Siempre he tenido una rara obsesión por los hombres masculinos, me fijaba en los hombres de revista y los actores de las grandes películas. Cuando mi cuerpo se desarrolló hice todo el esfuerzo por ser muy femenina para así buscar a mi hombre perfecto.
Hoy después de 20 años de casada y con 40 años, puedo decir que mi vida es casi como la imaginaba, si tan solo no hubiera un pequeño desarreglo en todo mi plan de vida.
Soy una mujer de 41 años recién cumplida, no es por presumir pero soy lo que hoy en día se llama milf, mi cuerpo es delgado y aunque no poseo grandes cualidades dado que mis pechos son pequeños pero firmes al igual que mi trasero, pero sé sacarle provecho vistiendo calzas y poleras apretadas. Mi esposo es un adonis, con musculatura suficiente para que sus camisas de oficina le queden apretadas pero no molestas, su pelo es largo hasta los hombros y se hace una coleta atrás que cada día que lo veo salir para ir a trabajar debo contenerme para no hacerle todo lo que nos gusta.
Mencione antes que solo había un desvío en mi plan de vida, y es lo que me tiene preocupada mi hijo Miguel de 19 años, es el fruto de nuestro amor y siempre lo criamos dándole todo lo que quiso, pero desde hace un tiempo se alejó de mi crianza y comenzó a vestir con poleras brillantes y pantalones apretados, luego su pelo fue creciendo y ahora incluso se maquilla.
-Buenos días mami, el desayuno huele muy bien
Pidiendo que se espere un momento y que se siente en la mesa, procedo a servir su desayuno, hoy se vistió más rosa que siempre por lo que mi angustia y preocupación no para de aumentar.
-Hijo, ¿no crees que esa ropa es un poco femenina para ti ?
-Mami, ¿otra vez con eso? Ya te he dicho que así es como me siento más cómodo además hoy tengo una salida con Adam y quería verme más bonito ¿De verdad no te gusta como me veo?
-¿Otra vez Adam? Hijo no se trata de como te ves, si te ves muy bonito pero de noche puedes parecer perfectamente una chica con ese pelo largo y esos colores.
-Mamá no quiero discutir otra vez, nos vemos a la noche
Sin decir nada más, tomó su mochila y se fue. Adam era el amigo de mi hijo, quien siempre fue un niño extraño que para mi opinión estaba hipersexualizado, de todos los amigos que mi hijo ha traído a casa es el único que me mira obscenamente, además últimamente él se ha declarado bisexual por lo que su junta con Miguel no me da buena espina. Todo esto ha hecho de mi plan de criar a un caballero perfecto, un galán de teleserie se ve arruinada, y por más que le insisto a mi esposo él solo opina que debemos dejar al muchacho tranquilo y apoyarlo en todo.
Como él vive en su oficina no comparte más que los domingos con nuestro hijo, incluso mi hermana dice que estoy exagerando y que mi pensamiento es anticuado, nadie entiende mi punto de vista y ya estoy muy frustrada si esto no cambia tendré que tomar medidas muy drásticas.
Esa noche con mi convicción al fuego vivo empecé mi plan. Lo primero fue interrumpirlo mientras estaba en la ducha, Al principio se sorprendió y se tapó pero lo que alcance a ver me dejó impactada, era muy grande unos 23 centímetros, era incluso más perfecta que la de mi esposo, sin percatarme me sonrojé.
-¿Mamá? Está ocupado, sale ahora por favor
-Lo siento hijo pero es una emergencia
Sin dejar tiempo para reaccionar, me bajé los pantalones que había elegido para esta ocasión ya que eran delgados y consideraba que eran provocadores pero no ordinarios. Me senté en el excusado e hice la mímica de estar orinando, todo esto ante la atónita mirada de mi hijo, quien tenía más incomodidad que otra cosa.
-Tu padre está mal del estómago y lleva mucho tiempo en nuestro baño, y no pude aguantar más, tampoco es algo extraño
-Lo entiendo…
Su comportamiento era como si un animalito estuviera siendo intimidado, eso me genero mucha ternura maternal, pero a pesar que luchaba por mirar a su cara para ver algún signo de interés por mi cuerpo, mi mirada siempre iba a su parte más desarrollada, sin perder tiempo me limpie, dándole la espalda muy lentamente me subí mi pantalón, dándole un show de primera categoría de mis nalgas, ante este movimiento mi hijo se da la vuelta quedando de espalda a mi pero hace que termine mostrándome sus preciosas nalgas, fue en ese momento en donde todo cambio de tono, en su espalda habían rasguños, para ser exactos 6 de estos eran perfectamente dos marcas de manos que se aferraron con tanta fuerza que dejaron huellas.
-Miguel ¿Quién te hizo esos rasguños?
-¿Qué? Espera mamá… ¿Qué estás haciendo?
Sin importarme nada fui hasta la ducha y abrí la puerta de vidrio, Miguel como podía se tapaba y se iba a la orilla más alejada de mí, en su intento de esconder la evidencia de esos rasguños se la vuelta quedando frente a frente a mi, sin importarme nada lo agarré de los hombros con mis dos manos y le pedí explicaciones.
-Hijo, dime la verdad por favor ¿Qué significa esto? ¿Quién te hizo eso?
No hubo ninguna respuesta, esta situación me estaba doliendo a un nivel que no podía explicar, en el fondo sabía la respuesta pero no quería escucharla.
Debido a la adrenalina no me había fijado que estaba toda mojada debido a la ducha, mis pezones se marcaban a través de mi polera al igual que mi entrepierna, mi hijo estaba en estado de shock debido a mi comportamiento y al ver sus ojos con miedo no pude evitar abrazarlo, no quería demostrar excitación solo ternura, no quería que esto terminara con él odiándome, en ese momento nuestros cuerpos se pegaron bajo las gotas de lluvia, Miguel al principio reacio me correspondió el abrazo dejando que un calor se sintiera entre mis piernas.
-Perdóname hijo, no sé que me sucedió
-Esta bien, pero mamá por favor hablemos afuera, me siento incomodo
El calor que irradiaba su pene pronto inundó toda mi entrepierna, aún no estaba erecto y ya podía sentirlo entre mis labios vaginales, pero algo me molestaba incluso con mi cuerpo tocando y presionando no lograba que él se erecta, mi orgullo como mujer se vio afectado y a su vez recordé por que estaba en esa situación, mi plan para corregir a mi hijo. Mi mano derecha pronto dejó el abrazo y se dirigió directamente a su pene, el cual agarre con cuidado envolviéndolo con mis dedos, luego acerque mi boca a su hijo para hablarle de manera casi de susurro.
-Que tenemos por acá, no te asustes es normal en los hombres es algo que no pueden controlar
-Mamá por favor, esto está mal
Sin importar las palabras de mi hijo, seguí con el agarre de su pene y comencé una y otra vez a masturbarle, intercalaba con suaves caricias, arriba mis tetas se apretaban contra su pecho y poco a poco su cuerpo comenzaba a dar signos de excitación, su respiración se hacía más agitada hasta el punto en el que no aguanto y rápidamente que me abrazó más fuerte dejándose tocar por mi a placer. A este punto la ropa me estaba molestando por lo que me quite la polera, su mirada se posó en mis pechos, pero no se atrevía a hacer ningún movimiento, por eso aproveche su estado y me agache frente a él, esto revivió su mente por unos instantes.
-Mamaaá, No detente… esto no está bien
-¿Se siente rico?
-Eso no importa…
Aún con su pene en mis manos siendo masturbado, sus gemidos eran cada vez más notorios, yo seguía masturbando con total suavidad, hasta que llego el momento y me introduje totalmente su hermoso pene a la boca, no pude evitar sentir malestar al chocar con mis amígdalas debido a lo grande que era, pero no importaba, esto ya no era mi plan de madre sino mi instinto de mujer actuando, Miguel al principio se rehusó mi acción pero a mi segunda intervención de tragarme todo, tomó mi cabeza y comenzó a penetrar mi boca.
Su fuerza era violenta estaba embistiendo con todo lo que tenía y yo recibía gustosamente cada carga con todo el deleite del mundo, por fin mi hijo mostraba rasgos de masculinidad, me estaba usando como su masturbador y no le importaba como estaba solo buscaba su propio placer y eso me estaba prendiendo cada vez más, mi mano en algún momento llego a mi conchita y mis dedos estaban jugando dándome más placer del que había sentido en mi vida, pero todo cambió de golpe al oírlo.
-Mamá me corrooo
Una increíble cantidad de leche salió disparada dentro de mi boca, mucha se derramó por mis labios, fue tanta la carga que no pude tragar y se chorreaba hasta mis pechos que terminaron impregnados por toda la corrida de mi hijo, era una vista morbosamente deliciosa.
-¿Te gustó lo que mamá te hizo?
Con picardía le pregunté a mi hijo mirándolo directamente a sus ojos desde mi posición aun tocándome con mi mano, él sin responder, sale de la ducha sin ni siquiera limpiarse y se va directo a su habitación.
La verdad no sabía si estaba bien o mal, seguirlo o quedarme, pero sin dudas lo que estaba haciendo me excitaba mucho, mi conchita más bien mi cuerpo estaba deseosa del pene de mi hijo, quitándome los pantalones me quedé bajo el agua, aprovechando de estimularme recordando todo lo sucedido, mis dedos jugaban con mi clítoris y otra mano esparcía toda la leche que mi hijo descargo y aún estaba en mi pecho, esta sensación era demasiado no pasó mucho para lograr un orgasmo que grite con todo el aire de mis pulmones.
Luego de terminar ese delicioso baño, me fui a mi habitación, pase de largo por la habitación de mi hijo, al llegar a mi habitación veo un mensaje de mi esposo “Iré a celebrar con mis amigos, no me esperes despierta”
Continuará.
Joder que relato morboso y caliente, impaciente por leer la segunda parte. También tengo relatos publicados y mencantaria que leyeras alguno y que te excitaran como a mí el tuyo. Gracias reina.