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Economista y prosti: Cogiendo con don Roque
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Tiempo de lectura: 9 minutos

¡Hola! Ya les relaté anteriormente mi pedido a Tommy de estar a solas con don Roque, así lo llamamos siempre al cuidador de nuestra casa de campo, que tiene su propia casa al fondo del campo, y que lo cultiva en su provecho, y además le pagamos su sueldo, obvio.

Tenía yo, no sé bien por qué unas ganas muy acentuadas de coger con él a solas, y Tommy, mi amor estuvo totalmente de acuerdo. ¿Será que me gusta por su manera de ser un tanto ‘de gaucho’? ¿O su físico magro, alto y musculoso de trabajar, no de gym? ¿0 por sus manos grandes y de campesino? No lo sé, quizás un poco de todo eso, o quizás simplemente el deseo de ver si logro atraerlo, sabiendo que tal vez me ve como inalcanzable.

Pasando el 20 de agosto, se avecinaba un fin de semana feriado y sin clientes, pues ya todos me habían cogido, algunos dos veces, en ese mes, y también alguno había reservado turno para noches de la semana siguiente. Un mes excelente, tal como ya me voy acostumbrando, +20k.

Planificamos ir a la casa de campo el viernes 23 de agosto después del trabajo. Y Tommy se volvería a Montevideo el sábado 24 a la mañana, argumentando que en la fábrica donde trabaja se harían importantes tareas de mantenimiento durante sábado y domingo.

El comienzo del plan estaba claro, el viernes a la mañana hacerle saber a Roque, lo llamaré así aunque siempre le digamos don Roque, que iríamos a la noche y que nos encendiera la calefacción de la casa.

El sábado de mañana, iríamos a verlo temprano, para comunicarle que yo me quedaría sola, y en un aparte, a solas, Tommy le pediría que se ocupara de mi seguridad pues me ponía un poco nerviosa quedar sola.

¡Y de ahí en adelante, sería cuestión mía ver como lo metía a la cama!

El sábado a eso de las 8 de la mañana ya fuimos a la casa de Roque, que a esa altura ya había hecho algunas tareas y estaba tomando su mate mañanero con pan. Me fui con un sweater grueso, campera corta y el jean más ajustado que tengo, complementando con botas texanas. Me dijo Tommy que mi trasero lucía esplendoroso. Le dijimos a Roque que Tommy debía ausentarse por mantenimiento especial en la fábrica, pero que yo estaba con ganas de quedarme, pues me encanta nuestra casa allí (lo cual es cierto).

Argumentando que nunca voy por esa zona del campo, salí de la casa y me dirigí a la parte trasera, dejándolos solos.

El diálogo que se dio fue más o menos así, según Tom:

-Roque, le pido por favor que la cuide un poco. Es miedosa y creo que la preocupa quedarse sola, pero le gusta tanto que quiere quedarse igual. Además va a aprovechar a hacer limpieza especial dice.

-No se preocupe, yo me encargo, nunca anda nadie por aquí, pero de noche me voy a ocupar de vigilar lo mejor que pueda.

-Buenísimo Roque, usted sabe cuanto lo apreciamos, y creo que ese aprecio es parte de que ella se quede sola sin mayor angustia, sabe que cuenta con usted.

-Vaya tranquilo señor (Siempre muy respetuoso en el trato).

Regresé, segura de que Tommy ya habría arreglado todo, y comencé mi tarea ‘de pesca’, aunque no era mi idea acelerar demasiado las cosas.

-Roque, ¿me acompaña a almorzar?

-¡No quisiera molestarla!

-Ninguna molestia, y además me da opinión acerca del asado que voy a tratar de hacer.

-¡No se preocupe! Yo lo hago.

Nos despedimos y Tommy se fue deseándome suerte en mi aventura de ‘falsa infiel’. Como Roque ofreció hacer el asado, en la barbacoa de la galería externa a la casa, yo aproveché para ponerme a limpiar (muy poco había para realmente limpiar, pero me vino bien el pretexto), la calefacción estaba realmente fuerte, lo cual me dio motivo a ponerme un short blanco bastante pequeño y un top blanco, que apenas cubre las tetas, sin corpiño. ¡ Ya lo imaginan! Ja ja. Cerca del mediodía, Roque llegó a buscar la carne, mientras se encendía el fuego. Se la entregué y le dije que mas tarde, cuando ya estuviera la carne en la parrilla, lo invitaba a un vermut y aceitunas a modo de aperitivo.

Cuando se hizo esa hora, acomodé una pequeña escalera debajo de la lámpara de techo que ilumina el living, anexo al comedor. Brindamos, degustamos las exquisitas olivas… y le pedí que mirara el asado y que volviera a ayudarme en algo.

Fue, volvió diciendo que en 15 minutos comeríamos, y le pedí que me vigilara al limpiar la lámpara de techo pues si resbalaba o caía de la escalera no tendría de donde asirme. Me subí a la escalera, el quedó debajo, a la orden, cuidándome.

Y yo levanté los brazos todo lo posible para limpiar la lámpara, y de paso mostrar por debajo del top una buena parte de mis tetas, las cuales él no podía dejar de ver. Al bajar, me tendió una mano, que yo tomé y como descuidada al bajar de la escalera tomada de su mano, hice que me rozara una teta. Igual, no quería precipitarme.

Almorzamos, hablamos de todo un poco, me interesé por su soledad “uno se acostumbra” dijo; de sus hábitos “al vivir solo uno debe esforzarse en mantenerse limpio y prolijo, para no decaer en poco tiempo” etc. etc.

Aproveché a invitarlo a cenar, aceptó gustoso, lo cual me vino al dedillo.

-Quisiera decirle una cosa…

-Lo que sea Roque, dígame.

-¡No se asuste si llego armado a la cena, Su esposo me pidió que la cuide!

-Tommy siempre exagerado, pero de cuerdo. Y ya que me cuida… ¿por qué no duerme aquí? Hay dos dormitorios libres. Y me tranquiliza su presencia, armado además, y supongo que bien armado, dije con picardía.

-Si lo acepta, me parece bien.

Y yo pensé que ya todo se encarrilaba, tenía que pensar como concretar, pero ya lo había situado conmigo toda la noche.

Hice una simple picada de cena. Seguimos conversando, me confirmó que se quedaría en un dormitorio de la casa y le pregunté: -¿Vino armado? ¿Buena pistola? Con un cierto tinte de picardía en mi voz, que no estoy segura de si lo captó.

-Traje revólver, que siempre funciona, no se atasca.

-¡Ahhh bien!

Se hacía hora de dormir, el calor de la calefacción era intenso y Roque dijo que miraría un rato de televisión antes de irse a dormir. Yo manifesté que ya me iba a dormir.

Me retiré, y decidí comenzar a provocar, sin exagerar. Me vestí de babydoll negro semi transparente, no demasiado corto justo tapando las nalgas y tanga hilo negra como siempre (me reservé otro mas transparente y que solamente me llega a mitad de las nalgas, que yo llamo ‘de medio culo’).

Y decidí mostrarme, solamente que me viera y nada mas. Mas tarde haría que pasaran otras cosas.

Salí, me acerqué a él, no demasiado, y le dije que se sintiera en su casa y que “puede servirse lo que quiera de lo que hay aquí” le deseé buenas noches y lo dejé mirando tele.

Me dormí un buen rato y puse alarma a la 1 am. Al despertarme, me cambié el babydoll a uno negro transparente, a medio culo y me quité la tanga. A oscuras me asomé hacia el living y obviamente estaba todo sin luz alguna y en silencio, sin dudas Roque dormía.

Me fui a la cocina, y deliberadamente, siempre sin luz, hice caer una olla al piso con gran estruendo, y me puse a simular que buscaba el interruptor de la luz. Al instante oigo: “¡Quien anda ahí estoy armado!” -No se preocupe Roque, soy yo que vine a la cocina a buscar agua fría y tiré una olla al piso.

Apareció Roque en bóxer y revolver en mano. -Pensé que fuera alguien extraño… -No Roque no se preocupe.

A todo esto yo había encendido la luz y descaradamente, de espaldas a él, doble mi cintura agachándome a recoger la olla que había tirado al piso ja ja.

Me demoré dos segundos y recogí la olla, que puse en un estante alto del armario de cocina, para lo cual debí ponerme en punta de pies, y resultó que de nuevo mostraba el culo.

-¿Quiere agua? Hace mucho calor. -Sí, por favor, me desperté y me puso nervioso el ruido. Usted debe tener calor también, tiene menos ropa que hoy al acostarse.

Dejó el revólver en la mesa.

-Ayyy que detallista Roque, sí, me moría de calor y al levantarme me puse lo primero que encontré a mano, en realidad, duermo sin ropas siempre, y mas con esta calefacción. Siéntese que le sirvo agua y yo también me sirvo.

Nos sentamos a la mesa. No podía no ver mis tetas, el babydoll es transparente y escotado, y mis tetas dos conos duros, capaces de pinchar la tela con los pezones ja ja.

-Bueno, menos mal que no había ningún intruso dijo él luego de un sorbo de agua. -¡Sí, y menos mal que ya comprobé lo rápido que reaccionó para cuidarme! Le agradezco mucho. Y quiero pedirle otro favor, es el momento oportuno.

No quise hablar, quería sacarme las ganas de coger con un hombre así, aunque temía que me rechazara.

-¡Claro! ¿qué favor?

-Un favor muy especial Roque. Y me paré. Me saqué el babydoll sin decir nada… y entonces, desnuda frente a él le dije: -Cogeme.

Casi se le saltan los ojos.

-¿Que?

-Quiero coger. Por favor. Y me acerque un poco mas.

-¿Está loca? ¿Y su marido? ¡Nos va a matar si vuelve!

-Se fue para dejarnos solos. Le dije que quería que me cogieras. ¿No viste que siempre viene algún amigo? Esos me cogen. Y entonces ya me puse prácticamente a medio metro de él. No tengas miedo, mi marido me autoriza, nos queremos pero me autoriza a estar con otros. A veces me mira. Pero Roque, ¡se te está endureciendo!

¡Se tapó la entrepierna con las manos! Ja ja.

-No puede ser, gente como usted, rica, fina ¡y quiere conmigo! Seguro es una broma pesada.

-Vení Roque, tocame. Si no querés, me voy al pueblo a buscar alguno.

-¿Pero, de verdad querés? Soy viejo.

-Me encantan los mayores, y si llevan mucho tiempo sin coger, mejor.

Le tomé una mano y la llevé a mi cintura, le tomé la otra mano y la llevé a las tetas.

-No sé que hacer.

-Seguirme el juego y pasar el resto de la noche conmigo, eso quiero que hagas.

-Pero…

-Nada, sin peros… acariciame.

Ahí se decidió, comenzó a acariciarme la espalda y las tetas. Le ofrecí la cara como para besos, pero no se animó.

Lo dejé acariciarme mas, llegó a pasarme las manos por la cuca, no dijo nada pero se detuvo en los pelitos. Entonces me alejé. “Mira lo que te vas a coger le dije”, luciéndome y girando. -No lo puedo creer, una mujer así y rica (se ve que nos considera ricos), y se regala.

-El regalo, Roque, es para vos, si lo aceptas…

Me acerqué de nuevo, le bajé el bóxer, que estaba tirante, y oh sorpresa; surgieron una lindísima verga y unos huevos enormes, los huevos, los mas grandes que he visto. Me arrodillé, le acaricié los huevos y la verga. Cero recorte, pelos totales, pero no me importó.

Comencé a chuparle la verga, dura, por cierto. Y ahora que lo pienso, lo que ocurrió fue lógico. En dos minutos, sin aviso, se vino totalmente en mi boca y no lo culpo.

La acabada me sorprendió, aunque quise retener la verga en mi boca, él hizo movimiento de retirarla. Como resultado, una buena parte de la leche me la tragué y otra parte cayó a mi mentón y a mis tetas leche espesa y amarillenta, de hombre que ha estado mucho tiempo sin coger. El hombre se puso mal, “disculpe señora, yo no quería eso, ¡mil disculpas!”

-No te preocupes; si algo lamento es lo que se perdió cayendo a mis tetas, ¡me la hubiera tragado toda! Y saqué selfie de tetas y la envié a Tommy.

Tomó una hoja de papel de cocina y me limpiaba, y yo le decía que no se preocupara, que al cogerme iba a aguantar mas.

-¿ Igual me va a dejar cogerla?

-Me vas a coger aunque no quieras.

-¡Que mujer increíble!

-Por algo pagan por cogerme…

-¿Le pagan los que ha traído acá?

-Me pagan mucho.

-¿Tan linda y es puta entonces?

-Me encanta.

Lo llevé a la cama, los dos desnudos. Me tiré boca abajo y le dije que me acariciara. Por supuesto, abrí un poco las piernas para que me pudiera ver toda la intimidad. Fue un placer sentir esas manos callosas y ásperas pasear por toda mi espalda. No es que supiera masajearme, ni que fuera muy bueno en las caricias, pero sentía un auténtico macho rústico recorriendo mi cuerpo.

Un poco después me di vuelta, y boca arriba le pedí que se dedicara a mis tetas. ¡Y vaya si lo hizo! Lo sentía raspar mis pezones con sus dedos rústicos, a veces me los chupaba. Lo atraje a besarlo pero no abría la boca ja ja, tendré que enseñarle ese placer nuevo para él.

De a poco la verga se le estaba parando y ahora yo quería que definitivamente me cogiera. Lo hice acostarse y me dediqué de nuevo a chupársela. Sentí como se excitaba y se le ponía mas dura. Lo lamí y le chupé sus bolas bien grandes y peludas. Y llegó el momento. Decidí ponerme para misionero, y para dejarle mi conchita bien disponible, le pasé las piernas por sobre sus hombros.

-¡Metémela! Fue mas bien una orden que un ruego. y ciertamente me la metió a fondo, sin miramientos ni juego. Pasó sus manos por debajo de mis hombros, y me empujaba hacia él mientras me cogía fuerte, como desesperado.

Las manos raspaban mis hombros al sujetarlos, la pija entraba y salía yo acompañaba sus vaivenes. La acabada fue deliciosa, no menos de cuatro o cinco chorros bien tibios. Lo dejé hacer, se dejó caer sobre mi cuerpo y me acariciaba las nalgas. Lo besé de nuevo y lo forcé a abrir la boca. Respondió, por suerte, me encanta besar, aunque no es ningún gran besador.

Me limpié la entrepierna con la sábana y bajé a chuparle la verga para limpiarla. Una delicia, había abundantes restos de leche viscosa y amarillenta. Cuando estuvo bien limpia , fui yo que me tiré sobre él y lo estuve besando y acariciando.

Después, le dije de descansar un rato, y lo hicimos. Dormité un rato pero él creo que no. Me desperté, conversamos. Por supuesto quiso saber como y por que me comportaba así. Se lo conté todo brevemente.

Igual era evidente su asombro por haber cogido a “una señora tan linda y tan fina”. -¿De verdad te parezco linda? Le dije. y sin que respondiera me levanté, caminé varias veces cerca de la cama para que me viera en detalle. Hasta que me detuve y para ver si podía excitarlo nuevamente comencé a masturbarme parada frente a él. Chupaba mis dedos y me masturbaba, alguna vez se los di a chupar. Luego cambié el juego y me puse a acariciar mis tetas y pellizcar los pezones, con eso me auto excito enormemente.

Después fue el momento de ponerme de espaldas a él y acariciarme las nalgas y el esfínter, para volver a acariciarme las tetas de frente y acostarme en la cama. Le vi la pija prácticamente dura y le dije: -¿Te gustaría paja rusa?

Y de nuevo sin esperar respuesta lo hice subirse sobre mi pecho y colocar su verga entre mis tetas. Tenía el celular a mano y comencé video llamada con Tommy para mostrarle todo. Tommy nos saludó y le dijo a Roque que está de acuerdo y que disfrutemos.

Se veía claramente en primer plano la pija de Roque yendo y viniendo entre mis tetas. Le dije a Tom que no cortara y a Roque que me avisara cuando le viniera. Dejé el celular de lado pero conectado.

Yo apretaba mis tetas contra la pija en vaivén, alguna vez alcancé a lamer la punta del glande doblando mi cuello. Roque dijo: ¡Me acabo! Y yo comencé a transmitir con el celular de vuelta. Tommy me confirmó después que vio todo claramente, los chorros hacia mi cara y lo que fue a dar a mis tetas.

Por supuesto me hice masajear las tetas por las manos rugosas de Roque, que de a poco se sintieron mas suaves.

-¡No doy mas señora! -Tuteame y decime Sofía o Sofi. -¿No te ofendes?

-Claro que no. Y comencé a masajearle las bolas y lamerle la pija nuevamente.

Ya había amanecido el domingo. Nos bañamos, nos manoseamos. Aclaré sus dudas de si podría cogerme nuevamente, le dije que sí, que ya se lo haríamos saber cuando. Le pedí y me aseguró toda la reserva respecto a esto.

Y le dije que no se extrañara si mas hacia la primavera o verano me veía coger al aire libre, con uno o mas amigos, que es algo que realmente pienso hacer.

Roque me aseguró reserva total, que está a las órdenes para lo que sea y que se iba a trabajar un rato.

Lo invité a almorzar a eso de la 1.30 pm. Pues pienso volver a media tarde a Montevideo.

Para el almuerzo, una simple ensalada tipo Niçoise y fruta de postre, lo esperé de lencería completa, color verde inglés que contrasta bien con mi piel aún con el tono blanco del invierno. Completa de tacazos a medias, portaligas, tanga y soutien media copa.

Le hice de todo, insinuarme, restregarme contra él, besarlo, que le sigue costando; y por último, luego de la fruta de postre, me fui a un sofá, abrí mis piernas y le pedí un lindo oral.

Desplazó el frente de la tanga hacia el costado y me dio lengua como 15 minutos. Y eso fue todo. Ambos contentos, yo con una experiencia nueva.

Volví a Montevideo, previo apagar la tan útil calefacción, y en casa me esperaba mi Tommy, deseoso de saber todos los detalles y de cogerme como siempre.

¡Hasta la próxima! Besos.

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