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El confinamiento
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Tiempo de lectura: 16 minutos

Esta historia comienza hace ya más de un año, concretamente en abril de 2020, es decir, pleno confinamiento. Es obvio que, durante esa época, todos tuvimos malos momentos en mayor o menor medida, siendo especialmente duro el caso de Sven, ya que él fue uno de los que tuvo que continuar trabajando durante ese tiempo, pero gracias a que vivimos juntos, nos pudimos apoyar mutuamente en los peores momentos.

En cambio, Javi vive actualmente sólo y esta situación le producía bastante estrés también, por lo que hablábamos frecuentemente a través de videollamadas para intentar paliar la situación, hasta que uno de esos días, lo noté especialmente bajo de ánimos, así que Sven, que ese día no trabajaba, y yo, estuvimos un par de horas charlando tranquilamente con él, hasta que en cierto momento de la conversación Javi nos dijo:

-Ojalá estuvierais aquí.

Echábamos mucho de menos poder hacer nuestras vidas con normalidad, pero, sobre todo, nos echábamos de menos mutuamente.

Después de esto, seguimos hablando un rato más, pero esa frase y su tono se me quedaron grabados, por lo que ya por la tarde, después de darle muchas vueltas, le planteé a Sven una idea:

-¿Qué te parece si le hacemos una visita sorpresa a Javi cuando podamos? Dije.

A él le pareció genial y me dijo que había pensado lo mismo, así que simplemente esperamos hasta que hace aproximadamente un mes, encontramos una forma algo rebuscada de poder ir a EEUU y, aunque no estábamos 100% seguros de poder llegar, teníamos que intentarlo. Así que después de un largo viaje, escalas, cuarentena de rigor y mucho papeleo, aterrizamos en Orlando (Florida).

Sabíamos la dirección de Javi, al que lógicamente no le habíamos dicho nada de esto, pero, aunque teníamos ganas de ver su cara cuando apareciéramos en su casa de repente, estábamos cansados, así que decidimos irnos un hotel cercano que habíamos reservado y, al día siguiente, iríamos a verlo.

Creo que jamás se me olvidará la cara de incredulidad que puso Javi cuando, ya por la mañana, llegamos a su casa y nos vio, ¡se quedó pasmado!, por lo que Sven y yo nos empezamos a reír, pero antes de que dijera nada, lo saludé diciendo:

-Hola Javi. ¡Sorpresa!

Un par de segundos después, Javi reaccionaba y lanzándose hacia mí, nos fundíamos en un fuerte y cariñoso abrazo que casi me emocionó. Él no daba crédito a que estuviéramos allí, así que, después de abrazar también a Sven, pasamos al interior de la casa para, una vez sentados en el salón, explicarle que habíamos querido hacerle una visita para que no se sintiera tan sólo y se animara un poco.

Esa misma mañana, salimos a dar una vuelta los tres juntos y comimos fuera, me sentía muy feliz por estar con ellos, y de ver el brillo en los ojos de Javi, que denotaban agradecimiento e ilusión, habíamos conseguido nuestro principal objetivo.

Ya por la tarde, volvimos a su casa y entre risas y charla, llegó también la hora de la cena, por lo que Javi nos propuso cenar allí juntos, cosa que nosotros aceptamos con gusto.

Parecía que ese día no pasaría nada más allá de lo esperable en una agradable reunión con un gran amigo, pero fue durante la cena, que, de forma totalmente involuntaria (os lo prometo), le di un golpe a un vaso provocando que este se volcara sobre mí y me mojara el pantalón, por lo que Javi me dijo que me los quitara y él me prestaba unos, pero Sven, aprovechando la oportunidad, dijo a Javi:

-No te preocupes, así tenemos menos que quitarle…

Al escuchar esto, Javi y yo nos miramos y soltamos al unísono una sonora carcajada, pero Sven se mantuvo serio y sin mediar palabra se me acercó y me empezó a besar, estirando a la vez un brazo en dirección a Javi para que se uniera también.

Así continuamos besándonos entre los tres hasta que, un poco después, Sven se puso detrás de Javi y empezó a acariciarlo bajo la camiseta para continuar quitándosela y desabrochándole el pantalón, momento en el que Javi, con un buen bulto ya que marcaba toda su anatomía bajo unos boxers de licra grises, nos dijo:

-Vamos a mi cuarto.

Una vez allí, él se dejó caer de espaldas en la cama y, entre algunas risas, Sven se ocupó de tirar de sus pantalones, arrastrando los boxers junto a estos y dejándolo ya desnudo.

Continué yo quitándomelo todo salvo los calzoncillos, y me recosté a su lado para seguir besándolo mientras Sven se recostaba también al otro lado de Javi.

Sven comenzó a besar suavemente el pecho de Javi, bajando por él hasta llegar a su entrepierna, momento en el que empezó a dar unos buenos lametazos a su erección de abajo a arriba repetidas veces para, segundos después, agarrándosela por la base, empezar a metérsela en la boca lentamente, llegando a perderse casi todo su rabo en la boca de mi chico, lo que provocó en Javi un pequeño suspiro de placer.

Yo sonreí mordiéndome el labio inferior al ver la habilidad con la que mi chico trabajaba el miembro de Javi, cubriéndolo por completo con su saliva y abrazando su tronco con la lengua, y continué besando a Javi mientras acariciaba el pelo a Sven.

Poco a poco empecé a bajar yo también por el cuello de Javi y le pregunté:

-¿Te gusta?

A lo que él respondió resoplando y diciendo:

-¡Me encanta!

Sven, al escuchar esto, aumentó el ritmo y continuó recorriendo con un intenso movimiento hacia arriba y abajo el rabo de Javi para terminar tragándosela hasta el fondo un par de veces y, después de algunos segundos, sacársela de golpe, cogiendo una gran bocanada de aire mientras algunos hilos de saliva densa seguían uniendo sus labios y la ya palpitante polla.

Mientras Sven recuperaba el aliento, empecé yo a acariciar y succionar los huevos a Javi para así seguir mimando a nuestro anfitrión, pero Sven tenía otra idea y no quería que Javi se corriera tan pronto, así que poco después me paró y le dijo a Javi sugerentemente:

-¿Quieres la “revancha”?

Diciendo esto, Sven se refería a lo relatado en “Vuelta al pasado” cuando él mismo se folló tan duramente a Javi, aun siendo la primera vez que se lo hacían, en represalia por habernos acostado este último y yo.

Por lo que Javi, que entendió enseguida a lo que se refería, con una media sonrisa contestó:

-Me encantaría tío.

Así que Sven, que sólo se había quitado la camiseta hasta el momento, se desnudó rápidamente y se tumbó boca abajo en la cama, a la vez que yo también me terminaba de desnudar por completo.

A continuación, Javi bajó rápidamente con algunos besos salpicados por su ancha espalda hasta su culo y hundió su boca entre las duras nalgas de Sven, lo que le hizo reír un poco en tono socarrón.

Pero Javi quiso sorprender a mi chico y, después de explorar con su lengua toda la zona, y de lubricarlo con un poco de saliva, le metió un par de dedos directamente; por lo que Sven se quejó ligeramente, aunque no dijo nada.

Mientras tanto, yo simplemente me mantenía al lado de Javi, de rodillas en la cama, acariciándolos a los dos y besando a Sven. Así continuamos hasta que unos minutos después, Javi penetró con un tercer dedo a Sven, preguntándole a este si iba bien mientras los giraba en su interior, a lo que Sven contestó con un escueto “Sí”, por lo que Javi le dijo con tono autoritario:

-Date la vuelta.

Él lo hizo enseguida y, sin dejar de mirar a Javi con una expresión retadora, abrió las piernas mientras Javi sacaba un par de condones y un bote de lubricante de la mesilla de noche, pero yo me adelanté y empecé a chupar de nuevo un poco el miembro de Javi para un momento después, coger el preservativo, ponérselo yo mismo y decirle:

-¡Todo tuyo!

Javi me sonrió y rodeándome suavemente con un brazo por la cintura, me besó y se colocó entre las piernas de Sven, escupió un poco entre sus nalgas y, sin más, empezó a penetrarlo suavemente.

La polla de Javi ya dije en otro de mis relatos que tiene un buen tamaño, pero lo que más me gusta es que es muy recta y lisa, por lo que, con un par de cachetadas, entró toda en el apretado agujero de Sven al que se le notaba nervioso ya que su respiración se había acelerado, cosa que me ponía mucho.

Javi se mantuvo un momento inmóvil y empujando fuertemente cada centímetro de su rabo al interior de Sven, el cual intentaba aguantarlo agarrando de un puño las sábanas, hasta que finalmente Sven se fue relajando y Javi empezó a moverse suavemente con un sexy vaivén de cintura.

Poco a poco, el ritmo de la penetración iba aumentando y Sven empezaba a ser desplazado ligeramente con cada envestida mientras Javi lo sujetaba por los tobillos con las piernas bien abiertas; y Sven, con las manos tras su cabeza, miraba seriamente a los ojos a Javi, queriéndose hacer el duro, aunque en el fondo, yo sabía que le estaba encantando.

Seguidamente, me coloqué detrás de Javi y pegué mi pecho a su espalda, empezando a acariciar su marcado pecho y pellizcar suavemente sus pezones con mis dos manos mientras veía por encima de sus hombros cómo su rabo se hundía en el interior de Sven.

Javi inclinó ligeramente la cabeza hacia atrás, apoyándola en uno de mis hombros cariñosamente mientras mi polla, completamente dura hasta doler, se restregaba entre sus nalgas, con lo que empezó a gemir suavemente mientras las piernas de Sven, que continuaban hacia arriba, empezaban a temblar, por lo que Javi le permitió bajarlas y, saliéndose de él, le espetó:

-¡A cuatro!

Así Sven pudo tener un breve respiro justo antes de volver a recibir a Javi que, esta vez, entró de un golpe para, inmediatamente después, empezar a embestir más fuertemente que hasta el momento a Sven, el cual, por fin dejó de disimular y empezó a disfrutarlo gimiendo sin complejos, así que quise compensarlo colocándome a su lado y empezando a acariciar su tensa espalda para que se relajara, pero él se incorporó rápidamente y se abrazó fuertemente a mí, por lo que me puse frente a él y le devolví el abrazo, dejándolo encerrado entre Javi y yo.

Seguidamente, empecé a masturbarlo y él clavó su boca en uno de mis hombros, respirando acalorado por la boca entre aspavientos con cada golpe de caderas de Javi que hacía chasquear su culo.

Así continuamos hasta que, poco después, levanté la mirada y vi cómo Javi cerraba los ojos, se inclinaba ligeramente hacia atrás y, con una gran sonrisa en su cara, daba un fuerte gemido y se corría en el interior de Sven casi a la vez que mi chico vaciaba sus huevos en mis manos, salpicando con varios trallazos de leche mi polla y su propio pecho.

Finalmente, después de unos segundos de recuperación, Javi se salió de Sven y se quitó el preservativo, dejándome ver cómo la hinchada y enrojecida polla que había hecho gozar y sufrir a partes iguales el poco experimentado culo de mi chico, terminaba de expulsar las últimas gotas de semen mientras Sven caía rendido en la cama y suspiraba aliviado, momento en el que Javi le preguntaba atento como siempre:

-¿Estás bien Sven?

Pero él simplemente se limitó a resoplar y levantar el dedo pulgar de la mano mientras se terminaba de recuperar para, unos minutos después, levantarse e irse a la ducha, dejándonos a Javi y a mí solos en la cama, guiñándome un ojo disimuladamente desde la puerta de la habitación sin que Javi se diera cuenta.

Seguidamente me tumbé junto a Javi relajadamente en la cama y me abracé a él, preguntándole en voz baja:

-¿Te lo has pasado bien?

Refiriéndome no solo al sexo sino al día en general, a lo que él me contestó sinceramente:

-Muy bien, me alegro mucho de que estés aquí.

Dicho esto, nos quedamos mirándonos a los ojos mutuamente e, irresistiblemente, comenzamos a besarnos de nuevo.

Con toda tranquilidad empezamos también a acariciarnos y Javi agarró suavemente mi polla, que no tardó en reaccionar al magreo, por lo que aproveché para preguntarle:

-¿Te gusta?

Él sonrió y, casi susurrando tímidamente me sorprendió contestándome:

-Alberto… Házmelo

Yo le volví a preguntar:

-¿Estás seguro?

Y Javi asintió suavemente con la cabeza diciéndome que sí, por lo que, recostándome de perfil a su lado, cogí el bote de lubricante y me puse un poco en los dedos, empezando a acariciarle la zona perianal con movimientos circulares mientras seguía besándolo suavemente.

La primera vez de Javi fue también con nosotros como ya he dicho anteriormente, pero creo que no lo disfrutó realmente porque fue algo inesperado y casi obligado, por lo que en ese momento me propuse demostrarle a mi querido amigo sin prisa alguna, el placer único que se podía llegar a sentir al entregarse al chico que se quiere y desea.

Continué un buen rato acariciándolo y, acto seguido le introduje un dedo poco a poco, este entró sin dificultad, pero Javi se tensó un poco, por lo que le dije:

-Tranquilo, respira profundo.

Mientras empezaba a moverlo dentro de él con un suave vaivén.

Otro rato después, probé a introducirle un dedo más. Esta vez su culo se resistía un poco, así que, me puse más lubricante en los dedos y me coloqué entre sus piernas para empezar a succionar sus huevos y lamer también la zona del perineo.

Una vez estuvieron ambos dentro, los dejé inmóviles unos segundos para que se acostumbrara, y después empecé a palpar su suave interior con un movimiento giratorio, mientras acompasaba los movimientos con un punteo de mi lengua, lo que le hizo suspirar ya más relajado.

Así seguimos un buen rato hasta que Javi, que me miraba deseoso, me hizo subir por su cuerpo para besar su boca, así que, para no hacerlo esperar más, me incorporé en la cama y cogí un preservativo, pero Javi me paró diciéndome:

-Espera no, quiero sentirte… a ti…

Esas palabras me pusieron más caliente aún, por lo que, sin contestarle nada, tiré el condón a un lado y lubricándolo abundantemente, me volví a recostar sobre él y le hice levantar las piernas, acomodándome yo entre ellas y apoyando la punta de mi miembro en su entrada.

Pero antes de empujar, me quedé inmóvil de nuevo y, disfrutando el momento, aunque nerviosos también, le acaricié cariñosamente el pelo con los dedos a la vez que Javi se atrevía a decirme:

-Te quiero.

A lo que yo le contesté:

-Yo también te quiero…

Añadiendo a continuación una palabra que no suelo decir, pero que en ese momento sentí verdaderamente, “cariño”, lo que me hizo redescubrir que tanto Javi como yo deseábamos que las cosas hubieran sido diferentes y jamás habernos tenido que separar ya que, seguíamos siendo amigos sí, pero dos amigos que se habían amado mucho en el pasado, sentimiento que resurgía con fuerza cada vez que nos volvíamos a ver.

Mientras pensaba todo esto, me evadí del mundo por un momento, pero volviendo a la realidad, besé con pasión a Javi y empecé a penetrarlo sin separar mi boca de la suya para acallar sus pequeños quejidos.

Javi me rodeó con sus brazos y piernas conforme iba adentrándome lentamente en él, hasta que finalmente mis huevos rozaron su culo, estaba completamente dentro de él, así que me volví a quedar quieto mientras su caliente y suave interior se acostumbraba a mí y palpitaba espasmódicamente, abrazando mi rabo con fuerza y produciéndome unos placenteros escalofríos por todo el cuerpo como nunca los había sentido al penetrar a alguien, por lo que, poniendo mi frente en uno de sus hombros suspiré…

-Oh Javi…

Él abrazó mi cabeza y poco después me empecé a mover muy muy despacio, sin la más mínima prisa, queriendo únicamente que Javi me sintiera acariciar su interior.

Poco a poco nos íbamos adormeciendo, completamente relajados y con una respiración temblorosa mientras nuestras bocas se mantenían a pocos centímetros una de la otra, pero, después de un buen rato, Javi empezó a quejarse un poco con cada vaivén, por lo que me salí un momento de él para darle un respiro y le pregunté:

-¿Estás bien? ¿Te gusta?

Él me acarició un brazo y aunque estaba cansado, me sonrió y me contestó asintiendo con la cabeza y en voz baja:

-Sí, estoy muy bien.

Pero su agujero boqueaba dilatado y un poco enrojecido, por lo que, antes de volver a penetrarlo, esperé unos minutos en los que nos estuvimos besando y acariciando mutuamente para después lubricarlo un poco más y seguir haciéndole el amor, esta vez un poco más fuerte y sin cambiar de postura, encerrándolo entre mis brazos y colocando sus manos a ambos lados de su cabeza para así entrelazar nuestros dedos.

Así hasta que un poco después, mientras jadeábamos y gemíamos sin grandes aspavientos, sentí que no iba a poder aguantar mucho más, por lo que avisé a Javi, diciéndole:

-No puedo más Javi…

El cual, sintiendo cómo mi miembro se hinchaba en su interior, se mordió el labio inferior y arqueó la espalda un poco hacia arriba a la vez que yo apretaba los dientes y derramaba mi leche en su interior mientras Javi se agarraba tembloroso y fuertemente a mis brazos.

Finalmente, con los últimos espasmos de mi miembro, di un par de golpes fuertes de cadera y esperé en su interior a perder la erección mientras lo besaba delicadamente para después salirme y tumbarme de nuevo a su lado, agotado pero pletórico.

Después de esto, sólo recuerdo preguntarle a Javi si estaba bien y dormirme a su lado plácidamente.

A la mañana siguiente, cuando desperté, encontré a Javi acurrucado a mí, desnudo y dormido con una ligera sonrisa, estaba tan guapo… Pero de repente eché en falta a Sven y me levanté, encontrándolo también dormido en el sofá, lo que me produjo mucha ternura, me había permitido tener una noche íntima sólo con Javi, y eso es lo que había significado ese guiño cómplice antes de salir de la habitación, pero, acto seguido, también sentí pena ya que él es mi pareja realmente, y miedo, porque me di cuenta de que no podía seguir así.

A media mañana, Sven y yo nos fuimos al hotel de nuevo mientras que yo intentaba evitar esos pensamientos por el momento, aunque casi inconscientemente me sumergiera en ellos, lo que provocaba que me evadiera un poco, cosa que lógicamente Sven notó, así que ya por la noche, pensé que no debía callármelo mucho tiempo y decidí contarle a Sven lo que me preocupaba. Concretamente le dije que no me parecía justo ni para Javi ni para él, tener que “compartirme”. Pero Sven sonrió suavemente y me dijo más o menos las siguientes palabras:

-Alberto… Te quiero. Y sé lo que hubo entre Javi y tú… Sé que todavía lo quieres, y que él también te quiere mucho, eso es obvio. Es un buen chico, pero… la pregunta es… ¿Tú me quieres a mí?

Esta pregunta me la hizo sabiendo perfectamente la respuesta, ya que se lo suelo decir, pero, aun así, no tardé ni un segundo en contestar diciendo:

-¡Por supuesto! Tú eres mi pareja y te quiero, no lo dudes nunca por favor.

Recalcando esto último con los ojos un poco vidriosos, pues estoy seguro de lo que siento también por él.

Sven me miró fijamente a los ojos y sonrió al darse cuenta de que estaba siendo sincero, por lo que me besó suavemente, haciéndome sentir al momento, mucho más tranquilo.

Durante los siguientes días Javi tenía que trabajar, pero siempre encontrábamos un rato para vernos, charlar y desconectar del día o simplemente para ver una película tranquilamente, hasta el día anterior a nuestro viaje de vuelta, día en que Javi no trabajaba, por lo que hicimos multitud de planes para aprovechar al máximo el día y pasarlo los tres juntos.

Ya era de noche cuando volvimos a casa de Javi después de un día que resultó perfecto, así que, pusimos la tele y nos sentamos en un sofá para descansar quedando yo en el centro, por lo que puse mis brazos sobre los hombros de mis dos chicos. La mezcla de sensaciones en común en ese momento era palpable ya que, estábamos felices sí, nos lo habíamos pasado muy bien durante toda la semana que habíamos estado allí, pero en el fondo, también estábamos un poco tristes porque llegaba el momento de volver y no sabíamos cuándo podríamos volver a juntarnos. Esto, se puso de manifiesto cuando Javi dijo:

-¡Que rápido se ha pasado esta semana! Demasiado rápido.

Yo en ese momento no encontré unas palabras adecuadas porque pensaba lo mismo, así que simplemente suspiré algo melancólico y, a la vez que asentía con la cabeza, acaricié un poco la espalda a Javi que se esforzó en sonreír ligeramente, pero Sven, poniendo una mano en una de mis piernas dijo:

-No os preocupéis, seguro que nos volvemos a ver pronto.

Su empatía y capacidad de animar a los demás son dos de las cosas que me enamoraron de él, por lo que reaccioné besándolo con delicadeza a modo de agradecimiento a la vez que él me envolvía entre sus fuertes brazos. Al separarnos, me giré hacia Javi y vi que me miraba cariñosamente así que tampoco me pude resistir a besarlo de la misma forma.

Mientras lo hacía, Javi se recostó en el sofá y me arrastró junto a él, haciéndome quedar sobre su cuerpo, de modo que casi ni me di cuenta de que Sven se quitaba la camiseta y, con un rápido movimiento, hacía un rulo con ella, me la colocaba sobre los ojos y me la anudaba por detrás, sorprendiéndome y haciéndome reír un poco. Así, Sven se unió también a un beso alternado que cada vez era más apasionado.

Yo no veía nada, aunque, un momento después, noté como Sven se ponía de pie y escuché el sonido de la hebilla de su cinturón. Mientras tanto, Javi me ayudaba a incorporarme en el sofá y, segundos después, sentí el miembro de Sven ya semierecto rozarme los labios, así que le di un lametazo juguetón para continuar metiéndomela en la boca y empezar a chupársela, pero él enseguida me sujetó la cabeza con sus dos manos y empezó a moverse con un ligero movimiento de vaivén, tomando de esta forma el control mientras su miembro se seguía endureciendo en mi boca.

Ahora su polla me llegaba más al fondo, lo que me empezó a producir algunas arcadas, así que, con una mano empecé a acariciar su fibrado pecho y con la otra, lo sujeté por la cintura para intentar controlar un poco la profundidad, pero Sven continuaba y me decía:

-Respira.

Poco después, Javi, también se puso en pie y, al igual que Sven, se desabrochó los pantalones, cogiendo una de mis manos y llevándola a su paquete. Todavía tenía la ropa interior, pero yo metí la mano por una de las perneras y lo empecé a masturbar lentamente, pudiendo notar cómo su polla empezaba a crecer.

Finalmente, cuando estuvo ya bien dura, yo mismo le bajé los boxers y, agarrándolo por el culo, lo empujé hacia mí para empezar a chupársela, recorriendo con mi lengua cada centímetro de su rabo, ajustándolo bien a mis labios y masajeando sus huevos con la palma de una mano mientras con la otra empezaba a magrear a Sven.

Puesto que ahora era yo el que tenía todo el control, continué tragándome la polla de Javi hasta llegar lo más profundo que pude, haciéndolo jadear suavemente cada vez que mi nariz tocaba su pubis, para seguidamente sacármela y jugar un poco con su cabeza, rodeándola con la lengua y haciendo succión en el glande para pasar posteriormente a sus huevos y hacer lo mismo alternando uno y otro. Todo esto mientras él me acariciaba el pelo y me decía cosas como:

-Eso es nene, que bien lo haces, sigue así…

Ese día hacia bastante calor, por lo que yo ya estaba chorreando de sudor, así que Sven me desabrochó la camisa y Javi se retiró un poco, permitiéndome ponerme de pie para quitarme también los pantalones, quedando completamente desnudo.

Pero esta vez, en lugar de volver a sentarme en el sofá, Sven me empujó ligeramente por un hombro hacia abajo y me hizo ponerme de rodillas sobre una alfombra para, seguidamente, decirme:

-Abre bien esa boquita.

Colocándose a continuación ellos dos frente a frente, para juntar sus dos pollas y que así se las siguiera chupando, pero, aunque de esta forma no aguantamos mucho ya que yo no pude con los dos a la vez, fue algo que me encantó por ser novedoso para nosotros y muy morboso.

Así que, cambiando de idea, me guiaron hasta el chaise longe del sofá en el que Javi se recostó boca arriba para, a continuación, colocarme yo a cuatro patas, dejándolo encerrado entre mis brazos y piernas mientras mi culo quedaba expuesto a Sven que, hundiendo su boca entre mis nalgas, empezó a puntearme con su lengua, separando mis nalgas con sus manos para continuar dándome pequeñas cachetadas y besos entre estas.

Poco después, sentí cómo me metía un dedo con facilidad y me agarraba la polla para llevarla hacia atrás dándome un par de lamidas desde la punta hasta el culo pasando por el perineo; empezando después a masturbarme con un movimiento rápido y corto, lo que me hizo gemir un poco mientras Javi me acariciaba los brazos.

Finalmente, después de un buen rato trabajándome el culo, mi guapo noruego se puso en pie y, después de extenderme un poco de lubricante con su polla, me penetró sin prisa pero sin pausa, escapándoseme un pequeño quejido; pero Javi, tirando de mí hacia abajo me dijo al oído:

-Tranquilo, disfruta de tu chico.

Así que respiré profundo y me relajé, sintiendo entonces el pubis de Sven rozar mi culo, estaba completamente empalado por su dura barra.

Casi sin respiro, Sven se comenzó a mover a buen ritmo a la vez que me besaba la espalda y el cuello, produciéndome unas oleadas de placer que me recorrían todo el cuerpo; y haciéndome gemir inevitablemente con cada embestida, mientras Sven, con una respiración acelerada me decía:

-Te gusta esto eh…

Pero yo, en vez de contestarle, me incorporé rápidamente pegando mi espalda a su sudado pecho y, buscando su boca lo besé con todas mis ganas.

Un poco después, mis fuerzas iban flaqueando y las piernas me empezaron a temblar, así que, sin previo aviso, Sven se salió de mí dejándome el culo abierto y latente para, inmediatamente después, pillándome por sorpresa levantarme en brazos e irnos los tres a la cama de Javi, donde Sven me dejó caer.

El nudo de la camiseta que me tapaba los ojos se había ido aflojando mientras Sven me lo hacía, por lo que al caer en la cama se terminó de soltar, viendo lo primero a Javi, que se sentó en la cama con la espalda apoyada en el cabecero, las piernas abiertas y un poco flexionadas, mirándome con una media sonrisa. Momento en el que me dijo suavemente:

-Ven aquí.

Yo me acerqué y me coloqué sobre sus piernas, comenzando a besarnos seguidamente, esta vez con mayor pasión, mientras su dura polla se frotaba entre mis nalgas y sus brazos me rodeaban, haciéndome encontrar la calma que complementa a la fuerza de Sven.

Unos segundos después, Javi se recostó en la cama para estar más cómodo, momento que yo aproveché para, agarrando su mojado miembro por la base, empezar a sentarme en él, poco a poco mientras Javi, sintiendo cómo me llenaba, suspiraba relajado.

Su polla entró toda sin dificultad, así que, finalmente dejé caer todo mi peso sobre sus caderas y lo empecé a cabalgar más o menos al mismo ritmo que Sven me lo había hecho, ya que mi culo seguía bien abierto y lubricado. Aunque, de repente, Sven hizo que me tumbara sobre Javi y me dijo:

-A ver si ahora puedes con los dos…

Estas palabras hicieron que me pusiera nervioso, mi corazón latía fuertemente y lo cierto es que no estaba seguro de querer intentarlo, pero, aunque no dije nada, Javi se dio cuenta y me abrazó fuertemente, haciéndome sentir el calor de su cuerpo.

Así, Sven se colocó de rodillas detrás de mí y, con un poco más de lubricante, me empezó a puntear. Yo hundí mi cabeza sobre uno de los hombros de Javi y él me dijo:

-Tranquilo, respira hondo, tú puedes.

Sintiendo después, cómo Sven empujaba y entraba un poco en mí, cosa que me dolió y me hizo dar un fuerte quejido, así que ambos se salieron enseguida y Sven me dijo:

-¡Ay, lo siento cariño! ¿Estás bien?

Yo le contesté con un simple “Sí” ya aliviado y girándome, le sonreí y lo besé, acariciando a la vez su espalda para que no se fuera a sentir mal. Decidiendo en ese momento que, las cosas de las películas, mejor para los actores.

Después de unos minutos de descanso, sin decir nada volví a colocarme sobre Javi entre algunas risas y, masturbándolo un poco, me volví a sentar en él, empezando a cabalgarlo de nuevo, aunque esta vez con más suavidad mientras masturbaba enérgicamente a Sven, que se mantenía de pie a mi lado.

Y así fue hasta que, un poco después, mientras los gemidos de los tres iban en aumento, Javi me agarró por la cintura deteniendo mi movimiento y, clavándose hasta el fondo, dio un fuerte gemido y vació sus huevos en mi interior, regalándome su caliente esencia por primera vez, ya que las otras veces él había usado preservativo; y haciéndome jadear de gusto y agotamiento mientras Sven, cerca ya también del orgasmo, metía su polla en mi boca e, hinchándose espasmódicamente, se corría permitiéndome saborear su agridulce y caliente leche antes de tragarla y besarnos entre los tres.

Por último, Javi se salió de mí al perder la erección y así pasamos lo que quedaba de noche, cansados, pero felices.

Al día siguiente nos duchamos, desayunamos juntos y, ya a medio día, Javi nos acompañó al aeropuerto para despedirnos con un fuerte abrazo, no sin antes darle ánimos y hacerle prometer que no volvería a sentirse mal anímicamente porque no estaba sólo, ya que, aunque en la lejanía, yo estaba con él.

Estas últimas palabras que me salieron directamente del corazón lo emocionaron un poco, por lo que, lanzándose hacia mí, me besó y me susurró:

-Te quiero.

Contestándole yo con las mismas palabras y sellando así esta especie de triángulo amoroso consentido en el que, años atrás, jamás imaginé que me pudiera encontrar alguna vez; y en el que Sven es mi pareja mientras que Javi es… Mucho más que mi mejor amigo.

FIN.

PD: A modo de consejo basado en lo que he podido vivir, os digo que no tengáis secretos con vuestras parejas. Por muy difícil que sea, la verdad antes que la paz, ese es mi lema, porque quizá las cosas salgan mejor de lo que esperáis y, además, os sentiréis liberados.

Espero que os haya gustado este nuevo relato que viene a actualizar a los otros tres. Os agradezco la lectura. Si queréis leer o releer los demás, los podéis encontrar en mi perfil, y si queréis comentar o preguntarme alguna curiosidad o detalle que se me haya escapado, lo podéis dejar por aquí en comentarios o escribirme a mi correo electrónico ([email protected]) y os responderé en cuanto pueda, un saludo.

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