Frente al condominio donde vivía con mis padres hay unas canchas deportivas donde los fines de semana en las tardes los chicos del barrio jugaban fútbol, estas canchas quedaban justamente frente a la ventana de mi habitación por lo que tenía una amplia visión del graderío, donde los deportistas generalmente se cambiaban ya que las canchas no contaban con vestidores.
Yo siempre que podía estaba en mi ventana puntual a la hora que los chicos empezaban a llegar y equiparse para jugar, eso me causaba mucho morbo ya que siempre me han atraído los chicos en uniforme además del fetiche por los pies y calcetines que tengo, a pesar de que el improvisado vestidor estaba a no más de unos 50 metros de mi ventana yo solía usar unos binoculares para no perderme ningún detalle, me causaba un morbo increíble ver cómo los chicos se desvestían quedándose únicamente en ropa interior para luego ponerse unas cortas pantalonetas largos calcetines y los zapatos de pupos aptos para el fútbol.
Entre los chicos que frecuentaban las canchas habían varios que llamaban mi atención por su rostro y sobre todo por su físico de deportistas, tenía fantasías sexuales con varios de los futbolistas que eran los que me parecían más atractivos, de todos ellos solo tenía a amistad con uno que era mi vecino de departamento y se llamaba Marco, el siempre andaba con dos chicos de los que jugaban los fines de semana por lo que yo sabía sus nombres qué eran Diego y Juancho, Diego no tenía ningún atractivo para mi, en cambio Juancho si bien no era el más guapo del grupo de jugadores si me llamaba mucho la atención, era un chico de unos 22 años, de tez trigueña oscura, de 1. 75 cm de estatura, cabello negro unas piernas largas y gruesas y lo más impactante de él su enorme trasero con unas nalgas tan grandes que lo hacían destacar sobre todo el equipo, yo no soy precisamente deportista ya que a parte de la natación y caminata solo ocasionalmente practico ciclismo, del fútbol lo único que me atrae son los futbolistas, por lo que a excepción de Marco no me llevaba con los demás chicos de la cancha.
Un domingo por la tarde me lleve una vergonzosa sorpresa ya que mientras observaba cómo Marco Juancho y más compañeros de su equipo se cambiaban de ropa se percataron que yo los estaba mirando a través de mis binoculares, yo estaba tan distraído mirando cómo Juancho batallaba por quitarse sus ajustados jeans dejando a mi vista su enorme trasero cubierto únicamente por un bóxer rojo que le ajustaba tanto que dejaba ver un marcado paquete delantero, yo estaba repasando todo desde que se quitó los zapatos dejando al descubierto unos pequeños calcetines blancos, que luego se los cambio por los largos calcetines color gris que cubrían Justo hasta sus rodillas, luego de ponerse una entallada pantaloneta negra con el número 10 en una de sus mangas se puso los pupos y estando listo bajo a la cancha fue en ese momento que otro de los chicos riendo le señaló mi ventana yo desaparecí en cuanto entendí que había sido descubierto.
Luego de eso sentía que los chicos me miraban de una forma burlona e incluso uno de ellos se atrevió a coquetear conmigo insinuándose sexualmente por desgracia era uno de los que me parecían feos así que hice como que no entendí nada y simplemente lo ignoré, pasaron unos dos meses del incidente de mi ventana pero en esos dos meses solo tuve más cuidado al momento de observar los espectáculos del graderío que ya se me habían hecho costumbre, los partidos de los chicos solían durar hasta la noche y en ocasiones se ponían a beber cerveza luego jugar.
Un sábado a eso de las 22 h yo regresaba de pasear a mi perro cuando me encontré con Juancho que estaba ebrio y de pie en las escalinatas que pasan junto a la cancha y que llevan hasta mi condominio, esas escalinatas tienen escasa iluminación por lo que a veces los chicos de la cancha las usan como urinario que precisamente era lo que Juancho estaba haciendo con una gruesa verga en su mano dejado salir su orina a ruidos chorros, no pude evitar quedarme mirando hasta que acabo de orinar sobre las jardineras de las escalinatas, Juancho se dio cuenta de que yo estaba observando con morbo por lo que sacudiendo su verga me dijo:
-Que te gusta la verga
-perdón solo estaba pasando
-No te hagas si bien sabemos que cuando nos cambiamos nos miras
Yo estaba mudo y muerto de vergüenza pero él se la empezó sobar y mientras su verga se iba parando me dijo.
-A ver maricon si tanto te gusta verme ven préndete de mi verga aprovecha que ando arrecho.
Con una mescla de deseo, miedo, vergüenza y hasta enojo porque odio la palabra maricon me acerqué ya que no iba a dejar pasar la oportunidad de al menos sentir de cerca lo que tanto había desead, así que tomé su verga con una mano mientras con la otra sostenía la correa de mi perro, esa verga se sentía cálida y pesada era más gruesa que larga de unos 18 centímetros un poco morena y con una vena muy marcada que la recorría casi hasta la cabeza que estaba envuelta en un capuchón porque Juancho no era circuncidado, después de pajearlo rápidamente nos pegamos a un muro para ocultarnos un poco en la oscuridad, estando ahí yo me puse de rodillas y me metí en mi boca esa verga que se sentía con un liguero sabor salado y a orinaynsufir puesto que Juancho había estado jugando y sudando toda la tarde antes de ponerse a beber, su entrepierna olía a macho pero no era un olor fétido más bien era agradable, aún estaba con su uniforme por lo que estando de rodillas metiendo y sacando esa delicia de miembro masculino de mi boca con mis manos subí recorriendo desde los zapatos acariciando las piernas duras envueltas en los grises calcetines eso se sentía tan erótico y sensual que las volví a pasar mis manos más de una vez hasta sentir la piel de sus muslos duros por tanto fútbol, metí mis manos por las mangas de su pantaloneta y su bóxer sentí los húmedos y peludos testículos de mi número 10, le baje su pantaloneta y me aferré a esas enormes nalgas que ya sin ropa no eran tan firmes como yo me lo esperaba.
Juancho me tomo por la cabeza y entre gemidos empezó a follarme la boca con tal intensidad que me hacía babear yo podía sentir como mi saliva resbalaba por ese grueso troncó de verga para juntarse en las bolas y caer a sus pies, luego me puso de pie metió sus manos por debajo de mi camiseta y apretó mis pechos con fuerza y me dijo:
-Que buenas tetas que tienes
-Yo quise besar sus labios y me dijo-no sin besos yo no soy maricon, solo te voy a culear y nada más
-A pesar de estar excitado y arriesgó de perder mi oportunidad yo no me iba a dejar usar así por lo que repliqué-si me quieres culear es con todo o nada
Sonrió y me beso con fuerza dejándome sentir su aliento alcohólico que me pareció muy excitante, después de un par de besos pareció gustarle la sensación ya que metió su lengua en mi boca mientras yo lo pajeaba, levantándome mi camiseta hasta los hombros se puso a mamar mis pezones eso me hizo sentir más caliente y con mi ano dilatado por lo que me desabroche mis pantalones y junto con mi ropa interior los baje hasta mis rodillas.
Sin decir nada Juancho metió su mano entre mis nalgas y comprobó lo abierto que estaba mi culo me dio la vuelta y me presiono la espalda para ponerme casi en cuarto, escupió en sus dedos y me introdujo dos de ellos en el culo para después de masajéeme un poco empezar a meter su verga, cómo no estaba circuncidada y cuando la mame no la pelé por completo pude sentir con la cabeza de la verga se iba saliendo de su funda dentro de mi eso me causaba un ardor delicioso y excitante tanto que empecé a mover mi cola de atrás hacia adelante y en círculos manejando a mi antojo la verga de mi jugador de fútbol que cogiéndome con fuerza de mi cintura empezó a golear mi culo con la gruesa y redonda cabeza de su verga.
Me estaba dando por el culo tan rico que los dos gemíamos de placer y de la nada sentí unas firmes nalgadas y unas embestidas furiosas sobre mi trasero, sentí cómo la verga del número 10 se fue hasta el fondo de mi en donde luego de soltar un gemido y arquear su espalda haciendo su cabeza hacia atrás dejó venir dentro de mi una profusa corrida salió tanta leche cómo si se hubiera orinado la cerveza de toda la tarde dentro de mi, yo quería seguir ensartado en esa rica verga hasta acabar de masturbarme pero al escuchar un ruido Juancho me la sacó bruscamente y se subió su pantaloneta yo aún con mi pene erecto subí rápidamente mi ropa y aún si abrochare los pantalones me di cuenta que Marco había ido a orinar también y nos había visto.
Yo no dije nada solo escuché que Marco dijo -verga qué hacen maricones jajajaja
Solo lo miré y me fui rápidamente a mi casa, dejé al perro en la sala y fui al baño de mi habitación me senté en el inodoro y mientras me acababa de pajear aún excitado deje salir de mis intestinos chorros de espesa leche de futbolista.
Al otro día me topé con Marco en el ascensor del condominio, me saludo y no dijo nada de lo que había visto por lo que asumí que o no recordaba por lo mareado que estaba o no me reconoció por lo rápido que me fui, pero no podía estar más equivocado ya que al poco tiempo se cobró su silencio y muy bien cobrado, pero eso les contaré en otro relato.