Después de mi primera infidelidad me convertí en una mujer sexualmente insaciable, llena de morbo y deseo carnal, no había un día que no pensara en sexo, miembros masculinos penetrándome; pero nunca pensé que mi lujuria no tendría límite…
Me encontraba sola en casa, veía una película para consolidar el sueño, consciente de que dormiría sola esa noche, mi esposo se fue de viaje laboral a una ciudad a dos horas de distancia, era viernes, regresaría hasta el lunes por la mañana, no me gustaba que tuviera que dejarme por algunos días, a pesar de que ya lo había hecho antes por la misma razón, no me acostumbraba. Mis ojos se cerraban involuntariamente, el sueño me vencía, la TV seguía encendida en un canal de comedia; cuando de pronto, un golpe muy fuerte me despertó, primero supuse que el sonido venía de la tv, pero ya consciente lo volví a escuchar, no cabía duda, ese sonido venía de la puerta principal.
Me levanté rápidamente, me acerqué lentamente a la sala de estar, dónde tendría vista directa a la puerta, aunque las luces permanecían apagadas, intentaban abrir, sabía que no era mi esposo, ya que él me hubiera avisado sí por alguna razón canceló su viaje, así que de inmediato pensé en un ladrón; tomé un bastón que tenemos de adorno en una mesita en la sala, la utilizaría de arma en caso de necesitarla, me fui acercando a la puerta, con un golpe de adrenalina, miedo y valor encima al mismo tiempo… Cuando de pronto ésta se abre y se enciende la luz. ¡Oh sorpresa! Era mi suegro, solté un suspiro y le dije:
-Suegro, ¿Qué hace aquí?, Casi me mata del susto, ¿Por qué no aviso que vendría?, Su hijo salió de viaje.
Se quedó atónito, no contestó nada, sólo me veía, y comprendí porque, yo me encontraba semi desnuda, con mis tetas al aire, mis pezones rosados duros a causa del frío de la noche y el suceso de un momento atrás, y una diminuta tanga que solo cubría ligeramente mi pelvis y mi rayita; tras un escaneo visual de parte de mi suegro, moría de pena y con algunas disculpas en mi boca corrí a un sofá para cubrirme con un cojín. Él salió del shock de verme y contestó con una voz tartamuda y nerviosa:
-Perdóname nuerita linda, no quería llegar así, no tuve manera de llamar, mi teléfono se quedó sin carga, mi hijo me dijo que viniera a cuidarte ya que no sentía seguro que te quedaras sola con tantos casos de delincuencia que han ocurrido últimamente, seguro te desperté, aún no sé cómo se abre su puerta.
Yo le respondí que no había problema, pero que sí me dio un buen susto y conversamos un poco de eso, nos reímos y con un bostezo floreciendo me despedí de él, le dije que moría de sueño, mientras me dirigía a la habitación, comentando también que podía dormir en cualquiera de las 3 habitaciones restantes de la casa; mientras me alejaba, sentía su mirada penetrante en mí, seguro estaba viendo mi hermoso trasero.
Eran alrededor de las 3 am, me dirigía al baño como de costumbre todas las madrugadas, cuando al salir de la habitación escucho unos jadeos masculinos, venía de la habitación de enfrente de la nuestra, eran unos jadeos muy sexys, sin duda alguna escucharlos me mojó y me intrigó, sabía que era mi suegro, él que muy probablemente se estaba masturbando, la curiosidad me ganó, la puerta estaba cerrada, pero no podía alejarme de ahí sin ver lo que pasaba dentro, abrí la puerta con mucho cuidado (de tal manera que no hice ruido), estaba totalmente oscuro, sólo lograba distinguir la silueta de mi suegro sobre la cama, haciendo movimientos de brazo…
Me calentó ver esa escena, pero me calentó aún más cuando de la boca de mi suegro salió un "sí nuerita, sigue así, me encantas", no pude más, mi entre pierna parecía un río, mi saliva se volvió ácida, me acerqué a mi suegro, sin que se percatara de mi presencia, tomé su miembro, volteó asustado, pero seguí su juego y comencé a masturbarlo, mi suegro parecía no creerlo, pero no se opuso. Seguí masturbándolo hasta que acerqué mi boca a su verga y comencé a lamerla, lentamente aumentando la intensidad gradualmente, mi suegro tomó mis piernas y la jaló hacia su cabeza, dejándome boca abajo con mi vagina en su cara, hizo la tanga a un lado y lamió como loco, el 69 más rico de mi vida, me hizo terminar dos veces en su cara.
Me levanté, me recosté a su lado en posición de cucharita me retiré la tanga y acerque su miembro a mi vagina, comenzó a penetrarme, me daba muy duro mientras yo levantaba mis nalgas con una mano y el con las suyas masajeaba mis tetas, así seguimos hasta que lo hice terminar, dentro de mí, nos separamos, me fui a mi habitación sin decir ni una palabra y dormí como reina…
Al día siguiente en el desayuno quedamos en que nada de eso se diría, y qué tal vez lo repetíamos.