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El placer del sexo es un juego (Parte 2)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

No hay nada más rico para mí, que ver a mi mujer en short con sus nalgas al aire libre. Y desde que descubrí que fantaseaba con el ex marido de una de sus clientas, la he provisto solo de esos tipos de short.

Verla así por toda la casa y aun en su oficina donde llegar a recoger los productos sus clientas, quienes en algunas ocasiones llegan acompañadas por sus parejas. Lo cual pone en nuestro habiente una especie de placer sexual, ya que ellos no logran disimular las miraditas que le echan al culo de mi mujer.

En ocasiones hemos pedido comida por delivery, tan solo para ver las caras de los repartidores al llegar y ver las nalgas de mi mujer que parecen estar escapándose del short tan pequeño que le estoy haciendo usar como un supuesto castigo por haber fantaseado y no tan solo fantaseado. Si no, porque hizo realidad su fantasía de coger con alguien en lo secreto de nuestro hogar.

Desde ese entonces el deseo y las fantasía se han tornado en la forma de vivir nuestra relación, y mientras ella fantasea con que los maridos de sus clientas se la cojan, yo veo la forma de que ella lo disfrute al máximo.

Y así fue una tarde en la que llegó, Fernando. El esposo de otra de sus clientas y mi mujer vestía esa tarde un short cachetero azul y un polo con escote bien pronunciado, de tal modo que sus tetas estaban a punto de quedar con sus persones a la vista de quien gustase de ellas.

Al llegar Fernando, no logro saludar a mi mujer mirándole tan solo a los ojos, se puso nervioso porque le fue muy difícil dejar pasar desapercibido las tetas y el short pequeño que aunque mi mujer aún estaba delante de él de frente y su culo no estaba a la vista de Fernando, si lo estaban sus piernas blancas que el short que llevaba le cubría solo desde la entre pierna, por delante su short parecía solamente un tanga que dibujaba como cual pintor profesional, su rico coñito.

Para esto les cuento que había descargado en un celular viejo, una webcam que me permite monitorear desde mi celular nuevo. Y coloque ese celular escondido en la oficina, y así pude ver todo cuanto paso esa mañana en la que llego Fernando. Ella lo hizo pasar y tomar asiento mientras esperaba que mi mujer terminase de hacer su pedido y claro, como era lógico…

Vi así, cada mirada ardiente con la que Fernando miraba su culo y sus tetas, dentro de no muchos minutos el estaría diciéndole palabras alagando el cuerpo de mi mujer. Lo rico que le parecía y como es que el tenía… Oh… Sorpresa, sin ningún reparo le dijo que tenía su verga dura por como ella estaba vestida.

Y como disimulando, paso una de sus manos por sobre sus nalgas.

Fernando… Disculpe, es que lo tienes tan rico que no pude resistir.

Mujer… ¿En serio le parece irresistible mi culo?

Fernando… Por supuesto, nunca había visto un color tan perfecto.

Mi mujer algo sonrojada, pero ya entrada en calor le dijo: ¿y el de su mujer no será así de rico?

Fernando… Creo que cada culo tiene su encanto, pero el suyo me ha puesto la verga a full…

Mujer… ¿De verdad? No le creo…

El ni tonto ni perezoso le dijo: de verdad, si gusta le muestro.

A lo que mi mujer fijo su mirada en su paquete dándole a entender que podía mostrarle. Y en efecto, su verga estaba totalmente dura como un fierro.

Para esto mi mujer había cerrado poco a poco la puerta y la ventana de la oficina, para colgarse luego de su verga la que con ambas manos apretaba sin quitarle la mirada de encima.

En un momento ya la tenía dentro de su boca, intento metérsela toda pero le fue imposible. La verga de Fernando sin exageración debía medir por lo menos unos veinte centímetros de largo y unos cinco o seis de grosor.

Si bien es cierto que ver el tamaño de esa verga tenía a mi mujer muy excitada, a eso se le sumaba el hecho de que ella sabía muy bien que yo estaba en el cuarto mirando por la cámara. Y cuando menos lo imagine se puso de rodillas dejándole todo su culo a su entera disposición, y de un solo empujón Fernando le metió su dura y gruesa verga hasta el fondo del coñito húmedo de mi mujer. Pude oír su grito al entrarle y no lo oí por la webcam, sino que fue tan fuerte que llegó sin lugar a dudas hasta la casa de los vecinos.

Así entre el mete y saca la tubo por una minutos hasta que la vi desvaneciéndose sobre el piso de la oficina, mi mujer había sentido tal vez, el orgasmo más rico de toda su vida.

Justo cuando acababan de limpiarse y acomodarse sus popas, tocaron la puerta de la oficina aló que mi mujer abrió con cierta vergüenza, pues verían que estaba encerrada con un hombre y que no era yo.

Pero para esto y para sorpresa de Fernando, salí en ese momento y me pare en la puerta trasera de la oficina que da a la cocina de la casa…

Fernando se puso nervioso y mi mujer me miró con su mirada de satisfacción y estoy seguro que con esa misma mirada me dijo sin pronunciar palabra…

Gracias por dejar que disfrutase de esta verga tan rica…

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