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El cuidador de la cabaña (III)
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Y así me encontraba yo, encima de don Mario y con todo su pico metido en mi conchita sintiendo cómo se iba poniendo duro de nuevo, por la pastillita que se había tomado el viejo pillo.

-Ay don Mario, qué rico se siente cómo su pico está creciendo

-Es que me tiene muy caliente señora.

Y comenzó un movimiento suave, conmigo encima de él, dándole la espalda y poniéndose duro cada vez más.

-Ah, ahh, ahhh, don Mario qué rica su pichula, aaah me encanta – Mientras seguía cabalgando encima de él, cada vez más rápido. Don Mario se sentó y aprovechaba para agarrarme las tetas desde atrás, lo que me volvía loca en ese momento. De pronto me dice:

-Señora, que rico se ve su culito desde acá

-¿Le gusta mucho?

-Sí, mucho señora

-Entonces, chúpemelo otra vez

-Encantado señora

Se paró y me puso contra el sillón, con el culo parado hacia él y metió su lengua en mi hoyito.

-Ay Don Mario, qué rico me chupa el culito mmm, siga, siga así

Yo sentía cómo su lengua mojada, recorría mi ano y a ratos se introducía, luego bajaba y me chupaba mi zorrita mientras me metía la nariz en el culo ¡Qué rico todo eso!

-Don Mario, ahhh si sigue así, creo que le voy a dar un premio mmm

-Deme todo lo que quiera señora, quiero comerla completita

-¿Le gustaría meterme el pico en mi culito?

-Si, me encantaría señora ¿Puedo?

-mmm sí don Mario, culéeme todo lo que quiera.

De pronto me agarra del pelo y me da vuelta poniéndome en frente de su pico que estaba como fierro, lleno de venas y durísimo.

-Pero primero chúpemelo bien para que le entre más fácil

No me hice de rogar y me metí todo su pedazo de carne en la boca, tratando de tragarme todo el tronco, aunque era casi imposible para mí, se lo chupé dedicadamente, me metí sus cocos en la boca y se los chupé también, mientras lo miraba a los ojos.

-Siga señora, chúpemelo, chúpemelo, póngalo bien mojado y duro para ensartarla por ese culo tan rico que tiene.

-Mmmm don Mario, qué rica pichula tiene mmm ya quiero que me la meta

Entonces me di vuelta y esperé mientras sentía cómo su cabeza intentaba abrirse paso por mi hoyito.

-Ahh, don Mario qué largo lo tiene, pero rico, métala toda hasta el fondo que me encanta.

Debo reconocer que me dolía pero ese mismo dolor me producía un gran placer se saberme sometida por un viejo que apenas conocía, sintiendo cómo entraba en mí, cada centímetro de su pichula. Hasta que de pronto llegó hasta el fondo y empezó a moverse hacia adelante y atrás.

-Ay don Mario, qué rico me lo mete ay siga, siga así, ayyy más fuerte, pártame el culo ah ay qué rico, culéeme, culéeme.

El viejo empezó a moverse cada vez más fuerte y yo también, hasta que no aguantó mas y empezó a disparar chorros de leche dentro de mi culo, yo al sentirlos, acabé directamente en un rico orgasmo apretando mi ano en cada espasmo alrededor del tronco del pico de Don Mario.

Una vez que nos recuperamos de lo sucedido, el viejo me dice "Almorzamos ahora y luego veremos qué comemos de postre" guiñándome un ojo.

"Viejo Pillo", pensé.

Espero ver más comentarios en mis relatos para ir subiendo más, besos.

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