Hola. Mi nombre es MaryCarmen Flores, continuo con el resumen de mi vida sexual, y continuamos en orden cronológico. Si quieren saber más de los detalles de mi vida pueden leer mi presentación y relatos anteriores, probablemente ahí aclare algunas dudas que les puedan surgir con la lectura de este relato, recuerden que durante mis relatos iré mencionando algunos detalles pasados.
Tenía yo casi 19 años, después de mi despertar sexual, y sobre todo después de descubrir las maravillas de tocar mi cuerpo y después de recorrer cada rincón de él, experimentando las sensaciones que de él emanaban, mi vida cambió, empecé a preocuparme más por mi apariencia física, me interesaba el cómo me veía y el cómo me veían los demás, si bien mi cuerpo era atlético y tenía ciertas curvas, nunca me había dado la oportunidad de resaltarlas, y gran parte de ello tendría que ver porque no tenía de dónde aprenderlo, mi madre era la típica madre que vestía siempre faldas largas, nunca un escote, no se maquillaba, además no tenía hermanas, no tenía tías, y lo único que tenía como un ejemplo femenino eran un par de primas, pero ambas… como decirlo, no tenían mucho o nada que resaltar.
Sin embargo, comencé a tomar mi ejemplo de la Universidad, lo podía ver con varias de las chicas incluida mi amiga Andrea, ellas usaban pantalones ajustados, que resaltaban sus caderas, blusas con cierto escote, que dejaban ver las curvas de sus senos y algunas un poco más, empecé a fijarme un poco sobre todo en aquellas que tenían un buen culo y que les gustaba resaltarlo, y que hacían voltear a los hombres, aquellas que tenían buenas piernas y que las enseñaban mediante faldas, algunas de ellas escandalosamente cortas, y por supuesto aquellas que tenían buenas tetas que usaban los escotes o blusas extremadamente pegadas y me ponía a pensar que así podría vestir yo, para poder mostrar algo de mí.
Lo primero que pasó por mi cabeza fue mi uniforme de voleibol, la licra deportiva ya era ajustada, pero nunca las usé cortas, así que decidí empezar a usar licra corta, de esta manera mostraba un poco de mis muslos, después cambia mis blusas de cuello redondo que usaba regularmente para ir a la uni por blusas de botones, las cuales me daban la libertad de cambiar de apariencia rápidamente, de mi casa podría salir con todos los botones completamente abotonados, y llegar a la uni con uno o 2 sueltos, dependiendo de cómo me sintiera, o cuando saliera de casa con falda, siempre eran faldas por debajo o a la rodilla, pero al llegar a la uni, parte de mi falda ya estaba en mi cintura, por lo que podía lucir varios centímetros de piel por encima de la rodilla, el uso de ropa ajustada que no fuera deportiva, no era una opción para ese entonces.
Estaba acostumbrado a las miradas morbosas de los hombres mientras jugábamos voleibol, era parte del juego, digámoslo así, a lo que no estaba acostumbrada es que los hombres voltearan a verme mientras iba caminando por los pasillos de la universidad, no estaba acostumbrada a que algunos me silbarán, o que me dijeran hola o alguna que otra guarrada mientras me veían pasar, y seamos sinceras, ¿a qué mujer no le encanta que la volteen a ver, al menos yo lo disfrutaba, sabía que el cuerpo estaba ahí, y cada vez que notaba la mirada lasciva de alguno de los chicos me calentaba un poco, debo admitir que había miradas que decían más que otras, esas eran especiales.
Por supuesto, mi círculo más cercano de amigos se dio cuenta de ello, y hacían uno que otro comentario, entre ellos estaba Sergio, mi compañero de estudios, él no decía mucho, sin embargo podía notar sus miradas furtivas hacia el escote, cuando estábamos en la biblioteca, miradas intensas hacia mis piernas cuando estábamos en el salón y yo llevaba falda y cruzaba las piernas, definitivamente no se perdía ninguna de mis juegos de voleibol, y si a todo esto sumamos mi excelente cambio de humor debido a las constantes masturbaciones lo cual me hacía lucir radiante, estar junto a mí para él debió haber sido algo bueno.
Sergio era un chico de 19 años ya cumplidos en ese entonces. un par de centímetros más bajo que yo, 173 cm media en estatura, un chico delgado, pero sin el tipo deportista, realmente él no hacía deporte. se mantenía delgado por su gran metabolismo, ojos cafés. cabello castaño, piel blanca, facciones agradables, sin ser el gran adonis, su cara remarcada por unos anteojos de excelente gusto, un chico guapo, aunque muchos lo desdeñaban por considerarlo un nerd, para mí era el un gran amigo.
Como pasaba gran tiempo en la uni con Sergio, era recurrente encontrarlo o sorprenderlo viendo una parte de mi cuerpo, como lo dije antes, para ese entonces no me molestaba que lo hiciera, sino todo lo contrario y entonces decidí jugar un juego, empecé a provocar. Cuando íbamos a la biblioteca inclinaba mi cuerpo más de lo normal, para que mis pechos se pudieran ver un poco más, inclusive, en algunas ocasiones llegué a soltar un botón de más, lo cual dejaba ver una gran parte de mi sujetador, si se presentaba la oportunidad subía un poco más mi falda de lo normal, y no trataba de acomodarla cuando cruzaba las piernas, para que él pudiera ver hasta dónde empezaban mis nalgas, sabía que eso lo calentaba. Pasado el tiempo empecé a comprar un poco de maquillaje y aprendí a usarlo (aunque parezca raro, nunca sentí la necesidad de utilizarlo) eso resaltaba un poco más mi cara, siempre me gustaron mis ojos y resaltarlos era algo que yo disfrutaba, las miradas de Sergio empezaron a ser cada vez más descaradas y cuando lo sorprendía y el desviaba la mirada, yo solo sonreía y no decía nada, la verdad es que ese juego me ponía completamente cachonda, varias veces llegaba a mi casa y corría directamente a mi cuarto, para poder masturbarme sin importar que mis padres estuvieran ahí, había aprendido a ser discreta en eso.
Una tarde después de la uni habíamos quedado en ir a casa de Sergio, junto con Andrea, para terminar un trabajo que teníamos que entregar la siguiente semana, para la materia de planeación estratégica. Durante el camino fuimos platicando los 3 sorprendí a Sergio varias veces mirando por entre los botones de mi blusa, se lograba ver el sostén de color negro, la verdad es que ver a Sergio de esa manera, con tanta insistencia, sin importarle que yo lo sorprendiera, me volví a poner cachonda, como lo había hecho ya en veces anteriores, así que al llegar a casa de Sergio, le pedí permiso para entrar a su baño, llevaba ya la braga mojada, baje la tapa del retrete, baje mi pantalón y me senté, entonces comprobé la humedad, que ya sabía que estaba ahí, pase los dedos sobre la tela y decidí hacerlo, metí un par de dedos en mi vagina sintiendo la raja gelatinosa, mi pulgar acariciaba el clítoris y la electricidad comenzaba a recorrer mi espalda, mientras yo estaba martirizando mi centro de placer, durante un par de minutos, realmente quería correrme ahí mismo, sin embargo, me contuve, tenía una idea mejor me levanté del retrete, tomé un poco de papel y me limpié los jugos que ya escurrían por mis piernas, acomode mi braga y mi pantalón y después de eso desabotoné por completo mi blusa para poder quitármela. después me retiré el sujetador y volví a ponerme la blusa esta vez puse especial cuidado en abrocharme un botón más no quería que Andrea se diera cuenta, debía ser discreta, doble con cuidado el sujetador y lo metí en uno de los bolsillos del pantalón y salí del baño.
Tenía una sonrisa dibujada en mi cara, mientras caminaba hacia la sala de la casa, era una sonrisa malvada, me dirigí de inmediato a mi mochila, con el pretexto de sacar mi lapicera y libreta, y en ese momento saque el sujetador de mi bolsillo, y lo guarde en la mochila. Me acerqué a donde ellos estaban trabajando, y durante 1 hora estuvimos discutiendo los detalles del trabajo escolar, cuando terminamos de ponernos de acuerdo cada uno empezó a trabajar por separado. Andrea se concentró en hacer la presentación y Sergio en la documentación necesaria, mientras tanto yo tenía que preparar una maqueta.
Casi 15 minutos antes de que termináramos voltee a ver a Andrea, quien seguía concentrada en la presentación y entonces aproveché y solté el botón que normalmente llevaba desabrochado esta vez sabiendo que no había un sujetador debajo de la blusa y estire la blusa para que bajara lo suficiente, me puse de pie y tome el silicón, me incliné sobre la mesa y sobre la maqueta, era consciente de lo que esa posición dejaba ver, unos cuantos segundos después me percate de que Sergio veía lo que yo tanto deseaba que viera, sus ojos completamente abiertos viendo dentro de mi escote, tan hipnotizado estaba, que no se dio cuenta cuando yo levanté la mirada y me le quedé viendo, sin intentar bloquearle la vista, varios segundos después, me miró a los ojos, apartó la mirada, sus mejillas se volvieron rojas por completo, y solo atinó a decir “ahora regreso” y subió las escaleras de la casa, demoró más de 10 minutos en volver, en cuanto a él desapareció, yo volví a abotonar mi blusa, terminamos el trabajo y nos despedimos.
Sobra decir que esa tarde al llegar a mi casa y darle atención a mi rajita, tuve el mejor orgasmo que había tenido en el mes me sentía sexy, me sentía deseada y cachonda, sabía lo que había provocado en Sergio, y la verdad es que eso me ponía a 1000, después de recuperarme del orgasmo experimentado tras masturbarme, recordando lo que había pasado en casa de Sergio, caí en cuenta que, debido a mi calentura no había pensado en lo que sucedería después, sencillamente se me hizo fácil provocar, lo había conseguido muy bien, pero ahora tenía un problema, qué pasaría con Sergio? qué pasaría con nuestra amistad? qué le diría cuando lo viera en la escuela?, pensé en ello por alrededor de media hora y llegué a la conclusión de que no sabía qué hacer, sin embargo, lo hecho, hecho estaba, y me había provocado un placer indescriptible.
La semana siguiente hubo cierta tensión entre Sergio y yo, sin embargo decidí no darle importancia y continué mi trato con ellos como si nada hubiera pasado, inclusive decidí olvidar el tema y procurar ser un poco más decorosa delante de Sergio, al final era un buen chico y bastante agradable, me caía muy bien y no quería arruinar las cosas por mi calentura, llegó la fecha de la presentación del trabajo y el profesor nos pidió corregir algunas cosas que no estaban bien, definitivamente era algo sencillo algo que podíamos corregir en un par de horas de trabajo, tal vez menos, así que decidimos hacerlo ese mismo día, fuimos al mismo lugar de siempre, la casa de Sergio, era el lugar más adecuado ya que sus padres trabajaban hasta tarde y él era hijo único, así que nadie podía molestarnos, al terminar las clases Andrea nos comentó que se retiraría antes, que tenía algo importante que hacer y que nos adelantáramos y que comenzáramos, que ella llegaría después para terminar el trabajo con nosotros, así que subimos al auto de Sergio y mientras salíamos del estacionamiento, la tensión volvió a aparecer, note nuevamente el nerviosismo de Sergio en sus manos y procuré bajar un poco mi falda, recuerden había decidido ya no molestarlo más. aunque la situación me ponía en una posición bastante difícil.
Llegamos a su casa, y yo pensé que al momento de ponernos a trabajar, la tensión del ambiente desaparecería, entramos y él dejó su mochila sobre un sillón de la sala, yo lo imité, saqué algunas cosas de ella y me dirige directamente hacia la mesa del comedor, donde normalmente trabajábamos él se me quedó viendo y después de un par de segundos preguntó
-¿Quieres algo de tomar?- aunque no era raro que Sergio fuera tan atento, la pregunta me sorprendió, no íbamos a tardar mucho haciendo el trabajo y entre más pronto empezáramos más pronto terminaríamos.
-No gracias- le dije, me volteé para dejar mis cosas sobre la mesa, y escuché que él dio un par de pasos hacia la mesa dispuesto a ayudarme con el trabajo, cuando volteé lo que encontré fue su cara, a escasos 20 cm de la mía, con esos ojos encendidos, viendo directamente a los míos, mi ritmo cardiaco se aceleró en un instante, un tanto por la sorpresa y otro tanto por la certeza de saber qué era lo que se venía, y efectivamente, mi instinto no falló, en menos de un segundo los labios de Sergio se posaron sobre los míos, sus manos se posaron sobre mi cintura, atrayéndome hacia él y otro segundo después sentí su lengua intentándose abrir camino hacia mi boca, y lo consiguió, nuestras lenguas empezaron a jugar como 2 niños alegres en un parque, mis manos se posaron en su espalda, mientras las suyas alternaban cintura y cadera, por Dios!!!, ese beso, ese dulce momento de ese beso.
Después de un par de minutos, en donde nuestras bocas estuvieron saboreando la boca del otro, el entrelazó sus brazos, por detrás de mi espalda, de esta manera nuestros cuerpos se juntaron aún más, y fue entonces, cuando pude sentir, en toda plenitud, la erección que habitaba por debajo de su pantalón, la sensación fue excitante, a manera de corresponder su movimiento. yo entrelace mis manos por detrás de su cuello. Sergio no dejaba de comerme la boca, pero ahora mientras lo hacía, comenzó a dar pasos cortos hacia atrás, yo le seguía también con pasos cortos, no entendía qué era lo que él buscaba, hasta que él se detuvo, estábamos a un costado del sofá, sin dejar de besarme, puso una rodilla sobre el sofá y después me tumbó suavemente sobre él, por Dios!!!, no pensaba detenerse, quería llegar más allá, y para ser sincera, yo también lo deseaba, probablemente yo lo deseaba más que él, pero quién piensa en esas cosas en esos momentos.
Cuando él me depositó en el sofá, mis manos dejaron su cuello y se prepararon para recibirlo sobre mí, el deseo era mutuo, ninguno de los dos podía negarlo, y ahí estaba yo, medio recostada en ese sofá, con un chico guapo besándome encima de mí, reacomode mi pierna izquierda subiéndola al sofá y dejando la rodilla medio flexionada, la intención era que el peso de su cuerpo no recayera sobre mi pierna, sin embargo, a él le abrió la puerta para algo más, el acceso a mis muslos ahora era sencillo y su mano derecha comenzó a acariciarlo por la parte externa, yo ya estaba rendida, no había nada más que yo pudiera hacer, estaba abandonada a lo que él quisiera, y como prueba de ello, comencé a tirar de su camiseta hacia arriba, segundos después esta estaba tirada en el piso a un costado de nosotros, su mano salió de entre mis piernas y lo primero que hizo fue buscar los botones de mi blusa, comenzó a soltarlos uno a uno, con una sola mano, y mientras él lo hacía mis manos fueron en busca de su cinturón lo desabrocharon y posteriormente siguieron con el botón de su pantalón, cuando él terminó con los botones, su bragueta ya estaba abajo.
Se separó un poco de mí para observarme, menuda estampa la que vio, ahí estaba yo con la blusa completamente abierta, la falda arremangada hasta la cintura, las piernas semi abiertas y la respiración agitada, pero fue su cara, su expresión, la que en ese momento, terminó por derrumbar cualquier resto de duda que pudiera haber en mi ser, y fui yo quien rompió ese momento. Terminé por bajar sus pantalones y me lancé nuevamente a su boca, mi mano derecha cruzó la frontera que imponía el resorte de sus calzoncillos y lo encontró ahí, un pene de considerable tamaño, lo acaricie un poco mientras sentía que la respiración de él se aceleraba a 1000, y mientras lo hacía su mano se perdía por detrás de mi espalda, buscando el broche del sujetador, lo intentó una, dos y tres veces, imposible para él hacerlo con una mano, así que tuve que soltar el nuevo juguete que había encontrado, y ayudarlo un poco, puse mis manos en mi espalda, buscando el broche y lo solté, y después me quite el sujetador que fue a caer justo sobre su camiseta, él me miraba con la boca abierta, y yo volví mi mirada hacia su pene, que cuando había sacado mi mano había quedado por encima del elástico de sus calzoncillos y ahí estaba erecto, duro como piedra, con un brillo en la punta.
No duró mucho esa vista, naturalmente él buscaba algo más y después de admirar mis pechos, dirigió su boca y su lengua hacia ellos, mis pezones alegremente lo recibieron, con la misma dureza que mostraba su pene, el contacto de su boca y de su lengua, hizo que yo soltara un gemido de placer, y entonces, sentí como los dedos de sus manos se deslizaban por entre el elástico de mis bragas, y empezaban a jalar hacia abajo, levante la cadera para hacerle el movimiento más sencillo, y estas fueron a parar al otro extremo del sofá, debía corresponder y mis manos bajaron sus calzoncillos hacia sus rodillas, no hubo tiempo para más, así, con los pantalones en los tobillos y los calzoncillos en las rodillas, fue en busca de mí y yo lo recibí gustosa, la humedad de mi entrepierna y la firmeza de su pene hicieron que todo fuera muy sencillo y entonces embistió una, y otra, y otra, y otra vez, cada vez con más fuerza, cada vez con mejor ritmo. Y sin apartar nunca sus ojos de los míos.
Era enloquecedor ese momento, la electricidad fluía, y llegó el momento en que ambos explotamos, nos fundimos en un abrazo y permanecimos en él durante un par de minutos, para finalmente separarnos y terminar todo con un tierno beso, él sonreía, yo también lo hacía, y si bien podría decirse que ninguno de los dos estaba completamente desnudo, había llegado el momento de vestirnos, tomé mis cosas y corrí al baño, aún no sé muy bien por qué lo hice, pero decidí vestirme en el baño, mi justificación seria que necesitaba limpiarme. Cuando salí, él ya estaba vestido, y había acomodado parte del desorden que habíamos hecho en esa sala, me recibió con un beso y decidimos ponernos a trabajar, Andrea no tardaba en llegar, y efectivamente sucedió 20 minutos después.
Al día siguiente, Sergio hizo las cosas como él consideraba prudente, me compro una rosa blanca, se acercó y me pidió ser su novia, a lo cual yo acepté de manera gustosa, duramos juntos poco más de 2 años y medio, juntos aprendimos mucho sobre sexo, experimentamos y más. Ahora puedo decir que, si bien Sergio no fue mi primera experiencia sexual, sí fue mi primer gran amor, aunque la naturaleza es fuerte y la carne es débil, y tiempo después sucedió lo inevitable, ahora entiendo que sí que fue inevitable
Gracias por leerme y recuerden que sus comentarios son bienvenidos. Besos
MaryCarmen