Hola a todos, dado que este es mi primer relato me gustaría presentarme. Mi nombre es Thomas, tengo 20 años, mido 1.80 y peso alrededor de 90 kg dado que me gusta mucho ejercitarme. No diré que soy guapo, pero tampoco feo, más bien alguien normal.
No daré muchos detalles físicos, pues tampoco me gustaría crear una falsa perspectiva de mí. Diré que soy alguien promedio pero que mejora bastante debido al ejercicio que practico y que soy bastante carismático.
En esta historia somos dos personas únicamente, y digo esto porque mi padre siempre ha estado ausente por lo tanto no daré muchos detalles sobre él. Aunque el título es obvio, y por intuición te darás cuenta que la otra persona es mi madre. Su nombre es Paula tiene 38 años de edad, es alta comparada al promedio pues mide 1.70 y pesa diría yo unos 60 kg, ella es muy linda de rostro, tiene unas caderas anchas, pechos medianos (más pequeños diría yo), unas piernas lindísimas que te llevan a unas muy lindas nalgas.
Pero ya basta de presentaciones, vamos un poco al inicio de cómo empezó esta historia. Mi madre y yo compartimos un hobby en particular y ese es el baile. Desde pequeño aunque a mi no me gustaba, ella decidió apuntarme a unas clases de baile a las que ella asistía. Al principio no me gustaba pero vaya que más adelante se lo agradecería, pues me traía mucha suerte con todas las chicas.
Conforme pasó el tiempo fui adquiriendo experiencia y me hice muy popular en casi todo tipo de baile.
Cuando cumplí la mayoría de edad, que ella me pedía acompañarla a clubes de baile y por supuesto yo encantado, porque ella siempre me presentaba como su pareja e imagínate tú, un joven de 18 años (porque aún no estaba muy maduro que digamos) entrando de la mano junto a una mujer hermosa, buena en todos los sentidos, sexy, tú la volteas a ver porque es inevitable y no te lo digo porque sea mi madre.
Cuando empecé a darme cuenta que algo estaba cambiando entre nosotros dos fue en uno de esos clubes, cuando al terminar cada canción me daba un piquito. La primera vez me sorprendió por supuesto, y mi excitación fue tal, que casi me corro en los pantalones. Ella por supuesto lo noto y solo cerró los ojos y se sonrió de una manera tan sexy, que mi mundo se congeló. Imagínate que eso paso solo con un simple piquito en los labios.
Para mi fortuna esto se hizo costumbre y cada vez que terminaba una canción ella continuaba haciéndolo, y cuando ella no lo hacía yo la buscaba y por supuesto que respondía de una manera afectuosa y siempre nos abrazábamos de una manera no tan de madre e hijo. Todo esto pasaba cada viernes por la noche, de 8pm a 12am que era cuando cerraban nuestro club favorito.
Aparentemente llegó el punto en el que los dos sabíamos lo que estábamos buscando pero por supuesto ninguno se atrevía a dar el siguiente paso, cuando regresamos a casa éramos como una pareja de novios pues la llevaba de la mano, y antes de entrar a casa nos dábamos un último piquito. Pero todo cambio un viernes por la noche en que fuimos a cenar, los dos íbamos muy bien vestidos, ella con un vestido negro, que le llega un poco arriba de las piernas y sujetaba su cabello con una larga cola de caballo y yo con un pantalón formal color negro y una camisa blanca, con las mangas a medio antebrazo que hacía lucir mis fuertes antebrazos.
Al terminar de cenar fuimos al club y como siempre tomamos un par de bebidas y nos pusimos a bailar, todo se repetía, pero esta vez lo diferente fue al terminar una canción de Romeo Santos, la cual se llama “Propuesta Indecente”. Debo agradecer a esta canción puesto que todo alrededor mientras bailábamos desapareció, todo se congeló, y éramos solo ella, yo, y esa canción de fondo, mientras nos veíamos a los ojos sonriendo, comunicándonos con la mirada y sin decir ninguna palabra.
Cuando terminó la canción, solo pudimos vernos a los ojos y nos besamos como novios, unimos nuestras lenguas, y esta vez fueron ellas quienes empezaron a bailar, mientras yo la sujetaba de la cintura y ella tenía sus brazos cruzados detrás de mi cuello. Fue ella quien tuvo que tomar control de la situación y se separó de mí únicamente para quedar frente a frente sonriéndonos. Las melodías seguían sonando por el transcurso de la noche y ella y yo no podíamos separarnos, al dar las 12 am y después de el Dj anunciar que era la última canción, nos fundimos nuevamente en un beso, tanto o más caliente que el anterior.
De regreso a casa esta fue la conversación:
Paula: Thom, llevaba rato pensando esto. Eres mi única compañía y te portas mas que como un hijo conmigo. No creí sentir esta conexión con nadie, pero contigo es totalmente diferente y aunque sé que está mal, siento que estoy enamorada como una niña tonta de ti.
Thomas: Mamá, yo no se que decir, lo de esta noche, creí que solo podía vivir en mis fantasías y que por mas que yo lo deseara nunca iba a ocurrir.
Paula: Yo pensaba exactamente lo mismo y quizás por el calor de la noche no estoy pensando todo claro, pero quiero pedirte esto no como madre, si no como mujer. Por favor tomemos todo con calma, no apresuremos el momento y lo arruinemos. Pues he soñado con esto durante mucho tiempo.
Thomas: Yo también mamá, no imaginas cuanto tiempo he estado pensando en esto, que quiero que sea para siempre. No tendré tu experiencia, pero quiero que me guíes en todo esto. Y yo te daré el tiempo que quieras y mientras avanzamos en todo esto que está pasando, sigamos haciendo todo de la manera en que lo estamos haciendo.
Paula: Muy bien cariño, por ahora vamos a casa y toma mi mano mientras conduces.
Nos fuimos, y mientras yo conducía ella iba tomada de mi mano, y con su cabeza en mi hombro recostada. Yo no podía dejar de darle besos en la cabeza y ella volteaba a darme besos en la mejilla, tal como ella dijo como si de un par de adolescentes primerizos se tratase.
Al llegar a la puerta de nuestra casa, nos paramos en la entrada de la puerta, nos abrazamos una vez más y nos fundimos en un último beso para terminar la noche y que daría inicio a una relación de pareja.
Si llegaste hasta este punto y te gusto este relato, te agradecería que lo valores, y si puedes deja un comentario. Me gustaría saber si te gusto o si tienes alguna sugerencia.