Hace un par de años tenía una amiga que conocí por internet, su nombre era Ashe y vivía en España. Ella había venido a mi país para visitar a un amigo que teníamos en común. Nos conocimos, platicamos y nos volvimos amigos. Ashe era mitad española mitad inglesa, de ahí su nombre. Con honestidad, Ashe era de las mujeres más bellas y sexys que había conocido. Tenía los ojos claros, un tono de azul que casi parecía gris, la piel blanquita como la porcelana, flaquita, de 1.65, cabello café oscuro en las raíces y claro en las puntas. Realmente una belleza, pero lo que más me gustaba de ella era un tatuaje que tenía en el antebrazo derecho: un sauce llorón con hojas violetas. El tatuaje en su piel blanca resaltaba de forma increíble.
Total, desde que la conocí estuvimos hablando por varios meses. Me hablaba de España, concretamente de las Islas Canarias, que era el lugar donde vivía. Pasábamos días y noches enteras hablando y ella muy sugestivamente me estaba invitando a ir a su país, que ella podría darme un tour por lugares locales y muchas otras cosas. Lamentablemente no tenía trabajo para un viaje así, estaba del otro lado del mundo y era costoso.
Para mi buena suerte, logre ganar un concurso de escritura, el premio fue, desde luego, la publicación de mi obra y un buen adelanto de las regalías del mismo. Con mucho entusiasmo, conseguí mi pasaporte y compré un boleto para ir a Canarias por junio, ya que Ashe me había comentado que era el mejor momento para ir. El calor del lugar ayudaba a disfrutar mejor las playas.
Iría dos semanas completas, visitaría a mi amiga con la esperanza de que algo pasara entre nosotros. Ashe me había dado varios indicios que le había parecido atractivo la vez que vino a mi país. Mido 1.75, cabello café oscuro y corto, casi no hago ejercicio, pero tocó la batería, lo que me mantenía en forma y trabajaba mucho mi espalda, pies y brazos debido a que tocaba metal. Quizá mi único defecto es que usaba lentes y desviaba mucho la atención de mis ojos, pero fuera de eso me considero un buen espécimen masculino.
Durante nuestras conversaciones, Ashe me pedía fotos o vídeos de las tocadas que hacía con mi banda y yo con mucho gusto accedía, a cambio ella me manda videos de ella en la playa o recorriendo las calles de Canarias. Nuestro coqueteo no era muy evidente, pero estaba ahí, sobre todo cuando le pase los mensajes a mi mejor amiga y ella me confirmó que Ashe quería algo conmigo.
Con esa ilusión viaje a Canarias para darle una sorpresa. Triste fue mi reacción cuando me enteré que Ashe estaba en Barcelona. No le había comentado que iba a visitarla ya que quería sorprenderla, pero en cuanto aterricé en el aeropuerto de Canarias le hice una llamada.
—Lo lamento tanto —me dijo por el teléfono—. Vine a visitar a mis abuelos un par de días, si me hubieras avisado hubiera pospuesto el viaje, estaré aquí en Barcelona hasta el viernes.
—Bueno —le contesté tratando de sonar lo menos decepcionado posible—. Yo estaré aquí un par de semanas, cuando regreses aún podemos vernos.
Desde luego que colgué un poco decepcionado, pero sentía que no todo estaba perdido, estaba en una bonita ciudad, con hermosas playas, quizá podía perder mi tiempo en lo que la esperaba.
Tomé un taxi y me dirigí al Airbnb que había rentado. Había ganado buen dinero con el concurso, pero no tenía lo suficiente para los hoteles en Canarias, tuve la suerte de encontrar una casa en la aplicación bastante barata, con todo y alberca, el pero era que tenía que compartir.
No me molestaba compartir con gente, pero me sentía un tanto incómodo estar en un país que no conocía con personas extrañas. Me sentía un poco paranoico en ese sentido al respecto, pero qué le podía hacer. Parecía tener mi edad, tenía la piel de un tono canela bastante bonito y sensual, su cabello negro lacio le caía hasta la mitad de su espalda y era bastante alta, solo que un poco menos que yo. Llevaba un crop top gris y una falda negra con flores que mostraba unas hermosas piernas bastante atléticas. En general todo su cuerpo se veía atlético, no con mucha musculatura, pero si lo suficiente como para marcar ligeramente los músculos de su abdomen.
Cuando llegue a la casa era una bastante bonita, tome mis cosas y toque la puerta. Una chica con rasgos asiáticos me abrió.
—Hola —respondí.
—Tú debes ser Rodrigo verdad —me dijo ella en español con un acento bastante bueno.
—Sí, dime Ro, disculpa, creo que estoy en un error, la aplicación decía que iba a compartir la casa con hombres, ¿eres la novia de alguno de ellos?
—Sí, mi novio James rentó la casa también, me llamó Luna.
Me ofreció la mano y la miré un poco confundido.
—Soy vietnamita y francesa —me dijo al ver la confusión por su nombre.
—Ah, lo siento —dije tomando mi maleta con la otra mano y estrechándola.
—No hay problema, sobre lo otro espero no sé qué habrá pasado, pero… será mejor que entres.
Con curiosidad pase el pórtico y entre en la casa y me lleve una enorme sorpresa al ver a otras tres chicas sentadas en la sala y platicando.
—Chicas —dijo Luna anunciando con alegría—. Ya llegó nuestro otro inquilino.
Ambas me saludaron con alegría y me quedé de piedra.
—Creí que…
—Sí —dijo Luna—. Lo que pasa es que mi novio iba a invitar a sus amigos aquí, pero sucede que tuvieron que cancelar de último momento por el trabajo, así que tuvimos que dejar los espacios para rentar la casa y pues ellas decidieron rentar los cuartos. Ven, deja te las presento.
Luna se acercó a las chicas y yo con nerviosismo la seguí.
—Ella es Jules —dijo Luna presentándome a una chica rubia
—Hi —me dijo Jules en inglés— Nice to meet you.
Salude un poco nervioso. Jules parecía tener unos años más que yo, quizá unos 26. Su cabello rubio le caía hasta los hombros. Llevaba un bikini y un short de mezclilla bastante corto.
—Ella no habla mucho español, viene de Estados Unidos —dijo Luna.
—No te preocupes, yo también hablo —le dije y luego me dirigí a Jules—. Nice to meet you too.
Jules me sonrió mostrando sus dientes blancos como perlas.
—You have a nice accent.
Le agradecí y luego Luna señaló a una pelirroja al lado de Jules.
—Ella es Lisa, es griega.
—Un gusto —dijo ella con un acento muy marcado ofreciéndome la mano.
Mientras se la estrechaba mire a esta griega tan bonita. Su cabello pelirrojo era completamente natural y le llegaba hasta debajo de los hombros, su piel era blanca, realzando el brillo de su cabello. Se veía joven, incluso sentía que era la más joven de todas.
—Y ella es Rachel. Inglesa
—Que bueno que nos acompañas —dijo ella con su acento inglés.
Su piel estaba un poco más bronceada que la de Luna. Tenía el cabello un poco corto y unos ojos azules preciosos, casi como los de Ashe.
—Disculpen las molestias chicas —dije una vez que terminaron la presentación—. Esperaba compartir este lugar con hombres, no esperaba estar entre puras mujeres, no sé si sí eso las incomode.
—Para nada —dijo Lisa—. El novio de Luna también va a venir aquí, así que si no te sientes incómodo entre tanta mujer, nosotros tampoco.
El resto de las mujeres rieron.
—Además, podemos ser amigos y luego salir a divertirnos después —dijo Luna con una sonrisa—. No le veo nada de malo.
—For sure —sonrió Jules.
—De acuerdo, disculpen entonces iré a buscar mi habitación.
Decidí tomar el cuarto más alejado del lugar, cuando cerré la puerta finalmente dejé salir el aire en mi interior. Estaba muy cansado y apenas mi cerebro podía procesar el hecho de que estaba compartiendo casa con cuatro mujeres bastante atractivas. Debido al jet-lag que traía, no tardé en caer en mi cama por las próximas dos semanas y quedarme dormido por varias horas.
Cuando desperté ya era de noche, salí de mi habitación y vi por la puerta de cristal a Jules y Lisa en la alberca, nadando y relajándose. Rachel estaba en la cocina con una camisa bastante grande para su talla y logre a ver por encima que no lleva sostén. Al verla ahí pude notar mejor su físico. Tenía una cinturita bastante bien curvada y unas piernas tan largas como hermosas. Casi podría jurar que era una modelo o algo por el estilo porque se le veía una piel bastante tersa, señal que se la cuidaba mucho. Su abdomen estaba más marcado que el de Luna y no sé por qué me dio la impresión de que era bastante flexible. Básicamente sentí que tenía el cuerpo de una gimnasta o quizá bailarina. Desvíe la mirada del contorno de su seno en cuanto ella volteó a mirarme.
—¿Dormiste bien?
—Sí —dije con un bostezo—. Doce horas de vuelo realmente te destruyen. Creo que necesito un baño.
—Hay dos baños, hay uno en la parte trasera, creo que ese tiene una tina, las personas que rentan la casa nos dejaron unas cuantas sales de baño, por si te interesa.
—Muchas gracias.
—Bienvenido a las Islas Canarias —me dijo sorbiendo su café y guiñándome el ojo. Algo que me pareció algo extraño.
Le agradecí y me fui a mi cuarto para tomar una toalla y mi cambio de ropa. Mientras caminaba directamente al baño le mande un mensaje a Ashe, que había llegado a la casa donde me quedaba y que había dormido varias horas. Mientras ella me contestaba escuche algo que me hizo detenerme.
Comencé a oír a alguien gimiendo. Me detuve un momento para escuchar, no podía discernir de dónde venía, pero definitivamente era el de una mujer. Tarde un poco y pensé que debía tratarse de Luna, seguramente su novio había llegado y estaban cogiendo. Sin darle mucha importancia, me dirigí al baño, pero me detuve al escuchar que sus gemidos venían dentro. Me detuve con la mano en la puerta, mientras la oía. No supe que hacer, una parte de mí quería alejarse, pero escucharla dentro… mi cuerpo no quiso moverse. Sentí que mi erección subía ligeramente al escucharla. Pero decidí darle un poco de privacidad y alejarme, pero en ese momento escuche ella detenerse abruptamente y gritar:
—¡Pero dijiste que ibas a llegar hoy!
Solté el picaporte y me quedé en silencio para escuchar.
—Llevo esperando a que llegues desde la mañana, estaba preparada para ti.
Unos segundos de silencio.
—¡Eso no es suficiente! ¿Sabes qué? Mejor te llamo más tarde.
Luna al verme parado frente a ella dio un salto de sorpresa al verme.
—Lo lamento, no quise entrar así como así. Quería tomarme un baño —dije un poco nervioso.
—Ah, ¿me escuchaste? —dijo ella y luego hizo una pausa y comenzó a mirarme de una forma rara.
—Lo siento —dije— ¿Sucedió algo? Parecía una pelea…disculpa por meterme.
—No, está bien —dijo ella con una sonrisa— Se suponía que él iba a llegar hoy y resultó que tuvo una emergencia de trabajo, así que no podrá venir hasta dentro de dos días.
—Oh, lamento oír eso.
—No te preocupes —dijo ella negando con la cabeza—. Es sólo que…
Ella me miró de arriba abajo y por un momento vi que se mordió el labio inferior.
—¿Sólo qué? —pregunte al ver su cara de duda.
—Nada, es algo tonto. Disfruta. —dijo y salió del baño para dejarme entrar.
Sin darle mucha importancia, entré, me dirigí a la tina y comencé a llenarla de agua. Me quite la ropa quedando completamente desnudo. Cuando vi que el agua tenía una temperatura bastante agradable decidí meterme, pero recordé que Rachel me había hablado de las sales de baño, así que comencé a buscarlas para colocarlas en el agua.
Me metí al agua y el calor de ésta y las sales me relajaron de nuevo haciendo que me quedara dormido de nuevo. Cuando desperté no sabía cuánto tiempo había pasado. Cuando salí del baño me dirigí a la cocina para hacerme algo de cenar. Se veía que era muy noche ya, pues ninguna de las chicas se encontraba ni en la alberca ni en la cocina, todas las luces estaban apagadas también. Revisé el reloj para ver que era la 1 de la mañana.
Tome mi cena, un plato de cereal, y me fui a mi cuarto cuando un ruido me hizo detenerme. Para llegar a mi cuarto tenía que pasar por un enorme pasillo y alcance a ver que una de las puertas estaba ligeramente abierta y una tenue luz salía del interior.
Alcance a oír la risa de dos chicas.
—No seas así —dijo una.
—¡No! Nos van a oír —dijo otra.
Llevado por la curiosidad, me acerque a la habitación y mire al interior. Rachel estaba sentada de rodillas en la cama frente a Lisa. Rachel se inclinaba para besar a su amiga, pero Lisa se resistía con una ligera risa. Ambas estaban en pantimedias y con una playera bastante chica. Podía ver el abdomen marcado de Rachel debajo de su playera gris y un poco de la blanca piel de Lisa en contraste con su playera naranja.
—Rachel, no —dijo la pelirroja con una sonrisa—. ¿Qué pasa si alguien nos oye y viene a ver?
—Pues si lo hacen…que vean —dijo Rachel apoyándose aún más sobre la cama para alcanzar la boca de Lisa. Ella sólo se rio y le correspondió el beso.
Por un momento quise alejarme, dejar que hicieran lo que querían hacer en privado, pero mi cuerpo no se movió. Mis ojos se quedaban pegados en ambas.
Lisa agarró el rostro de Rachel y la jaló para que ella pudiera acostarse y que Rachel estuviera sobre ella. Los besos aumentaron su intensidad, podía ver la lengua de Rachel entrar en la boca de Lisa y ella la recibía con gusto.
Rachel comenzó a besar el cuello de Lisa, ella tan sólo se dejó hacer mientras Rachel baja poco a poco, explorando su cuerpo.
Yo me apreté un poco contra la pared para ver un poco mejor como Rachel llegaba hasta las piernas de Lisa, besándoselas con deseo, sin separar los ojos de su amiga. Lisa se llevó un dedo a la boca y comenzó a chuparlo, su rostro mostraba la excitación que sentía.
Rachel le quitó las pantimedias con delicadeza y lentitud. Cuando terminó, las lanzó a un lado de la cama y Lisa rio. Con la misma delicadeza, Rachel comenzó a besarle las piernas, lentamente, llegando hasta su entrepierna, pero luego volvió a subir, tomando la punta de la playera con los dientes y subiéndosela lentamente. Lisa, jugando, intentó bajarla mientras reía.
—Ven aquí —le dijo Rachel tomándola de los brazos para que hacer que se incorporara un poco.
La beso con lentitud mientras masajeaba sus pechos. Un ligero gemido salía de Lisa entre beso y beso.
—Date la vuelta —le dijo Rachel.
Ella obedeció. Por un momento creí que me vería en la puerta, pero Lisa tomó su hermoso cabello rojo, lo hizo a un lado y giró ligeramente la cabeza para que Rachel continuara consintiéndola. La inglesa hizo a un lado el tirante de la camisa y comenzó a besar el hombro de Lisa, subiendo lentamente por su cuello. Lisa cerró los ojos y se mordió el labio mientras agarraba la cabeza de Rachel con su brazo.
Así se quedaron unos cuantos minutos, antes de que Rachel tomara el borde de la playera de Lisa y poco a poco se lo fuera levantando. Rachel jaló la playera hacia atrás ligeramente cuando llegaron a sus pechos para marcarlos, debido a la presión, la playera se subió de un fuerte tirón, deleitándome con la visión de sus pezones. Sus pechos eran redonditos y ligeramente grandes, sus pezones rosados estaban más que levantados y listos para ser estimulados.
Lisa giró la cabeza para besar a Rachel, mientras ella comenzara a recorrer su cuerpo con sus manos, tocando sus pechos, jalando ligeramente sus pezones, acariciando su abdomen, bajando sus manos hacia sus piernas. El cuerpo de Lisa se contoneaba ante las caricias de su amante y un ligero gemido salía de su garganta.
Finalmente Rachel llevó su mano a la entrepierna de Lisa y ella dejo de besarla, miraba como la mano de Rachel se movía sobre su vagina y Lisa movía la cadera al ritmo que su amante marcaba.
Desde mi posición podía ver las expresiones de deleite en el rostro de Lisa, podía ver con claridad cómo el cuerpo de ambas se movían al unísono de arriba abajo mientras Rachel masturbaba a su compañera. Lisa movía la cabeza de un lado a otro con los ojos cerrados, llevada por el placer. Rachel por otro lado no despegaba su mirada del rostro de Lisa. Tenía la boca abierta y en el silencio de la noche podía escuchar como exhalaba sobre el oído de Lisa.
—¿Te gusta, amor? —le dijo Rachel
Lisa se mordió el labio inferior y asintió. Rachel sacó sus dedos de Lisa y se los acercó a la boca. Lisa abrió los ojos y comenzó a chuparlos con deseo. Rachel la observaba mientras su otra mano amasaba el pecho izquierdo de Lisa.
—Ven aquí —le dijo Rachel lanzando a su amante contra las almohadas. Ella sólo se dejó hacer, abriendo las piernas.
Sin ningún miramiento, Rachel atacó sus pechos mientras le quitaba por completo la playera, dejándola desnuda. La boca de Rachel fue bajando poco a poco hasta llegar a su entrepierna. Lisa soltó un gemido alto que después se cubrió con la boca para evitar que alguien la oyera. Podía ver la cara de Rachel subir y bajar, seguramente comiéndose el coño de su amante como una hambrienta. Lisa cerraba los ojos e intentaba acomodar su cuerpo para poder apoyarse mejor contra la cabecera de la cama.
Mientras continuaba haciéndole un oral, podía ver por completo el cuerpo de Rachel, acostada bocabajo en la cama. Podía alcanzar a ver la pequeña mancha en sus pantimedias, señal de lo mojada que ella también debía estar, alcancé a ver sus dedos hacer a un lado la tela para poder estimularse ella también. Lisa tan sólo disfrutaba, con los ojos cerrados, mordiéndose los labios para evitar gemir fuerte, pero a la distancia en la que estaba podía oír los que venían de su garganta.
Los dedos en la vagina de Rachel se movieron con más alegría, haciendo pequeños círculos rápidamente.
—Ven aquí —le dijo Lisa tomando el rostro de Rachel.
Ella detuvo su festín para ir con ella y besarla. Los dedos que jugaban en la entrada de Rachel inmediatamente buscaron la vagina de Lisa para estimularla. Entre besos podía oír los gemidos de ambas.
Lisa le susurró algo a Rachel que no pude escuchar. La inglesa asintió y comenzó a trepar por el cuerpo de Lisa, ella, en cuanto tuvo las caderas de Rachel a su alcance, le bajó la pantimedia y acercó sus piernas a su rostro.
Rachel se apoyó con la pared y bajó su cadera un poco más. Desde ahí podía ver la lengua de Lisa subir y bajar en los labios de Rachel, mientras ella tomaba sus nalgas y las separó para abrir más su vulva. En esa posición, Lisa abrió sus piernas y comenzó a masturbarse.
Ahora fue Rachel quien comenzó a gemir, giraba la cabeza para poder ver como su amante se masturbaba mientras le hacían un oral. La expresión en su rostro me indicaba que estaba disfrutando, abría la boca hasta formar una O y sus gemidos llegaban un poco más fuertes y claros, pero aun así controlados. En esa posición, Rachel se quitó su playera y aplastó su cuerpo y rostro contra la pared para seguir disfrutando de aquella lengua de la pelirroja de fuego.
Lisa finalmente pareció cansarse de la posición pues bajó a Rachel hasta ella para comenzar a besarla de nuevo. La mano de ambas fueron a la vagina de su pareja y comenzaron a masturbarse mientras continuaban besándose. Rachel se giró, dejándome ver sus hermosos por un momento antes de agacharse y comenzar a lamer la vagina de Lisa mientras ella hacía lo propio.
No podía despegar la mirada de ellas mientras continuaban con ese 69, lo cual hizo que me llevara una sorpresa al ver que Rachel levantaba la mirada para verme.
Mi corazón se puso a mil por hora. Rachel me miraba con sus hermosos ojos azules mientras continuaba lamiendo la vagina de su amante, no se detuvo y no apartaba la mirada de mí. Ella sonrió, luego separó su boca de Lisa para estimularla con su mano mientras alzaba la cabeza.
No separaba su mirada de la mía mientras metía su dedo medio y anular en Lisa. Podía notar en su mirada que le estaba excitando que la mirara follar. Su cara cambió de repente y giró su cabeza para mover su cadera con rapidez, de seguro que Lisa le estaba haciendo algo increíble, pues Rachel no dejaba de gemir alto y de moverse sobre ella.
Cuando su orgasmo pasó, Rachel se acostó a un lado de Lisa y comenzó a besarla y acariciarle todo el cuerpo.
Parecieron bajar el ritmo un poco, hasta casi apenas moverse. Unos cuantos minutos después, ambas se quedaron dormidas.
Regrese a mi cuarto con el corazón latiendo a mil y con una enorme mancha en mi short. Me había corrido viéndolas sin darme cuenta.
Había sido excitante, demasiado, pero me preguntaba si había invadido su privacidad al espiarlas. Aunque la mirada de Rachel me indicaba que ella sabía que estaba ahí…quizá desde el principio. Intente relajarme, lo que había visto había sido increíble, pero tenía sueño, de hecho no sabía cómo me había mantenido despierto todo el tiempo que duraron. ¿Cuánto había sido? Mire el reloj, eran cerca de las 4 de la mañana. ¡Habían durado 2 horas! No me sorprende que ambas cayeran rendidas después.
Me acosté en la cama y cerré los ojos, la inconsciencia llegó más pronto de lo que esperaba. Mi último pensamiento fue la suerte que había tenido en quedarme en esta casa.
Y así es como inicio el mejor viaje de toda mi vida.