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El deseo de Paula
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Le dijo que si realmente quería convertirse en esclava debía presentarse ante su puerta sin nada puesto. Eso significaría que dejaba atrás su vida pasada y renunciaba a la dignidad humana. Cuando abrió la puerta, ella le dio su abrigo y mostró con valentía su entusiasmo. Cuando ingresó a su servicio, puso todas sus pertenencias y ropa en una bolsa de basura para guardarla; sabía que su amo se lo quitaría todo y que ahora ella se convertiría en una esclava, completamente desnuda y sin derechos. El sentimiento de desnudez y vulnerabilidad fue una liberación.

Había dejado su trabajo para vivir permanentemente y existir sólo como esclava 24 horas al día, 7 días a la semana para su amo. Obligada a ofrecerse como mera carne de propiedad para ser usada y maltratada.

-¡Eres una puta cosita tan perfecta! Me vas a dar tanto placer…

Me encanta provocar a mis esclavos y crearles miedo o expectación por lo que les haré a continuación.

-vamos… dijiste que querías ser mi perra, así que ahora vas a lamer como una perra… ¡ladra cachorrito!

-Oh, Srta. Paula, no pensarías de verdad que exageraba cuando dije que iba a convertirte en una puta, ¿verdad? Deberías haber sabido que tu estatus de ama de casa murió en el momento en que decidiste someterte a un amo dominante. Sin embargo, es adorable ver cómo sigues intentando mentirte a ti misma. No te preocupes, pronto estarás demasiado absorta en lo bien que te sientes como para preocuparte por tonterías.

El sexo vainilla ya no le interesaba, se encontraba haciendo cosas cada vez más depravadas mientras imaginaba vivir la vida de una esclava. Anhelaba el día en que pudiera entregarse por completo a un amo y ser de su propiedad.

-El propósito es algo difícil de descifrar. Se necesita mucha reflexión e introspección para reconocer cuál es nuestro propósito. Por suerte, los objetos como tú no tienen ese problema. Tienes la suerte de que tu amo te asigne un propósito.

-Sé que da miedo la idea de que puede que nunca vuelvas a correrte. Vivir una vida en constante necesidad. Siempre apretando los muslos, gimiendo al menor roce. Sintiendo el frío metal de tu cinturón de castidad contra tu caliente coño negado. Encerrada y negada hasta que decido acariciarte una y otra vez. Pero sienta tan bien, ¿verdad? Oírme decirte que no cuando me suplicas permiso para correrte. Sentir esa patética excusa para un cerebro goteando por tus muslos y empapando mis sábanas. ¿No te hace palpitar el coño? Sentir que todo tu cuerpo bulle con el inconfundible zumbido de la excitación con solo mis palabras, mi voz, mi lento y meticuloso tacto.

Como un animalito salvaje en celo. Quieres que te nieguen. Quieres perder todo el control sobre ti misma. Quieres entregarme una de tus funciones corporales más básicas. Quieres ser una buena chica. Sé que quieres. Tal vez si finalmente aceptas que el último orgasmo que tuviste fue realmente el último que tendrás, consideraré dejarte correrte de nuevo. ¿Y si creyeras por un segundo que realmente te dejaría correrte otra vez? Entonces o la negación está haciendo su trabajo, o esa cabecita tuya es más tonta de lo que pensaba.

Con el coño bien cerrado y desesperada por una penetración, Paula empezó a explorar su otro agujero con la esperanza de que le ofreciera algún tipo de alivio…

-Buena chica, ahora sigue, pero detente antes de correrte.

-Te daré la Lección del Día: Ofrecer a tu amo, siempre una buena vista.

Una esclava bien entrenada adopta siempre su posición rápidamente cuando se le ordena, y poniéndose a cuatro patas, su cara apoyada contra el suelo, sus pechos tocándolo también, su cintura elevada, y sus manos separando sus cachetes, le ofrecía a su amo su culo para que lo poseyera como él estimara conveniente. Una vez que una esclava se ha roto de la vergüenza, con que entusiasmo hace las cosas más degradantes.

Nada recuerda tanto a una esclava su lugar como hacerle beber la orina de su amo. Una esclava desvergonzada y depravada sorbe orina antes y/o después de ser follada. Esto no es una mujer decente, es el juguete de su amo.

Metiendo su coño necesitado en mi pierna mientras me dice cosas como que es una patética zorra desesperada por ensuciar tu pierna, le susurro al oído:

-Realmente necesitas una polla en la boca, ¡ahora a babear puta!

-Eso es cariño, córrete tantas veces como quieras. Espero que tu cinturón de castidad no te apriete demasiado.

No es como si no pudiera correrse, es que necesitaba la polla de su amo dentro de ella, sentirse llena de él, sentirse usada, dominada, poseída, sometida…

Una esclava debería sentir cómo los pezones perforados la llevan a un nivel de excitación sin posibilidad de retorno… permanentemente desnuda y privada de su respiración por un corsé apretado.

-La hora del ordeño en la lechería. No te preocupes, me he asegurado de que las abrazaderas no estén demasiado apretadas, para que puedas llevarlas todo el día.

-Sucio juguete de mierda. Mira como la polla en tu culo te hace babear por todas partes. ¿Qué va a pasar cuando te llene de semen?

-No, puta, así no. Siéntate sobre ella, hasta el fondo. ¿Por qué no te tiro del pelo para ayudarte?

-No estoy seguro de que puedas llevar tu culo roto a la playa, cariño. Oh espera, vamos a ponerte tu plug, así entonces será más adecuado.

-Empuja tu lengua profundamente en mi culo puta. Lámelo, quiero sentir como me lo follas. Pajéame, esclava, y prepárate para recibir tu recompensa en esa cara de santa simulas tener.

Como siempre agradeceros vuestras lecturas, y como no, agradecer de igualmente todos los comentarios respetuosos que queráis hacer.

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