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Economista y prosti: Seduciendo a mi suegro, éxito
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¡Hola! Me han pedido y accedo gustosa, que les cuente el proceso de seducción a mi suegro (también llamado Tomás o suegrito).

Proceso acordado con y apoyado por, mi maridito Tommy (Tommy o Tom).

Nunca tuve dudas, suegrito me miraba con ganas desde siempre, pero lógicamente, nunca pasó nada de nada. Hasta fines de enero de éste 2024, que tantas aventuras me ha traído. Saben que mi marido me preguntó, hablando de sexo, si me faltaba algo; y que yo le respondí que me faltaría estar con otro hombre (hasta 2024, ninguno salvo Tommy), y que alguien pagara por mí.

Tommy me respondió con un categórico: -Adelante!

El primero, fue Ricardo, un inversionista de los que atiendo en la asesoría privada donde trabajo. Y le confesé a Tommy que me parecía que su papá sentía atracción por mí. Tommy dijo que investigáramos, y que si era así, él no tendría objeciones, que me quiere a gusto y libre de experimentar.

Sus padres nos invitaban a un crucero por las costas de Brasil, en febrero, y planeamos que yo lo provocara y ver sus reacciones.

En nuestros planes de observación al comportamiento de mi suegro, estaba hacer mucha piscina, con cambio de bikini cada día, y también todas las noches ir cambiando de vestido a la hora de la cena.

Suponíamos, y así fue, que el ambiente sería distendido, haríamos mucha piscina y poco de bajar a los puertos, pues ya conocemos Punta del Este, donde mis suegros tienen casa y viven parte del año, y también conocemos Brasil. Era más bien una semana en familia y de alejarnos de todo. Nosotros somos muy de fraccionar las vacaciones y ese verano nos tomamos solamente una semana, reservando el resto para el viaje que nos prometiera Ricardo. Obviamente en ese entonces aún no había tenido clientes de pago, ni sabía si los tendría.

La rutina del crucero era algo así como desayuno, piscina y sol o jacuzzi, almuerzo buffet siesta, más piscina, helados, chocolate o té de la tarde, duchas, vestirse y cena en restaurante, mesa compartida de 8, que se transformó en mesa de 9 pues un matrimonio argentino de Bs.As. estaba con su hijo veinteañero; completaba la mesa otro matrimonio de Mendoza, Argentina. Después de la cena, espectáculo de los llamados tipo Show de las Vegas, ¡y a dormir! (Tom y yo, a coger ja ja).

Algún día bajamos a los puertos intermedios, pero poco.

Y en esas rutinas fue que comencé a provocar a mi suegro, con bikinis cada día más tentadores.

A veces ya estrenaba bikini nuevo de mañana, a veces de tarde, pero cada día uno nuevo .

Primero uno tipo cola de ballena, negro, relativamente serio. De todos modos, vi que me miró buena parte del tiempo, de forma disimulada. Segundo día fue uno de crochet, color blanco, diseño tradicional, pero un poco reducido, muy lindo. Mas miradas, y ese día me acompañó al mostrador de helados, para ayudarme a traer helados para todos. Allí, a solas, me preguntó si pensaba seguir estrenando un bikini por día. Le respondí que sí, y si acaso le molestaba, a lo cual respondió que para nada le molestaba, je je.

Con mi suegro el efecto de todos los bikinis fue espectacular, nada menos; pasó a instalarse temprano en la piscina a esperarnos y nos reservaba tumbonas, de paso se aseguraba de tenerme cerca, y yo me me giraba a cada rato, para ofrecerle vista de delantera y trasero. Varias veces lo vi acomodándose el bulto, signo de erección. Pero nunca dijo nada, lo soportaba. Y por cierto no era el único, alguna vez los compañeros de mesa pasaron a saludar y bien que se quedaron un rato mirando, y hasta un día, el joven se arrimó por la piscina y me dedicó una mirada y un saludo.

Tercer y cuarto días, un bikini verde arriba fluo media copa, abajo, frente muy reducido (totalmente depilada en ese entonces), y parte trasera nuevamente cola de ballena. Muy admirada sobre todo a nivel tetas, por mi suegro, y también varios cruceristas random y el Sr. del matrimonio con hijo que cenan con nosotros. Y el cuarto día, preparando el golpe del día siguiente, otro bikini, ahora turquesa en el soutien media copa y negro en la parte baja, realmente micro con tira posterior de unos tres centímetros de ancho.

Llegó el quinto y último día, antes de regresar por avión. Opté por matar. Micro total, negro, con un soutien de dos triangulitos mínimos, y parte baja tipo hilo dental, con mínimo triangulito delante.

Objeciones de mi suegra, miradas de león hambriento de mi suegro, varios minutos de miradas lejanas del compañero de cenas… y luego de mas o menos una media hora de tomar sol boca abajo, se me acerca una

guardavidas de la piscina para advertirme que: “ quizás estaría mas cómoda en otro tipo de malla, pues el sol podría hacerme daño” ja ja censura pura y dura.

Lógicamente le agradecí y fui a cambiarme. Volví seria, malla entera. Ya me había exhibido lo suficiente, y no había dudas, ¡mi suegro me desea!

Esa noche, última de navegación, fue la fiesta de gala, saludo del Capitán incluido, y baile post cena con música brasilera, ¡un clásico de diversión!

Fui a la cena elegante y escotada, suegro hacía esfuerzos para mirar a otro lado, y el otro señor es lo mismo. El hijo y el otro caballero, impasibles.

Sentados en mesa redonda, tuve toda la sensación de que mi suegro me restregó su pierna en las mías en cierto momento.

Cenamos, pasaron el Capitán y el Primer Oficial a saludar y comenzó el baile con música brasileña. Oh casualidad, el señor de Buenos Aires, Jorge, se pudo colocar detrás de mí al hacer el típico trencito.

En determinado momento, sus manos bajaron de tomarme por la cintura, un poco a mis caderas, y luego retomó la compostura.

Me las arreglé en cierto momento, cuando todo terminaba, para entregarle una tarjeta personal de mi “trabajo” de putifina.

Sofía NN XX

Economista, Asesora de Inversiones Personales

Teléfono +598 xxxxxx

Obviamente, aunque se la entregué reservadamente, no lo comprometía en absoluto si su señora la encontraba.

Terminó el crucero y regresamos en avión como estaban previsto. Al siguiente fin de semana, arriesgamos a invitar a los padres de Tom a la casa de campo.

Tomás aceptó encantado, le recuerda a su época de estanciero, cuando tenía dos mil hectáreas, que luego vendió para pasar a ser rentista. Y la madre de Tom respondió lo esperado: “¡ni me hablen de campo, tierra, mosquitos, pescar en ese riachuelo! Me iré a Punta del este por el resto del verano y vos Tomás te venís el domingo de tarde o el lunes de mañana y nos quedamos en Punta el resto del verano. Además, tenemos que invitar a Punta en febrero a los padres de Sofía”.

Tal cual lo pensamos, el fin de semana sería ideal para tratar de terminar de seducir a mi suegro, tranquilos en la casa del campo.

Llegó el viernes y nos fuimos, Tom desde su trabajo, directamente y yo con mi suegro. En el viaje, todo fue seriedad, aunque con algún momento de distensión. Hablamos de cuanto me había mirado el señor de Buenos Aires (aunque él me había mirado mucho mas), y acerca de como se había sobrepasado en sus funciones la guardavidas de la piscina, al sugerirme que mi último bikini era demasiado atrevido. No pasamos de eso, pese a mi corto vestido, tipo solero o solera, en Uruguay diríamos que es una solera, que dejaba parte de mi muslo a la vista.

Ya había llegado Tom, nos instalamos, cenamos liviano al aire libre y nos fuimos a dormir, previa refrescante ducha.

Y a ejecutar el plan. Con Tom dejamos la puerta del dormitorio nuestro apenas abierta, puerta colindante con la puerta del dormitorio que ocupó mi suegro.

Durante la noche hicimos en amor un par de veces, que yo aproveché para gritar muy muy fuerte. ¡Era imposible que mi suegro no oyera mis Ohhh… Ahhh… Dame mas pija! ¡Mas Mas Mas! Y cosas así.

El sábado nos levantamos, nos duchamos (nos gusta dormir desnudos compartiendo nuestros cuerpos tal como quedaron después de tener sexo) y desayunamos.

Cuando Tommy se iba al pueblo a comprar bebidas pan y carne para asar, apareció Tomás, muy de verano, short y polo.

Se fue Tommy y yo, que estaba de bata, le pedí a mi suegro que sacara las tumbonas al césped trasero, al lado de la piscina, pues el sol de las 10 de la mañana estaba ideal. Yo fui a cambiarme la bata.

Volví, mi suegro ya estaba tomando mate al sol, yo, con el bikini del escándalo . Los dos triángulos superiores y el inferior, pueden achicarse pues la base se puede arrugar en el hilo que pasa a través.

Los puse al mínimo, estaba, de hecho, mas desnuda que vestida (aunque en ese entonces, totalmente depilada).

-¡Hola suegro! Dígame la verdad, mientras se ceba otro mate, ¿le parece que tenían razón al censurarme? Parada frente a él, casi la conchita a la vista, las tetas desbordando del top bikini.

-¡Sofía! Con esas tet… estabas enloqueciendo a toda la piscina del barco…

-¡Dígalo! ¡Tetas! C¡on todas las letras ja ja… son mi orgullo!

-Y… sííí. ¡Por eso será que hacían tanto ruido anoche! ¡Casi ni dormí!

Me recosté boca abajo, luciendo mi culo apenas partido al medio por un hilo. Y fingí dormitar.

Dejé pasar una media hora, en medio de ese lapso me puse boca arriba, y sentía que no me sacaba los ojos de encima.

En cierto momento sentí que sin desearlo, lo juro! una teta se salió del bikini. Me demoré digamos diez segundos y la acomodé, con ostensibles movimientos.

Entonces declaré que el sol estaba muy fuerte y que mejor íbamos al interior de la casa (no, no me hice pasar protector solar por el cuerpo ja ja).

Fuimos a la casa, ni intenté cambiarme el bikini, me senté en el sofá del living y comencé a conversar con Tomás acerca de como demoraba Tommy en regresar (lo cual era planificado).

Finalmente, hice derivar la conversación hacia esa demora y le dije que era para que tuviéramos tiempo solos, pues habíamos notado que era evidente que su esposa estaba quizás en menopausia y que a él le faltaba sexo.

-¿Y cómo lo han notado?

-¡Por el mal carácter y la edad de ella, y por la facilidad con que se te para!

-¿Tanto se nota? Dijo él. ¡Y yo sin decirle nada miré hacia su entrepierna, notoriamente crecida!

-¿Sabe suegro? Lo hemos hablado con mi maridito, y queremos aliviarle sus males, ¿me entiende?

-No no entiendo nada.

-Hemos acordado que lo pase mejor, que tenga sexo, que disfrute, y todo eso sin restricciones, a puro goce. ¿Se entiende ahora?

-¿Pero cómo? -Que disfrute de todo mi cuerpo… y saqué una teta, me senté en sus rodillas y se la arrimé a la boca.

-¿Que hacés dijo?

-Satisfacerte… desde siempre me mirás con ganas, eso siempre ha sido evidente y con Tommy convinimos que queremos alegrarte la vida. Tomé el teléfono, saqué una selfie de mi teta en su boca, y la envié a Tommy. La respuesta fue instantánea: ¡me envió una carita sonriente!

-Pero…

-Pero, nada, ya te enterarás de otras decisiones nuestras, ¡te vas a asombrar!

Comenzó a chuparme la teta, y me quité la parte de encima del bikini. Lo dejé chupar un poco.

-Es increíble, no podemos hacer esto, ¡está mal!

-Olvídese y disfrute. ¿Cuánto tiempo ha estado sin sexo? ¿Acaso no te gusto?

-¡Ufff como un año! ¡Claro que me gustas, pero sos la esposa de mi hijo!

-¡Que divino! ¡Me vas a dar vuelta y me vas a inundar! ¡La esposa de su hijo, que está de acuerdo en compartirme, con usted y con otros!

-¿Como a inundar? ¿Como que te comparte?

-¿Obvio, como cree que lo vamos a hacer? ¡Quiero leche! Y por lo de compartirme, hace poco, antes del crucero, me preguntó si en lo sexual me faltaba algo.

-Y yo le contesté que él había sido mi único hombre hasta ese momento, que tenía ganas de sentir como sería con otro hombre y también la curiosidad de sentir la sensación de que me pagaran, ¡y mucho!

Y así también hemos conversado de satisfacer tus ganas, evidentes. ¡Por eso me vas a coger! ¡Ahora! Y quiero tu leche, me encanta la leche.

-No puedo creerlo, no puede ser cierto.

-Tendrás que creerlo y aprovechar. Tomé el teléfono, llamé a Tommy y dejé la línea abierta.

Me paré, me desnudé totalmente, y lo desnudé a él. Una hermosa verga, no que sea grande, pero de forma perfecta, bien dura, con una vena bien gruesa por la parte de abajo. Se la chupé, haciendo ruido deliberadamente para que me oyera Tom por el teléfono.

-Ahora te voy a montar suegrito querido, ponete al borde del sofá.

Lo monté, de espaldas a él para que disfrutara la vista de mi culo. Volví a humedecer su verga, poniendo saliva en mi mano y frotando su glande.

La sostuve en la entrada de mi concha y fui bajando lentamente. ¡Que placer!

¡Tenía dentro de mí la verga de mi suegro, la que había engendrado a mi esposo! Y en minutos estaría llena del esperma que diera origen a Tommy.

-¡No, no! ¿Y si quedas preñada? -¡Cero riesgo suegrito, disfrutemos! ¡Cójame!

Se agarró de mis tetas, besaba mi espalda, a veces dejaba mis tetas y me metía un dedo en el culo. Me decía: “Puta puta que puta sos” esto está mal.

Y entonces Tommy, un amor, entró, dejó las compras en el piso y dijo: ”Que lindo verlos así, me encanta que te hagamos feliz papá”.

Se acercó y comenzó a besarme en la boca y en las tetas, se alternaba con el padre. De pronto una especie de lago quejido, casi un rugido, me confirmó lo que estaba sintiendo. Un río de leche golpeaba mi interior y la verga se deslizaba como si navegara en mi vagina.

-¡Ayyy que delicia! ¡Grité! Siga siga. Y siguió todo lo que pudo, hasta que se le salió de mí, pero siempre con un dedo en mi culo.

Me arrodillé frente a él y comencé a lamerle la pija para limpiársela de su leche y mi flujo. ¡Que delicia!

Tommy me besaba el culo, la concha, me acariciaba las tetas.

-¿Ve papá que nos gusta a todos?

-¡Me muero de placer! dije.

-¡No puedo creerlo! ustedes y yo, imposible.

-¡Disfrutemos!

-¡Hijo! ¿Como puede ser lo que hemos hecho?

-¡Le gusta papá, se ha descubierto puta! ¡Y yo la apoyo!

-¡Quiero cama! Les dije. Y allá fuimos.

En la cama, mucho más cómodos, pude chuparles las pijas a gusto, y ellos me hicieron de todo. Nos besamos, me metieron dedos, me lamieron el clítoris, ¡al punto de ponerme hecha un fuego y ni hablar de mis queridas tetas! ¡Me las manosearon y chuparon a mas no poder!

No daba mas, sentía necesidad interna de pija, es algo difícil de explicar, pero una lo sabe, es un calor físico y una sensación me tal que las mujeres sabemos que solamente la pija puede calmarnos.

-Preparame le dije a Tommy, y después les dije: Quiero leche en la cara, la suya también suegro, ¡ya de tarde o de noche me volverá a acabar adentro!

Me chupó nuevamente la concha, y me puse en cuatro, así podía además chupársela a Tommy.

Mi querido suegro, ya macho oficial, me separó un poquito las piernas, se ubicó bien y comenzó a refregarme la verga en los labios de la concha, ya empapados de leche, saliva y flujo. Igual hice un movimiento que es casi un reflejo en todas las mujeres, me ensalivé la mano derecha y la pasó por mi concha.

Lentamente, me abrió los labios con la cabeza de la pija, y la fue metiendo suavemente sin parar, hasta que su pelvis chocó con mis glúteos, y comenzó a moverse. Los huevos pegaban contra mi cuerpo, la sensación, unida al restregar de la pija en mi vagina, era tremenda. Yo transpiraba y también acompañaba sus movimientos. El característico ‘plaf plaf’ del cuerpo contra las nalgas y de la concha babosa se oía claramente.

Tommy disfrutaba como se la chupaba y me acariciaba las tetas, pellizcándome los pezones como muy bien sabe hacerlo.

Y llegó el momento, Tommy sintió que estaba por acabar.

La sacó de mi boca y mientras me besaba se masturbaba lentamente. Le hizo señas al padre que me la sacara y también se pajeara. ¡Que lástima! La sentía super bien, pero quería en la cara esta vez, como homenaje a mi comienzo incestuoso (ya habría otro días después con mi papá… ya les contaré).

Llegaron primero los chorros de Tommy, a mi cara, mi pelo y mis labios entreabiertos.

Menos de un minuto después y acelerando su masturbación era mi suegro quien me regó la cara y sobre todo las tetas. ¡Divino!

De inmediato comencé a recoger todo el semen posible y me lo llevaba a la lengua y lo tomaba, después de mostrarles la lengua.

El resto lo esparcí por mis tetas masajeándolas. ¡Como brillaban las areolas y los pezones!

No hubo descanso, se tiraron a lamerme las tetas (no les importaron los restos de leche) y yo a chuparles las pijas. Luego besos, caricias. La adrenalina bajaba, y surgió la charla.

-¡Que lindo! Exclamé. ¡Te adoro suegro!

-¡Me enloqueciste, aún no lo creo, podremos seguir haciéndolo?

-Sí papá, cuando quieras, donde quieras. Es tan tuya como mía.

-¡Solamente te pido suegrito que siempre vengas con muchas ganas… y leche!

-¡Todavía no puedo creer que cogemos al natural! ¡Ya había olvidado como es!

-Creeme, nunca pondremos forro, me encanta así, y me protejo con excelentes pastillas.

-¿Y si algún día quieren hijos? ¿Será con forro o me retiran?

-Nada papá, tranquilo, ya veremos, no lo hemos hablado, pero mi opinión sería que siga todo igual.

-¡Claro! Dije… no habría consanguinidad, y me encantaría pasar de uno a otro y que sea de quien sea… pero por ahora, no es el momento, ni cerca. Debo cumplir mi deseo más oculto.

-¿Deseo mas oculto? Dijo Tomás, sorprendido.

-Sí, mi amorcito sabe que está muy buena, ¡y sueña con que le paguen!

-No, nooo, ustedes no lo necesitan.

-No es necesidad suegrito, es deseo, placer, ver si mi cuerpo vale lo que les voy a pedir.

-¡No los termino de entender!

-Putifina, Tomas, putifina. Ni se me ocurre dejar mi trabajo, pero sí ser prostituta finísima y carísima. Que solamente gente de muy alto nivel pueda contratarme y tenerme. Cero amor pero servicio de primera.

-¡No dudo del placer que les brindes, después de lo que me has hecho! ¡Serías la mejor! ¡Pero que necesidad!

-Cero necesidad papá, pero su cuerpo lo vale y ella quiere ser satisfecha.

Seguimos un rato con mimos, y como pueden imaginarse, se nos fue la mañana, terminamos almorzando como a las tres de la tarde y se impuso una pequeña siesta.

Lo que pasó después de la siesta, es materia de un reporte futuro.

Besos a todos. Y por favor no se escandalicen. Simplemente me he descubierto y tengo apoyo total de mi marido.

Para los que piensan como evolucionó esta relación con mi suegro, les cuento que todo ha sido excelente, nos cogemos al menos una vez a la semana dependiendo de los deseos de mi papá, (sí, de mi papá), con quien también cogemos, y de mis clientes, a muchos de los cuales ya conocen.

Sofía.

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