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El oscuro secreto de mi familia
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Tiempo de lectura: 9 minutos

¿Alguna vez han tenido que guardar un secreto tan oscuro que sientes que te está carcomiendo por dentro? Pues yo sí y hoy, después de años de intenso silencio, he decidido hablar pero, antes de hacerlo, debo ponerlos en contacto.

Mi nombre es Daniel y, cuando todo comenzó, yo solo tenía 18 años. Yo era hijo único de un matrimonio compuesto por mi padre y por Emma, mi madre que, por aquel entonces, tenía 40 años. Mi padre era un corredor de bolsa bastante exitoso, y mi madre era entrenadora personal. Debido a su profesión, mi madre Emma se la había pasado gran parte de su vida entrenando y, debido a eso, había desarrollado un cuerpo grueso, sexy, y angelical. Cuando ella se ponía a entrenar en la sala de la casa frente al televisor, yo no podía evitar admirarla haciendo ejercicio con su ropa de entrenamiento ajustada, y deleitarme cuando hacia poses que dejaban al descubierto sus atributos dignos de actriz porno. La mejor parte era cuando el sudor de su frente bajaba, pasando por sus tetas que parecían dos pelotas, sus abdominales perfectamente marcados, su trasero enorme y descomunal, y sus muslos carnosos, firmes, y lechosos al igual que su fina piel blanca. Con un cuerpo así, cualquier hombre, aunque fuese su hijo, perdería la vergüenza y se masturbaría pensando en ella (cosa que yo hice un par de veces, aunque con cierto grado de vergüenza porque, por más hermosa, tetona, y culona que fuese esa mujer, seguía siendo mi madre al final de cuentas). También cabe aclarar que, aunque mi madre tenía 40 años, parecía de 30, pues el vivir un estilo de vida tan saludable la había hecho conservarse excelentemente pese a los años.

Cualquiera pensaría que mi padre, al estar casado con semejante milf ardiente que parecía salida de una película porno de alto presupuesto y que muy pocas compañías podrían costear, sería un hombre feliz y afortunado, y yo también lo creí durante mucho tiempo pero, un día, descubrí que no era así. Ahora que ya los he puesto en contexto, les voy a contar como empezó todo.

Era muy tarde por la noche, casi de madrugada, y yo intentaba por todos los medios de conciliar el sueño pero, por alguna razón, era incapaz de hacerlo. Tras un buen rato de intentos fallidos por intentar dormir, decidí bajar a la cocina por un vaso de leche tibia y, una vez allí, escuche la voz de mi padre, la cual provenía desde afuera. No era fuera de lo común que mi padre volviera del trabajo a altas horas de la madrugada, pues su trabajo como corredor de bolsa era muy exigente pero, cuando me asome por la ventana para verlo, lo vi bajando de un auto desconocido junto con otra mujer, la cual era de más o menos mi misma edad. Al verlos juntos, supe de inmediato que no se trataba de una compañera de trabajo, pues mi padre la beso apasionadamente.

Una vez que la chica se fue en su auto, mi padre entro a la casa, y yo lo recibí muy molesto.

“hijo… ¿Qué haces despisto a esta hora?” me pregunto él, sorprendido

“viéndote haciendo cosas indebidas” le dije, molesto “¡se lo diré a mama!”

“hazlo si quieres, me da igual” me dijo él, con total tranquilidad, y yo quede confundido

“¿así de simple admites que has engañado a tu leal esposa?”

“no tengo que darte explicaciones, ahora ve a dormir”

Al yo no entender bien la situación, decidí hacerle caso a mi padre, pues no tenía sentido hacer un escándalo a esas horas de la madrugada. A la mañana siguiente, todo estuvo normal pues, como de costumbre, los tres desayunamos juntos y, al terminar, cada uno se dedicó a lo suyo (papa fue al trabajo, yo a la escuela, y mama a darle clases a sus clientes). Decidí darle la noticia a mi madre cuando estuviésemos solos, pues no quería tener que enfrentarme a la posible furia de mi padre.

Al anochecer, cuando solo estábamos mama y yo en la casa, decidí decirle lo que había visto. Ella se encontraba lavando los platos, y se veía tan feliz que me daba pena arruinar su alegría con una noticia tan terrible.

“mama… ¿podemos hablar?” le pregunte, nervioso

“¡que coincidencia, Daniel, pues yo también debo hablar contigo!” me dijo, mientras se secaba las manos “pero habla tu primero ¿Qué me querías decir?”

“Lo que te diré será duro, pero debes ser fuerte, porque es por tu propio bien” le dije, con tristeza al saber que mi noticia le rompería el corazón pero, a pesar de todo, exclame: “¡papa te está engañando con una chica mucho más joven!”

Tras decir la confesión, pensé que ella entraría en estado de shock pero, por el contrario, la veía calmada y había aceptado la noticia como si le hubiera dicho algo obvio.

“¿y tú como te enteraste de ello?” me pregunto ella

“los vi anoche por la madrugada” le respondí, confundido “¿pero no estas molesta o te sientes herida?”

“hijo mío, justamente de eso te quería hablar” me dijo ella, y me agarro suavemente de la mano “¡ven, sígueme!”

Mi hermosa madre me llevo hasta su dormitorio, y yo me senté a los pies de la cama donde ella y papa dormían. Una vez adentro, ella cerro la puesta, y se sentó al lado mío.

“yo sé que te debes sentir confundido, pero debes comprender que, aun en los matrimonios más duraderos, las parejas suelen cansarse de compartir la cama todas las noches con la misma persona y deciden dar rienda suelta a sus… deseos reprimidos y más oscuros placeres”

“pero eso está mal, madre, porque eso es infidelidad”

“solo es infidelidad si uno de los integrantes de la pareja no está de acuerdo” me dijo ella, y la mirada de madre amorosa que casi siempre tenía comenzó a cambiar “veras, hace un par de semanas, tu padre me dijo que, aunque me amaba con todo su corazón, ya no sentía las mismas ganas de hacer el amor conmigo en la cama, pues ya lo había hecho tantas veces con mi cuerpo que ya no le despertaba interés. Al principio, yo me sentí herida, pues creía que me iba a pedir el divorcio, pero luego me mostro una idea que muchas parejas hacen para avivar la llama de su relación, el cual resulta ser muy efectivo”

“¿y cuál es?”

“se llama “una noche libre”, y consiste en que, durante una noche, la pareja matrimonial actuara como si no estuviera casada para cumplir con sus más grandes fetiches sexuales. Dicho de otro modo más fácil para que tú lo puedas entender: durante una noche, el hombre y la mujer del matrimonio podrán acostarse con quien quiera durante una noche, y no será considerado como infidelidad, pues ambas partes estarán de acuerdo en dicho acto. Tras presentarme la idea, me pareció interesante, y termine aceptando. La noche anterior fue la noche libre de tu padre, y cumplió su más grande fetiche sexual, el cual era estar con una jovencita de veinte años y, esta noche, me toca a mí”

“¿y con quien te vas a acostar? ¿Vendrá aquí a casa? De ser ese el caso, mejor me voy”

“no, no es necesario que te vayas, porque eres tú” me dijo mi propia madre, y me agarro de la mano “¡Daniel, mi más grande deseo sexual es cometer incesto contigo!”

“¡no es un chiste divertido, mama!”

“no es un chiste, es real” me dijo ella, mientras apoyaba sus enormes tetas contra mi “ya se lo dije a tu padre, y él me dijo que si”

“lo lamento, pero no puedo” le dije, mientras me levantaba

“no finjas como si no quisieras” me dijo mi madre, mientras se paraba, y ella era tan alta que sus tetas estaban a la altura de mi cabeza “¿crees que no me he dado cuenta de cómo me veías cuando entrenaba? Sé que babeabas por mi cuerpo, y que sentías un impulso incontenible por hacerme tuya. Seme sincero ¿Cuántas pajas le dedicaste a mi gigantesco culo?”

“han sido tantas que no puedo ni contarlas, pero ese no es el caso, pues yo soy un joven de principios y de fuertes valores. Una cosa es masturbarme con el colosal culo redondo de mi progenitora, pero otra cosa muy distinta es cometer incesto. Lo lamento, mama pero, aunque nos deseemos mutuamente, nuestra noche de pasión tabú nunca va a ocurrir” le dije pero, cuando intente salir de la habitación, me di cuenta de que la puerta estaba cerrada “¡abre la puerta!”

“la abriré después de que hayamos cogido” me dijo ella, y en su rostro se podía ver una lujuria incontenible “tu padre ya tuvo su noche, y yo cumplí mi parte del trato, ahora tú debes cumplir la que él me hizo a mi”

“¡yo jamás dije que iba a aceptar!”

“tu opinión no importa, solo eres un jovencito y, si quieres vivir bajo nuestro techo, deberás jugar bajo nuestras reglas” dijo mi madre, y se sacó la parte de arriba de su ropa, dejando sus gigantescas tetas al aire “podemos hacerlo por las buenas o por las malas, Daniel. Lo que ocurrirá esta noche puede ser o muy placentero o muy traumaste para ti pero, sea como sea, no saldrás de esta habitación hasta que yo este satisfecha ¡voy a cumplir mi fantasía así tenga que violarte descarnadamente!”

“¡no creo que serias capaz! Eres una buena mujer, sé que no cometerías algo tan horrible como eso”

“tienes razón ¡qué mala fui! Perdóname, hijo mío” me dijo mi madre, y abrió los brazos “¡ven, déjame darte un gran abrazo materno para que sientas mi perdón!”

Por un momento, pensé que ella realmente se había arrepentido pero, apenas la abrase, me tiro sobre la cama, se colocó encima de mí, y me beso apasionadamente.

“lo lamento, Daniel” me dijo ella, mientras me sacaba la remera “¡cuando estés casado y llegues a mi edad, lo entenderás!”

Yo luche para liberarme del agarre de mi madre pero, debido a que ella se había entrenado desde muy pequeña, había desarrollado una gran fuerza, y pudo someterme fácilmente. Tras un par de leves forcejeos, los dos quedamos completamente desnudos. Rápidamente, ella se puso encima mío, e hicimos el 69. Mi madre, al tiempo que me hacia una paja rusa con sus enormes tetas, me daba una mamada tan fuerte que, por un momento, pensé que me iba a arrancar la verga, al tiempo que refregaba su húmedo coño en mi cara para que se lo chupase, pero yo me resistí.

“¡vas a comerme el coño de una forma o de otra, jovencito!” exclamo, y luego me apretó las bolas con tanta fuerza, que me hizo ver las estrellas “¡o lames o te las arrancare!”

Al no poder aguantar más el dolor, decidí acatar su orden. Su coño maduro tenía un sabor dulce y, aunque lo disfrutaba, no pude evitar dejar caer una lágrima de dolor al sentir que todo mi cuerpo era abusado sexualmente por la mujer que me había dado a luz. Tras un rato de sexo oral, solté una descarga de semen dentro de la boca de mi madre, la cual se la bebió toda, y luego ella también cubrió mi rostro con su líquido vaginal. Una vez que los dos acabamos, ella se levantó, y vio mi rostro todo manchado y con lágrimas, solo para darme otro beso profundo y lascivo, en el cual me chupo toda la lengua.

Luego, ella se puso encima mío, introdujo mi verga dentro de su coño, me agarro de las manos, y empezamos a correr a un ritmo súper acelerado y brutal.

“¡mama… más despacio… mi verga no aguanta tu coño tan apretado y húmedo!” le suplique, mientras gemía fuertemente y sufría por el placer culposo que me estaban dando

“¡nada de despacito, hijo!” me dijo ella y, con una gran malicia, paso su lengua alrededor de los labios “¡yo soy la que manda en esta cama, no tú! Te hubiera tratado con más amor materno si hubieras aceptado mi propuesta pero, como te pusiste necio, ahora no serás mas que me juguete sexual viviente”

Tras su declaración, la degenerada de mama aumento más la frecuencia de sus sentones, era como si quisiera vengarse de mi por no haberla aceptado a la primera y quisiera castigarme por rechazar un cuerpo tan perfecto y casi divino como el suyo. Luego de esa intensa sesión de sexo, ella me ato de manos y piernas a la cama, y preparo si siguiente tortura placentera incestuosa. Con una mano, ella me empezó a masturbar y, con su larga lengua, me comenzó a lamer el culo. Yo me retorcí como un gusano y gemí desde lo más profundo de mi corazón al sentir la lengua de mi progenitora al aventurarse cada vez más profundo en mi ano, e intento desatarme, pero fue inútil, mis esfuerzo nuevamente habían sido en vano.

Cuando mi madre ya se había cansado de devorar mi culo, ella se sentó sobre mi cara con sus nalgas titánicas.

“¡aquí esta lo que siempre has querido, el objeto de tu obsesión, y no intentes negarlo!” exclamo, mientras apretaba sus titánicas nalgas contra mi cara “se un buen hijo y dale a mami un beso negro apasionado y ensalivado”

“¡no lo hare, no caeré en la tentación!” exclamo, firmemente

“entonces no podrás respirar” dijo ella, y me apretó la cabeza con sus nalgas “a menos que quieras morir oficiado con la cabeza metida en el culo de tu madre, te recomiendo que pongas a tu lengua a trabajar”

Al principio, pudo resistir pero, con el pasar de los minutos, el aire se fue acabando, y no me quedo más remedio que meter mi lengua dentro del ano de mi madre, el cual tenía un sabor algo picante y, a mi parecer, era más sabroso que su coño.

“¡buen chico, así sí!” exclamo ella, entre gemidos, mientras levantaba un poco su culazo para que yo pudiera respirar “los besos negros son una de mis debilidades, pero tu padre solo me los da en San Valentín o en nuestro aniversario, porque dice que es algo asqueroso pero tú, como el buen degenerado que eres, disfrutas lamiéndome el culo ¿verdad?”

Luego de un intenso y apasionado beso negro que duro varios minutos, mi madre se levantó, coloco mi verga dentro de su culo, y me comenzó a coger con la misma intensidad que cuando tuvimos sexo vaginal. El culo de mi madre era tan apretado que, por un momento, crei que mi verga iba a explotar, y termine llorando, tanto por el placer que me provocaba haberme cogido el culo con el que tanto me había masturbado, como por la impotencia de sentirme violado y no haber podido hacer nada.

“¡tranquilo, hijo mío, no llores, aquí esta mama!” exclamo, y me beso en la boca “si te hace sentir mejor, eres mejor que tu padre en la cama, pero no le digas que te dije, no quiero tener problemas con él”

Finalmente, ambos tuvimos un orgasmo al unísono. El culo de mi madre quedo cubierto de mi esperma, y mi cuerpo quedo regado de sus jugos vaginales. Una vez acabada la brutal violación invertida e incestuosa, mi madre me desato, se acurruco al lado mío, coloco sus enormes tetas sobre mi pecho, y me dio un beso en la mejilla.

“¡felicidades, has salvado el matrimonio mío y de tu padre, al menos por ahora!” me dijo ella “yo se que debes pensar que te odio por haberte hecho esto, y tal vez quedes traumado de por vida por lo que te hice, pero quiero que sepas que yo te amo desde el fondo de mi corazón, hijo mío y, si hice lo que hice, es porque no puedo contener todo el deseo que siento por ti. Toda familia debe hacer sacrificios para que la convivencia funcione: yo me sacrifique al dejar que tu padre se fuera con esa jovencita, tu padre se sacrificó para que yo cumpliera mi sueño, y ahora te toco a ti perder tu dignidad para que yo pueda tener un matrimonio estable con tu padre y una familia fuerte y sana. A lo mejor ahora no lo entiendas pero, con el tiempo, lo harás ¡buenas noches!”

Tras apagar la luz de su mesa de luz, mi madre se quedó dormida al lado mío, y yo me quede en estado de shock, como en el que quedan las víctimas de una relación sexual no consensuada.

Luego de esa noche, mis padres estuvieron más felices que nunca, y nadie hablo sobre lo sucedido, era como si nunca hubiera pasado, aunque todos sabemos que si paso. Y este es el gran oscuro de mi familia, el cual es que dicha familia solo se mantiene unida gracias a que yo fui violado salvajemente por mi madre y nunca dije nada al respecto hasta ahora. Hasta el dia de hoy, la noche intensa que tuve con aquella mujer tan espectacular, la cual era mi madre, me sigue generando sentimientos encontrados. Por un lado, fue la noche más placentera de mi vida, pues aun sueño con sus enormes tetas, si coño mojado y, por sobre todas las cosas, sus nalgas monstruosas que parecen haber sido hechas por un artista del renacimiento pero, por el otro, no puedo dejar de sentir impotencia al haber sido tomado a la fuerza por la mujer que me trajo al mundo y que abusó sexualmente de mí solo para cumplir sus oscuras fantasías con la complicidad de mi padre, quien me trato como un trozo de carne para poder irse con unas veinteañeras.

Ahora, lo que quiero saber es lo siguiente: si algunos de ustedes les hubiera pasado lo mismo que a mí, y su madre estuviera tan buena como la mía ¿Qué hubieran hecho? ¿Se hubieran resistiendo? ¿Hubieran sucumbido a sus deseos? ¿Hubieran luchado por su dignidad? ¿Qué hubiesen sentido si esa madre tan candente los hubiera violado? ¿Guardarían silencio para mantener unida a su familia? Háganmelo saber pero, por mi parte, me despido por ahora

Gracias por leer mi carta y les deseo un feliz día.

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