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El premio
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Sigo con mi esfuerzo para publicar en cada una de las categorías de la página,  para quien han leído mis anteriores narraciones, saben que siempre incluyo algo de subordinación en las mismas, pensé que el siguiente relato encaja en esta categoría (dominación), pero de no ser así, agradeceré sus comentarios al respecto.

Pato se estaba volviendo fastidioso. Se suponía que iba ser su premio, de celebración por su aumento de sueldo, y quería darle un regalo usando su atuendo favorito: un minivestido con brillos que mostraba mis piernas y un mi par de tacones caros, pero ¿y qué?, una necesita darse un capricho a veces. Él amaba mis piernas, decía era una de las razones por las que empezó a salir conmigo, por lo que debería haber estado disfrutando de la vista, y tal vez incluso apoyando una mano en mi rodilla debajo de la mesa. En cambio, estaba mirando con desprecio a cualquier hombre en el bar que mirara en mi dirección. Pudimos ir algún restaurante, Pero el señorito quería venir a este antro populachero a recomendación de sus colaboradores del trabajo, que al tiempo supimos que era un sarcasmo no apreciado por Pato, pues así estábamos pasando el tiempo, él poniendo más atención a los tipos en un estado de defensión, en lugar que a mí.

No me malinterpreten, Era un gran novio, pero a veces sus celos y su afán de encajar en todos lados lo volvían un fastidio. Había estado deseando pasar una noche divertida, y luego volver a su casa donde pudiera quitarme el vestido y ser suya, y se le ocurre traerme a este bar poco frecuentado donde el común denominador eran jornaleros y obreros.

Y, claro, no voy a negarlo, también había estado esperando las miradas que sabía que recibiría de otros hombres. ¡No hay nada de malo en disfrutar un poco de atención lasciva, antes de ir a casa y saciar esa lujuria con el novio! Pero en lugar de eso, aquí estábamos en un lugar donde no encajábamos, tratando de terminar mi bebida lo más rápido que pude para poder salir de allí, y que él dejara de mirar con desdén a todos los tipos en el bar. Estaba demasiado ocupado mirando retadoramente para beber su bebida, así que no importaba lo rápido que bebiera la mía, íbamos a estar allí por un tiempo.

La mayoría en el lugar comenzaron a darse cuenta de lo que estaba pasando y simplemente desviaron la mirada. Puede ser divertido mirar un buen par de piernas, pero no si va a causar drama con un novio celoso.

Como anticipé, varias veces terminé mi bebida, mucho antes de que él terminara la suya, en algún momento perdí de vista al mesero por lo cual decidí ir directamente a la barra para volver a llenarla. Probablemente no fue una idea muy inteligente, ¡ahora las piernas estarían en movimiento! – pero yo estaba demasiado enojada con él a estas alturas como para preocuparme. Podía gruñir todo lo que quisiera, pero si iba a aguantar sus tonterías de macho, ¡necesitaba alcohol en mi sistema!

Solo estuve en la barra el tiempo suficiente para ordenar mi trago y volver de regreso a la mesa. Me sentía un poco mareada, debido al hecho de que estaba bebiendo más rápido de lo normal, pero en general estaba bien.

Escuché la voz detrás de mí:

Hombre: "¡Ay mamacita! ¡Tan buenas como las piernas, como las nalgas!"

Aparentemente, alguien en el bar le valía madre, “el novio celoso”. Cuando volví a la mesa estaba sonrojada de vergüenza.

Pato se puso inmediatamente de pie.

Pato: "¿Quién fue el pendejo, que dijo eso?" ladró.

Yo: "No hagas caso", mientras tomaba asiento. "Terminemos nuestras bebidas y larguémonos de aquí".

Pato: "No, ¡Quiero saber quién fue el pendejo que te dijo eso a mi vieja!"

Yo: "'Ahora soy “Tu vieja””—murmuré molesta

Hombre: "¿Por qué no te calmas y te callas, niño, antes de que te parta la madre?"

Era la misma voz que había elogiado mis nalgas hace unos segundos, y cuando lo miré me sentí mucho menos halagada por su "cumplido". El tipo era un naco. No, no naco; ¿Cómo podría definirse a los tipos vulgares, sucios, que desean aparenta ser o tener más de lo que realmente, pero no es más que un jornalero del montón? ¿Alucín? Bueno digámosle así, Él era uno de esos.

Era alto, corpulento, con un ligero sobre peso que se notaba en su vientre ligeramente abultado, llevaba un par de jeans sucios, una camiseta blanca, botas puntiagudas retorcidas, cadenas y anillos dorados muy ostentosos. Definitivamente, no me gustaba la idea de que me comiera con los ojos como si fuese un pedazo de carne disponible y sus dientes amarillos y retorcidos formando sonrisa lasciva me provocaban escalofríos.

A pesar de la advertencia, Pato no medio las circunstancias.

Pato: "¡Vamos afuera, y veamos si tus puños funcionan tan bien como tu bocota!"

Fue su brillante respuesta. Hice un intento más de calmar las cosas poniendo una mano en su brazo, pero cuando la sacudió dejé de preocuparme por lo que le pasó. Si salía y lo golpeaban, fue su piche culpa. Claro, terminaría escuchando sobre eso por el resto de la noche, probablemente incluso atendiendo sus moretones, pero tal vez aprendería a dejar de ser un imbécil cuando saliéramos juntos. Si vas a tener una novia sexy, deberías disfrutarlo, no pasar cada minuto en público ventilando tu falta de confianza en ti mismo para que el mundo lo vea.

Para mi sorpresa, “Alucín” decidió que sí, que le gustaría salir y darle una lección a Pato, y Pato fue lo suficientemente estúpido como para seguir adelante. Quiero decir, estaba en muy buena forma, pero ¿había estado alguna vez en una pelea? ¿Y dos hombres realmente iban a salir y pelear, en esta época, porque uno había "mirado a la novia del otro"? Suspiré, tomé un último trago de mi bebida y los seguí.

Ya se estaba reuniendo un grupo de personas a ver el espectáculo gratuito, y, para mi sorpresa, no parecía que nadie se molestara en llamar a la policía. Tuve la tentación de preguntar a alguien y confirmar que todavía estábamos en a finales del siglo XX, pero en su lugar traté de averiguar cómo se suponía que debía manejar esta situación. Después de todo, estaban peleando por mí, o al menos por el derecho a mirarme, así que ¿debería haber estado apoyando a “mi hombre”? ¿O jugando con indiferencia, como si esto sucediera todo el tiempo? ("¡Por supuesto que dos hombres se están peleando por mí! ¡Es jueves!")

El único que en realidad parecía indiferente era el Alucín que había estado mirando mi cola. Al mirarlo, no habrías asumido que estaba a punto de pelearse a puñetazos en la vía pública; estaba tranquilo, fresco y sereno, con solo una pizca de sonrisa irónica en su rostro. Y tampoco ayudaba que estuviera incitando a Pato.

Alucín: "Así que no te gusta que miren a tu vieja, ¿eh? ¿Qué sucede si gano? ¿Me la quedo? ¿O simplemente me la tomo prestada por una noche y te la devuelvo mañana?"

Pato: "Sigue hablando, pendejo, porque estás a punto de recibir una lección de modales".

Yo: "Suficiente, Déjalo en paz, y entremos".

Tenía la esperanza de que esto le daría una excusa para dejar de tonterías; tal vez podría alejarse si estaba claro que solo lo estaba haciendo porque "su vieja" lo estaba obligando. (Cuanto más lo pensaba, más me molestaba la frase "mi vieja").

No funcionó.

Pato: "Cállate, Yo sé lo que hago".

En nuestros años juntos nunca me había dicho que me callara. Mi irritación estalló en ira en toda regla.

Yo: "Bueno, será mejor, porque si te parte la madre, como parece que lo hará, ¡tal vez me vaya a casa con él esta noche, en lugar de contigo!" molesta

Una amenaza vacía, por supuesto, no había forma de que me fuera con este pendejo, pero quería decir algo que molestara a Pato. No es que funcionara; él sabía tan bien como yo que, no iba a hacer tal cosa. Además, ahora estaba en pleno modo de lucha.

Desafortunadamente, no duró mucho.

Pato lanzo su primer golpe, pero antes de que pudiera conectar con algo, el Alucín le dio uno, justo en el centro de su cara, y Pato cayó con fuerza al suelo. La segunda "mitad" de la pelea se desarrolló como en una película: Pato se levantó y el Alucín le advirtió que se quedara abajo; Pato no escuchó, y mientras se ponía de pie tambaleándose, recibió otro bombazo en la cara. La segunda vez que cayó, lo hizo para siempre: estaba inconsciente.

Alucín: "Bueno mamacita, ¿Lista para venirte a mi casa y quitarte ese vestidito?"

Escuché risas de la pequeña multitud que se había reunido. No vivíamos en la edad de piedra; claramente no me iba a ir a casa con alguien que me había "ganado" en una pelea. Sin embargo, estaba furiosa por el comportamiento de Pato, y pensé que no estaría de más darle una lección.

Yo: "Vamos"

Encontraría una manera de liberarme de él más tarde, pero por ahora, quería una multitud de espectadores ansiosos por decirle a Pato (cuando se despertará) lo que más temía: "su vieja" se había ido con el Alucín que le partió la madre.

Hombre: "Mi carro está por aquí" me condujo por un callejón.

Mientras caminábamos hacia el callejón, ya lejos de la vista de la multitud, casualmente deslizó su brazo alrededor de mí, dejando que su mano descansara sobre mi nalga.

Yo: "Tranquilo, Quiero darle una lección, pero no te hagas ideas sobre lo que NO va a pasar".

Hombre: "¿no?, ¿Crees que no veo lo excitada que estás con todo esto? ¡Apuesto a que estás empapando tus calzones!"

Para mi sorpresa, bajo el manto de la oscuridad, me apoyó contra la pared, justo al lado de un montón de basura, y metió una mano por debajo de mi falda.

Alucín: "¡A huevo, que sí!"

Con su mano deslizándose en torno a de mis bragas mojadas.

Alucín: "Apuesto a que el pendejin de tu novio, no te ha excitado tanto nunca ".

Voltea la cara a un lado, avergonzada por el hecho de que tenía razón: realmente estaba empapada. No sé cuándo empezaron a fluir mis jugos; ¿cuándo me puso la mano en el culo? ¿Cuándo le partió la madre a Pato? ¿cuándo dijo que tengo un buen culo?!? En algún momento me excité, y este neandertal podía leerlo en mí como si estuviera escrito en mi frente.

No solo estaba manoseando mis bragas y haciendo alarde. Me estaba tocando deliciosamente. era bueno en eso. Como resueltamente mantuve mi rostro hacia otro lado, comenzó a estimular mi clítoris como alguien que sabe para qué sirve; No solo estaba lubricada en este punto, también me estaba calentando. No estaba convencida de que este tipo fuera capaz de leer el menú de McDonald's sin llamar a un amigo, pero tenía un doctorado en estimular a una mujer.

Deslizo la tela de mi tanga a un lado y empujo un dedo en mi coñito. Gemí, mostrando cuánto control había perdido de mi propio cuerpo. Otro dedo siguió al primero, mientras él continuaba usando su pulgar para trabajar mi clítoris.

No me tomó mucho tiempo correrme en su mano. MI razonamiento no encontraba razón para que esta situación me excitaba: ni el Alucín cuyos dedos estaban dentro de mí; ni la idea de ser tocada en un callejón oscuro; Ni siquiera engañar a mi novio. Nada de estaba bien. Pero, sumando todo, no podía negar que estaba teniendo uno de los mejores orgasmos de mi vida, y gimoteaba de placer.

Me dejó bajar de mi clímax, todavía estimulándome suavemente con sus dedos, antes de finalmente sacarlos, sintiéndome vacía. Pero no tuve la oportunidad de recuperar el aliento antes de que él me levantara, con un brazo debajo de cada pierna, y luego me volviera a bajar, empalándome en su dura verga. Jadeé cuando lo sentí entrar en mí; ¿¡¿Cómo?? ¿Cuándo?? ¿Por qué no me di cuenta??? la había sacado de sus jeans ahora estaba dentro de mí.

No era tan grande como Pato, pero era más firme y con una textura venosa, y eso es lo que necesitaba mi coñito en este momento: necesitaba algo para reemplazar esos dedos. Gemí, mientras presionaba mi espalda contra la pared y comenzaba a culearme. Mis pies ni siquiera estaban en el suelo, solo me sostuvo por las piernas y me tomó.

En todo caso, fue la irrealidad de la situación lo que me permitió actuar de manera tan inusual. Ni siquiera pensaría en besar a este Alucín, ¡Asco! – Sin embargo, menos de 10 minutos después de conocerlo, ahora me estaba cogiendo en un callejón como un animal, y movía mis caderas tanto como podía para tomarlo profundamente dentro de mí. Solo tomó un par de minutos antes de que sintiera venir otro orgasmo, y me di cuenta de que iba a eclipsar al primero. Lo agarré y mordí el cuello de su camisa, tratando de apagar mi grito de placer.

Él estaba sincronizado conmigo. Justo cuando estaba empezando a bajar de mi orgasmo, lo escuché/sentí gruñir, y luego sentí que su semen me inundaba. Siguió culeándome, al ritmo de los chorros de semen, de modo que plantó cada chorro tan profundo en mí como pudo. No creo que lo estuviera planeando; fueron solo miles de años de puro instinto. La mayoría de los hombres habían evolucionado más allá de eso; este tipo era más primitivo que ellos.

En los oscuros rincones de mi mente, estaba pensando que probablemente tendría que conseguir una pastilla del día siguiente, ¡y que Dios me ayude si el pendejo este tenía una ETS! – pero ese pensamiento fue se fue a segundo plano distante, por el orgasmo adicional que estaba atormentando mi cuerpo, mientras me excitaba la sensación, el conocimiento, de su semen llenándome.

Cuando terminó, bajó mis piernas al suelo, en ese momento me di cuenta de que estaban temblando. Tuve que apoyarme contra la pared solo para mantenerme erguida. Él, por otro lado, simplemente se subió la cremallera dentro de sus pantalones e hizo ademán de irse.

Alucín: "Ven"

Yo: "Solo un segundo," insegura de mi habilidad para caminar.

Alucín: "Chingada madre", murmuró,

luego completó la imagen de Neanderthal echándome sobre su hombro, para llevarme al vehículo.

Alucín: "Y será mejor que lo aprietes bien putita y no dejes que se te escurran los mecos de la panocha, Me gusta esta camisa, y no quiero que la manches". mientras me cargaba.

La única palabra que se me quedó grabada en la cabeza de ese discurso fue la palabra "putita". Realmente era una puta en este momento. Este era solo el cuarto hombre que había tenido dentro de mí en mi vida, pero anhelaba su verga como nunca había anhelado ninguna otra; mañana era mañana, pero iba a dedicar el resto de esta noche a repetir nuestra actuación en el callejón. Y con suerte, tal vez estaríamos en una cama la próxima vez…

Por supuesto que conducía un Pick Up vieja. Por supuesto que lo hizo. ¿Qué otro tipo de vehículo conduciría un tipo como este? Me dejó del lado del pasajero y partimos.

No fue un largo viaje antes de que se estacionara. Había algunos edificios alrededor de una pequeña área abierta cubierta de hierba y, dado que era una noche agradable, había gente alrededor, sentada en bancos y disfrutando del cálido aire de verano. Hice ademán de salir, pero me detuvo.

Alucín: "Todavía no, estoy listo para la segunda ronda".

Se desabrochó los vaqueros y sacó su polla, ya dura y lista.

Yo: "¿¡¿Aquí?!?"

Mirando alrededor a todas las personas. Estaba oscuro afuera, pero había luces en la calle, ¡y tenían una vista clara para cualquiera que mirara podría ver lo sucediera dentro del vehículo!

Alucín: "Traigo a putitas como tú todo el tiempo, no es la primera vez que ven “La Troca” balancearse. Ahora ponte trucha; cuanto antes me corra, antes podremos entrar".

Era la segunda vez esa noche que me llamaba puta, y definitivamente me sentía como una puta. Por la forma en que mi cuerpo había reaccionado en el callejón, no podía negar el placer que me había dado. Pero una cosa era hacerlo en un callejón, ¿realmente podría hacerlo con otras personas literalmente mirando?

Como respuesta parcial a mi propia pregunta, me coloqué sobre él, me subí la falda de mi vestido, aparté a un lado la tela de mi tanga y descendí sobre su verga. Sin embargo, como una respuesta más completa a mi pregunta, no estaba sintiendo ningún placer esta vez: solo quería terminar de una vez, hacer que se corriera rápidamente y entrar, fuera de la vista de estas personas. Esperaba que el reflejo de las farolas en las ventanas impidiera que los espectadores nos vieran.

Inmediatamente comencé a deslizarme arriba y abajo sobre él, construyendo un ritmo. Al principio estaba tratando de tener cuidado, follándolo lo más fuerte que pude sin hacer que la Pick Up se balanceara y llamara la atención innecesariamente, pero luego lo miré a la cara y vi la diversión escrita allí. Así que fui más duro; la camioneta danzaba, seguramente, pero aceleraría las cosas. En un momento miré a mi alrededor y me di cuenta de que nadie nos estaba prestando especial atención. Un anciano miró hacia nosotros y nos inclinó su cerveza a modo de saludo, y luego volvió a su conversación con los otros tipos.

Alucín: "Te lo dije, están acostumbrados a ver putas. ¿Ahora vas a hacer que me corra, o vamos a pasar toda la noche aquí?"

No solo redoblé mis esfuerzos, sino que también saqué mis senos y los metí en su boca. (Afortunadamente no había usado sostén.) A los hombres les gustan las tetas, así que pensé que permitirle jugar con las mías lo ayudaría a apresurarse. Más importante aún, no quería que me comparara constantemente con las zorras que normalmente traía a casa, así que quería mantener su boca ocupada.

Estuve tentado de tratar de hablarle sucio, pero no estaba segura de poder lograrlo, habría sonado demasiado forzado, así que, en lugar de eso, gemí un poco, fingiendo placer. En un momento, mordió mi pezón, con fuerza, y envió un hormigueo directamente a mi clítoris; tal vez estaba disfrutando esto más de lo que creía.

Finalmente comenzó a gruñir, y luego sentí que su venosa verga comenzaba a temblar cuando se corrió dentro de mí. No había tenido mi propio orgasmo, pero tenía un absurdo sentimiento de orgullo por tomarme su segunda ronda de la noche.

Antes de que pudiera pensar en acomodarme mi mini vestido para lucir más presentable, abrió la puerta y me empujó afuera del vehículo, antes de salir él mismo. Me las arreglé para recuperar el equilibrio, para no caerme al pavimento, pero estaba de pie al aire libre, exponiendo mis senos y mi vestido levantado exponiendo mi recién cogido mi coñito. Solo me tomó un momento recobrar el sentido y ajustar mi ropa, pero se sintió como una eternidad, mientras dudaba sobre si debería cubrir mis tetas o mi coño primero. Sonrojándome, me acomodé mi tanga sobre mi cuca y me bajé la falda del vestido antes de volver a aguardar mis tetas en él.

Anciano: "Cuidadito, ¡no vayas a manchar de mecos la calle! ¡No limpiamos todos los días!"

Algunos de los que lo rodeaban se rieron. Fue el momento más vergonzoso de toda mi vida, y también el momento en que me di cuenta: probablemente no era mejor que las zorras habituales que traía a casa. ¿Cuántas otras mujeres habían hecho lo que yo acababa de hacer, en este mismo lugar, pensando que eran mejores que todas las demás? De pie aquí en este espacio público, finalmente cubriendo mi desnudez (y sintiendo su semen comenzar a acumularse en mi tanga), ¿qué derecho tenía de juzgar a alguien más?

Alucín: "Ven” mientras cerraba su auto. "Entra."

Y me dio un ligero golpecito en la nalga para guiarme en la dirección correcta.

Subimos unas escaleras frente a nosotros subía una señora de mediana edad a paso lento. Mientras lo hacíamos, sentí su mano ahuecando mi culo. Después de la forma en que me había estado usando hasta ahora, este acto parecía casi tierno en comparación. Luego la movió debajo del vestido y la deslizó entre mi hilo, lo cual aún era agradable, teniendo ese contacto piel con piel. Pero luego me sorprendió, literalmente, al deslizar un dedo en mi ano.

Con toda la fuerza de voluntad a

Mi disposición me impidió jadear en voz alta ante la intrusión, pero toda la fuerza de voluntad del mundo no pudo evitar que me tensara. ¡Si fuera una caricatura, mis ojos habrían estado saltando fuera de mi cabeza! No era la primera vez que introducían algo en mi culito, pero no era algo a lo que me hubiera acostumbrado aun, y que me metieran un dedo allí de repente sin previo aviso era más que sorprendente.

No me jodió el culo con el dedo ni nada, simplemente lo dejó descansando allí. En mi ano.

Cuando llegamos a su piso, caminamos detrás de la señora por el pasillo, todavía con su mano mi cola, su dedo en mi esfínter. Hice lo mejor que pude para caminar naturalmente, pero estoy segura de que no funcionó. Su puerta estaba primero, y pasamos a un lado de ella.

Mujer: "Trata de no ser demasiado ruidoso esta noche, ¿de acuerdo? Tengo que levantarme temprano mañana. Se ve que quieres aprovechar ese culito, pero parece que no está acostumbrada a tener algo allí adentro, así que por favor que sus gritos me dejen dormir, ¿de acuerdo?"

No pensé que todavía tendría la capacidad de sonrojarme, después de todo lo que ya me había hecho, pero lo hice de todos modos.

¿Con qué frecuencia este tipo traía mujeres a casa que era una rutina para todos sus vecinos? "Otro día, otra puta" parecía ser su lema.

Entramos al apartamento de al lado, no es de extrañar que ella estuviera preocupada por el ruido, y tan pronto como entramos, tenía mi pecho contra la pared. Supongo que decidió no seguir el consejo de su vecina: quitó el dedo lo suficiente como para terminar de subirme la falda, bajarme la tanga hasta las rodillas (limpiándose el dedo en ella en el proceso) y liberar su polla antes de hundirse. en mi más sensible de mis agujeros.

Como digo, ya había experimentado con el juego anal antes, pero esto era completamente diferente. Sin lubricante, sin calentamiento, sin nada, solo sexo anal inmediato y duro. Apreté los dientes, hice todo lo posible por no gritar y simplemente… lo tomé.

Desafortunadamente, esta era la tercera vez que me follaba en el lapso de una hora, así que no iba a ser rápido. Golpeó mi trasero durante mucho, mucho tiempo. Mis senos comenzaban a dolerme por estar presionados contra el muro, y estoy seguro de que mi mejilla estaba teniendo el patrón del texturizado de la pared.

Afortunadamente, el dolor comenzó a disminuir después de un tiempo, sintiéndome tan… llena. Era diferente a tener su verga en mi coñito; me estaba llenando mis entrañas con su dura y venosa verga. Por lo que sentía estar rellena más de lo que lo había sentido antes, cuando probé esto la primera vez. Por supuesto, fue "solo la punta", y pasó muy rápido por la presión de mi apretado ojete sobre la verga. De ninguna manera este tipo se iba a terminar rápido y solo la puntita, estaba más que acostumbrado a follar por el culo.

Una vez más, me encontré preguntándome cuántas otras mujeres se habían encontrado presionadas contra esta pared, con el culo lleno de la verga de este hombre. Yo era solo una de muchas, y era deprimente lo bajo que había caído y extrañamente liberador poder hacer lo que quisiera con este hombre, sin tener que enfrentarla nuevamente al día siguiente.

Cuando comenzó a acercarse a su desahogo, demostró una vez más su conocimiento experto de al pasar una mano bajo mi vientre y tocar mi clítoris. El placer fue inmediato – Debo haber estado disfrutando mi sexo anal más de lo que me di cuenta – y gemí contra la pared; mi orgasmo llegó al mismo tiempo que el suyo, y la sensación de su polla palpitando, su dedo en mi clítoris y mis jugos soltándose, todo se mezcló a la vez en mi cabeza. Casi sentí que me estaba corriendo en mi propio culo.

Me dio un minuto para bajar de mi orgasmo, y luego se retiró y me dio una palmada en el trasero.

Alucín: "Ve a limpiarte, El baño está allí".

Pasé por la cocina, de camino, y al pasar por la basura aproveché para quitarme mi maltrecha y olorosa tanga, y tirarla.

Me di una ducha rápida para limpiarme y volví a la sala, envuelta solo en una decolorada y ruyida toalla. Pude ver mejor su apartamento, ahora, y vi que era una unidad de soltero: todo en una habitación, aparte del baño. en realidad, ni siquiera la había amueblado completamente; con una colchoneta y un televisor en medio de la habitación, donde obviamente dormía. Y, por lo que parecía, tampoco lavaba las sábanas muy a menudo.

Estaba sentado, vestido solo con sus sucios jeans, viendo la televisión y bebiendo una cerveza, y yo me recosté en la colchoneta cerca de él, de manera pausada, cuidadosamente evitando pensar en cuántas chicas se había cogido en este mismo lugar. Me estaba volviendo loca, pensando en el hecho de que yo era sólo una entre un gran número de sus "putas", queriendo creer que era mejor que ellos, a pesar de todas las pruebas en contra. No era solo una zorra al azar, buscando una verga. Estaba segura de ello.

Alucín: "Sigues aquí? ¿No llenas?"

Yo: "Pensé… que… Que tal vez podríamos hablar un poco".

Él solo sonrió y ni siquiera apartó los ojos de la televisión.

Alucín: "¿En serio? ¿De qué hablaríamos? ¿De cuánto disfrutaste que te metiera la verga? Si crees que eres una buena niña, hija de papi, deberías irte ahora, antes de que te vuelvas a ser una perra en celo de nuevo, hambrienta de verga".

Yo: "No soy como las otras que has traído aquí, No soy una puta cualquiera".

Alucín: "Abre las piernas, puta"

Instintivamente, como si tuvieran vida por sí mismas, mis piernas hicieron lo que me pedía. La toalla se abrió fácilmente, mientras le mostraba mi desnudo coñito, tan expuesta como una mujer puede estar ante un hombre.

Alucín: "Es posible que no hayas sido una puta hoy por la tarde, y claro, puede que no lo seas mañana, pero ahora mismo todo lo que quieres es una verga".

Una vez más, me estaba sonrojando intensamente por la vergüenza y el deseo. Por la forma en que había obedecido instintivamente su orden, abriéndome a él sin pensarlo dos veces, y porque tenía razón. Quería que me culeara, aquí y ahora, en este sucio colchón. Para mi disgusto, ni siquiera había movido los ojos de la televisión. Cualquier otro hombre habría tenido sus ojos atraídos hacia mí como un imán; para él, era solo una putica más: no tenía nada de especial, era una en un millón.

Cuando no mostró signos de moverse, o incluso de quitar su atención de la televisión, retire totalmente la toalla, exponiendo el resto de mí.

Yo: "¿Por favor?" en voz baja, demostrando sin lugar a dudas que tenía razón.

Todavía no apagó la televisión, pero se levantó, se desabrochó y bajo los pantalones para unirse a mí en el apestoso colchón. Mi último pensamiento coherente, antes de ceder al placer cuando entró en mí, fue esperar que se hubiera limpiado la polla después de follarme el culo.

No sé a qué hora salí de su apartamento, pero de madrugada. El conductor del coche de alquiler parecía un poco nervioso por estar en este vecindario y se relajó visiblemente una vez que estuvimos a unas cuadras de distancia.

Ni siquiera me molesté en ducharme cuando llegué a casa, solo me quité la ropa y me desnudé en la cama. Tendría que lavar las sábanas mañana, todavía estaba cubierta de su semen y sudor, sin mencionar mis propios jugos secándose en el interior de mis muslos, pero eso me preocuparía más tarde. Por el momento, todo lo que quería era dormir.

Al día siguiente, tomé el día libre del trabajo. Lavé la ropa, vi televisión, me senté a la mesa a tomar café y, en general, evitaba pensar en nada. Alrededor de las 10 Pato llamó, queriendo saber qué me había pasado la noche anterior. Pasó la mayor parte de la conversación alternando entre disgusto por sus acciones de la noche y querer acusarme de engañarlo. Cuando despertó, la gente obviamente le había dicho que me había ido con el otro tipo; por un lado, me conocía lo suficientemente bien como para suponer que nunca lo engañaría, independientemente de lo que le hubieran dicho, pero, por otro lado, ¿cómo no iba a preocuparse por eso?

Finalmente se decidió a hacer la pregunta cuya respuesta no estaba seguro de querer saber:

Pato: "¿Hiciste… hiciste algo con él wey ese, anoche?"

Yo. "¿Tu qué crees?"

Podía escucharlo exhalar un suspiro de alivio; por supuesto, su novia no saldría y se haría algo con un extraño que acababa de conocer. Solo se fue con él para darle una lección.

Pato parecía haber aprendido la lección. Nunca volvió a actuar como un imbécil, incluso cuando me vestí para impresionar.

Y nunca se le ocurrió, ni por un momento, que en realidad no había respondido a su pregunta.

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