El ambiente en el gimnasio era esplendoroso y mi amiga y yo estábamos muy emocionadas, compartiríamos ese gran momento por primera vez.
Somos dos parejas de novios, nos hicimos grandes amigos los cuatro durante toda la prepa y aun recordamos mi amiga y yo aquel día que recién estábamos conociendo las instalaciones de la escuela, cuando entramos después de clases al gimnasio para enterarnos de los deportes que podríamos practicar y quedamos impactadas al observar las prácticas de lucha olímpica, donde muchachos guapísimos, luciendo sus bellos cuerpos semidesnudos, totalmente entregados en combates cuerpo a cuerpo mostrando gestos de dolor y de dominio que hacía de esa exhibición de adrenalina masculina algo muy excitante para las dos chicas que quedábamos extasiadas de ver como se entrelazaban y hacían auténticos nudos de piernas, brazos y torsos donde mi amiga y yo, imaginábamos ser víctimas de tan dolorosas llaves.
De ese día bastaron algunas visitas más a esos entrenamientos, hasta que cada una nos hicimos novias de dos de esos tan atractivos luchadores y de ahí comenzamos a frecuentarnos los cuatro gozando y pasando grandes momentos, acompañándolos siempre a sus grandes competencias entre triunfos y derrotas hasta llegar al día de hoy que sucedía algo inesperado e inédito, nuestros novios disputarían ese día la final del torneo más importante. ¡Era esplendoroso!
Nuestros novios eran también grandes amigos, pero algo especial se estaba dando entre ellos desde hace varios días. Pues su amistad ahora los encontraba en un encuentro donde ambos buscarían el triunfo a toda costa y reconocían que debían dar lo mejor de ambos, pues de tras de ese gran día había muchos combates y muchas horas de arduo entrenamiento y se darían con todo ese día.
La noche anterior las dos parejas nos fuimos al mismo hotel, donde solo pedimos estar en habitaciones contiguas para compartir, como ya había sucedido en algunas otras ocasiones, de que en el silencio de la noche, nos excitaba mucho oír nuestros gritos y el tumbar estrepitoso de las camas al chocar con la pared que compartíamos, esa noche era la primera vez en que ellos no usarían condón, pues ambas les dimos la noticia que queríamos desestrezarlos para su combate del día siguiente dándoles la noticia de que ambas nos habíamos colocado el dispositivo y sería la primera vez en que los "sentiríamos" plenamente dentro de nosotras y al salir de la habitación, ambas platicamos de esa sensación tan rica de sentirnos "llenitas" de su semen y por primera vez terminar el acto amoroso oyéndolos jadear y al mismo tiempo sentir la "tibieza" de su semen entrando en nosotras. Era ¡increíblemente excitante! y ellos estaban muy bien relajados, descansarían muy bien esa noche para estar listos para ahora ellos combatir cuerpo a cuerpo, piel con piel ese gran encuentro final.
Pues bien llegó ese gran día, nosotras seriamos rivales también por primera vez, pues es cierto que solo es un deporte y que nuestra amistad era lo que nos unía tanto, pero era una realidad que deseábamos cada una el triunfo de nuestro amado y que inevitablemente una de nosotras sufriría ver la derrota de su pareja.
Pero para calmar un poco nuestra ansiedad mi amiga me confesó que se había descuidado y que él la había penetrado muy profundo y la había lastimado un poco pero que fue tan intenso el momento, que aun con el dolor que ella sentía, solo se desahogó gritando y dejó hasta que él terminó dentro de ella.
Pero entonces le confesé que si la había oído gritar, pero que ya era habitual que ella gritara de esa manera, de hecho siempre yo sentía cierto "celo" porque ella gritaba más que yo siempre y tristemente por más tiempo que yo, pero bueno, siempre lo oí natural y hasta me gustaba porque yo aún jadeante después de que mi novio me había devorado en la cama y aun exhaustos, me daba siempre un placer extra oír los gritos tan excitantes de mi amiga.
Pero entonces ella me confesó que estando debajo de él, en la posición "misionera", cara a cara, él ya estaba acostumbrado a verla haciendo gestos de placer con pequeñas dosis de dolor que ella manifestaba, porque él "siempre" la penetraba "muy profundo" y que entonces él ya sabía que también a mi amiga le encantaba sentir un poco de dolor por la intensidad con que la penetraba y sobretodo que la "llenaba totalmente" y era natural el "roce" con su cuello uterino que le hacía estremecerse pues él tenía la habilidad de sentir cuando ella le manifestaba dolor y él se sentía a "fondo" dentro de ella que la intensidad de la penetración la hacía de tal manera que en vez de "golpear" su útero realmente lo "presionaba suavemente" quedándose "estático dentro de ella" por algunos segundos haciendo esa leve "presión" en esa zona, haciéndola vibrar de excitación sintiendo "orgasmos" increíbles y que por eso esa noche, que realmente a ella le dolía porque la lastimaba, él pensó que era "normal como siempre" y se aplicó a fondo y ella simplemente soportó.
Y ya nuestra ginecóloga había recomendado que si bien a pesar de haber sido apenas unos días de tener el DIU, que no era recomendable una penetración muy intensa y sobretodo muy profunda porque nuestro útero estaría un poco inflamado y por lo tanto más sensible y que podría dolernos y quedar un poco lastimadas, pero que no habría problemas a menos que esto se prolongara en más encuentros.
Mi amiga no quiso frustrar a su novio pues quería y lo logró darle un gran placer para que él se sintiera pleno para el combate que sostendría con mi novio. Pero yo le dije que yo también me había entregado a mi novio "plenamente" pero que pues realmente yo nunca había sentido una penetración muy profunda y solo había disfrutado también el momento sin mayor molestia pero que si me había excitado un poco su confesión. Entonces ella se me acercó y me confesó al oído en voz muy baja pero muy pícara y me dijo -amiga… es que él la tiene "enorme", entonces yo me quede pasmada.
Después de tan excitante confesión yo me quedé imaginando un tanto el asunto, que cuando nuestros novios pisaron el colchón de lucha y ya lucían sus cuerpos envueltos en sus diminutas pero muy "ajustadas" butargas de lucha que no dejé de mirarle morbosamente el que hasta ese momento nunca imaginé, pero que era evidente, comparado con mi novio, que su "hermoso paquete" era mucho más voluminoso que el de mi novio.
Realmente el asunto del "tamaño" nunca me había llamado la atención, pues creo yo que de mis dos parejas sexuales con las que había hecho el amor hasta ese momento de mi vida, los dos me habían satisfecho plenamente, recuerdo aun que mis primeras veces fueron muy dolorosas para mí pero que era "natural" por mi inexperiencia y ya con mi novio actual solo me llegaba a doler un poco al iniciar la penetración pero solo muy leve al principio y después solo "placer" mucho "placer".
Comenzó el tan ansiado encuentro y después de un inicio prometedor de mi novio, que salió más agresivo y que le había permitido poner en "riesgo" a mi amigo que estaba realmente perdiendo puntos muy valiosos y que ya a unos cuantos segundos quizá del final, donde mi alegría contrastaba con la tristeza llena de angustia de mi amiga al ver como su novio no lograba contrarrestar los ataques de mi novio y cuando ya parecía que mi novio ganaría, su amigo, en ese momento su gran rival, lo logró atacar a las piernas sacándolo de balance y en un giro sacando fuerzas no sé de donde, arrojó a mi novio al piso y sin darle la menor oportunidad de reponerse del impacto le castigó de tal manera que el gimnasio entero enmudeció al observar la forma tan dolorosa en que empezó a lastimar a mi novio que con un grito que me sacó las lágrimas, obligó al referí a deshacer ese nudo humano donde mi novio ya no ofrecía resistencia y estaba totalmente dominado y así se decretó su tremenda derrota.
Lo vi perder y fue ¡horrible! ver a mi hombre amado terminar muy lastimado de espaldas en el colchón de lucha con las manos al rostro, ocultando su llanto y mi amigo, su rival hincado todavía encima de mi novio con los brazos en alto contagiando a todos de su júbilo tras su tremenda victoria, de último momento si, pero terriblemente contundente.
Mi amiga me abrazó y viéndome llorar me animó y me dijo que a pesar de haberlos visto en el colchón de lucha lastimándose tanto y que su novio había aplicado mucho castigo a mi novio que ambos eran grandes luchadores, hermosos luchadores y una vez que ella me consoló ambas corrimos a abrazar a nuestros novios aun sudorosos, agotados de tan feroz combate pero mi novio muy lastimado sufría los estragos de su primera derrota… que te contaré en una segunda entrega, de cómo se dio su tan contundente segunda derrota que sería en otro espacio y en otro escenario… sería en mi casa, en mi recámara y en mi cama…
Si quieres que te la cuente, necesito tus comentarios!!