Lo mejor de un buen amanecer junto a ti.
Encontrándonos al segundo día en mi cama, me despierto y por fin a mi lado está ella, la miro sin pestañear, no quisiera perderme ni un segundo admirando su bello rostro. Ella me parece tan tierna, apreciando lo sutil de su delicadeza, me pone en atención, su fragilidad haciéndome atraer su hermosura en todos los ámbitos.
Duerme boca abajo, agarro la sábana y me deslizo lentamente por debajo de la misma para aproximarme a su espalda, observo la perfección de su espalda, una verdadera obra de arte pero dónde Dios más se esmero fue en su cintura, en sus nalgas y en sus piernas.
Decido aprovechar tanta perfección comenzando a besar sus hombros, muy lentamente me deslizo besando sin tocar con las manos tal obra de arte y bajo a su espalda, intento no dejar pasar por alto ni un céntimo de ella, bajo hasta su hermosa cintura y la beso de extremo a extremo notando como ella se estremece, pero me permite continuar.
Prosigo con sus nalgas besando y por vez las muerdo, bajo hasta sus muslos sin cansarme de besarlos prosigo a sus piernas por completo, le hago una especie de masajes pero con mi lengua, labios y mordidas leves.
Ella se voltea dándome el frente mientras yo estaba por ascender desde sus pies, por igual los voy besando impresionado por tanta piel hermosa, al momento de llegar a su pelvis dejo salir saliva para humedecer la zona; Mientras le agarro ambas manos, rodeo en besos su vagina asegurando no tocarla para luego subir al ombligo tomándolo con ternura, llegando a su estómago y parar en sus senos por igual sin tocarlos besando solo su pecho me desvío hasta su cuello y orejas terminando de besar su mentón tan extraordinario.
Ella con sus ojos preciosos y bien abiertos los beso y le digo… Buenos días mi amor!
