A Bianca la encontré una noche en la calle. Estaba tirada en el suelo inconsciente, tenía manchas de sangre en la cara y las ropas. A pesar del mal estado, noté que era una chica hermosa. Por temor a que tenga heridas internas no la quise levantar, y llamé a la Policía y ambulancia.
Cuando llegó la Policía me preguntaban qué había pasado y yo les respondí que solamente la había encontrado. Por la dudas, revisaron mi auto, que no estuviera chocado ni que hubiera sangre en el interior.
Los de la ambulancia llegaron y al empezar a atenderla la joven empezó a recobrar el conocimiento. La policía no creía mi relato por lo que me esposaron para llevarme detenido. Al momento de subirla a la ambulancia Bianca vio como me llevaban detenido y alcanzó a decir: “Él no, él no”.
Los policías me soltaron, pero tomaron mis datos. Yo pregunté donde la trasladaban y seguí mi camino.
Al día siguiente, cuando contaba a mis amigos lo ocurrido, algunos me decían que no debía haber parado, que casi me meto en un lio bárbaro. Otros que había hecho lo correcto. Es lo mismo que yo sentía. Esa tarde, decidí pasar por el hospital para ver cómo estaba. Me atendió un médico y como no era familiar no me querían dar información.
Yo: Entiendo perfectamente, Dr., sucede que soy la persona que la encontró tirada y simplemente quería ver si se recuperaba bien.
Dr.: Ah, entonces le cuento que Ud. le salvó la vida. La chica tiene 20 años, y por las evidencias trataron de violarla y la molieron a golpes. Se resistió hasta que se desmayó. Evidentemente los que la atacaron se asustaron y la dejaron donde Ud. la encontró. Ahora está dormida.
Yo: Gracias Dr., me alegro haber podido ayudarla. Casi me meto en un lio, pero por suerte valió la pena.
Dr.: Ojalá mucha gente actuara como Ud. Para colmo parece que no tiene familia más que aquella joven. Venga que se la presento así ella sabe quien salvó a la hermana porque nos preguntaba eso.
Yo: Si, claro.
El Dr. nos presentó y la joven se puso de pie, me abrazaba, lloraba y me daba las gracias. Con el Dr. tratamos de calmarla, le dieron un sedante y me quedé un rato acompañándola. Se notaba que tenía una buena educación y modales.
Me contó que ella se llamaba Soledad, tenía 18 años, que vivían en las calles con su hermana. Su mamá hacía seis meses que había muerto y el padre las echó de la casa porque les “estorbaban”. No tenían trabajo, y comían de caridad. Que esa noche ella se había quedado en un auto abandonado donde dormían y Bianca había ido a ver si encontraba algo para comer.
A mis 40 años, con bastante experiencia en la vida, me resultaba chocante lo que contaba. No entiendo porque la vida se ensaña con algunas personas.
Lo molesté al Dr. nuevamente.
Yo: Dr. la chica me contó esa historia, a Uds. que les dijo.
Dr.: Exactamente lo mismo. Es tremendo.
Yo: Bueno. Sé que me meto en problemas, pero… Le voy a ofrecer llevarla a mi casa, para que se bañe, comprarle un poco de ropa y darle de comer. Ud. cree que Bianca va a despertar hoy o hasta mañana.
Dr.: la idea es mantenerla sedada hasta mañana. Le doy mi teléfono por cualquier cosa que quiera preguntar Ud. o la hermana. No lo hago habitualmente pero Ud. merece mi respeto y ayuda.
Yo: Gracias Doc.
Me costó convencer a Sole de irnos, pero el Dr. me ayudó y salimos del hospital. Subió a mi auto, y se sorprendió ya que era nuevo. Fuimos a una tienda, hablé con la encargada y gustosa la ayudó a comprar la ropa. Aboné y salió con tres bolsas de ropa.
Sole: Sr., no sé cómo puedo pagarle, yo no tengo plata.
Yo: tranquila, no tenés que pagar nada. Solamente las quiero ayudar. Soy solo, no tengo ni esposa ni hijos. Y a veces la vida te da oportunidad de hacer algo por otros. Bueno, esos otro hoy soy Uds.
Sole: Dios lo bendiga seño.
Yo: Ah, y no me llames señor mi nombre es Jorge.
Llegamos a casa, estuvo en la ducha por más de media hora, y cuando salió era otra chica. Aunque la ropa que ella misma había elegido no era gran cosa, se notaba que iba a ser una mujer muy linda. Era morocha, al igual que la hermana, con ojos muy tristes color miel, media más o menos 1,60 como la hermana y era delgada.
Hice la cena, y se devoró todo. Cuando fui a levantar la mesa ella de un salto se levantó, me ayudó y me dijo que ella lavaba.
Antes de llevarla para que se acueste, hice que hablara con el Dr.. Este le contó que Bianca evolucionaba bien, que seguía dormida, pero que se quede tranquila. El Dr. Le preguntó cómo estaba ella, y Sole le contó que le había comprado ropa, que se había podido bañar, todo. Él le dijo que tiene que dar gracias de haberse encontrado con una persona como yo.
Le mostré el cuarto donde iba a dormir, y a Sole se le caían las lágrimas por las mejillas. Cuando me retiraba, me tomó la mano y me dio un beso en la mano.
Me di una duche y me acosté. De inmediato me dormí profundamente. Estaba en eso, durmiendo de costado como siempre, cuando sentí que me abrazaban y un llanto. Sin moverme, giré la cabeza y era Sole que se había venido a mi cama.
Sole: Perdone que me vine con Ud. Sr. Jorge, pero tengo miedo por Bianca y por mí, y al mismo tiempo me emociona lo que Ud. hace por nosotras. Es lindo sentir que alguien hace algo por nosotras.
Yo: trata de dormir, mañana va a ser un día largo.
Sole: si Sr. Jorge., pero… Me puedo quedar con Ud.?
Yo: si, dale.
Me costó dormirme nuevamente. Sole en cambio, en pocos minutos se durmió abrazada a mí y con su cuerpo pegado. Cuando sonó el despertador, me levanté, me vestí y ella seguía dormida. En mi teléfono había un mensaje del médico contándome que Bianca había pasado buena noche, que dejaba la guardia, pero le había comentado al que quedaba sobre Sole y sobre mí. Me agradeció lo que había hecho y que quedaba a mi disposición. Por suerte era sábado y no tenía nada que hacer.
Cuando la desperté, se sobresaltó. Pero enseguida se dio cuenta que era yo.
Con mucha naturalidad se levantó y pude ver que había dormido con el corpiño y bombacha solamente.
Yo: Sole, por favor, estás en ropa interior.
Sole: Lo sé, es que me siento tan cómoda con Ud. que no me di cuenta. Perdón.
Yo: no hay problema.
De paso para el hospital, volvimos a pasar por la tienda. Le pedí la encargada ayuda nuevamente, esta vez para comprar para Bianca, y le dije que eligiera ropa de un poco mejor calidad.
Enc: Sr., la joven me pidió la más barata. Me dijo que no quería provocarle gastos. Es más, quiso llevar solo una muda de ropa.
Yo: entiendo, gracias
Cuando llegamos al hospital, el Dr. que estaba de guardia, nos recibió con una sonrisa, le mintió a Sole diciendo que se la veía más linda que el día anterior, que él no la había visto, y que Bianca ya es estaba despertando.
Entramos a la habitación y al rato Bianca empezó a abrir los ojos. Sole de un salto fue sobre ella, le besaba la cara y se contenía para no abrazarla.
Cuando pasó un poco la emoción se sentó a su lado, tomándola de la mano le fue contando quien era yo, y lo que había hecho.
Bianca: Me acuerdo muy borroso. Ud. estaba al lado mío, se quedó conmigo. Gracias.
Sole: dicen los médicos que él te salvó la vida. A las dos, porque si a vos te pasaba algo peor…
Bianca: tranquila Sole. Ver que existen los Ángeles de la Guarda.
Nos quedamos un rato más hasta que los médicos nos pidieron que la dejemos descansar, que la iban a sedar de nuevo hasta el día siguiente, domingo.
Bianca: Sole, pórtate bien, no molestes al Sr. y no hagas renegar.
Sole: por supuesto que no.
Para que se relaje, fuimos a un parque cercano, comimos unas hamburguesas y charlamos.
Me contó que en una época habían tenido un muy buen pasar, pero que su padre cayo en la bebida, y empeoró con la enfermedad de su madre. Hasta que las echo. Me preguntó porque no me había casado, y si no me sentía mal viviendo solo.
Volvimos a la casa, cenamos y antes de dormir llamó al otro médico. Bianca dormía y evolucionaba.
Nos fuimos a descansar y ya estaba en mi cama cuando Sole golpeó la puerta. Pasó y estaba con un camisón puesto.
Sole: era para mostrarle que hoy me puse el camisón. Como me queda?
Yo: muy bien por supuesto.
Sole: Jorge, me puedo acostar con Ud.?
Yo: otra vez?
Sole: por favor, me siento mejor así.
Sin que yo responda, se acostó a mi lado. Luego de unos minutos sentí que acariciaba mi espalda. Con suavidad, mucha suavidad. Se apretó contra mi espalda y pude sentir sus pechos contra mí. Se quedó quieta unos segundos y sentí que su mano buscaba mi entrepierna. Ya me sentía incómodo, aunque levemente excitado. Hacía un tiempo que una mujer no me hacía mimos así.
Yo: Sole, basta. No está bien lo que estás haciendo. Por favor, anda tu cama.
Sole: es que… perdón, no lo quise molestar. Solo… no le gustan las mujeres?
Yo: sí, claro que sí. Pero esto no está bien.
Ella se sentó en la cama con las piernas cruzadas, por lo que yo también me senté.
Sole: Por qué entonces me rechaza?
Yo: porque estás en una situación muy fea, has pasado cosas horribles que ni siquiera puedo imaginar. Para mí es una situación de abuso si buscara tener algo con vos en este momento. Sos una muchacha hermosa, y no dudo que en otra situación yo hubiera buscado estar en una cama con vos. Pero en esta, no.
Sole: Entonces le gusto?
Yo: si claro.
Sole: Aunque mi presente sea muy malo, y como dice, soy una muchacha, sé muy bien cuando son abusivos conmigo. Ud. todo lo contrario. Es educado, atento. En ningún momento siquiera insinuó algo. Ni se le fue la vista cuando ayer estaba en ropa interior.
Yo: eso se llama ser caballero y por sobre todas las cosas te respeto como mujer.
Sole me miró a los ojos y mantuvo su mirada por unos minutos. Se puso de rodillas en la cama y tomó mi cara con ambas manos. Apoyo sus labios en los míos y me dio un tierno beso. Sin sacar sus manos de mi cara me miró fijamente, se levantó y se fue a su cuarto.
Me quedé pensando, no podía obviar que me había excitado, pero por suerte ella no llegó a ver mi miembro. Así me dormí, pensando en ese cuerpo hermoso. En el medio de la noche, escuche que gritaba, fui corriendo y estaba teniendo una pesadilla. La desperté zamarreándola y cuando lo hizo se tiró contra mí y se largó a llorar.
Yo: tranquila, está todo bien, fue una pesadilla.
Sole: no, una pesadilla no, una realidad, recuerdos que vinieron estando dormida. Por favor, déjame dormir con vos.
De pronto, me tuteaba. Los gritos y la pesadilla no eran fingidos. La tomé de la mano, y fimos a mi cuarto.
Ella se acostó a mi lado. Yo me quedé boca arriba y ella pasó su mano por mi pecho.
Sole: no fue una pesadilla, o mejor dicho fue una pesadilla que un día fue real.
Yo: bueno, queda en el pasado. Tenés que mirar para adelante.
Sole: pero el pasado duele. Por un momento sentí que me rechazabas por ese pasado. Y me dormí pensando eso.
Yo: como te voy a rechazar por algo que no sé. Solo se dé Uds. lo que me contaste. Ahora trata de dormir.
Durmió toda la noche con la mano en mi pecho, y por momentos ponía su pierna sobre la mía, casi rozando mi entrepierna.
Al día siguiente fuimos al hospital, Bianca estaba bien despierta y charlamos un poco. Obviamente nada de lo que sucedió a la noche. Nuevamente estaba de guardia el médico de la primera noche. Me hizo una seña y salí de la habitación.
Dr.: Bueno, evoluciona muy bien, en 2 días le vamos a dar de alta.
Yo: Que bien Dr., cuanto me alegro. Gran trabajo hicieron.
Dr.: si, pero hay un problema. Por las cirugías debe guardar reposo, la tenemos que seguir viendo unas semanas más.
Yo: entiendo, y el problema
Dr.: el problema es que no tienen donde vivir, ni como comprar los medicamentos. Hablamos con los otros doctores y de acá se va a ir con muchos que juntamos entre todos. Pero seguro van a faltar otros. Me parece que todos los esfuerzos, principalmente los suyos, se van a perder, porque esta chica en la calle no dura tres días.
Yo: Ya veo. Bueno. Por ahora no diga nada. No diga del alta ni cuándo va a ser. Yo tengo que pensar.
Dr.: Pero Ud. no puede cargarse esta responsabilidad. Bastante ha hecho hasta ahora. No es justo.
Yo: es lo que tengo que pensar.
Volví al cuarto en el momento que Sole hablaba al oído de Bianca, y esta se reía.
Yo: Veo que están de buen humor. Me alegra escucharlas reír.
Bianca: me contaba que durmió con Ud. y la primera noche sin camisón. Tiene que disculparla, pero hace tanto que dormimos con la ropa puesta, que perdió la educación mi hermana.
Me puse colorado. No esperaba que Sole le contara a su hermana.
Bianca: y me contó de anoche. Y de su pesadilla. Son cosas que algún día dejaran de doler. Hombres como Ud. muestran que hay otros hombres.
Yo: es lo que le dije, aunque no sé qué pasó. Hay que dar tiempo al tiempo.
Charlamos un rato más y cuando le fui a dar la mano a Bianca, me hizo acercar a su cara y me dijo
Bianca: Gracias por cuidarnos, sos un ángel. Gracias por respetar a mi hermana. Pero ella ya es una mujer.
Y me dio un beso en la mejilla. La miré asentí con la cabeza y partimos.
Fuimos directo a casa. Yo hablé con algunos empleados míos y les anticipé que me tomaría una semana, que cualquier cosa me consulten al TE.
Al llegar, almorzamos y cuando terminábamos Sole me dijo:
Sole: podemos hablar un poco? Necesito contarte algo
Yo: si claro.
Sole: es por lo de anoche. Hace seis meses, estábamos en casa todavía y Bianca había ido a ver un trabajo. Yo estaba en mi cuarto y mi papá llamó a dos amigos, los tres fueron a mi habitación y me violaron. Por todos lados. Mi papá no paraba de reírse. Sobre todo porque yo era virgen y verme sangrar lo divertía. Me lastimaron bastante. Cuando llegó Bianca, encontró así en la cama, mi papá se había ido con los amigos. Bianca juntó unas pocas cosas y nos fuimos de casa. No nos hecho mi papá, pero Bianca no quería que nos quedemos.
Yo: Pues que mal nacido.
Sole: anoche cuando no quisiste estar conmigo, se me vinieron a la cabeza esas imágenes y sobre todo sentí el olor nauseabundo de eso tipos en mi piel y pensé que vos lo habías sentido y por eso me rechazabas.
Yo: No Sole, para nada. No sentí ningún olor.
Sole: menos mal. Bianca me lo dijo, pero el trauma me queda. Por momentos me siento sucia.
Me levanté, fui hacia ella y la abracé. Se puso en puntas de pie y me dio un beso. Sus manos subían y bajaban en mi espalda. De pronto un susurro.
Sole: no me rechaces, por favor. Te necesito. Necesito sentirme mujer y no una cosa que se usa y se deja tirada. Entendeme, nunca estuve con un hombre, no sé nada de sexo. Mi única experiencia fue esa.
La rodee con mi brazo por los hombros, nos quedamos sentados en silencio. Fueron varias horas, increíblemente. Silencia absoluto.
Habló con Bianca, cenamos en silencio y fuimos a acostarnos. Ella en su cuarto y yo en el mío.
Toda la tarde sus palabras repiqueteaban en mi mente. Qué hacer? Estaba bien si lo hacía?
Me levanté, lo único que llevaba puesto era un bóxer. Fui a su cuarto y la encontré boca arriba con los ojos rojos y lágrimas cayendo sobre su rostro. Le extendí la mano, ella la tomó y se levantó. Fuimos a mi cuarto, y antes de acostarnos le saque el camisón, quedó en ropa interior. Nos acostamos y la abrase. La comencé a besar, recorrer con mis manos su cuerpo, no buscaba excitarla, sino mimarla, acariciarla.
Yo: si en algún momento te sentís mal, o no querés seguir, me lo decís. No va a haber ningún problema. Y no te preocupes por hacer nada.
Sole: bueno.
Fui recorriendo su cuerpo con mis labios, besándolo tiernamente. Esa muchacha me provocaba no solo excitación sino una gran ternura. Su respiración se hizo pesada. Mis labios besaban sus pechos y succionaban sus pezones. Los gemidos comenzaban lentamente. Bajé por su estómago, y le quite la bombacha.
Cuando acerqué mi cabeza a su sexo, gritó: No, está sucia, no.
Yo: no, no está sucia. Está hermosamente limpia y virginal.
Comencé a besar su sexo, mientras seguían mis caricias en el cuerpo. Separé sus labios y busqué su clítoris. Su cuerpo temblaba como una hoja, los gemidos aumentaban en cantidad y volumen. De pronto se estremeció, y tuvo un gemido ahogado.
Sole: Que fue eso?
Yo: tu primer orgasmo.
Sole: fue hermoso, nunca imaginé algo así.
Seguí acariciándola y me acosté a su lado. Su mano busco mi sexo y comenzó a acariciarlo, iba sintiendo como aumentaba su tamaño y puso su pierna sobre la mía, me empezó a besar con fuerza, mi mano recorría su espalda, llegaba a su cola y subía.
Sole: por favor, que hago, la quiero…
Yo: que querés que haga.
Sole: la quiero besar
Bajo hacia mi pene, lo comenzó a besar mientras lo acariciaba, no me masturbaba, pero no era momento para corregirle nada ni enseñarle, solo dejarla hacer. Lo besaba y suspiraba, con más dudas que certezas puso la cabeza en sus labios y comenzó a chupar. Fueron dos o tres minutos nada más. Yo estaba a mil.
De repente, se sentó sobre mí, y comenzó a frotarse con mi pene. Sus movimientos eran instintivos, nada calculados. Era sexo en estado puro y limpio. De repente se quedó quieta, era tanto el movimiento pélvico, que mi pene había quedado justo en la entrada de su vagina. Me miró con mezcla de susto y placer.
Lentamente fue tirando su pelvis para atrás, haciendo que mi pene entre en ella. Con las manos le indique que mueva la pelvis y fue entrando y saliendo cada vez más profundo. No gemía, solo respiraba con fuerza. Cuando hubo entrado la mitad, se apoyó en mi pecho, y me abrazo girando para quedar ella abajo.
Sole: seguí vos, haceme tuya totalmente. Quiero sentirte todo dentro de mí.
Comencé a bombear, mientras besaba su cuello. Mis manos acariciaban su cara, el ritmo se fue incrementando y ella comenzó a gemir con fuerza. Sus uñas se clavaban en mi espalda, lo que provocaba más excitación en mí. Cuando sentí que acababa la besé con todas mis fuerzas y los dos llegamos al mismo tiempo al orgasmo. Nuestros cuerpos temblaban.
Después de varios minutos que nos mantuvimos así Sole no sacaba sus brazos de mi espalda.
Sole: Dios, fue hermoso.
Yo: fue la vez que mejor lo pasé con una mujer. No te miento.
Sole: eso no te lo creo. Soy totalmente inexperta. Seguro otras mujeres te han hecho muchas más y mejores cosas que yo.
Yo: estás equivocada.
Me levanté, y cuando iba a buscar algo Sole gritó
Sole: Que te pasó, tenés la espalda con varias líneas de sangre?
Y: fue tu demostración de placer. Me clavaste bastante fuerte las uñas.
Sole: Perdóname, no quise hacerlo, es más ni me di cuenta.
Y: no te preocupe, son las mejores marcas que puedo tener.
Al día siguiente fuimos al hospital y encontramos a Bianca levantada. Por fin se pudo abrazar con Sole y las dos lloraron. Como le habían dado orden de caminar, la acompañamos por las dudas. Cuando regresamos a la habitación Bianca y Sole se sentaron en un sillón.
Sole: Sabes Bianca, Jorge es un caballero en todo. Pero en todo!!!
Bianca: Si, ya me habías dicho.
Sole: No entendes, mírame los ojos, la sonrisa que tengo en el rostro.
Bianca: ah bueno, ahora entiendo. Viste hermanita. Me alegro.
No pude seguir escuchando por vergüenza y fui a hablar con el médico. Charlamos un poco, me contó como evolucionaba y fuimos juntos a la habitación.
Dr.: Bueno Bianca, la evolución es mucho, pero mucho mejor de lo que esperábamos. Así que es hora de darte el alta
La cara de las hermanas se transformó. De risas y alegría a casi terror.
Bianca: como el alta, tan pronto, no me tengo que recuperar más?
Dr.: no, es mejor que te vayas de alta, no queremos que te contagies nada aquí. Ahora te voy a traer todas las indicaciones y unos remedios que tenes que seguir tomando. Vas a tener que hacer un par de días de reposo, y volver en una semana, pero poder ir.
Bianca: pero Dr. es que no tenemos a donde ir, nosotras vivimos en la calle en un auto que no sé siquiera si estará
Dr.: no, no va a ser así, no es cierto Jorge
Yo: exacto. Hasta que te recuperes totalmente, te vas a quedar en casa junto con tu hermana. Las dos son mis invitadas por el tiempo que sea necesario y hasta que acomoden un poco sus vidas.
Bianca: no puedo aceptarlo. Lo agradezco infinitamente, ya ha hecho mucho y se ha molestado mucho por mi hermana y por mí. Nosotras vamos a ser un estorbo y gastos.
Yo: perdona que sea rudo, pero no está en discusión. En este momento no estás en condiciones de tomar ninguna decisión y con el acuerdo del Dr. se va a hacer como te digo.
Las hermanas se abrazaron llorando, no las podíamos contener. Luego de un rato, se calmaron y partimos los tres a casa.
Como en la habitación que estaba usando Sole hay dos camas chicas, iban a dormir juntas por las dudas Bianca necesitara algo.
Los días siguientes fueron alentadores, Bianca cada vez se sentía mejor y se le notaba en la cara. Como desde el principio que llegó Sole había tomado para sí las tareas de la casa, Bianca la ayudaba y la molestaba. A la semana yo tuve que volver al trabajo, y nos manteníamos en contacto por teléfono a cada rato. El día que le dieron el alta definitiva a Bianca, me llamaron por teléfono para contarme lo contentas que estaban y que iban a preparar una cena especial para agradecerme.
Cuando llegué, estaban las dos radiantes, se habían arreglado y maquillado. Prepararon una cena deliciosa y en el brindis me agradecieron todo lo que hacía por ellas, lo que le había cambiado la vida en una desgracia.
Nos fuimos a acostar, ellas a su cuarto y yo en el mío. Desde esa primera vez nunca más habíamos estado juntos con Sole. Pasó un rato y ya a oscuras, sentí que se abría la puerta de mi habitación. Me sobresalte y prendí la luz. Eran las dos hermanas, tomadas de la mano, Soledad con ropa interior y Bianca totalmente desnuda.
Yo: pero que están haciendo?
Bianca: es que quiero agradecerte de la única forma que tengo en este momento.
Yo: Bianca por favor, no es necesario nada de esto. Ni siquiera que agradezcan. Yo debo agradecer el haber podido ayudarlas en el momento que pasaban.
Bianca: pues mi corazón y mi mente me dictan que necesito agradecerte, no me desprecies, te lo pido, es lo único que puedo hacer por vos.
Y dicho esto, se subieron a la cama. Sole se quedó sentada mientras Bianca se acostaba a mi lado y me comenzaba a besar y acariciar. Era evidente que Bianca no era inexperta, fue trabajándome hasta excitarme totalmente. Sole la miraba y su mano fue bajando hasta su entrepierna.
Bianca se puso mi pija en su boca y comenzó a chupar, se la metía toda y pasaba la lengua hasta mis pelotas. Yo estaba a mil y Sole, miraba asombrada a su hermana y como me trabajaba. Su mano ya se acariciaba por encima de la bombacha, mientras metía dos dedos en su boca imitando lo que hacía su hermana.
Cuando Bianca pensó que estaba listo me montó y empezó a subir y bajar. Gemía de placer y miraba a su hermana. Sole estaba asombrada de como su hermana estaba tan práctica. Se fue metiendo dos dedos en su vagina y sus gemidos tapaban a los de Bianca.
Fueron unos 10 minutos con Bianca subiendo y bajando con mi pija en su concha. Llegó a un fuerte orgasmo, y se bajó. Sole aprovechó para chuparme la pija de la misma forma que lo había hecho Bianca, pero con sus dos dedos en la chonchita todavía. No duró más de dos minutos que estallo en un orgasmo bien fuerte.
Bianca se volvió a subir, y se volvió a poner mi pija en la concha, pero esta vez dándome la espalda. Sole estaba de rodillas, mirando en la misma dirección que Bianca, pero a mi lado y mirando como su hermana se movía.
Bianca: Dicen que el mejor regalo que uno puede dar es aquello que más nos cuesta desprendernos.
Dicho esto, se mojó un dedo en la boca y lo comenzó a meter en su ano mientras me cabalgaba.
Bianca: No estoy cómoda, no puedo meternos bien. Sole, mójate dos dedos y métemelos en el culo.
Sole: que querés que haga qué?
Bianca: lo que escuchaste, méteme dos dedos en el culo.
Así estuvo un rato. Yo enloquecía al ver el cuadro. De la excitación comencé a acariciar la entrepierna de Sole, que por la posición me permitía ir vi venir desde al clítoris hasta la cintura. Cuando ella me sintió, se empezó a apretar las tetas.
Bianca: Ya es suficiente.
Sole sacó sus dedos, y Bianca tomó mi pija y la fue introduciendo en su ano. Gemía mezcla de placer y dolor. Tomaba aire y se la enterraba un poco más. Sole se sacó la bombacha y apretaba mi mano contra su entrepierna. Bianca mojaba con saliva la mi tronco para facilitar la entrada mientras subía y bajaba.
Cuando la tuvo casi toda adentro, empezó a acelerar sus movimientos. Sus gemidos se transformaron en gritos de placer, mientras Sole la miraba totalmente extasiada.
Bianca: que bien se siente, por favor, como me hace gozar!!!
Al escuchar esto, Sole agarró uno de mis dedos ya humedecido por su vagina y lo metió en su culo. Se empezó a mover aumentando la velocidad rápidamente. Ahora eran las dos las que gemían y gritaban a dúo. Cuando se dio cuenta, Bianca la miró su hermana y sonrió.
Yo: voy a acabar.
Bianca: espera, me pongo en cuatro y termíname vos.
Sole: y yo que hago?
Bianca: ponete delante de mí, cuantos dedos queres?
Sole: uno, o dos?
Me puse detrás de Bianca, y de un golpe la enterré toda, de tal forma que ella dio un salto. La tomé de la cintura y bombeaba como desesperado, más loco aún al ver como le metía dos dedos a su hermana en el culo que se retorcía de placer. Así acabé llenando su intestino con mi esperma.
Los tres caímos rendidos, abrazados y silenciosos, de esa forma nos dormimos juntos.
La mañana siguiente no estaban en mi cama. Fui a su cuarto y vi que estaban preparando unas bolsas con su ropa.
Yo: Buen día, que están haciendo?
Bianca: pues nos marchamos. Ya bastante hemos abusado de tu generosidad y no corresponde que nos quedemos.
Yo: creo que es algo que tengo que decidir yo. Yo las traje, yo decido cuando se termina.
Bianca: No, no. No sabes lo agradecida que estoy por todo. Sé que te debemos la vida literalmente, pero más no podemos abusarnos.
Yo: pues están equivocadas. Las espero abajo para desayunar y hablar claramente.
Cuando bajaron ya estaba listo el desayuno. Se sentaron y me miraban esperando que comience a hablar.
Yo: No puedo permitir que regresen a la vida que llevaban. Mucha gente hizo mucho esfuerzo y puso mucho de sí para salvarte la vida Bianca. Creo que no tomaste conciencia de lo cerca que estuviste de la muerte. Tu hermana te lo puede decir. Yo mismo puse mucha dedicación y esfuerzo para ayudar.
Es por eso que he venido pensando algunas cosas. Como primera medida, se van a quedar aquí hasta que tengan un hogar digno donde vivir.
Bianca: pero como hacemos, no tenemos nada, ni trabajo ni dinero.
Yo: lo del trabajo tuyo Bianca, ya está solucionado. Uds. no saben, pero tengo un estudio contable. Vas a trabajar ahí hasta que consigas algo que te guste o sirva más. En cuanto a Sole, va a volver al cole para terminar el último año que le falta.
Bianca: pero no sé nada de eso
Yo: pues vas a hacer los cursos que sean necesarios y la gente de la oficina te va a ayudar. Ya lo hable con ellos y es nuestro plan conjunto ayudarlas.
Sole: Volver al cole no me da ganas
Yo: pues vas a volver, como mínimo tenés que tener el cole terminado. Hasta que se estabilicen tienen dos opciones. O se quedan acá, o les alquilo un departamento para Uds. solas. Pero a la calle no vuelven más.
Sole: te agradezco todo lo que querés hacer, pero vos no sos mi papá
Cuando escucho esto, Bianca se largó a llorar con desesperación, no la podíamos calmar, lloraba con una angustia terrible.
Bianca: fue papá, fue papá, fue papá
Repetía como una letanía. Yo entendí al instante. Fui a buscar el teléfono y llamé al hospital avisando que estaba en una crisis de nervios y la llevábamos. En el auto lo único que repetía era eso. Sole no entendía o no quería entender.
Cuando llegamos el Dr. que la había tratado le dio un calmante y vino a hablar conmigo.
Dr.: que pasó?
Yo: Estábamos hablando del futuro de ambas, de como las quería ayudar y Soledad se negó diciendo que yo no soy el papá para decirles que hacer. En ese momento se quebró Bianca y empezó a repetir lo que escucho.
Dr.: entonces, Ud. piensa lo mismo que yo? Que fue el padre el del intento de violación y la golpiza?
Yo: creo que sí.
Y le conté el antecedente con Soledad.
Dr.: bueno, parece que Soledad no entiende o no quiere entender. Le voy a dar un sedante para que podamos decirle.
Como era de esperar Soledad se quebró de la misma forma que su hermana. Al día siguiente, ya sedadas, pero consientes de todo nos retirábamos del hospital.
Yo: gracias por todo Dr. otra vez ayudándolas.
Dr.: Gracias a Ud. las puedo ayudar. Ah, creo que no le conté que mi hermano es el segundo jefe de la policía del distrito y a veces hacemos catarsis contándonos las cosas de los trabajos mutuamente. Y anoche, casualmente, comenté lo de las chicas. Porque no creo que quieran hacer la denuncia…
Yo: que casualidad, y sería bueno que esa lacra no esté más suelto.
Nos fuimos a casa. Ahora las dos estaban calmadas y pudimos retomar el dialogo.
Aceptaron todo lo que les propuse. Decidieron que por un tiempo querían estar en casa.
Yo: bueno, ahora quiero hablar sobre lo que pasó la otra noche, cuando estuvimos los tres en la cama. No puedo negar que soy hombre, y pasé un muy bueno, que me excité mucho y disfruté más aún. Pero después me sentí mal. Por lo que quiero que sepan que por mi parte no voy a hacer nada para volver a repetirlo, ni voy a buscar tener nada sexual con Uds. dos.
Sole: pero, por qué? Acaso no te gustamos, no te gusto?
Yo: es que yo también tengo sentimientos y no quiero mancillarlos.
Las dos se miraron y Sole bajó la cabeza.
Sole: ah, bueno, no sabía, perdona. Es que…
Bianca: Sabes que pasa Jorge, Sole se había ilusionado con vos. Es más esa noche ella no quería que fuera con vos porque me reconoció que le daba celos.
Sole: sos una bocona, que tenés que hablar de mí y lo que siento. Habíamos dicho algo.
Bianca: Si hay algo que Jorge merece, es nuestra total honestidad. Y lo que dije es la verdad.
Yo: bueno, me alegro mucho que sean honestas. Pues yo te tengo que decir Sole, que los sentimientos los tengo por vos. Pero, también tengo que reconocer que hay una pequeña diferencias de años. Te doblo en edad. Y no es justo que quiera retenerte cuando tenés toda una vida por vivir, conocer y disfrutar.
Hoy lo que quiero es que puedan construir una nueva vida, sean felices y puedan dejar atrás el pasado.
Sole: Jorge, por favor déjame decidir mi vida a mí, estos meses me hicieron mal pero también hoy hacen que vea la vida de otra forma.
Pasaron tres meses, Bianca se mudó a un departamento que pudo alquilar por sus propios medios, llena de orgullo. Al tiempo empezó a salir con un compañero de la oficina y aunque todavía no conviven, forman una linda pareja.
Sole se quedó en casa y compartimos el dormitorio. Está estudiando y con planes para comenzar la universidad. El tiempo dirá como termina verdaderamente esta historia.