y te daba caña de la buena.
AUDIO.- Venga, fóllame la boca que es lo primero que quieres. Estoy ahí entre tus piernas, arrodillada. Venga fóllame la boca, fóllamela, pero no te corras que esto no ha acabado aún.
-Puffff. ¡Cómo me pusiste, zorra!
AUDIO.-Cuando notara que te ibas a correr iba a parar, iba a parar y me iba a subir encima de ti e iba a metérmela dándote la espalda delante de un espejo para que me vieras bien, para que vieras mi cara de placer, síííí.
-Cabrona, sabes bien lo que haces, tengo la polla cómo una estaca.
AUDIO.- Con la cabeza echada hacia atrás, una mano acariciaría mis tetas y con la otra el coño y te cabalgaría sintiendo tu polla en mi estrecho y caliente coño que la apretaría, pero tampoco iba a dejar que te corrieras así, por mucho que apriete mi culo contra ti cada vez que bajo, ¡ooooh! No, no voy a dejar que te corras así, porque cuanto note que te vayas a correr, y yo me haya corrido, voy a bajar y me voy a poner a cuatro, me voy a poner a cuatro para que me folles cómo una puta que soy para que folles primero el coño y que me lubriques el culo para lo que venga después. Aunque te creas que me estás follando por detrás soy yo la que te está follando a ti, porque estoy moviendo mi culo hacia detrás y hacia delante, te estoy follando con mi cuerpo, cada vez más rápido, cada vez más rápido, follándote, follándote, ¡Oooooh, oooooh, ooooooh que placer! Y ahí tienes que cambiar, tienes que cambiar de agujero. Lo estás deseando, estás deseando reventarme el culo, lo sé. Abre mis nalgas con una manó, así, te lo ofrezco, métela, estoy deseando que lo hagas. ¡Ummm! Fóllame mientras me azotas, aaaah, síiíí. Fóllame duro, azótame, me lo merezco. ¡Oooooh! Sííí, síííí, síííí. Dios, voy a correrme, síííí, No te corras follándome el culo, quiero tu leche en mi boca. Sí, sí. ¡Oooooh, ooooh, ooooh!
Se corrió cómo una pantera y mis calzoncillos se acabaron de encharcar. La polla me latía una cosa mala.
-Sentir tus gemidos al correrte fue delicioso.
Cómo no me contestó, le escribí.
-Y ahora me dejas tirado cómo siempre.
Estaba equivocado, volvió a escribir:
-No me fui.
-Ahora no me queda más remedio que follar a mi mujer.
-Sí. Hazlo. Cógela y fóllala. De improvisto. Cómo harías conmigo.
Recordé que dejara el teléfono móvil sobre la mesita de noche y fui a buscarlo al piso de arriba. Rosita, que era una joven de diecinueve años, guapa, morena, de cabello negro muy corto, ojos negros, tetazas, anchas caderas y que tenía un culazo, estaba inclinada haciendo mi cama. El teléfono móvil, con el cual cogiera el primer mensaje, estaba en una posición distinta a la que lo dejara. Me olió que Rosita estuviera escuchando la conversación. Tenté la suerte. Le eché la mano al coño. No se enderezó, dejó que mi mano tocase su coño. Me había tocado el gordo de Navidad. Le levanté la falda, metí mi mano dentro de sus bragas. Al poner la mano sobre el coño se me pringó de jugos, estaba chorreando.
-¡Cómo estás, criatura!
-Me puso cachonda su amiguita.
Giró la cabeza, la besé, me devolvió el beso, me echó la mano a la polla, la encontró dura, y me dijo:
-Se ve que a usted también lo puso.
Se dio la vuelta y me sacó la polla.
-¡Hostia! La tiene bien gorda.
Se agachó y me hizo una mamada casi igual a la que relatara La Casada Gamberra hasta que vio que me iba a correr, entonces paró, subió la falda, bajó las bragas se metió en cama, se abrió de piernas y me dijo:
-¿Le gusta? Estoy muy mojada.
Subí a la cama, metí mi cabeza entre sus piernas y olí su coño. Olía a vicio, a lujuria, cerré los ojos y me vino a la cabeza Nuria, ese no es su nombre, pero voy a llamar así a La Casada Gamberra. Rosita estaba realmente mojada. Lamí de abajo a arriba arrastrando los jugos y con la lengua pringada de ellos chupé su clítoris y me los tragué. Rosita estaba super excitada. Quise abandonar el clítoris, pero me cogió la cabeza con las dos manos, y me dijo:
-Siga ahí, siga ahí que ya me corro.
No le hice caso. Froté el glande en su coño de abajo a arriba unas veinte veces, después se lo metí en el coño. Lo tenía estrecho y entró muy apretado, lo volví a sacar, froté el glande en su clítoris y al ratito oyendo sus gemidos me corrí sobre él, después volví a meter mi cabeza entre sus piernas y lamí el coño perdido con sus jugos y mi leche. Rosita me dijo:
-¡Es de los míos!
-¿También eres una cochina?
-Una guarra, eso es lo que soy.
-¿Entonces como cómo un cerdo?
Me agarró la cabeza con las dos manos, me la llevó al coño y me dijo:
-Coma, vicioso, coma hasta que se harte.
Lamí de abajo arriba unas seis veces, y transversalmente otras seis o siete, diez o doce alrededor y se derritió levantando la pelvis y diciendo:
-¡Diosss!
Al explotar fue cómo si le diera un calambre. Después se corrió sacudiéndose y gimiendo. Yo tenía un empalme de cojones. Nada más acabar, y aun tirando Rosita del aliento, le di la vuelta, la puse a cuatro patas y le lamí el culo cómo lo haría un perro, después se la clavé en el coño y la follé a romper. Diez o doce minutos más tarde, no sé cómo supo que me iba a correr, pero lo supo. Me agarró los huevos y apretó, no con mucha fuerza, pero con la suficiente como para cortármela. Se retiró, cogió la polla, la frotó en el ojete, después la paró en la entrada, y me dijo:
-Métala despacito.
Despacito se la clavé hasta que mis huevos besaron su coño, después cogiéndole las tetas, magreándolas y apretando sus pezones, le volví a dar a romper. Mis huevos chocaban con su coño y el culo se lo puse rojo a base de nalgadas… Esta vez no me iba a apretar los huevos cuando le llenara el culo de leche, ya que estaba con una mano sobre la cama y la otra en el coño, masturbando su clítoris. Al sentir que se iba a correr, me dijo:
-No te corras, no te corras, quiero que me la des en la boca. ¡Ooooh! ¡¡Me corro!!
Otra vez los calambres y los jadeos. Quedé quieto cómo un gorrión para no correrme dentro de su culo cómo un lobo.
Al acabar de correrse quitó la polla del culo, se dio la vuelta, la metió en la boca, mamó un par de veces y ya, ya no hubo más hombre, me corrí en su boca cómo un muñeco.
Rosita, era tan guarra cómo yo, y una aprovechada, ya que al acabar, me dijo:
-Si quiere repetirlo más veces tenemos que hablar de una sustancial subida de sueldo.
Se lo subiré porque lo merece, es una de las mías.
Quique.