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El congreso (Parte 2)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

El Congreso tenía una duración de 5 días y lo contado en mi relato anterior sucedió los dos primeros días. Casi hasta acá no habíamos cambiado palabras, salvo las que alimentaban la pasión de ese primer encuentro en el baño. Yo estaba en un estado donde para graficarlo mejor, diría que sentía estar caminando sobre algodones, nunca había vivido una experiencia tan plena y a las vez desconcertante, jamás se me había cruzado por la cabeza vivir algo así con un hombre y tampoco sabía porqué me había animado a tanto. Si intuía que algo había cambiado en mi porque no podía apartarlo de mi mente.

Esa noche cuando terminamos de hacer una caminata después de la cena, volvimos a dormir. Lo único que estaba en mi mente era el deseo que se repitiera lo de la primera noche. Una vez que todos nos acostamos se apagó la luz del pabellón y yo comencé con la ansiedad de la espera. Por mas que estaba cansado no tenía sueño, solo esperaba. Como a la 1 de la mañana cuando ya se escuchaban los ronquidos y las respiraciones profundas escuche que alguien se deslizaba hacia mi cama y una mano tanteaba en la oscuridad tratando de encontrar mi cuerpo, en realidad mas que mi cuerpo mi verga que ya estaba a full. Esta vez para facilitarle el tramite me había acostado sin el bóxer y al instante que sentí su mano corrí la sabana para que pudiera agarrarla, se notaba que la excitación que tenía era mayor y al no tener que cuidarse actuaba con mas soltura.

De una se la metió en la boca y comenzó a chuparla con avidez, primero con el glande cubierto por el prepucio, después la peló y saboreaba la cabeza frotándola con su lengua, bajaba por el tronco dándole pequeños mordiscos para sentir su dureza al llegar a la base se metía los huevos en la boca y los saboreaba alternando un rato cada uno; en un momento dado tuve que apartarlo porque me estaba haciendo acabar. Mientras él hacía eso yo le acariciaba la cola peluda y con los dedos humedecidos le frotaba el agujero que se le iba dilatando mientras sentía que el frotaba en mi brazo su pija dura, entonces no dudé en agarrársela y meterla en mi boca. Ël entonces entro en éxtasis y comenzó a chupármela con desesperación, se la metía toda en su boca hasta la garganta y producía un movimiento que parecía que le estaba cogiendo la boca.

Allí lo tomé del cuerpo y le ayudé a que se subiera a la cama. Estaba todo desnudo, su cuerpo era menudo y muy velludo, entonces comencé a chuparle las tetillas que al instante se le pusieran duras. Al mismo tiempo me ensalivaba los dedos y le lubricaba el ano para dilatarlo, entonces él sin dudarlo se sentó a horcajadas sobre mi y agarrando mi verga comenzó a meterla en su agujero. De una se la clave hasta las bolas y comenzamos a balancearnos al principio despacio pero a medida que aumentaba la excitación el bombeo era mas acelerado, hasta que en un rato los dos explotamos, yo dentro de él y él escupiendo su leche sobre mi pecho.

Después nos quedamos abrazamos con mi pija dentro de él esperando que la respiración se regularizada y entonces de apoco se fue despegando para irse a su cama. De nuevo me costó conciliar el sueño a pesar de la larga jornada que había tenido, no lograba encontrar mi eje, tampoco lograba entender que me estaba pasando.

Al día siguiente a la hora de ducharme traté de esperar que volvieran de hacerlo mis compañeros y entonces cuando llegué a la zona de las duchas vi que me estaba esperando mientras repasaba los baños con el secador y el trapo. Entré, lo saludé y procedí a desnudarme, él tenía la vista clavada en mi, cuando me acerqué al grifo para ducharme me hizo señas que lo siguiera y caminó hacia el fondo donde había un cuarto donde se guardaban los elementos de limpieza. Abrió la puerta con una llave y me invitó a entrar. Volvió a cerrar con llave y encendió una luz tenue.

Estaba con su sotana negra, pero se notaba claramente la bruta erección que tenía. Yo también me empalme al toque y entonces se arrodilló para empezar a mamarla, mientras lo hacía yo le presionaba la cabeza para meterla toda en su boca, él murmuraba que yo lo ponía muy caliente y que nunca había cogido así con nadie. Después de un rato lo hice parar y le levante la sotana para agarrarle la verga que estaba toda mojada, la puse arriba de la mía y comencé a pajearnos, mientras lo hacía con la otra mano en su culo lo acercaba contra mi para estar mas pegados, mientras exploraba su boca con mi lengua.

El curita entraba en desesperación, ahora que podía expresarlo con mayor libertad no paraba de gemir e implorar que quería mi pija dentro de él, que por favor lo cogiera, entonces se dio vuelta, recogió la sotana y se agachó ofreciéndome su culo, me arrodille y comencé a chuparlo con muchas ganas, se lo quería comer, tenía unas nalgas redondas y duritas cubierta de vellos oscuros, -una delicia- con mi lengua lo exploraba y trataba de metérsela en el agujerito, mientras con una mano le agarraba la verga y lo pajeaba y también me la metía en la boca cada tanto alternando con su culo y sus bolas, cuando yo sentí que estaba a punto de explotar, me ensalivé la pija y se la metí hasta las bolas, el curita deliraba y me pedía que lo cogiera duro, yo sentía como me la presionaba con su cola como tratando de que no se le escapara, la quería tener y sentir adentro.

Confieso que nunca había experimentado un coito con esa intensidad ni tampoco nunca había visto a una mina disfrutar tanto una pija. Cuando comencé a jadear que me estaba por acabar, me pidió que se la sacara y se la mandó dentro de la boca para que le acabara allí, mientras mi pija escupía unos gruesos chorros de leche en su garganta, la pija de él sin tocársela también escupía chorros de leche que saltaban para todos lados, los dos terminamos jadeando como animales en celo.

Después encendí un cigarrillo y nos quedamos conversando un rato. Allí recién me enteré que tenía 27 años y hacía 3 años que se había ordenado sacerdote, se llamaba Ernesto y era oriundo de la ciudad de Corrientes. Los días que restaban del congreso seguimos teniendo encuentros furtivos pero plenos de goce. Nos seguimos escribiendo un tiempo pero un año después lo designaron en una parroquia de Villa Elisa y nunca más supe de él.

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