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El harem (II): Alfonso
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Tiempo de lectura: 15 minutos

I. Entrenamiento homosexual.

Drake estaba un tanto molesto por hacer aquella entrega al final de su turno, sobre todo en domingo. Y más cuando se dio cuenta de lo lejos que estaba esa dirección y que el pago habría de ser con tarjeta, seguramente no recibiría propina. Tenía planes para salir con una chica aquella tarde y esa entrega le quitaría mucho tiempo.

Aceleró por el puente y atravesó el lago. Su moto derrapó un poco cuando tomó la desviación del bosque, pero nada que lo pusiera en peligro. Molesto tomó su móvil y miró que ya eran casi las 14.00 Hs. “Maldición”. Llegaría tarde a la cita con Michel y eso en verdad le molestaba.

Se quedó asombrado cuando vio aparecer aquella enorme finca, rodeada por una alta muralla de cantera y franqueada por una puerta de acero sólido. Lo que faltaba. Era un ricachón y seguramente, sería toda una odisea entregar aquel pedido.

Frenó la moto, sin saber bien que hacer, pero vio una especie de timbre a un lado de la puerta. Presionó el interruptor y una campana se escuchó en un lejano sitio dentro de la propiedad.

-¿Quién es?-

Se escuchó una extraña voz salir de un interpón.

-Servicio de Comida IIliseo. Traigo el almuerzo que ordenó.-

Dijo Drake con tono educado.

-Perfecto, abriré la reja. Maneja hasta la mansión y llama a la puerta, mi sirviente te espera con la propina.-

Dijo aquella curiosa voz.

La puerta de acero se abrió y Drake manejó al interior de la finca, mas se extrañó cuando el portón se cerró a sus espaldas. Ignoró el hecho y condujo por el camino hasta aquella enorme casa y no pudo evitar hacer un silbido ante aquellos lujos.

Descendió de la moto, la cual aparcó detrás de una suburban y avanzó por un camino de baldosas hacia la puerta de roble de la gran casona. Tiró de una campana y esperó unos minutos. Escuchó los cerrojos correrse, mas se quedó sin palabras con lo que vio.

Allí parado delante de él, yacía un hombre completamente desnudo, con los ojos cerrados, la cabeza clavada sobre el pecho y sus brazos extendidos hacia adelante. Drake no supo que hacer, mas no tuvo mucho tiempo de pensar.

Alfonso se abalanzó hacia él y de un limpio izquierdazo lo dejó inconsciente. Después de todo era un profesional en la defensa personal y era el mejor de su grupo. Lo arrastró hacia el interior de la mansión y lo llevó a la sala. Marcus apareció desde el jardín, tomó la caja con la comida y comprobó que no se había roto tras la caída del guapo y rubio repartidor y entró en la vieja casa.

Miró como su esclavo esperaba con su postura de sonámbulo frente al cuerpo inconsciente del muchacho en medio de la estancia. Puso la comida sobre la mesa de centro y miró al guapo repartidor desmadejado sobre la alfombra.

-Ponlo sobre el sofá de tu izquierda.-

Indicó el perverso Amo.

El español obedeció y alzó al muchacho, para enseguida recostarlo sobre el sofá más grande.

Marcus lo examinó con más cuidado y concluyó que era bastante guapo. Un metro setenta o setentaicinco, blanco, de cabello rubio, ojos azules, atlético y de rasgos atractivos.

-Desnúdalo, quítale todo, excepto la ropa interior. Tira la ropa atrás del sofá.-

Demandó Marcus.

-Sssi, Amo, lo que digas…-

Aceptó el sonámbulo, mientras comenzaba a quitarle la ropa al repartidor.

Cuando estuvo únicamente en un calzoncillo blanco y algo desgastado, Marcus silbó en aprobación. -Te tocó suerte, tu primer hombre es bastante guapo. Bien, golpéalo, para que despierte y retrocede tres pasos, vuelve a tu postura de sonámbulo hasta que yo te ordene.-

Dijo Marcus, con voz cada vez más excitada.

El guardaespaldas lo abofeteó tres veces y luego caminó los tres pasos que Marcus indicó, para recuperar su ya conocida posición.

Drake parpadeó desconcertado y confundido. -¿Dónde estoy?, ¿qué pasó?…-

-No importa, que pasó, ni dónde estás. Lo que importa es que yo soy tu Amo, y tu harás lo que yo te mande. Serás mi nuevo esclavo.-

Dijo Marcus con seguridad, mientras avanzaba hacia el desconcertado repartidor y balanceaba un collar con cristales brillantes.

El rostro de Drake reflejó aún más sorpresa, mas sólo por un segundo. Enseguida su mirada comenzó a desenfocarse, a la vez que su rostro adquirió una expresión ausente y vacía.

-Yo… Yo… no… Hmmm.-

Dijo Drake a penas con un débil tono de voz.

-Si, yo soy tu nuevo Amo. Mira los cristales, son brillantes y hermosos, no dejes de mirarlos, déjate llevar por su brillo y déjate caer bajo mi poder..-

Repitió Marcus con una voz de serpiente.

-Yo… Sssi, Esos cristales son muy hermosos… Yo, dejarme caer… Su brillo es muy hermoso… Debo dejarme caer bajo tu poder…-

Admitió Drake la primera sugestión.

-Bien, perfecto. Drake, quiero que alces tus brazos, súbelos y ponlos enfrente. Así, eso es. Ahora quiero que cuentes de 100 a 1, y mientras más cuentes, duermas profundamente. Comienza ahora.-

Indicó Marcus con voz profunda.

Drake obedeció y alzó sus brazos, los colocó hacia adelante en una postura rígida y empezó a contar. -100… 99… 98… 97… 95…-

-Tus brazos son duros, de hierro, no puedes bajarlos. Cada músculo de tu cuerpo es rígido, duro como roca.-

Instruyó el perverso dominador.

-94… 93… 92… 91… 90…-

Siguió Drake con la cuenta, aunque con una voz cada vez más gutural.

-Tus párpados pesan, tu cuello pesa, tu cabeza pesa, tu boca pesa. Cada vez más pesa más tu boca.-

Indicó Marcus.

-89… 88… 87…-

Contó Drake, pero a penas con los labios despegados.

-¡Duerme ahora, cierra los ojos, duerme profundamente!-

Demandó Marcus con una voz fuerte.

Drake dejó caer los brazos, cerró los párpados y soltó su cabeza pesada sobre su pecho desnudo.

-Excelente muchacho. ¿cómo te sientes?-

Inquirió el hipnotista, mientras exploraba con la mirada el cuerpo del guapo rubio delante de sí.

-Bien… Muy bien…-

Respondió Drake con voz apenas audible.

-¿Te sientes relajado?-

Preguntó Marcus con voz aterciopelada.

-Sssi… Mucho…-

Contestó Drake con voz complacida.

-Perfecto. Te gusta estar así, dormido. Bajo mi poder. Bajo mi control. Hipnotizado.-

Repitió el malvado Marcus.

-Sssi… Me gusta estar Así dormido… Bajo tu poder… Bajo tu control… Hipnotizado…-

Aceptó Drake más y más subyugado.

-Ahora voy a besarte y cuando te bese, vas a caer aún más profundamente en la hipnosis. Tu mente estará completamente en blanco y serás mi esclavo por completo, mi voluntad será la tuya.-

Dijo Marcus, mientras se aproximaba y acariciaba el torso desnudo de Drake.

-Sssi… Caer más profundo en la hipnosis… Mi mente estará en blanco… Seré tu esclavo y tu voluntad será la mía… Sssi…-

Contestó Drake con sumisión.

Marcus lo besó con deseo, al tiempo que lo abrazaba y comenzaba a explorar el cuerpo del desnudo rubio.

-Mi mente está en blanco… Mi mente está en blanco… Hipnotizado… Eres mi Amo… Soy tu esclavo… Tu voluntad es la mía…-

Respondió Drake con una voz carente de toda vida.

-¿Cómo te llamas esclavo?-

Preguntó Marcus ya a un lado del sonámbulo guardaespaldas.

-Yo soy Drake… Amo… Mi nombre es Drake…-

Contestó el repartidor.

-¿Eres homosexual o hetero?-

Preguntó el perverso hipnotista.

-Yo… Soy hetero Amo… Muy hetero…-

Afirmó Drake, aún bajo la hipnosis.

-¿Te sientes bien al estar hipnotizado?, ¿al ser mi esclavo Drake?-

Inquirió Marcus, mientras volvía a acariciar su cuello y espalda desnuda.

-Yo… Sssi… se siente muy bien, muy bien estar hipnotizado… Y ser tu esclavo Amo… Me siento muy bien…-

Contestó el subyugado Drake.

-Bien, eso está bien. Harás todo lo que yo te diga mientras estés hipnotizado. ¿verdad?-

Cuestionó Marcus, mientras tocaba la verga de Drake.

El hipnotizado muchacho no opuso resistencia. -Sssi, haré lo que digas, mientras esté hipnotizado… Sssi, eres mi Amo… Mi mente está en blanco y tu voluntad es la mía…-

Respondió Drake con voz pausada.

-¿Harás todo?, dilo. Di que harás todo lo que yo te ordené, que cumplirás mi voluntad.-

Dijo Marcus, mientras acariciaba y exploraba el cuerpo de Drake a placer.

-Sssi, haré todo lo que ordenes… Cumpliré tu voluntad… Eres mi Amo… Yo soy tu esclavo…-

Repitió Drake, aquella sugestión que Marcus deseaba.

El hipnotista chasqueó los labios en satisfacción. -Perfecto, en un minuto voy a chasquear los dedos, cuando los chasquee y diga “Prostituto”, despertarás y serás un prostituto gay. Fuiste contratado por Alfonso, aquí presente. A él le gusta el sexo rudo. Va a cogerte y lo disfrutarás. Pedirás que sea violento contigo y lo gozarás en grande, quiero que también lo hagas gozar. Pero cuando yo diga: “¡Drake play”, volverás a tu estado de hipnosis. ¿Entiendes?-

Indicó Marcus.

-Sssi, cuando chasquees los dedos y digas “Prostituto”, despertaré y seré un prostituto gay. Fui contratado por Alfonso y tendré sexo con él. A él le gusta el sexo violento… Lo gozaré y lo haré disfrutar… Sssi, Amo… Pero cuando tu digas, “Drake play”, volveré a mi estado de hipnosis… Sssi Amo…-

Aceptó Drake sin resistirse.

-Bien, muy bien. “Kaligari”. Mi sonámbulo, cuando chasque los dedos y diga la palabra “Velación”, quiero que abras los ojos y estés consciente de Drake. Seguirás siendo mi esclavo, pero estarás consciente de lo que ocurre. Contrataste a un prostituto gay y te complace cogerlo para mí. Quiero que seas violento y lo disfrutes. Estarás consciente, pero feliz de ser gay. Pero cuando yo diga “Kaligari”, volverás a dormir profundamente. ¿Entiendes?-

Preguntó el hipnotista.

-Ssi, mi Amo… Cuando chasquees y digas la palabra “Velación”, abriré los ojos… Estaré consciente de lo que ocurre. Habré contratado a Drake, un prostituto gay. Tendré sexo con él… Seré violento… Y lo disfrutaré… Me complace cogérmelo para ti… Pero cuando digas: “Kaligari”, volveré a dormir profundamente… Sssi, Amo… Haré lo que digas, me complace coger hombres para ti… Yo soy tu esclavo homosexual y lo disfruto…-

Aceptó el sonámbulo.

-Bien, bien los dos. Yo estaré aquí, pero no quiero que me presten atención, hasta que diga las palabras, en cuanto estén conscientes. ¿entienden?-

Dijo Marcus, a la vez que se sentaba en un sofá al otro extremo de la estancia.

“Sssi Amo”

Dijeron el sonámbulo y el muchacho hipnotizado al unísono.

-Bien, muy bien. ¡1, 2, 3, “,” Prostituto”, ¡“Velación”!

Dijo el hipnotista a la vez que chasqueaba los dedos sonoramente.

La mirada de Drake se reenfocó a la vez que el sonámbulo abría los ojos y parpadeaba desconcertado. Los dos se miraron por un momento sin parecer saber qué es lo que tenían que hacer, sin embargo, Alfonso avanzó hacia Drake y le rompió el calzoncillo.

-¡Quiero sexo rudo perro!, ¡colócate a cuatro patas, que voy a penetrarte!, ¡Ya!, ¿qué esperas?, ¡que por eso te pago prostituto de mierda!-

Gritó el sonámbulo a la vez que arrojaba a Drake contra la alfombra.

-Lo que quieras papi, tu mandas. Tú eres el macho, hazme lo que quieras.-

Dijo Drake sumiso.

Marcus observó fascinado como ambos obedecían al pie de la letra sus comandos. El collar era también un éxito y mientras Drake estuviera bajo aquella hipnosis, haría todo lo que él quisiera.

El español penetró al repartidor con violencia y este gritó debido al dolor, pues jamás había sido desvirgado. No obstante, el sonámbulo no tuvo piedad y lo estocó una y otra vez, al tiempo que lo apretaba del cuello y lo mordía en repetidas ocasiones.

Drake comenzó a moverse en círculo y a atraer con sus piernas al sonámbulo para que se quedara clavado en su recto por más tiempo y a gritar de placer cada vez más.

-¡HAZME TUYO, PÉGAME, ¡QUIERO SENTIR LA FUERZA DE UN HOMBRE!, ¡PAPI SOY TUYO, SOY TUYO!, ¡ESA VERGA ESA VERGA!, ¡MÁS DURO, MÁS DURO, MUERDE MÁS, ¡MÁS DURO!-

Gritó de placer.

-¡Di que eres mi perra, que eres mi puta!-

Gritó Alfonso entre cada estocada.

-¡SOY TU PERRA, SOY TU PUTA!-

Contestó Drake preso del deseo.

-¡Pídeme Berga, pídeme verga!-

Ordenó Alfonso totalmente bajo el sonambulismo sexual de Marcus.

-¡Dame verga papi, dame verga papi!-

Gritó Drake entre gemidos de placer.

-¡Kaligari!, ¡Drake play!, ¡los dos orgasmo ahora!-

Ordenó Marcus a la vez que se arrodillaba y abrazaba a los dos para sentir el orgasmo de ese par de machos.

Los dos hombres eyacularon con fuerza desmedida al tiempo que caían en sus respectivos trances. Marcus disfrutó con gran gozo sentir debajo de sus manos el movimiento de las caderas de Alfonso envestir con dureza a Drake y el chorro de semen explotar sobre sus manos.

II. ESCLAVO SEXUAL.

Alfonso se encontraba en medio de la alcoba de Marcus, la luz del atardecer resplandecía sobre su cuerpo desnudo. El sonámbulo Sostenía una larga cadena, sujetada al cuerpo de Drake que con la mirada perdida yacía en cuatro patas al otro lado de la habitación.

-“¡Velación Alfonso!”, “¡Drake despierta!”.

Indicó Marcus con un puro en la boca y sentado en posición de indio en medio de la enorme cama.

Alfonso abrió los ojos y parpadeó, sin embargo sus iris se tornaron enteramente rojos y una expresión de perversidad y lujuria embarcó su rostro.

Por su parte Drake también parpadeó, pero en su caso la vida volvió a su cara. Confundido tardó unos segundos en darse cuenta que se hallaba desnudo y encadenado de pies y manos en el suelo.

-¿Qué coño pasa?, ¿dónde estoy?-

Dijo Drake en un esfuerzo inútil por erguirse.

Alfonso tiró de la cadena hacia él y obligó a Drake a precipitarse adelante, tras lo que quedó a sus pies. El sonámbulo pateó al rubio varias veces y comenzó a golpearlo. -¡Perro, no hables al menos que mi Amo te lo mande!, ¡eres un miserable esclavo!, ¡eres un perro hetero y tu destino es obedecer y complacer a mi Amo Marcus!, ¡tu destino es ser su marioneta sexual, su puto esclavo sexual y volverte gay!, ¡pero al ser un hetero, eres un perro que merece ser humillado, hasta que supliques que te deje chupar mi verga!-

Dijo Alfonso lleno de sadismo.

Drake trató en vano de protegerse de los golpes, sin embargo el grillete de su cuello, las cadenas de sus manos y pies se lo impidieron. -¡Párale huey, qué diablos!, ¡deja de golpearme huey!, ¿qué coño?…-

Mas un golpe de Alfonso en la boca lo dejó callado.

-¿Puto, que dije?, No puedes hablar hetero de mierda!, ¡no puedes hablar hasta que mi Amo te lo mande!, ¡ahora eres su perro, su propiedad!, ¡sólo hablarás, te moverás y pensarás cuando él te lo mande!-

Dijo el sonámbulo tras agacharse al lado de Drake.

El rubio dibujó una cara de terror y en ese momento se percató de la presencia del hipnotista que atento veía todo desde la cama. Pese a la rabia que sentía, Drake entendió que no estaba en la mejor posición de resistirse . Inclinó la cabeza con sumisión, mas rechinó los dientes en un enorme esfuerzo por contener la ira que en ese momento sentía.

Drake recordaba que el castaño le había abierto la puerta desnudo, que él se había quedado sin saber que hacer, pero el tipo lo había noqueado. Después recordaba haber visto unas extrañas luces, unos destellos, pero no recordaba más.

Marcus se colocó de pie y avanzó hacia el sonámbulo. -¿Quién es tu Amo mi sonámbulo?-

Preguntó Marcus, a la vez que el humo del puro golpeaba el rostro del castaño.

-¡Tú, tú eres mi Amo!, ¡Yo soy tu esclavo predilecto, sólo vivo para complacerte y nada más!-

Dijo Alfonso con un tono de sumisión que sorprendió a Drake.

-¿Qué es lo que más te gusta hacer mi predilecto cuando estás bajo mi poder?-

Preguntó Marcus mientras daba una nueva calada a su puro.

-¡Ser tu perro!, ¡ser tu esclavo sexual!, ¡estar desnudo todo el tiempo y vivir desnudo para que uses mi cuerpo!, ¡tener sexo contigo o quien con tú me ordenes!, ¡pero lo que más disfruto es ser tu capataz, esclavizar y someter a otros hombres para ti!, ¡volverlos tus esclavos, sobre todo sí son heterosexuales!, ¡eso te complace, y me hace feliz, me hace disfrutar!-

Respondió Alfonso completamente doblegado y con saliva en su boca.

Marcus apagó el puro y besó al castaño en la boca. -¿Eso no te causa conflicto?, Tú eres hetero. Te gustan las mujeres, ¿verdad?-

Dijo Marcus con algo de aprensión.

La confusión llenó el rostro del castaño por unos segundos, no obstante, el trance Kaligari fue más fuerte y los ojos rojos adquirieron un tono más escarlata, a la vez que negaba con la cabeza. -No, mi Amo. Tú me ordenaste ser gay, ser homosexual. Sólo disfruto tener sexo contigo y con quien tú me mandes. Tú eres el objeto de toda mi energía sexual, de mi placer. Yo estoy bajo tu poder y eso me hace disfrutar, me da placer. Mi cuerpo desnudo, mi verga, todo te pertenece a ti. Yo soy un miserable esclavo, el esclavo del Kaligari, tu predilecto, tu capataz. Tu eres mi Amo, y haré todo lo que digas, creeré todo lo que digas. Tú eres el Amo del Kaligari. Y me ordenaste ser tu esclavo sexual, ser homosexual y dejarme coger por ti y disfrutarlo. Y yo soy feliz como tu esclavo.-

Respondió Alfonso sin la más leve duda en su voz.

Drake estaba aterrado. Si había entendido bien, el moreno, aquel escuálido muchacho que no parecía poseer ningún atributo de destacar, había colocado en una especie de trance al castaño. El castaño era bastante atractivo, musculoso y como él mismo lo había comprobado, un hombre bastante fuerte y experto en artes marciales.

–¿Estás dispuesto a probarme tu fidelidad esclavo?-

Volvió a preguntar el hipnotista.

-Si, mi Amo, ordéname, que haré todo lo que digas, listo estoy para complacerte.-

Dijo Alfonso totalmente envuelto en aquel extraño sonambulismo.

Drake no lo podía creer, eso no era posible. En que puto lugar había caído. Acaso el moreno era una especie de hipnotista, o algo así. ¿Pero cómo había conseguido hipnotizar al castaño al punto de volverlo homosexual? Drake comenzaba a tener verdadero terror, pues se imaginaba cuál sería su destino. Para qué lo tenían encadenado y desnudo en el suelo, allí como sino existiera. Estuvo a punto de gritar, mas se quedó helado al escuchar la nueva orden del tal Marcus.

-¡Penétralo, penetra a Drake, somételo, enséñale que tú eres mi predilecto, mi capataz, enséñale el placer homosexual, para que se vuelva mi esclavo por completo.-

-¡NOOOO!, ¡A LA VERGA!, ¡NOOO!, ¡YO NO SOY UN PUTO!, ¡NO SÉ QUE LE HICISTE A ESTE HUEY!, ¡PERO YO NO SOY UN PUTO!-

Gritó Drake y trató de alejarse de Alfonso y Marcus.

El sonámbulo detuvo la cadena con fuerza y reanudó los golpes contra el rubio. -¡PERRO!, ¿CÓMO TE ATREVES A HABLARLE A NUESTRO AMO DE ESA FORMA?, ¡ERES UN PUTO ESCLAVO SEXUAL!, ¡ERES UN PUTO HETERO QUE AHORA SERÁ GAY!, ¡TÚ SÓLO EXISTES PARA DARLE TU CUERPO, TU CULO Y TU VERGA A NUESTRO AMO Y A QUIEN ÉL MANDE!, ¡AHORA VOY A ENSEÑARTE LO QUE MI AMO MANDA!, ¡ERES TUYO Y TE ENSEÑARÉ PARA QUE NO LO OLVIDES PUTO HETERO!-

Gritó el sonámbulo entre la lluvia de golpes y a la vez que se arrojaba sobre Drake y lo penetraba con violencia.

El rubio gritó de dolor, mientras forcejaba contra el suelo, mas el agarre del sonámbulo era demasiado fuerte. Las piernas y brazos de Alfonso parecían gruesas varas de hierro, igual que su miembro que inmisericorde apuñalaba el culo de Drake. El rubio sentía cada estocada y como la dura verga del castaño desgarraba su esfínter. Drake gritó de dolor, mas Alfonso gritó más fuerte y gruñó presa de la lujuria.

-¡ERES DE MARCUS, ERES UN ESCLAVO SEXUAL DE MARCUS, ERES GAY AHORA!, ¡SÓLO EXISTES PARA COMPLACER Y SERVIR A MARCUS!-

Gritó Alfonso presa del lívido.

-Hrgggg, no, ¡yo no soy gay, salte me duele, no!-

Dijo Drake, aunque en ese momento Alfonso empezó a restregarse contra su próstata y sintió un chorro frío de placer recorrer todo su cuerpo.

-¡PERRO!, ¡PERRO HETERO, DEJA DE RESISTIRTE!, ¡AHORA ERES PARTE DEL HAREM DE MARCUS!, ¡ÉL ES TU AMO, EL ES TU SEÑOR!, ¡ERES GAY, ERES GAY!, ¡DILO GRÍTALO, DI QUE DISFRUTAS QUE YO TE COJA Y SER ESCLAVO DE MARCUS!-

Drake comenzó a gemir debido al placer de la penetración y a que Alfonso plantaba calientes besos en su cuello y espalda, además de masajear y frotar con vigor su verga. -Yo… hmmmm…. Hrgggg…. Hmmm… Ammm…. Yo…. ¡Oh eso!, yo…-

Clamó Drake, sin poder controlar las descargas de placer y deseo que envolvían su cuerpo desnudo.

-¡DILO!, ¡DÍ QUE DISFRUTAS AHORA SER GAY Y SER ESCLAVO DE MARCUS!, ¡DILO!, ¡DI QUE DISFRUTAS QUE YO TE PENETRE, SER MI PERRO Y EL DEL AMO MARCUS!, ¡AHORA!-

Ordenó el sonámbulo en medio de una poderosa estocada directa a la próstata de Drake.

-¡SSSSIIIIII, SOY GAY, SOY GAY, SOY GAY!, ¡YO, YO DISFRUTO SER TU PERRO, SER EL PERRO DEL AMO MARCUS!, ¡DISFRUTO QUE ME PENETRES, AAMMMMM!, ¡SSSSIIII, DISFRUTO SER ESCLAVO DE MARCUS!, ¡DISFRUTO SER GAY, SSSIIIII!, ¡GAY, ESCLAVO DE MARCUS!-

Cedió Drake víctima de un poderoso orgasmo, mientras Alfonso se venía en su interior y él mismo, manchaba los fuertes dedos del castaño con sus chorros de semen.

Drake colapsó inmediatamente y dejó caer todo su cuerpo sobre el suelo. Cerró sus ojos y su cuerpo se tornó totalmente rígido. -Mi mente está en blanco… mi mente está en blanco… Tú eres mi Amo Marcus… Tú voluntad es la mía….-

Repitió Drake, nuevamente en la profundidad hipnótica que Marcus había implantado en él.

-Kaligari, mi sonámbulo.-

Ordenó Marcus al castaño.

Alfonso cerró los ojos y colocó su cuerpo totalmente rígido, inclusive su miembro recuperó una poderosa erección. -Sssi…. Mi Amo… Dime tus órdenes… Haré lo que digas…-

Acató el castaño con voz soñolienta.

-Levántate, date un baño y después quiero que limpies la casona. Los productos de aseo están en el cuarto de lavado al lado de la cocina. Cuando termines, sirve la comida que trajo Drake, pero todo el tiempo te quiero desnudo, listo para ser usado por mí. Y no dejes de repetir que estás sonámbulo, te quiero más y más dormido. Si se seca tu boca, bebe agua, pero no dejes de repetirlo y dormir más profundamente. Estás sonámbulo y eso te complace.-

Ordenó Marcus, mientras acariciaba la espalda y trasero del español.

-Haré lo que digas mi Amo… Estoy sonámbulo… Duermo profundamente… Y eso me complace… Sonámbulo… Estoy sonámbulo… Estoy sonámbulo…-

Repitió el castaño a la vez que se giraba para ir a cumplir las instrucciones de Marcus.

El hipnotista se aproximó entonces al desmadejado cuerpo de Drake. Se quitó una llave que colgaba de su cuello y cuidadoso abrió la cerradura

-“Drake Play”, levántate.-

Dijo Marcus tras dar un paso hacia la cama.

-Sssi, mi Amo… Mi mente está en blanco… Tu voluntad es la mía… Haré lo que desees…-

Respondió el rubio con los ojos cerrados y los brazos sueltos a los lados.

-Tú no estabas en mis planes, pero después de todo servirás a mis propósitos. Por ahora ya cumpliste con la tarea de ser el primero al que Alfonso doblega, penetra y somete. Excelente, gracias a ti, mi sonámbulo es cada vez más gay. Muy bien, veo que entraste en trance tal como te lo pedí. Eres muy guapo ahora que te veo, dame un beso, creo que debes ser excelente besador. Bésame.-

Pidió Marcus con su voz de serpiente.

Drake avanzó hacia el hipnotista, abrazó su cuerpo semidesnudo y en un fogoso movimiento se apoderó de sus labios. Marcus sintió una provocadora caricia en la boca, percibió la lengua del rubio explorar y disfrutar cada centímetro de su húmeda cavidad. Los labios de Drake eran expertos, dominantes, varoniles, perfectos.

Se maravilló al ver que el rubio no había abierto los párpados y seguía en aquel profundo trance hipnótico. Recordó que en aquel fugaz beso que antes habían compartido, le había ordenado que en cuanto lo besara, caería más y más profundo en el trance. Por lo que era evidente que la sugestión grabada en su subconsciente lo llevaba en ese momento a caer y caer más en la hipnosis.

-Besas muy bien, me encantó. Vamos a dejar que mi sonámbulo trabaje por ahora. Ven, vamos al yacusi de la otra alcoba, voy a disfrutarte, tienes un culo que se antoja Drake.-

Dijo Marcus a la vez que exploraba los glúteos del rubio.

-Sssi, Amo, lo que tu desees… Amo…-

Respondió Drake en una voz monocorde, tras despegar los labios de la boca de Marcus.

El hipnotista llevó al rubio a la habitación contigua y durante más de dos horas lo obligó a que le diera una mamada, lo penetró sin piedad y dejó que también Drake lo penetrara. Después se bañaron juntos y ya en la cama, Marcus se encargó de inducir en la nulificada mente de Drake, una serie de instrucciones posthipnóticas que el rubio cumpliría desde ese momento.

Al cabo de dos horas, Alfonso entró en la alcoba contigua para realizar el aseo y Marcus se quedó maravillado al ver a Alfonso con el balde de agua, la escoba, el trapeador y el jalador, totalmente desnudo, con los ojos cerrados, la cabeza suelta hacia atrás y sin dejar de repetir que estaba sonámbulo hacer la limpieza.

-Bien Drake, llegó la hora de irte, recuerda hacer todo lo que te indiqué. Volveré a llamarte muy pronto, pero recuerda cual será tu vida a partir de hoy.-

Dijo Marcus mientras besaba al rubio.

-Sssi… Renunciaré a mi trabajo… Romperé con mis novias… Haré mi vida normal en la universidad por el día y la tarde… Pero en las noches, caeré en trance… Y en cuanto esté hipnotizado iré al club que me ordenaste… Pediré ser estríper y rentaré mi cuerpo a los hombres más guapos… La mitad del dinero será para ti mi Amo… Y haré eso hasta que me una definitivamente a tu harem… Sssi… Hasta que sea todo un estríper y prostituto gay seré digno de estar bajo tu completo control… Sssi Amo…-

Admitió Drake al tiempo que se levantaba de la cama.

-Muy bien muy bien, recuerda tomar todas las precauciones que te dije. Y cada madrugada volverás a tu casa, dormirás profundamente y no recordarás nada de tus acciones bajo trance. ¿De acuerdo?-

Instruyó el hipnotista desde la cama y con la vista puesta en el espectacular cuerpo de Alfonso que en ese momento barría la habitación.

-Sssi, cuando termine con mis actividades de prostituto, iré a casa… Dormiré profundamente y al despertar por la mañana… No recordaré nada… Nada…-

Contestó Drake de pie frente a la puerta.

-¿Qué debes hacer cuando escuches Drake play?-

Preguntó el perverso Marcus con lascivia.

-Entrar en trance… Dormir profundamente y ser tu esclavo… Mi mente estará en blanco… Tu voluntad será la mía… Mi Amo…-

Respondió Drake subyugado por el trance impuesto.

-Perfecto, ahora baja a la estancia, vístete, sal de la casa, enciende y sube a tu moto, ve a tu empleo, entrega el dinero que te di, renuncia y dirígete a casa. A partir de mañana harás lo demás que te ordené.-

Indicó Marcus con su voz somnífera.

-Sssi, mi Amo…-

Admitió el rubio a la vez que abandonaba la alcoba.

Marcus suspiró antes de levantarse de la cama y aproximarse al desnudo español, que en ese momento acababa de trapear la alcoba.

-“Kaligari”, ¿Ya terminaste mi sonámbulo?-

Inquirió el hipnotista mientras besaba al castaño y dormido guardaespaldas.

-Sssi, sólo faltaba esta alcoba mi Amo… Aunque hay habitaciones a las que no pude entrar mi Amo… Por favor perdóneme… Por no cumplir al pie de la letra su orden.. Pero las puertas no se abrían mi Amo…-

Contestó el castaño con voz soñolienta, pero preocupada.

Marcus se quedó impresionado por el nivel de sumisión conseguido en tan pocas horas. Tan sólo habían pasado quince horas desde que el Kaligari había doblegado la personalidad heterosexual del guardaespaldas y cada vez estaba más bajo su poder.

-Estoy sonámbulo… Estoy sonámbulo… Estoy sonámbulo… Estoy sonámbulo…-

Dijo Alfonso tras dar la última pasada a la alcoba.

Marcus se abalanzó hacia él, arrojó la escoba a un lado y se apoderó de su boca. -Deja eso, verte así me excita tanto. Baja los enceres a su lugar. Quiero cenar contigo. Busca en la cava una botella de champagne y saca de la nevera las fresas con chocolate. Vas a darme de comer, mi sonámbulo. Y esta noche voy a penetrarte, a poseerte, quiero que seas mío. ¿Tú quieres que te penetre?, ¿quieres ser mi perro sexual?, ¿mi esclavo sonámbulo y sexual?-

Inquirió el hipnotista.

-Sssi, mi Amo… Tener sexo con mi Amo me complace… Tener sexo con mi Amo es el máximo honor… El único placer… El máximo placer que existe… El dedo de mi Amo me brinda placer… Me hace disfrutar… Sssi mi Amo… Por favor esta noche penétrame… Hazme tuyo… Quiero ser completamente tuyo… Completamente homosexual… Tu absoluto esclavo sonámbulo… Tu predilecto… Tu esclavo sexual… Hazme ser más homosexual… Más sonámbulo… Más esclavo… Por favor mi Amo te lo ruego… Te lo suplico… No quiero pensar… Quiero brindarte placer… Complacerte en todo cada vez más… Eso me hace feliz… Me hace más sonámbulo… Más esclavo y lo disfruto… Mi Amo… Sonámbulo… Sonámbulo… Esclavo del Kaligari… Sonámbulo… Sonámbulo… Esclavo del Kaligari… Tu verga me hará más sonámbulo… Más feliz… Más esclavo… Más sonámbulo…-

Repitió Alfonso aquellas palabras con una voz cada vez más gutural y mientras su cuerpo se ponía más y más rígido.

Marcus escuchó en ese momento la motocicleta de Drake alejarse a través del camino y eso lo hizo sentirse aún más excitado, al saber que ahora estaba nuevamente solo con aquel magnífico ejemplar de macho. Alfonso había alcanzado el estado teta en su sonambulismo, es decir el estado más profundo y eso era perfecto. El propio y reprogramado subconsciente del español lo inducía a dormir cada vez más, a admitir cualquier nueva instrucción como una orden que lo envolvía, que lo sumergía de forma inevitable en aquel sueño de esclavitud sexual gay.

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