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El aprendiz, La FemDom y el cuckold
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Tiempo de lectura: 12 minutos

La esperada noche llego al fin. Tenía todo listo, después de una semana de intenso chat con Eli, una sensual rubia que contacté por una App de citas. Mi deseo de poder verla y concretar lo que nos dijimos por chat era irresistible.

Suena mi teléfono, un mensaje de ella “te espero” y una foto sacada bien enfrente de su sexo, se la ve sentada en el piso de piernas abiertas con una sensual tanga rosa, dando ese toque inocente que arremete más mi mente ya que ella es 18 años menor que yo y su fantasía siempre fue alguien de 40.

Se puede ver como su dedo insinúa correr la prenda para iniciar su propio placer. Automáticamente después de la foto me envía otro mensaje “Hoy me vas a dar lo que derramaste en cada tributo que me hiciste”. Para ser menor, sabe cómo llevar las riendas del asunto se la percibe dominante y eso me excita, porque si bien es menor que yo, está claro que sabe lo que le gusta y como lo quiere.

Me cambio, me perfumo y me dispongo ya listo para nuestro encuentro.

Me pasa su ubicación por mensaje, ajusto mi GPS y me aventuro a mi noche de placer.

Al llegar al edificio toco el portero y al preguntar quién es, respondo con mi nombre. “Lautaro” y automáticamente se puede sentir que ríe suavemente al escuchar mi nombre.

Ya en el ascensor, aprovecho el espejo para acomodarme mejor la ropa. Al llegar al 5º piso las puertas corredizas del ascenso se abren y para mi sorpresa ahí está, con sus tacos y ese vestido corto marcando sus curvas. Ninguno pierde el tiempo nos encaramos y a mitad de camino nos alcanzamos para fundirnos en un beso totalmente húmedo. Mi lengua invade su boca buscando la profundidad de ella, te tomo de la cintura y la nuca, te hago mía y sus manos en mi espalda presionan para que nuestros cuerpos estén más juntos, haciéndome suyo.

Sin separar nuestros labios, salimos del ascensor antes que este se cierre y como sabiendo que es lo que iba a suceder, caminado de espaldas me lleva hasta su departamento que tiene la puerta abierta. Su deseo era tal que no quería perder tiempo abriendo la puerta. Al entrar me saca mi saco y con mis pies me quito el calzado, ella deja caer al piso su bello vestido dejando al descubierto su hermoso y sensual cuerpo, solo con su tanga rosa, la misma de la foto, y sus estiletos negros queda al placer de mi vista, excitado me abalanzo a ella y con su mano en el pecho me frena.

-No tan rápido caballero, está en mi casa y las reglas las pongo yo. Con autoridad me detiene, su seguridad me excita.

-Quiero que te desnudes, solo déjate el bóxer puesto.

Soy su invitado y obedezco, la ropa queda en el piso de la sala, con su mano me hace señas que la siga, su sonrisa es de total picardía, para su joven edad tiene muy claro su rol. Al girar y poder apreciar mejor su culo, me sigue regalando bellas sorpresas, se puede ver detrás del hilo de su tanga esa joya en forma de corazón rosado haciendo juego con su ropa interior.

-Supongo ves la joya de mi plug, ya te había dicho que si te portabas bien, te iba a dar todo, así que lo estoy preparando para vos… pero veremos si te lo ganas.

Al entrar a su dormitorio, hay varias velas encendidas sobre tu chifonier una tela negra y unas cuerdas de yute.

-Contra la pared, AHORA! –Su actitud es brutal, no puedo más que obedecer. Agarra la cuerda de yute y mirándome fijamente comenta las reglas.

-Hoy quiero jugar fuerte, hoy quiero que seas mi hombre fuerte, pero todo tiene un límite. Y si hay algo que te haga y no te gusta me lo advertís con la palabra “ROJO”, si lo que te hago es tolerable, pero aun así, te molesta, me advertís con la palabra “AMARILLO”. Que esto esté claro, porque solo vos podes decirme hasta dónde puedo llegar. ¿Estamos claros?

Asiento con la cabeza, la situación realmente me tiene excitado, toda la semana pensando que iba a dejar en ella mi experiencia por nuestra diferencia de edad, pero resulta que ahora soy yo el niño inexperto.

Estando ya contra la pared, tal como me lo ordeno, me hace elevar mis brazos cuando miro hacia arriba noto que hay en la pared ganchos los cuales me ata usando la cuerda de yute quedando inmovilizado.

Ya a su merced, me toma de la quijada y con su lengua lame mi mejilla para después besarme con pasión, con su otra mano, arañando mi pecho, va bajando hasta llegar a mi sexo semi erecto.

-Me gusta que no me estas cuestionando nada, sos obediente, y mereces un premio por eso.

Empezando por mi cuello, comienza a besarme por el cuerpo, sin soltar mi glande, que a la par de sus besos empieza a ganar rigidez. Haciendo una pequeña pausa por mis pezones, su lengua juega en uno de ellos, lo chupa y suavemente lo muerde tirando de el con sus labios, mi gemido es inevitable y puedo escuchar reír satisfecha de tu cometido. Sigue su camino, bajo mi cabeza para verla y una vez llegando a la altura de mi, ya si, firme verga, me mira desde abajo, en cuclillas conservando esa sonrisa, pero con una mirada perversa. No deja de masturbarme, la imagen es completamente excitante. Se humedece los labios con su lengua y yo todo lo que deseo es verla devorar mi falo, que me lo llene de saliva tal como me lo decía en varios de nuestros chat. Pero no lo hace, solo me mira y me masturba, se divierte con la expresión de mi rostro por el placer que me da.

-¿Te gusta que te haga la paja?… ¿te la hago bien? –Pregunta buscando mi aprobación. Excitado solo asiento con la cabeza. Y cuando creí que todas las sorpresas habían acabado, se reincorpora de su posición y va al chifonier y en una mano me muestra una navaja.

-Te voy a llevar al límite, pero tranquilo, recuerda las palabras claves.

Curioso no sé qué responder, quiero conocer más, quiero ser su juguete, su placer, me estoy dejando llevar y me excita su dominio.

Sin previo aviso, activa el mecanismo del arma blanca. De la empuñadura sale la afilada hoja de acero y en un rápido movimiento se arrodilla y con ella lentamente va rompiendo mi ropa interior, quedando colgada de lado y mi erecta intimidad, ahora sí, completamente descubierta.

-Mmmm tu pija sigue dura, no te dejas asustar… mereces otro premio por tu buen comportamiento.

Sus labios carnosos se humedecen nuevamente con su lengua y sin dar tantos rodeos, su boca se alimenta de mi verga, completamente dentro de ella, se puede escuchar como hace pequeñas arcadas. Al retirarla de allí, los hilos de saliva caen en sus muslos y nuevamente comienza a masturbarme. Yo el único sonido que hago son los gemidos por el placer que me entrega. Su excitación también se hace presente y veo como se toca mientras sigue chupando, lamiendo y besando mi glande.

Mientras me da su mejor sexo oral, a la par que su mano derecha viola con intensidad su mojada vagina, escucho el ruido de la puerta, alguien entra. En voz alta pregunta por ella.

Al entrar al cuarto, nos encuentra en una situación de la cual no se puede disimular, el pánico corre por mi cuerpo, pero en segundos noto que ella no deja de chupar mi miembro. Nuestro visitante nos mira, supongo que por mi cara de incrédulo sonríe, y mientras la mira a ella comenta.

-Putita, ¿este era tu regalo de aniversario?

-Si mi amor, sabes lo mucho que me gusta ser tu puta, pero hoy quería romper los límites –le responde a su pregunta.

Yo, aun anonadado, sigo sin entender que sucede.

-Lautaro, él es mi novio, Matías, y siempre tuvo la fantasía de verme coger. –Sin dejar de masturbarme me presenta, y prosigue– Te lo habría dicho antes, pero tenía miedo de que no quieras y realmente nos gustaste a los dos, porque obviamente el vio las fotos que me enviabas.

Sigo callado, no sé qué hacer, el morbo me invade. Quiere que la coja delante de su novio mientras el mira. La situación es de otro mundo, nunca me había pasado algo así.

-No estás obligado, si lo pedís te soltamos y podes irte –me dice Matías mientras me mira.

-No pares… -Son las dos únicas palabras que salen de mi boca. Eli mira a Matías con una gran sonrisa. El sale del cuarto para volver unos instantes después con una lata de cerveza, se sienta en un pequeño sillón ubicado en la esquina del cuarto y se dispone a disfrutar del placer que su novia le está ofreciendo.

Eli, aun arrodillada y sin haberme soltado desde que llego Matías, me mira sumamente divertida, con una gran sonrisa, contenta de aceptar su juego, agrega.

-Lautaro, te mereces otro placentero premio.

Eli, se levanta y apoyando su culo en mi erección lo se frota con ella, con sus manos se abre más sus nalgas, literalmente me masturba entre su bello trasero. Luego se deja caer hacia delante, con las piernas extendidas demostrando gran destreza y elasticidad, con su cabeza a la altura de los tobillos y con una mano en el piso para sostener el equilibrio.

Su vagina queda completamente expuesta en esa posición y con su mano libre veo como se la lleva a la boca para lamerla, llenarla de saliva y acto seguido se frota su concha mojándola más aún. Toma mi verga y poco a poco la acomoda sobre sus labios. Yo inmóvil dejo que ella se penetre sola, solo empuja desde su cadera lentamente, suave, puedo sentir la tibia temperatura de tu intimidad, suave, mojada, siento como mi miembro la va penetrando milímetro a milímetro hasta que y está completamente dentro de ella. Como péndulo, ayudada por su mano en el piso, se balancea de menor a mayor en el ritmo, sus gemidos comienzan a llenar el silencio de la habitación y también hacen coro junto a los míos.

La cama de la habitación está a pocos centímetros de ella, se reincorpora un poco y en vez de quedar apoyada en el piso, ahora se sostiene en el borde de la cama.

-¿Te gusta mi amor? Lautaro tiene una linda pija y la siento muy adentro, me estremece de placer mi vida, me está volviendo loca. –Sin quitar su mirada sobre Matías, Eli le expresa lo que siente al ser penetrada, en su voz se siente, aparte de su excitación, un tono dulce al hablar con él. Luego voltea su cara y me mira.- Te estás portando muy bien Lautaro, tu pija no defraudó y me encanta como coges.

Con un tono de voz más “perra” me expresa su satisfacción, nuevamente gira hacia Matías para buscar su aprobación. El, con su cerveza a un costado, solo tiene ojos para Eli, su mano frota por encima del pantalón su bulto dejando en evidencia su pronta excitación.

-Si mi amor, pajeate para mi, quiero ver cómo te sale leche mientras Lautaro me coge.

Excitada, le solicita su deseo a su amor, el, devoto a ella, se desprende el botón de su jean y baja su cierre continuando el pantalón hasta las rodillas. La protuberancia de su sexo asoma al bajar sus prendas y con total placer escupe su miembro para lubricarlo y comienza a masturbarse al ritmo que Eli me coge, como queriendo buscar la misma sinfonía de sus movimientos para sentir que él es quien se la coge.

Viendo como su pareja se masturba para ella, Eli aumenta sus movimientos, recorre toda la longitud de mi sexo, llevándolo al límite de la cabeza pero si sacarla de su interior. Me extrémese, veo su culo avanzar y retroceder, decorado con su joya la cual siento que por su peso y solidez, roza mi verga en cada embestida de ella.

-Todavía no acabes amor, quiero que guardes tu lechita para lo mejor.

Eli, con cariño, le solicita a Matías que aguante, que no se acelere. Yo sigo atado a la pared, con deseos de romper todo para agarrarla a ella y cogerla con total brutalidad. Ella me sigue cogiendo a su placer y gusto, mientras mi cuerpo se tensa, ella gira su rostro que queda escondido en su pelo, apenas puedo ver su mirada de placer y su media sonrisa mientras muerde su labio inferior. Mis manos se cierran, se abren, toman las cuerdas y tiro de ellas para desatar el nudo que Eli hizo en los ganchos, pero mis esfuerzos son estériles. Ella viendo mi desesperación me coge con más vigorosidad, más profundo, esta vez, con movimientos más cortos, pero rápidos. Hace cada tanto, pausas cuando mi verga está absolutamente dentro de ella y empuja más para tener más profundidad.

-Qué bien se siente tu verga dentro, me encanta, me encanta verte loquito de ganas de agarrarme y violarme, pero hoy sos mi juguete y estas acá para regalo de mi cornudito, -otra vez, como cada vez que me habla a mí, lo hace más perra, más dominante, a diferencia de con Matías.

Se nota el amor entre ellos, a pesar del morbo de la escena, en sus miradas hay amor, hay algo que trasciende del cuerpo, de la carne o la lujuria. Se miran con un cariño único, y aunque no están en contacto físico, claramente están sincronizados, conectados y entregados uno al otro. El amor tiene muchas formas, claramente, ellos demuestran su amor, se aman y se entregan al 100% sin prejuicios ni tabúes…

Siento que voy a explotar, Eli, astuta, siente como mi erección está más fuerte, sabe que todo me está llevando a otro nivel. Se aparta de mí, me agarra con su mano la verga empapada por sus flujos y acercándose a mi oído me susurra

-Todavía no te dije que acabes, vos vas a darme leche, como mi conrnudo novio, cuando yo la pida.

¡Uf! Que mujer… Con un temple de acero marca su dominio en la habitación, gira para mirar a su novio y le advierte también a el que no acabe aun, quieres nuestra leche y parece que busca una sincronización en ambos. Puedo ver a Matías totalmente excitado, es increíble también como aguanta su deseo de no saltar arriba de Eli y olvidarse que estoy ahí, yo no lo hubiera dudado un segundo, pero claramente hay un código entre ellos y el respeta el deseo de su mujer.

Eli se dirige al chifonier, toma algunas velas encendidas y las coloca un par de ellas a mí alrededor, luego vuelve por la cinta negra y me venda los ojos.

-Voy a probar la cera caliente en tu piel, ¿estás listo para sentir el calor? Recorda las palabras claves ante cualquier eventualidad.

-Adelante, nadie me llevo a tal extremo y quiero complacerte tanto como me estas complaciendo a mí. –le respondo para tu satisfacción.

Completamente ciego, solo puedo escuchar sus tacos alejarse de mí. Es increíble, como a los segundos de estar ciego tus otros sentidos se empiezan a agudizar. Puedo sentir la voz de ella susurrando con su novio, pero sin entender lo que dicen, me pongo nervioso. Luego escucho un sonido que parece ser de un beso, pero al escuchar a Matías gemir también imagine que Eli le daba un bello regalo con su hábil boca.

Estimulado solo por los sonidos de ellos, más desesperación me dio. Me quiero soltar ya, la imaginaba a Eli chupando el sexo de su novio, agachada dispuesta a ser cogida por mí, pero no, no solo que no podía ver, no podía soltarme. La situación me elevaba más aún.

Segundos después, la escucho decir “ya vuelvo” y nuevamente escucho el golpe de sus tacos acercarse a mí. Cuando siento, por sus pasos, que está frente a mí, hay otra pausa de silencio. La expectativa me tiene todos mis sentidos despiertos a la espera de algo. De golpe, siento el suave tacto de su mano en mi pecho, mi rostro, me besa con ternura, una ternura que no había mostrado hasta ahora, y de la nada, siento algo caliente cerca de mi cuerpo. Intuyo que tiene una vela en la mano que va subiendo desde mi estómago, pasando por el pecho y luego por mi rostro.

-No te asustes, te va a gustar. –me susurra al oído y sobre mi hombro siento las gotas de cera caer en el hacia abajo. Respiro profundo, la sensación de calor es absoluta, pero rápidamente Eli me besa donde sentí ese agudo calor, apaciguando el dolor… Es raro… Me castiga, pero me sana… Ser su presa… Ser su juguete de deseo… ser de ella… me tiene absolutamente excitado.

-Se llama Wax Play, es el juego de velas, sentir la cera caliente sobre tu cuerpo.

Mientras me explica lo que hace vuelvo a sentir, esta vez en mi otro hombro, más gotas de cera caer sobre él.

-¿Te gusta? ¿Te gusta sentir esa mezcla de dolor y alivio? –Mientras me pregunta, otra vez su mano en mi, aun, duro sexo para no dejar de excitarme.

-Me gusta, no lo había vivido antes. – e respondo a su duda y para su tranquilidad.

Me retira la venda, demoro un par de segundos hasta enfocar la vista luego de estar a oscuras, lo primero que veo son mis hombros con las gotas y pequeños chorros de cera ceca. Ya sin la vela en la mano, otra vez escucho el sonido mecánico de la navaja al desenfundar su hoja de la empuñadura y con un pulso de cirujano, Eli pasa el filo de la navaja por las gotas de cera para ir limpiando mi cuerpo, suave, el frio acero también alivia. De cada gota que retira, su lengua acaricia mi piel. Ya dejando mi cuerpo completamente limpio de cera, se aparta un poco de mi y en voz alta, para que su novio escuche, me dice:

-Lautaro, te ganaste el premio mayor, tu conducta a sido ejemplar… ¿Todavía quieres mi culo?

Como rechazarlo, me muerdo el labio y la miro de pies a cabeza, afirmo con la cabeza, seguido de un impaciente ¡SI! que avala mi deseo.

Ella, con su ya clásica sonrisa, se dirige hacia donde está su excitado novio, se pone de espaldas a él y le pide que le retire el plug de su culo.

Matías, toma la navaja de la mano de Eli, con violencia la corta de la parte posterior de su tanga, cayendo esta como un trapo inservible al piso. Dejando la navaja a un costado, con ambas manos abre el culo de ella y con su boca comienza a retirar lentamente el plug que llevaba su novia. Eli, semi agachada para facilitar el trabajo de su novio, expresa en su rostro un placer exquisito. Mientras con su mano sostiene de los pelos, la cabeza de Matías para marcar la velocidad de cómo debe retirar el juguete de su interior.

Ellos me tienen alucinado, son erotismo en su máxima expresión. Una vez liberado el plug, Eli se lo retira de su boca, y como una recompensa lo besa pasionalmente. Luego se reincorpora, y lentamente se acerca a mí, toma la silla guardada debajo del escritorio y la acomoda a un costado. Me vuelve a besar, su mano nuevamente busca mi erección para seguir manteniéndome excitado y como al comienzo de la cita, comienza a bajar besando mi cuerpo. Llegando a mi erecto placer. Otra vez, su hábil, boca me regala una deliciosa felación. Matías, esta vez se acomoda en la cama, no quiere perder detalles de cómo su novia me va a dar su culo y aun excitado no deja de estimularse mientras mira atento todo lo que su chica me hace. Eli, desde abajo, no deja de devorar mi falo, bien profundo, provocando la salida del exceso de saliva por la comisura de sus labios y sin retirar su mirada de su novio quien tampoco deja de mirarla mientras se masturba.

Eli, retira su boca de mi verga, se reincorpora, me da la espalda, con sus manos abre más su culo y me lo frota sobre mi erección. No doy más, otra vez forcejeo en vano con las cuerdas, ya no soporto la situación, quiero estar dentro de ella ¡ya!

Acerca la silla que había acomodado anteriormente, apoya su pierna izquierda arroba de ella y otra vez lame su mano para pasar su saliva por su ano, toma mi erección y lo acomoda en su orificio. Igual que antes, ella empuja con su culo para que la penetración sea cuidada, puedo ver el placer en su rostro. Matías se arrodilla frente nuestro, no quiere perder detalles

Yo atado, su novia sosteniendo mi verga introduciéndosela lentamente, su novio arrodillado a un costado masturbándose para nosotros… Todo es morbo… Es locura… Es placenteramente fuerte. Nuestros gemidos, en sinfonía, llenan la habitación, ya penetrada en su totalidad, Eli comienza a moverse con más intensidad al tiempo que se masturba en su clítoris. Su mirada no se aparta de su amado ni la de él con Eli. Mi excitación es tan fuerte que no puedo evitar moverme en contra de los movimientos de ella, es decir, cuando ella se aleja, yo lo hago un poco y cuando ella empuja yo también para profundizar la embestida. Por un lado se escucha el sonido de la mano de Matías provocada por sus fuertes movimientos y por otro, el choque del culo de Eli sobre mi pelvis… Ya no aguanto y parece que Matías tampoco

-Ahora sí, quiero la leche… denme lo que merezco… ¡la quiero ahora!

Sus deseos nos estremece más, mis movimientos se intensifican y puedo notar que Eli se deja llevar por mis embestidas, a pesar de estar atado ahora puedo tener más control. Eli se frota con más fuerza, su boca se abre y sale un quejido hermoso acompañado de un bello baño por su squirt que nos regala placenteramente. Al tiempo Matías se deja caer hacia delante y noto como chorreante, sale su semen cayendo a nuestros pies. Todo esto me resulta tan excitante que tampoco puedo aguantar más, mis puños se cierran y con un fuerte gruñido deposito todo mi semen dentro del culo de Eli tal como me lo había solicitado en nuestros calientes chats…

Segundos después, nuestros cuerpos comienzan a relajarse. Eli, lentamente, saca mi semi erecto pene y el semen cae chorreante de su interior haciendo un pequeño charco en el piso y dibujando una línea en sus piernas.

-No veo la hora de que me limpies cornudito –Eli, mientras sostiene la quijada de Matías, le dice en voz baja. Matías sonríe deseoso y afirma con su cabeza.

Luego Eli me suelta, me pide disculpas por romper mi ropa interior y riendo le digo que no se preocupe…

Me abraza con fuerza, me besa en la mejilla, me da las gracias por la hermosa velada y por ser un fiel cómplice de juegos para ellos. Lo que agradecido le devuelvo su afecto.

Eli nos mira a los dos y sonriente nos invita una ducha de a tres. Matías del piso, sonríe también y yo no puedo negar la invitación de la anfitriona de casa. Eli ayuda a levantar a Matías del piso y nos dirigimos al baño… Pero esa, será otra historia para contar…

FIN

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