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El mejor fin de semana
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Tiempo de lectura: 3 minutos

El día de la boda de mi suegro nos alistamos desde temprano, fuimos a la iglesia y luego a la recepción, era el primer evento formal al que íbamos juntos.

Mi novio llevaba un traje azul oscuro muy elegante y yo llevaba un vestido negro largo con algunos detalles en dorado. Toda la recepción estuvimos bailando y divirtiéndonos, yo fui al sanitario a desarme el cabello ya que me era molesto, no había nadie más en el baño, el entro y cerró la puerta yo le sonreí por el espejo y me abrazo por la espalda me besó el cuello y dijo que le encantaba ese vestido largo y que moría por despojarme de él, yo me reí y lo bese.

Al terminar la fiesta los invitados se marcharon y solo estábamos mi cuñado con su novia y nosotros dos ya que su padre y su ahora esposa se habían ido para alcanzar el vuelo a su luna de miel, llegó el encargado del salón reviso que todo estuviera en orden y le entregamos las llaves, me dijo que me llevaría a mi casa, no accedí y le propuse ir a casa de su padre ya que no habría nadie todo el fin de semana, llame a mi madre y le dije que iríamos a la misma playa que los novios, el fin de semana, ella llamo a mi cuñado y él le dijo que eso haríamos, obviamente fue una pequeña mentira ya que él y su novia se marcharon a otro lugar y nosotros nos quedaríamos en casa de su padre.

Al llegar era bastante tarde, pero no teníamos nada de sueño quizá por lo que habíamos dejado pendiente en el baño de la recepción, fuimos a la cocina para servir un poco de champagne, pero de nuevo me abrazo por la espalda y subió mi vestido hasta mi cadera, y con sus manos cálidas recorrió mi pierna y mi entrepierna, él sabía que eso me encantaba y lo hacía más lento que nunca.

Volteé a verlo y le quite el saco y la corbata, acaricie su cabello y lo bese tal y como lo había hecho unas horas antes me cargo y me puso sobre la isla de la cocina, bajo el cierre del vestido y me lo quito completamente, le desabotone la camisa y rodee con mis brazos su cuello mientras nos besábamos, me cargo hasta la habitación y nos tiramos en la cama besándonos de una manera increíble, se sacó el pantalón y ambos quedamos solo en ropa interior, se hincó en medio de la cama y me senté sobre él, comenzamos a hacer movimientos lentos con nuestros cuerpos juntos, nos quitamos la ropa que quedaba y él se levantó rápidamente al baño.

Regresó con condones y los boto en la cama mientras se abalanzaba sobre mi, luego de besos y caricias desenfrenadas se puso el preservativo y metió su miembro totalmente empalmado dentro de mi, jamás pudimos explicar que al momento de entrar en mi a ambos nos recorría una descarga de electricidad y calor por todo el cuerpo, un escalofrío que se apoderaba de nuestros vientres y nuestras columnas, después de algún tiempo y entre fluidos, gemidos y ruidos de placer terminamos y nos quedamos totalmente dormidos juntos.

Desperté al siguiente día con un olor a hoy cakes por toda la casa, baje solo con su camisa puesta, desayunamos mientras platicábamos de la noche anterior, al terminar me dijo que el lavaría los trastes, pero al ver su torso desnudo y su cabello despeinado algo despertó de nuevo dentro de mi, caminé hasta él y lo abracé, hasta que terminó de lavar los platos, se giró y me dijo que por qué hacía eso que lo ponía demasiado caliente, nos besamos apasionadamente y empezamos con caricias, luego de minutos de besos el me masturbaba con sus manos mientras yo besaba su miembro, me pare, fui corriendo a la habitación por el preservativo, baje las escaleras y el salió de atrás de la pared, me levanto en sus brazos y volvimos a la cocina, le coloque el preservativo, abrazados su pene buscaba la entrada de mi vagina, la encontró y entro lentamente, mientras sentíamos de nuevo esa electricidad que nos recorría y hacia que apretara mi espalda con sus manos y yo le enterrara las uñas en la suya, luego de varias posiciones, y experiencias terminamos entre gemidos y fluidos en la mesa.

Fue un fin de semana lleno completamente de caricias, pasión, besos y bastante sexo.

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