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El plan (2)
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Las casas pasaban a gran velocidad por mi vista, carteles, personas todo pasaba muy rápido, mi concentración estaba puesta en el camino y en la hora actual. Eran las 8:46 y yo debía estar a las 9 en mi oficina. Si bien generalmente trabajaba desde casa permitiendo yo manejar mi horario, una vez al mes había una reunión presencial con los altos ejecutivos de la empresa.

Anoche al recibir el mensaje de mi esposo pensé en seguir con mi plan e ir a la pieza de mi hijo, sin embargo pensando fríamente lo mejor era que asimilara lo ocurrido y si todo resultara lo ideal sería que lo viera de forma natural.

Hace unos minutos desperté tras escuchar mi puerta cerrar, al abrir los ojos veo que mi esposo aún no llegaba, mi enojo ya estaba encendiendo pero el recuerdo de la reunión se apoderó de mi existencia y entre en modo automático, en 15 minutos ya estaba en el auto con rumbo a la oficina, no me di cuenta que mi hijo estaba observando todo mi andar en la casa.

Como empresa informática, el cliché de que hubiera 10 hombres por cada mujer también se respetaba acá, la incomodidad de escuchar susurros y la sensación de como me observaba las tetas y el culo era insoportable. Sin detenerme fui directo a la oficina de reuniones, pero para mi horror el peor de todos estaba en ella.

—Fran querida, estás radiante como siempre, ven para darte un beso

—Hola jefe, ¿Cómo está hoy?

—No seas tan formal, aún no llega nadie… Además nos conocemos hace años

—En el trabajo usted es el jefe, debo ir a buscar algo se me olvido que Helen me había pedido ayuda

Hui lo más rápido posible, el gerente de la empresa, un hombre llamado Cesar, era un cerdo. El típico gordo con dinero que cree que puede tener a cualquier mujer solo gastando en ella, hay varias que cayeron en su juego pero yo nunca estaría con alguien que no me atrajera físicamente, además con mi marido a pesar que últimamente no hay mucha acción cuando lo hacemos es suficiente. Una vez terminada la reunión junto a mi amiga nos fuimos a una cafetería para ponernos al día en nuestras vidas.

—Mira este el nuevo bombón que me estoy comiendo tiene solo 20 años, no te cuento el amigo que se trae entre las piernas

—Pero podría ser tu hijo, se ve guapo pero la diferencia es mucha

—Amiga no seas tonta, no lo quiero para casarme simplemente es para disfrutar además el morbo que genera la edad es aún más rico

—No lo sé…

—Piénsalo, imagínate con un joven lleno de deseo y lujuria, que te use como juguete pero en verdad tú lo estas guiando y él no se da cuenta

En ese momento me imaginé con mi hijo, haciéndome suya de una manera apasionada, sin darme cuenta mi rostro se enrojece, sacando una risa malévola a Helen.

—Veo que pensaste en alguien

—No es eso, simplemente recordé a mi marido en su juventud

—Eso no cuenta, además tu marido no era muy fogoso ¿Recuerdas el trío?

—Eso no cuenta como trío, simplemente… No hagas hablar estas cosas acá

—Jajaja perdón perdón

Continuamos hablando de todo tipo de cosas, pero la imagen mental de yo estando con mi hijo aún estaba presente en mi mente, sin notarlo ya era la hora de almuerzo por lo que me despedí de Helen y me fui en dirección a comprar algunas cosas para preparar un almuerzo rápido. Cuando salí del mercado, vi que Helen me había enviado un mensaje. “El mesero me pidió tu número de contacto, ¿quieres que se lo de?” Negándome a esa inesperada situación me fui para la casa.

En la casa había un ruido proveniente desde el segundo piso, era música pero sonaba raro, deje la bolsa en la mesa y fui a ver qué ocurría. Era en la pieza de hijo, no quería abrir, pero como madre hay cosas que uno debe hacer. La escena era rara, mi hijo estirado en la cama mirando el techo, solo llevaba una polera y boxers puestos, y de fondo un show en vivo puesto en su computadora, era Morrissey el que sonaba, algo que prendió una alarma.

Miguel siempre escuchaba lo último de moda, su gusto musical cambiaba cada temporada por lo que me pareció extraño que escuchara algo de otra época, además el hecho de que ese estilo era poco masculino, no quería estigmatizar pero la primera música diferente era justamente una clasificada como alternativa.

—Hijo ya llegué, preparare algo rápido de comer ¿puedes bajar a esa música?

—Estoy disfrutando, además siempre te quejas que no te gusta mi música, ahora que cambie también te enojas

—Es verdad… Ya que tu sacaste el tema ¿Desde cuando escuchas este estilo?

—El otro día fui a un bar y tocaba de este puro estilo fue algo revelador

—ya veo…

El tono de voz era muy directo, y pude notar como estaba pendiente de mi reacción, intenté parecer neutral pero mi rostro debió haber revelado algún malestar sobre todo cuando menciono el bar ¿Solo conozco un tipo de bar que coloca música alternativa?

Mientras el pollo se calentaba, llamé a mi esposo. El hecho de que no apareció después de irse con sus amigos quedó en segundo plano, le conté que nuestro hijo estaba frecuentando bares alternativos, pero no le dio importancia simplemente me daba excusas de su desaparición, estaba tan enojada que incluso le dije que sí tenía una amante que hiciera las cosas bien y eligiera a una, que no fuera un maldito queriendo tener todo, sorprendido por mi respuesta me aviso que hoy llegaría temprano.

Durante el almuerzo, no nos dijimos ninguna palabra con mi hijo, yo quería preguntar muchas cosas, o simplemente conversar como siempre. Pero el elefante blanco en la habitación era obvio.

—Gracias por la comida…

—Hijo ¿Por qué no fuiste a clases hoy?

—Tú sabes la respuesta…

—Te refieres a…

—Mamá por favor ven a mi pieza en unos minutos, ya es hora que conversemos.

Mi plan de que él se sintiera natural estaba fracasando, dejé los platos sucios en el fregadero, y me fui a cambiar ropa ya que aún andaba vestida formal. Me puse una camiseta con tirantes y me quité el sostén, necesitaba la sensación de libertad, para abajo simplemente me puse unos short de yoga.

Eran las 15:03, mi marido me había avisado que llegaría temprano. No quería que llegara y yo estar en medio de la conversación con mi hijo y provocar un caos por lo que le mande un mensaje de que no se le ocurriera llegar sin mis pasteles favoritos, dichos pasteles los venden en el pueblo donde nos criamos que está a 1 hora en automóvil por lo que acabo de ganar 2 horas extras como mínimo. Respirando profundamente ante la puerta de mi hijo la abrí lentamente.

En la cama estaba mi hijo sentado, tomé su silla de computador y me senté frente a él, ambos nos miramos sin decir nada. Por la idiota de mi amiga aún estaba la imagen mental en mi cabeza, pero luego pensé en la fotografía que me mostro de su nuevo amigo sexual, Miguel era mucho más guapo que él. Frente a mi estaba un hombre de 1,84 delgado con musculatura delgada pero definido, su pelo largo hasta los hombros y rasgos femeninos que lo hacían algo andrógeno tenía más parecido a mi que a su padre pero aun así cuando vestía de terno era un gentleman y lo más importante ayer pude ver su herramienta y claramente era algo digno de observar.

—Mamá…

—Hijo déjame explicar, ayer al ver esos rasguños mi mente me traicionó sin querer…

—¿Sin querer? De verdad quieres que piense que fue sin querer, lo que hicimos estuvo mal

—Lo se mi rey, pero es que de verdad tengo miedo

—Mamá no llores por favor

Cuando mi hijo me confrontó deje escapar un poco de mi ansiedad y un poco de frustración haciendo que llorara por la situación, el al verme se sorprendió y no supo cómo reaccionar.

—Mamita, perdón… es que de verdad me sorprendió todo, no sé qué pasa por tu cabeza, cuál es tu preocupación por favor dime

—No quiero, no quiero me odies

—Nunca te odiare, solo quiero saber por que

Él se paró y abrazó, pero la silla era incómoda por lo que nos sentamos en el respaldo de su cama y yo me refugie en su pecho mientras él me abrazaba y me acariciaba el cabello tiernamente.

—Mamá yo no soy gay

—…

—Si fuera gay crees que estar así me provocaría esto

Al oír su última frase me separo de él sorprendida, miro su entrepierna y veo un bulto, no está totalmente erecto pero se ve que va en camino para eso, mi mirada vuelve al rostro de mi hijo que mira hacia otro lado con mucha vergüenza.

—Eso es una respuesta natural en los hombres…

—No soy tan depravado para excitarme por que tu estas llorando, cada vez caigo más bajo en tu mente

—No es lo que quiero decir, pero… ¿Cómo puedo creerte? ¿Cómo te hiciste esas heridas en la espalda?

El movió el mouse de su computadora, y el monitor se enciende, la página que apareció era el historial de búsqueda, en ella habían 20 o más visitas a videos pornográficos, todos del mismo tipo.

—Te gusta ese tipo de cosa ya veo… ¿Cómo sé que esto no es un engaño?

—Mamá por favor ¿Qué más quieres hacer? ¿Ya no sé como demostrarte? No quiero otro asalto en el baño

—Yo lo haré ahora para ti quiero ver tu reacción, solo así sabre si mientes o no

—¿Qué?

Todos los videos que mi hijo visitó eran de mujeres dándose placer, algunos eran desde punto de vista y otros incluso muchas en un cuarto al mismo tiempo. Si realmente él se excitaba con eso, al verme frente no podría mentir, era la segunda parte del plan perfecto.

Sin tiempo para que reaccionara me quite los short junto con mis bragas quedando frente a él con las piernas abiertas, sus ojos estaban fijos en mí generando un escalofrío en mi espalda, aún la expresión que lo dominaba era la sorpresa por lo que me tire la polera dejando mis pechos salieran por los bordes, ahora su miraba estaba dividida.

Moje mis dedos tímidamente y los lleve a mi conchita primero me enfoque en estimular mi clítoris, no era necesario activar nada ya que la pendiente mirada de mi hijo ya me había excitado desde el comienzo, pude ver como tragaba saliva y sus ojos se enfocan en mis dedos jugando ahora por toda mi zona, lleve mi mano a mi pecho y solté un leve gemido, pude ver que el pene de mi hijo estaba totalmente erecto y se asomaba por el borde de su bóxer.

Nuestros ojos se encontraron envolviéndonos en una atmósfera relajante y estimulante, yo seguía soltando pequeños gemidos entre mi respiración pesada, el mundo se desvaneció solo estaba yo y la miraba excitada de mi hijo, no puede evitar gemir más fuerte “mmm… siii” mi cuerpo respondía erizando mi piel y mandando pequeñas cargas eléctricas por mi espalda y vientre, “mmm… aaah” jadee, acelerando mis caricias, ya me estaba moviendo inconscientemente, mis pechos subían y bajaban y jadeos cortos escapaban de mi boca.

No sé en qué momento mi hijo estaba con su pene en la mano masturbándose mirando mi escena, eso me dio una necesidad urgente de liberarme, me acerque más a él quedando frente a frente, podía sentir su respiración en mi piel, continúe con lo mío ahora sin descontrol, jadeaba mirando a mi hijo, mis dedos ahora estaban siendo introducidos en mi concha, estaba totalmente excitada y quería lograr mi orgasmo rápidamente.

En un momento cuando estaba cerrando los ojos para disfrutar la sensación sentí una mano caliente en mi rodilla, la sensación fue tan estimulante que arquee la columna involuntariamente, solté un gemido y sentí como mojaba mi mano, el solo toque de mi hijo me hizo mojar mucho, su mano fue subiendo despacio por mi muslo.

Yo cansada de lo posición me estire de espalda junto a él, eso hizo que quitara su mano, pero mi mirada fue todo para que entendiera que hiciera lo que quisiese.

Volví a jugar con mi clítoris mientras mi hijo acariciaba mis pechos, estaba en el cielo ya no evitaba mis gemidos “amor… más… más “ en un momento él puso su mano sobre la mía en mi conchita y aceleró mi ritmo, me estaba guiando para lograr mi meta, “siii, asiii… que rico mi amor”. El orgasmo no tardó en llegar, fue una explosión salvaje, mi espalda se arqueo con tal violencia y mi respiración estaba entrecortada, mis piernas temblaban, pero estaba en el cielo.

Aún con mi clítoris palpitando, estire mi mano hasta el pene de mi hijo, estaba goteando de tanto líquido soltado, hice un movimiento lento de masturbarlo que provocó un gemido de su parte, aún no me recuperaba del todo haciendo que mi hijo se impacientara, sacando mi mano y masturbándose rápidamente como si le doliera aguantar no tardó ni un minuto en soltar toda su leche, fue una descarga abundante incluso mas que ayer apunto a mi estómago incluso salpicando incluso hasta mis pechos, yo tome un poco con un dedo y la lleve a mi boca, el sabor era algo malo pero a la vez sabia a morbo y lujuria.

Ante los ojos de mi ojos aun estábamos frente a frente solo que esta vez ambos estirados, ninguno podía soltar alguna frase, el ambiente aun o se iba todavía quedaba el deseo, la lujuria y el morbo en el aire.

Ambos estábamos tirados recuperando el aire, mi plan estaba siendo un éxito solo faltaba el capítulo final, pero un ruido de auto desde afuera nos despertó, mi marido había llegado rápidamente mi hijo se levantó y asustado corrió al baño, yo acto seguido tomé mis cosas del suelo y fui al baño de mi habitación, era la peor situación posible.

Continuará.

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