Una tarde normal, en el área común del elegante edificio de departamentos, a un costado de la alberca en la zona de asadores, donde muchas madres y sus hijos celebraban el onomástico de uno de los pequeños.
Laura estaba de visita en ese lugar, casa de su tía, para pasar un tiempo alejada de su hogar, donde las cosas estaban difíciles, su relación con su esposo era cada vez más complicada, y ella se había alejado para tomar un poco de aire tras una agria discusión, amenazas de divorcio, y un tedio que pesaba duramente sobre sus hombros.
Dio un sorbo a su trago, una fría “Margarita”, sentada en la mesa de jardín ubicada a un costado de la piscina, donde su tía, y otras tres señoras de edad madura conversaban animadamente, mientras que ella continuaba sumida en sus pensamientos, pero dentro de todo, contenta por la hospitalidad de su pariente y la buena acogida que había recibido del círculo de amigos de su tía.
Laura recién había cumplido cuarenta años, muy bien puestos, su pelirroja cabellera, ojos vivaces, labios rosas en una piel blanca salpicada de pecas le daban una apariencia un poco más juvenil, mientras su tía y sus amigas estaban alrededor de los sesenta, y a veces, sus pláticas tocaban temas relativos al chismorreo propio del edificio que compartían, o problemas de la ciudad, en los que la pelirroja se sentía un poco fuera de lugar, por lo cual, escuchaba, pero en muchas ocasiones se abstenía de opinar.
El día era caluroso, las señoras usaban ligeros vestidos de verano, con trajes de baño o bikinis debajo de los vestidos estampados con motivos florales o playeros, y se mantenían vigilantes de los críos que retozaban en el área de jardín, o chapoteaban en la alberca, en ese momento recordó a sus hijos, ¡estaban tan lejos! Y al producirse la pequeña ruptura entre sus progenitores, habían optado por quedarse en la casa de familia, ya que, siendo adolescentes, todas sus amistades y vida estaban en su ciudad, y no a tres mil quinientos kilómetros de distancia, en casa de su tía abuela, a donde Laura había corrido a refugiarse buscando un poco de paz.
Salió de su alejamiento mental, y volvió a su entorno, donde Cecilia, una señora delgada y blanca como la nieve le preguntaba a su tía, a quien más habían invitado al evento del día en el condominio, Guadalupe, la tía de Laura contesto que más que nada, Mercedes, la mamá del homenajeado invitó a los vecinos y uno que otro conocido de la familia, como, por ejemplo, a Michael, el amigo de su hijo Rodolfo, que estaba de visita en la ciudad por unos días.
El nombre provocó reacciones en las maduras mujeres, Mary, la morena de origen centroamericano se mojó los labios y asevero con picardía: – a ese negrito, si yo tuviera veinticinco años menos, ya me lo hubiera cogido, es un verdadero bombón! Las francas palabras de la costarricense provocaron una carcajada entre las mujeres, quienes asintieron con gestos y afirmaciones que, si, ¡sin duda!, el muchacho era un adonis de ébano, y que cualquiera de ellas hubiera deseado tener en la cama cuando eran más jóvenes, incluyendo a la madura tía Guadalupe quien dijo con entusiasmo: – sí, ¡esta para comérselo completito!
Una vez más, risas y aspavientos, a los que Laura respondió con una sonrisa pensando: – Sin duda mi tía se lo quiere coger, pero, ¿a quién no? Ya que su tía era una mujer muy temperamental que había tenido a muchos hombres en su vida, no la culpo, ¿cómo será tenerlo en la cama?
Laura recordó al joven afroamericano, alto, de cuerpo hercúleo, muy elegante para vestir, siempre atento, muy caballeroso, con una voz grave, y un aroma corporal que invitaba al pecado, ella misma lo había deseado se solo observarlo en los días anteriores donde llego de visita a casa de su pariente, teniendo algunas fantasías sexuales encendidas en su cabeza durante su interacción con él.
Dos de las damas se levantaron de la mesa, Cecilia y Eugenia, y la blanca Cecilia dijo: vamos a la alberca para quitarnos los malos pensamientos ¡y enfriarnos un poco! Abanicándose el rostro como quien es azotado por una onda cálida, una vez más, risas y retirando los vestidos de verano o los pareos, se dirigieron a la alberca, mientras Laura continuaba sumida en sus pensamientos.
Tras aproximadamente diez minutos, Laura se levantó para servirse otra refrescante “Margarita”, y encamino sus pasos rumbo a la barra ubicada a un costado de la alberca, donde muchos niños y jovencitos se solazaban junto a algunas de las madres que permanecían a la expectativa, Laura se sintió libre, ¡habían pasado tantas cosas cuando sus propios hijos eran pequeños!
El encargado de la barra era un hombre mayor a quien los invitados e inquilinos se referían como Don Manuel, un tipo amable y servicial que al verla llegar le pregunto amablemente: – ¿Qué le sirvo Laurita, lo mismo? – Si Don Manuel, por favor, las hace muy ricas, ni muy cargadas ni muy insípidas, ¡lo felicito! ¿Dónde aprendió?
El hombre, de unos setenta años y bajito de estatura, tez morena y pelo entrecano procedió a elaborar la bebida mientras le contestaba: -Fui bar tender en muchos establecimientos durante mi juventud Laurita, de ahí la experiencia – despego los ojos del vaso mezclador donde preparaba el coctel, y levanto la vista para encontrarse con el generoso escote del traje de baño de una sola pieza en colores verde y blanco que Laura vestía esa tarde, el diseño en “V” de la prenda a la altura del pecho revelaba generosamente la redondez de sus senos blancos, algo caídos por el paso de los años y la gravedad, pero generosos en tamaño y redondos, adornados con pecas color café claro y rojizo, diseminadas generosamente en ciertas porciones de esa piel que se veía tersa y lozana.
La mujer vestía también, un pareo blanco de tela muy delgada que dejaba entrever la generosa curva de su cintura y caderas – ¡con todo respeto Laurita, que guapa y elegante luce el día de hoy! Ella sonrió mostrando sus blancos dientes, aunque fuera un halago proveniente del septuagenario, sintió su ánimo elevarse, y su ego de mujer ser acariciado por las palabras del veterano empleado, a quien respondió sin perder la sonrisa: – Muchas gracias Don Manuel, usted es un coqueto, ¡le ha de decir lo mismo a todas! El, estirando el brazo y alcanzándole la bebida ya terminada y lista asevero: nombre Laurita, yo solo digo la verdad, y, acá entre nos, aun así de viejo no crea que muchas de las otras me provocan a echarles un piropo como a usted, ¡quien tuviera 25 años menos! Rematando el comentario con una franca sonrisa.
Laura tomo su bebida, y sonriendo abiertamente, pero en silencio puso un billete en la gran copa que estaba puesta encima de la barra para las propinas del viejo barman, agradeció una vez más sus atenciones, dio la vuelta y camino rumbo a su sitio en la mesa de su tía a un costado de la piscina.
Al sentarse de regreso en su silla, Laura vio llegar a su primo, acompañado del moreno que era deseado por todas las señoras del condominio, ataviado impecablemente con un pantalón de lino y camisa a juego el mismo material con unas sandalias de marca y una gran cadena de oro colgando de su poderoso cuello, y colgando sobre sus pectorales bastante desarrollado, al parecer por ejercicio, mismo que hacía arduamente como parte de su rutina, acompaño a su amigo unos pasos detrás de él, dirigiéndose directamente a la mesa donde estaba su tía, ella y un par de vecinas más.
Al llegar, ambos hombres saludaron amablemente, el primo de Laura saludo de beso a su madre, y procedió a besarla a ella también en la mejilla, mientras que el moreno saludaba a las demás desde la distancia, pero detuvo la lejanía de sus saludos, y camino un par de pasos para inclinarse, darle la mano y besar a Laura en la mejilla, donde ella sintió sus carnosos labios en contacto directo sobre su piel, fugaz, pero suficiente para que la madura pelirroja pensara – ¡que ricos labios!
Guadalupe sugirió a su hijo y su invitado que acudieran a donde Don Manuel despachaba los tragos, en la barra de la alberca, señalando el que clima estaba caliente, y debían refrescarse. – ¿caliente? – pensó Laura, – ¡Caliente estoy yo! – siempre, desde que prácticamente era una niña había sido muy precoz y temperamental, aprendió a masturbarse a muy temprana edad, fantaseaba constantemente con ser poseída por el hombre ideal, había perdido la virginidad con uno de sus novios en secundaria y, aun y cuando el supuesto motivo de la separación con su marido, había sido una infidelidad de él, muy dentro de ella sabía que su cónyuge la había sorprendido acostándose con un joven que había conocido en la agencia de seguros donde trabajaba en su ciudad, y que, aun y cuando su marido había sido discreto, pretendiendo no hacer pública la infidelidad de su mujer, la verdadera razón del affaire de su esposo había sido como venganza de su propia traición conyugal.
Los hombres regresaron a la mesa, su primo se sentó del otro lado, a un costado de su progenitora, mientras que Mike jalo una silla de la mesa desocupada a un costado de la del grupo, y la puso junto a Laura, ambos se sentaron, y comenzaron a charlar animadamente con las mujeres.
Mike se dirigió a Laura y la pregunto si se estaba divirtiendo – La verdad Mike, a veces me cuesta trabajo charlar con las amigas de mi tía, todas son señoras de 60 años o más, y aunque yo también soy una señora madura, no tengo su edad, y los temas que tratan no son compatibles con una mujer de mi edad, ¡todas me llevan más de veinte años de diferencia! – Mike sonrió, su boca carnosa, y esa alineación perfecta de su dentadura, el bigote recortado, y su angulosa mandíbula le daban un aire varonil que no podía pasar desapercibido para cualquier mujer, y menos para una mujer tan sensual como Laura, que no dejaba escapar detalle alguno cuando un macho la entusiasmaba.
La conversación siguió durante un buen rato, trataron diversos temas, como la carrera del hombre como modelo e incipiente actor, el estado del matrimonio de Laura, si ella extrañaba a su familia, amigos y su lugar de origen en el occidente de México, música, cine, y más, ¡que rápido se pasa el tiempo cuando la charla es interesante y con alguien que es objeto de nuestro interés!
Ya casi era hora de la comida, y para ese propósito, había un enorme asador a un costado de la barra, y algunas mujeres pidieron ayuda a los hombres para encender el carbón, y preparar las cosas para disfrutar de un asado, el sol seguía iluminando a tope, pero un frio viento llegaba en ráfagas de vez en vez, para incomodidad, sobre todo, de algunas de las féminas, Laura entre ellas, que desde siempre había sido muy friolenta.
El primero de Laura se apresto al llamado para hacerse cargo del encendido del asador, y cuando Mike estaba a punto de incorporarse para acompañarlo, y al bajar la cabeza para buscar los descansa brazos de su asiento, no pudo evitar mirar los duros pezones de la cuarentona con quien había estado conversando animadamente, se veían marcados con enorme claridad en la tela del bañador verdiblanco de una sola pieza, lucían grandes y erectos, tentadores, dignos de lamerlos, y succionarlos, al incorporarse no despego la mirada del pecho de Laura, quien siguiendo su mirada bajo la propia para detectar el objetivo de la mirada del atlético joven de color, ¡eran sus pechos! El frio, y sus sensibles pezones estaban claramente a la vista detrás de la tela que los aprisionaba, levanto la vista y un dejo de rubor coloreo sus mejillas, ruborizándose un poco al estar ahí, mostrando parte de sus encantos a este prácticamente desconocido que los auscultaba con esmero.
Laura dijo lo primero que le vino a la mente: – está haciendo frio, ¿verdad? – Mike no se contuvo y acoto: – sí, ya me di cuenta – ¡rematando sus palabras con esa hermosa sonrisa! Y su mirada dirigida a los pezones en flor que amenazaban con romper la tela del traje de baño.
El rostro de la mujer se puso una vez más de mil colores, se había puesto de modo para que el remarcara lo que veía con claridad sus sensibles pezones erectos.
Rodolfo, dijo, dirigiéndose a su primo. – adelántate a ayudar con el asador por favor, ahorita te alcanza Mike – a quien volteo a ver, ya de pie, pero todavía con la mirada clavada en sus pechos: – podrías acompañarme a casa de mi tía para cambiarme de ropa, ¡tengo mucho frio! y no quiero ir sola – El respondió caballerosamente: – sí, desde luego, te acompaño con mucho gusto – Rodolfo giro sobre sus talones y se dirigió al área de la barra para auxiliar con el asador, Laura se levantó de la mesa y enfilo hacia el andador que llevaba al área habitacional seguida por el moreno a un paso de distancia, la tía Guadalupe le dijo a Laura: – no se tarden, ¡ya casi es hora de comer! – con una sonrisa de complicidad dibujada a sus labios, la tía, al igual que la madre de Laura también tenían su historia sexual de aventuras y devaneos, y seguramente sospechaba que, su caliente sobrina trataría de seducir al joven afroamericano.
Sin detenerse, Laura respondió a su pariente: – si tía, no te preocupes, ya regresamos – la caminata era de más o menos uno ochocientos metros, dentro del entramado complejo de departamentos, donde recorrerían varios pasillos y la casa de la tía estaba casi al lado contrario de la unidad habitacional alcanzaron la primera curva del andador, y se perdieron detrás de una esquina.
Mike emparejo a Laura, y sin preguntar, extendió su musculoso brazo para ponerlo alrededor de los hombros de la cuarentona pelirroja que lejos de inmutarse o incomodarse por el abrazo, apoyo su cuerpo contra el costado del fornido moreno y dijo: – ¡gracias por acompañarme! la casa de mi tía está muy lejos, y no quería ir sola – Mike contesto apretando su abrazo alrededor de los hombros de la atractiva mujer: – no tienes nada que agradecer, por nada me perdería la oportunidad de estar acompañando a una mujer guapa como tú, y estar un ratito a solas – ¡que acomedido! Acoto la mujer, ¿porque querrías estar a solas conmigo? Pregunto, él le contesto con otra pregunta: – ¿a quién no le gustaría estar a solas con una mujer sensual y tan atractiva como tu Laura? Al tiempo que descolgaba su enorme mano para que las yemas de sus dedos quedaran a solo milímetros del endurecido pezón de la señora casada y separada que lo estaba poniendo duro como el acero debajo del pantalón de lino.
Siguieron caminando en medio un silencio que siguió a las últimas palabras del hombre, al caminar, todavía sus dedos colgaban sobre el pecho izquierdo de la mujer, que, al caminar hacia que, de vez en vez, se produjera contacto entre su duro pezón, y las yemas de los largos dedos del moreno, ambos pretendieron que eso no estaba pasando, y seguían caminando, pero se estaba dando el primer contacto físico en una zona sexual, él lo sabía al sentir su pene crecer dentro del pantalón, y ella al sentir esa electricidad sexual que comenzaba en su seno tocado furtivamente en uno de sus centros de placer, y recorría sus terminales nerviosas pasando a la parte baja de su espalda y vientre, y que terminaba irremediablemente en su clítoris, en el centro de su ya lubricada vulva.
Llegaron a la casa de la tía, Laura camino rumbo a la habitación, al tiempo que le decía a Mike que la esperara un minuto, que no tardaría, el asintió sin dejar de verla al alejarse, sus rotundas caderas cubiertas por el semitransparente pareo, y los profundos escotes en la espalda y el frente del traje de baño de una sola pieza dejaban ver mucho de la sinuosa anatomía de la curvilínea figura de la madura sensual, su cabellera roja colgaba hasta la altura de su hombros, y esas pecas en la espalda y las piernas le daban un aire juvenil muy deseable.
Mike se movió hacia la sala, se acomodó la erección que ya portaba para tratar de disimularla en la delgada tela de su pantalón, y procedió a sentarse en el sillón, desde donde alcanzaba a ver un espejo de cuerpo completo que daba a la puerta de la habitación de la dueña de la casa y que era a donde Laura había dirigido sus pasos para mudarse de ropa.
La puerta de la habitación quedo entreabierta, y desde la sala Mike veía a Laura que puso una maleta encima de la cama, la abrió, y comenzó a revolver su contenido, sacando un par de prendas, que no alcanzo a distinguir o definir que eran desde su afortunado y escondido puesto de observación, tras extender las dos prendas arriba de la cama, Laura desato el nudo del pareo que la cubría parcialmente, la tela cayó al suelo, ella giro un poco y se inclinó sin doblar las rodillas para hacerse de la prenda, quedando su trasero de frente al espejo del pasillo donde Mike se regodeaba viendo sin que lo vieran, era un verdadero sueño voyerista, Laura era poseedora de una amplia cadera, y unas nalgas amplias y carnosas, levantadas por la tela del bañador se veían redondas y deseables, y en medio de esos muslos, una vagina claramente marcada sobre la tela, mullida, y con la línea de su labia mayor delineada perfectamente dejando ver que tenía unos labios vaginales grandes y carnosos en medio de las piernas.
Se incorporó, y sin reparar en la puerta abierta, ya fuera intencionalmente o sin percatarse quedo de frente a la línea de observación del hombre desde la sala, retiro los tirantes del traje de baño, primero el izquierdo, y después el derecho, liberando esos pechos grandes, blancos, turgentes, carnoso, pecosos, con unos pezones amplios de aureola grande color claro, entre rosa y café claro, y dos pezones enhiestos, prietos y poderosos, puntiagudos como cabeza de diamante.
Tras la rápida maniobra para retirar los tirantes de sus hombros y descubrir su pechos, Laura cruzo sus manos por encima de ambos pechos y los agarro amasándolos entre sus dedos, como aliviando una comezón o simplemente para sentirlos, sin perder un segundo regreso las manos a la posición natural, tomo los extremos del bañador a la altura de las caderas y metió los dedos por ambas orillas, bajándolo por los costados de sus anchas caderas y muslos, acompañando el movimiento de las manos con la parte superior de su cuerpo, agachándose y llegando hasta los tobillos, se incorporó y quedo así, totalmente desnuda para solaz y calentura del espectador que disfrutaba el improvisado espectáculo de nudismo en el interior de la habitación.
Laura sacudió las sensuales piernas de las que era dueña, primero la derecha, retirando el bañador que estaba alrededor de sus tobillos, y después la pierna izquierda, por lo que el traje de baño voló hacia un costado, y ella ahora si estaba totalmente desnuda a un lado de la cama, y frente a su maleta, y las dos pendas que había separado previamente, su mano derecha bajo hasta posarse en medio de sus piernas, ahí, procedió a tocar el parche velludo de color rojizo que poblaba su prominente monte de Venus, y uno de sus dedos se deslizo hacia el interior, como queriendo verificar algo, su dedo índice salió de la parte interior de su labia y la piel del dedo brillaba, sin duda, ¡Laura estaba mojada, y realizaba una inspección de su grado de humedad antes de ponerse otra prenda!
Mike sintió un pequeño estremecimiento en su bajo vientre, si ya la deseaba, ahora que la veía completamente desnuda, la anhelaba aún más, le llamo mucho la atención lo rojo de su pelo púbico, era entonces, pelirroja natural, y no por teñirse el pelo, la mujer se dio media vuelta y todavía con una mano moviéndose en medio de su intimidad, reviso lo que había escogido para ponerse, saco la mano de su área vaginal, y tomo una pequeña tanga color rosa que calzo sobre su humanidad, agachándose una vez más, primero la pierna derecha y después la izquierda, estiro los lados de la prenda íntima y puso los dos hilos por encima de su rotunda cadera, su monte de venus apretado debajo de la minúscula prenda, y el hilo dental metiéndose entre sus grandes nalgas y ofreciendo una hermosa y sensual imagen, tras la operación para ponerse el pequeño calzón, tomo un vestido de tela de algodón, semejante a la tela utilizada en la ropa deportiva, se lo metió por encima de la cabeza, sin usar sujetador, y lo halo hacia abajo, metiendo los brazos por los orificios para finalmente volver a jalarlo hacia abajo y acomodar la falda que, llegaba más o menos una pulgada arriba de sus rodillas, con un vuelo mediano, cómodo, pero que ajustaba a la altura de sus caderas, y se estrechaba sobre su cintura, el frente, se pegaba a sus generosos pechos, y, sin ocultar la rigidez de sus pezones dibujaban su contorno bajo la prenda.
La mujer desapareció del rango visual que cubría el espejo, tal vez entro al baño privado que estaba en el cuarto de su tía, mientras tanto, y todavía con la imagen de aquel cuerpo desnudo, recordó la primera vez que la vio cuando arribo desde su lejana ciudad a refugiarse en casa de sus familiares ante la crisis matrimonial que la perseguía, y la forma en la que su primo la describió: – mi prima ya está medio vieja, pero esta buena, ¡y le encanta la verga! – Rodolfo le conto como Laura era una casada, pero infiel recurrentemente, y que detrás de su aparente inocencia y vulnerabilidad era realmente una mujer muy caliente y que, aun estando casada se había acostado con muchos hombres a espadas de su marido: – ¡mi primita es bien puta Mike!
Las palabras de resonaban en la mente del joven negro, quien asumía que por lo que ella había mostrado cuando charlaban, seguramente le gustaba, y podría dar el paso para encamarla lo más pronto posible. ¿Se habrá desnudado con la puerta abierta en forma intencional y a sabiendas de que el reflejo se veía con toda claridad en la sala? Mientras cavilaba en esos pensamientos, escucho la melodiosa voz de Laura quien dijo: – Ya mero salgo Mike, me estoy retocando el maquillaje – El contesto en inglés: – No problem we have time! El inglés era su lenguaje materno, pero en su constante trato con gente de la comunidad latina en el sur de los Estados Unidos había aprendido a hablar español, y, que tenía un acento muy marcado, mordiendo algunas palabras, se hacía entender muy bien.
Finalmente, Laura salió de la habitación, sus lindas piernas se veían espectaculares, con cierto brillo, tal vez se había untado crema, y su cuerpo emanaba un aroma dulce y sensual, se paró frente a él, y giro sobre si misma al tiempo que preguntaba: – ¿Qué tal, te gusta? – él sonrió y le contesto: – desde luego, te ves muy bella, y, sobre todo, ¡muy buena! La respuesta sorprendió a la mujer un poco, y exploto en una carcajada, entendiendo que, tal vez por la forma de usar el español, el no entendía que esa afirmación era atrevida: – ¡muchas gracias! ¿De verdad me veo “buena”? – Y volvió a carcajearse, el, sin retirar la sonrisa de su rostro asevero: – ¡muy buena! Cualquier hombre desearía tenerte con el – al escuchar esto, Laura camino y se paró frente al joven al que aventajaba con dieciséis años de edad y experiencia, ahí, muy cerca, sus alientos se cruzaban, sus miradas estaban fijas en los ojos del otro, ella le llegaba a la altura del cuello, el sacaba toda la cabeza de estatura a la cuarentona, y Mike dio el paso que ella esperaba, adelanto el cuello, la abrazo y sus gruesos labios contactaron con los suyos, la beso, primero con suavidad, permitiéndole sentir lo gruesos y carnosos de los labios del hombre en su boca, ella respondió, decidida, y ya casi hirviendo al entender que el joven había asumido bien su rol de hombre, yendo por la presa, los fuertes brazos rodearon el cuerpo de Laura, quien sin soltar el beso suspiro fuertemente, mientras la lengua del joven se abría paso dentro de su boca y obraba maravillas, sentía como sus gruesas manos recorrían su espalda respaldando el apasionado beso, y la exploración de su lengua en el interior húmedo de su boca, mientras ella extendía los brazos posándolos alrededor del poderoso cuello del mocetón que ahora había bajado las manos para copar sus nalgas y estrujarlas suavemente enviando una corriente eléctrica a su vagina, sus senos y el resto de su curvaceo cuerpo.
Tras desprenderse del beso, Laura le dijo: – debemos regresar a la mesa, no quiero que mi tía piense mal – ella, dentro de sí sabía que tenía la aprobación de su tía para acostarse con el joven, pero no en su casa, y, además, en cualquier momento Rodolfo podría llegar a la casa y hallarlos en medio de un tórrido revolcón, y eso no la entusiasmaba mucho, así que, el joven tendría que esperar para meter su pene dentro de ella.
Mike acepto a regañadientes, su erección era tremenda, sentía un dolor agudo en el bajo vientre producto de la excitación, y su bolsa escrotal colgaba pesada como cargada de esperma, ocasionándole una molestia notable.
Salieron del departamento y caminaron juntos rumbo a la reunión que seguía a todo tren, ya con la comida servida para algunos, y con un primo Rodolfo muy atareado haciendo las veces de parrillero, y atendiendo a una muy larga fila de comensales de todas las edades que esperaban plato en mano a que llegara su turno para recibir su porción de carne, puré de papa, y ensalada de pasta, de las manos del improvisado chef.
En la fila, aparecía la tía Guadalupe, y sus amigas, la mesa estaba sola, y nadie parecía notar la ausencia de Laura y Mike, quienes, desde la esquina, otearon la escena, y se vieron a los ojos, era una buena oportunidad para estar solos y hacer realidad su deseo sexual.
Mike tomo a Laura de la mano, dio la vuelta y se dirigió a unas escaleras que estaban al final del corredor, y que daban al estacionamiento subterráneo del complejo, ahí, Mike tenía su automóvil, y tal vez, ir a su vehículo fuera la mejor opción para un devaneo sexual con la casada, pero caliente Laura.
Bajaron la escalera, y abriendo la puerta metálica pasaron al subterráneo, a unos veinte metros estaba el automóvil deportivo del afroamericano quien saco el llavero con el sistema de apertura remota, presiono los botones y las luces del carro y los seguros de las puertas sonaron y se abrieron, él se adelantó a Laura y le abrió la puerta del lado del pasajero, ella subió abriendo la pierna izquierda, para ingresar al auto estacionado junto a un pilar, él estaba de pie a un lado de la mujer, y se percató de que la falda de la fémina se subió muy por encima de sus nalgas, mostrando la tanga color rosa por el frente, adornadas con una delicada pieza de encaje, y mostrando la parte interna de sus blancos muslos, se sentó y metió la pierna derecha, recargándose en el respaldo y levantando su protuberante trasero para bajar la rebelde falda que había descubierto todos sus encantos para placer visual del moreno que, cerro la portezuela, y se apresuró a dar la vuelta al vehículo y subir al mismo lo más pronto posible.
En cuanto entro al vehículo, Mike tomo la cara de Laura entre sus enormes manos y busco su boca, la beso succionando fuerte sus labios, e introdujo su lengua haciéndola emitir un ronroneo de gusto, bajo las manos y copo sus grandes senos, amasándolos con cuidado, apoyando los pulgares en sus protuberantes pezones, y sujetando la masa de sus pechos a los costados del vestido, ella respiraba fuerte y entrecortadamente, invadida por una ola de pasión, y para corresponder, bajo una de sus manos tocando por encima del lino blanco del pantalón del hombre que la estaba enloqueciendo a besos, su tamaño era prominente, pero lo que más le gusto era su enorme dureza, ¡parecía una barra de acero! La recorrió en toda su longitud con la palma de la mano abierta, y al llegar a la punta, cerro los dedos aprisionando el glande, aun por encima de la prenda, subió un poco más para encontrarse con la hebilla del pantalón, y ayudándose con la otra mano trato de desabrochar el cinturón buscando liberar a esa enorme anaconda de placer que esperaba engullirse muy pronto.
El siguió besándola intensamente, y también busco desabotonar el vestido en su parte superior, retiro hábilmente tres botones, y metió la mano para disfrutar de la sedosa piel de la deliciosa cuarentona que ya gemía sabrosamente con sus caricias.
Finalmente, Laura había logrado retirar el seguro del cinturón, y también un botón, tomo la cremallera del albo pantalón y la deslizo hacia abajo, con la mano izquierda estiro el brazo e introdujo su mano con deseo para tocar la dura tranca que el joven portaba entre las piernas, al contacto el giro un poco, orientando su cuerpo hacia el tablero del auto para facilitar la labor de la mujer en busca de su verga, la mano de la pelirroja tomo su vara con delicadeza, y la palpo deseosa, con gusto, apretó la enorme cabeza en forma de hongo, y comenzó un leve movimiento de arriba abajo, masturbándolo con maestría, a lo que él respondió con más movimientos de su ansiosa lengua dentro de la boca de la mujer casada que, una vez más, estaba a punto de serle infiel a su marido, esta vez, ¡con un joven dieciséis años más joven que ella!.
Las caricias de Mike sobre los senos de Laura eran deliciosas para ambos, el sentía esos pechos pesados, y los pezones erectos, que subían y bajaban con su desordenada respiración, mientras que ella era presa de miles de sensaciones proyectadas hasta lo más íntimo de sus zonas erógenas, al tiempo que los besos eran cada vez más voraces, y las bocas abiertas intercambiaban fluidos y les lenguas se entrelazaban en un combate amatorio digno de cualquier película triple x.
Ella rompió el “clinch” amatorio y bajo su cabeza hacia el regazo de su joven amante de ébano, quería chupársela, anhelaba tenerla en su boca, y además ¡quería verla! Cuando bajaba para encontrar el objeto de sus deseos recordó cuantas veces cuando era adolescente, en pláticas con amigas y sus primas, el tema del tamaño de una verga negra había salido a colación, y siempre, todas decían que cuando menos una vez, todas las mujeres debían darse el gusto de probar una, y todo indicaba que su estreno interracial estaba a minutos y unos cuantos centímetros de distancia.
Inclinada sobre el regazo del hombre, la dura vara del joven estaba a su disposición, Laura esbozo una sonrisa juguetona, saco la lengua con los ojos entrecerrados, y lamio el glande empezando por el pequeño orificio uretral que ya estaba muy húmedo y desprendiendo líquido seminal, su lengua retozo sobre el miembro paladeando el sabor de sus efluvios, el aroma corporal del joven era fuerte, al igual que el sabor de sus fluidos, pero no era desagradable en lo absoluto, tomo la gran cabeza circundada entre sus labios, y por primera vez se la metió en la boca, sus labios se estiraron para aceptar el grosor de esa verga parada y tiesa: – hummm, que rica la tienes Mike, ¡está muy gruesa, me vas a partir en dos cuando me la metas! -el no contesto, los labios y lengua de Laura lo tenían en éxtasis, era excelente chupándola, y el poso sus manos sobre la cabeza de pelo rojo de ella, empujando más de su grueso tronco dentro de la delicada boca, una cuarta parte estaba dentro, y la cabeza rebotaba en el paladar de la mujer, que respiro profundo por las fosas nasales antes de ceder más terreno a ese grueso instrumento que fue más adentro de su boca y alcanzo la campanilla de su garganta, tenía tres cuartos engullidos, y aun restaban unos centímetros hasta la base donde el pelo púbico del afroamericano lucia muy rizado, y ya mojado por la saliva abundante que manaba de la ocupada boca de la mujer que emitía sonidos de gusto al mamar ese deseado falo.
Mientras Laura mamaba su verga, Mike se las ingenió para jalar la parte inferior del vestido de Laura, destapando sus blancas y pecosas nalgas que ocultaban con su carne el hilo de la tanga que apenas cubría sus partes pudendas, el moreno acariciaba el amplio trasero de la mujer, y extrajo y echo a un lado el hilo, poniendo la punta de su dedo índice en la entrada del ano color rosado de la mujer que, con un pequeño gemido recibió la penetración anal del dedo que exploraba con toda su primera falange el interior del recto de la mujer.
Laura mamaba desesperadamente, parecía que ese palo de carne se acabaría, por momentos succionaba con toda la boca, en otras, solo lamia la longitud del pene con la lengua, y por momentos, se lo metía todo hasta la garganta como buscando demostrar sus habilidades como “garganta profunda”
Mike comenzó a mover la cadera, primero en círculos disfrutando de la húmeda boca de Laura, y después hacia arriba y hacia abajo, primero con delicadeza, pero conforme avanzaba la mamada, acelerando, ¡se la estaba cogiendo por la boca! Y ella aguantaba a pie firme las embestidas de su negro amante, que, cuando tocaba la parte más profunda de su garganta le producía arcadas, pero la dejaba ahí, en el fondo, aguantando la respiración, y continuando el movimiento de su lengua por toda la extensión del largo y grueso pene de su amante.
Justo cuando Mike pensó que invadiría la boca de Laura con un torrente de caliente y espeso esperma, un ruido a su espalda, sobresalto al moreno, que vio a través del espejo retrovisor del vehículo a un animado grupo de personas que bajaban por la escalinata desde la parte superior y caminaban hacia donde él y su amante estaban ubicados, retiro a la mujer que chupaba ávidamente su enorme rabo, y retirando la cabeza de la mujer de su regazo le dijo: – ven, ¡tengo una idea para que no nos molesten más! – ella, desprendió con cierta decepción su succión sobre el glande del joven, se enderezo, bajando la falda de su vestido para cubrir sus nalgas, mientras el subía el bóxer, abrochaba el pantalón y cerraba el cinturón sobre la hebilla, abrió la portezuela y rápidamente bajo, y dio la vuelta al vehículo para abrir la portezuela para que la mujer se apeara, y tras de que ella estuviera abajo, cerro la portezuela rápidamente, tomando a Laura de la mano y corriendo hacia un bloque construido en el centro del estacionamiento que era destinado para una cancha deportiva de ráquetbol que era de uso común para los inquilinos, pero que, curiosamente casi nadie usaba, abrió la pesada puerta de concreto e invito a la mujer a entrar, ella lo hizo, mientras el hizo lo propio cerrando la puerta detrás de el en medio de un eco, natural en ese tipo de instalaciones.
Las paredes de la cancha deportiva eran de color blanco, y solo el frontis tenía pintada una raya roja para delimitar la zona de foul en los juegos, ahí, y tras cerrar la puerta, Mike tomo una vez más a Laura en sus brazos y volvió a besarla apasionadamente.
Las manos del joven afroamericano se posaron sobre las jugosas nalgas de Laura, toco la bastilla de la prenda, y subió al unisonó los extremos, recorriendo no solo la cara externa de los poderoso muslos de la mujer, sino hacia arriba de las amplias caderas, la cintura delineada, siguió hasta su espalda blanca y pecosa, supero sus hombros y saco uno a uno los brazos por las aberturas del vestido, para finalmente superar su melena y sacarle la prenda por encima de la cabeza.
Laura estaba ahí, frente al él, por segunda vez en ese día prácticamente desnuda (la había contemplado casi completa en el espejo en la casa de la tia), su piel blanca, su figura curvilínea, las pecas que adornaban su epidermis, sus grandes senos, algo caídos por su magnitud y la gravedad, con esos pezones enhiestos, su melena roja, con solamente la breve tanga brasileña con un pequeño triangulo de tela que tapaba la igualmente pequeña mancha de pelo púbico también rojizo que adornaba su monte de venus prominente y los gruesos labios de su vulva, y las sandalias que calzaba, en esos pies pequeños y regordetes, y las uñas pintadas de color azul metálico como las uñas de sus dedos.
Mike disfruto la figura de la mujer, y regreso a sus besos apasionados, y volvió a meter la mano en medio de las nalgas para hacer a un lado el hilo una vez más, metiendo uno de sus dedos buscando el apretado ano de Laura que gemía con deleite devorando la gran lengua que se movía dentro de su boca, el índice del varón penetro el ano de la mujer que ronroneaba como gatita, el guiándose por el hilo, llego a las orillas de la prenda y con las dos manos tiro de ella para superar la anchura de sus caderas, y soltó los extremos, cayendo hasta los tobillos de la mujer que temblaba como una hoja ante lo excitante del momento.
Una vez desnuda, Mike se puso en cuclillas, besando la barbilla, los senos, lengüeteando el ombligo y el bajo vientre, para, finalmente, meter su lengua entre los pliegues de la raja de la casada infiel quien emitió un suave gemido al sentir su intimidad ser penetrada por esa lengua serpenteante y hambrienta, mientras que los gruesos dedos del varón abrían sus labios vaginales para facilitar el acceso de su lengua.
Laura sentía que se le doblaban las rodillas: – haaa, siii, así papi, así, ¡que rico lo haceees!, cómeme, cómeme, soy toda tuya, haaa. -el clítoris de la mujer estaba prácticamente fuera de su capuchón, y los lengüetazos del hombre en esa sensible zona de su intimidad la hacían temblar, sus líquidos manaban profusamente, ¡estaba empapada! Y el contacto de los gruesos labios de Mike, con su labia, y la lengua jugueteando en su vulva provoco un poderoso estallido de sus terminales nerviosas, un orgasmo monumental empezó en su clítoris y se expandió como una onda de choque por todo su cuerpo, sus nalgas se crisparon, su ano y vagina tuvieron espasmos incontrolables, sus pezones y senos dolían deliciosamente y toda su piel se erizo, mientras cerraba sus ojos, se mordía un labio, y gemía ruidosamente sin importarle si alguien la escuchaba.
Mike se incorporó, y la abrazo besándola con denuedo, el sabor de sus propios jugos vaginales invadió su boca, mientras seguía aterrizando del poderoso orgasmo que había vivido, y deseando corresponder a su amante, a quien quería ofrecerle una venida inolvidable.
La temblorosa Laura retiro el fino saco de lino, disfrutaba el toque de sus dedos en la dura musculatura de su dueño, puso la prenda a un lado tras retirarla completamente, y prosiguió con la playera de delgado algodón, retirándola con suavidad por encima de la cabeza de ese hombre que la enloquecía, tras pasar la camisa sobre la cabeza del joven de color, toda la fortaleza de su poderoso torso quedo desnudo frente a ella, dejo la camiseta tirándola a un costado y con ambas manos acaricio los pectorales y el abdomen de lavadero de su joven amante, ¡era una maravilla!
Las manos de la experimentada mujer recayeron una vez más en la hebilla del cinturón, desabrochándolo rápidamente, anhelaba tener esa dura verga en su boca como ya lo había hecho hace unos minutos en el carro de su amante, desabotono el pantalón, que, por su ligereza, cayó hasta las rodillas arrastrado por el peso del cinturón, Laura tomo el elástico del boxer y replico los movimientos que su joven deseado había hecho con ella, doblando sus rodillas, y asumiendo una postura en cuclillas, llevándose la ropa interior hacia abajo al tiempo que ella descendía, la tiesa verga de él, quedó liberada, con la punta apuntando hacia arriba, y sus huevos de considerable tamaño colgando libres, Laura aproximo su rostro y abrió su pequeña boca al máximo para acoger la gran cabeza en su interior, lamio la punta, y una vez más el orificio uretral, bajo más su cabeza y se concentró en el frenillo del glande, lengüeteándolo con maestría, el levanto la cara y cerró los ojos emitiendo un gruñido ante los movimientos magistrales que su madura amante realizaba con su boca y lengua, apretó sus fuertes nalgas, y se tensó en toda su humanidad, Laura sabía que era lo que venía, y acelero sus delicias en la hombría del negro que estaba a punto de estallar en su boca.
El primer chorro fue poderoso, enmarcado por una serie de profundos sonidos guturales que emanaban del éxtasis de Mike, Laura tenía su boca alrededor de su glande, cubriéndolo todo, así que el torrente de semen invadió su cavidad bucal, y el chorro se estrelló contra el fondo de su garganta, contra la campanilla, y se metió hasta las profundidades de su garganta, se vino copiosamente, y ella, sin sacarla de su boca aguanto un segundo chorro que ahora sí, la obligo a romper el contacto, era tan abundante que imposibilitada de respirar, le había llenado la boca y garganta, saliendo disparado por las fosas nasales de la mujer que se ahogó con el viscoso contenido del néctar de amor de su joven amante.
Buscando respirar, pero sin soltar la bolsa escrotal del muchacho de su mano derecha, Laura retiro su rostro un poco y abrió la boca jalando aire, justo en el momento en que una tercera oleada estallaba desde el pene del hombre que, con su juventud, producía mucho esperma, ¡y más cuando estaba en el grado de excitación que las artes sexuales de esta mujer lo habían puesto! Y el chorro se estrelló contra los labios, dientes, barbilla y nariz de la mujer que fue bañada de semen caliente, pegajoso, ella se quedó estática, en la misma posición, en cuclillas, desnuda, solo con los zapatos puestos, su boca y garganta rebosantes de esperma, y su cara con la lengua de fuera y los ojos cerrados eran dignos de cualquier diva del porno, escurriendo mecos, que manchaban en ciertas zona su blanca piel, con hilillos de semen y su propia saliva colgando de sus labios y barbilla, cayendo en grandes gotas sobre sus voluminosas tetas, y resbalando por su cuello.
Mike bajo la cabeza, y contemplo el rostro de la “señora” que había conocido hacía apenas unos días, ahí estaba, desnuda, con la boca abierta y la lengua de fuera, completamente rociada de su leche, misma que ella se había tragado gustosamente: – ¡que rica estas!, que buena eres para mamar Laura, ¡que delicia! Ella se incorporó, y con el dorso de la mano izquierda procedió a retirar los largos hilos de semen y baba que pendían de su boca, y en un momento de indescriptible calentura, se llevó la mano a la boca para relamer los residuos de la leche del joven, la saboreo como un gatito disfruta de su plato de leche, con un brillo de calentura en los ojos, y una media sonrisa enigmática y sensual.
Mike jalo a la mujer hacia si, la volvió a abrazar, y se desprendió del abrazo para tomar sus boxers que estaban a un lado en el piso, los levanto, y retomo el abrazo, paso su sopa interior por la cara encharcada de su madura compinche sexual, limpiando los residuos de semen y saliva, para sus adentros pensó: – ¡qué clase de puta eres Laura! toda una cerda en la cama… – Tras limpiar la masa babosa que cubría buena parte de la faz de la fémina, quien sonreía al ser atendida por su matador, tiro la pieza de ropa interior y procedió a besarla, percibía el aroma y sabor de su propia venida, y ella lamia y chupaba sus labios y lengua con función, la tomo por las caderas y la jalo hacia abajo, hacia la pila de ropa de ambos amontonada a su costado, se sentaron juntos donde el continuo besándola y acariciando sus generosos pechos haciendo énfasis en sus gloriosos pezones, que mantenían una erección total, y baja la mano de sus senos hacia la piel de las prominentes caderas acariciándolas con la yema de sus dedos provocando escalofríos en su acompañante, quien le devolvía la caria concentrándose en sus pectorales y abdomen, pero sin perder oportunidad de tocar su pene que descansaba tras la copiosa venida con la que había decorado la cara de la caliente mujer casada, e infiel.
Así, acurrucados uno junto a otro rodeados de las albas paredes de la cancha deportiva, las caricias fueron “in crescendo” poco a poco, la verga del moreno comenzaba despertar, recuperando su erección y el goteo constante de líquido seminal desde la punta, ella, seguía rezumando jugos por la vagina, anticipando la penetración de ese formidable ariete que la llevaría al cielo orgásmico, ¡como deseaba tenerla adentro de su sexo!
La mano derecha de Laura se encamino a comenzar un movimiento masturbatorio sobre el órgano de Mike, su mano, pequeña y regordeta, apenas alcanzaba a rodear la circunferencia del pene del dotado joven, era gruesa, seguramente la sentiría estirar sus elásticas paredes dentro de su sexo, y su longitud era prometedora de alcanzar sitios que los penes de varios de sus amantes anteriores no habían explorado, ya que, la gran mayoría de las vergas que habían entrado en Laura tenían el tamaño promedio de catorce o quince centímetros, y Mike portaba fácilmente diez centímetros más de longitud, y un grosor superior.
Los movimientos de sube y baja sobre el miembro, retribuyeron casi inmediatamente: ¡juventud, divino tesoro! El tejido cavernoso del pene de Mike comenzó a llenarse de sangre y a darle esa consistencia dura que a Laura le encantaba, parecía que estaba plenamente recuperado después de haberse vaciado completamente en su boca, y listo para hacerse cargo de su vagina hambrienta que palpitaba de deseo y seguía lubricándose incontrolablemente.
Mike estaba recargado en la alba pared, y Laura se levantó un poco, el estiro las piernas y ella se encaramo sobre su regazo, el contacto de su pene sobre la chorreante vagina fue eléctrico, ella seguía goteando sus deseos, y el acomodo su pito en la entrada de la empapada cueva de la cuarentona que dejo caer su peso poco a poco sobre la ya totalmente erecta verga del moreno.
Primero fue una porción de la punta, que de deslizo desde el clítoris de la mujer hacia la entrada de la vulva, ahí, entro ligeramente, y ella se dejó caer para engullirla hasta la mitad profiriendo un gemido sonoro y cargado de lujuria: -haaaa, si, papito, así quería que estuviéramos, coooogeme, haaay, que dura, que rica estaaa. – el abrió ligeramente las piernas, y apretando las nalgas y empujando hacia arriba, aprovecho la humedad natural del hoyo de placer de ella para empujar la segunda mitad, yéndose hasta que sus vellos púbicos estuvieran prácticamente empalmados uno con el otro, Laura se estaba comiendo los 25 centímetros y gozándolos con entusiasmo y calentura.
La mujer acelero la cabalgata, las sensaciones de la penetración eran un verdadero deleite, sentía su vagina llena, plena, y por dentro, Mike y su largo tolete tocaba lugares que ella no conocía podían ser alcanzados al interior de su cuerpo, la posición con el sentado en el suelo, recargado en la pared y ella montándolo abriendo desmesuradamente las piernas, abrían completamente su vagina, y la longitud del falo llegaba muy adentro del cuerpo femenino que se estremecía aún más, al dejarse caer completamente para ser empalada sin piedad.
Mike tomo las grandes nalgas de Laura, sobándolas, amasándolas, abriéndolas, estrujándolas, mientras el martilleo incesante en las entrañas de la mujer adquiría un ritmo frenético, a lo que ella respondía meneándose y apretando los más posible con sus músculos vaginales la gruesa verga del varón que elongaba su hendidura en cada embate.
Laura estallo en un orgasmo poderoso, una vez más se venía a chorros empapando el regazo del varón, gimiendo ruidosamente junto con el eco natural del recluido espacio deportivo donde estaba siendo taladrada por aquel pene negro y tieso, él no se inmuto en lo más mínimo, y al sentir la deliciosa venida freno un poco el ritmo haciendo que ella disfrutara aún más, y poco a poco, cada centímetro de aquel órgano invasor en su parte más íntima.
Laura termino de estremecerse, le dolían las coyunturas de la cadera al sostener la postura donde ella abría mucho sus piernas para clavarse en la deliciosa verga que la había hecho gritar, sentía que estaba a punto de tener un calambre, y dejándose caer completamente sobre el duro palo de Mike, lo abrazo del cuello, y lo beso una vez más con enorme frenesí y le dijo con voz entrecortada por los espasmos del interminable orgasmo: – Mike, amor, nadie me había hecho sentir esto que estoy sintiendo, que cogidota hermoso, me haces sentir mujer como nadie más lo había hecho, quiero estar sentada en tu verga siempre! – el respondió a los besos, y tomándola de la cintura la desplazo hacia un costado para hacerla descansar de la distendida postura donde sus caderas habían sido forzadas al máximo, y acoto: – Eres una delicia de mujer, me encanta como disfrutas cuando la tienes adentro, ¿te gusta mucho la verga verdad? – Ella le respondió, ya sentada de costado a un lado de su amante: – me gusta la tuya papacito, ¡más que ninguna! que rica la tienes, quiero maaas. – la confesión de la mujer llenaba al joven de orgullo masculino, la visión de Laura desnuda, solo con los zapatos puestos, con la vagina escurriendo y el pelo revuelto en esa cancha deportiva totalmente publica, hacían aún más caliente la situación, y el la disfrutaba intensamente.
La urgencia de Laura por más verga fue aún más notoria cuando se dejó caer de lado para volver a mamar el miembro de su amante cubierto de sus propios jugos vaginales, el pene del hombre estaba cubierto de una substancia que parecía crema o yogurt, y Laura se la engullo toda, mamo la cabeza, disfruto del olor a sexo salvaje, lamio los restos de su propia venida como si degustara una paleta de dulce, enfoco sus caricias linguales al orificio de la uretra donde Mike seguía emanando líquido seminal, y al frenillo de su glande, el cerro los ojos y la dejo maniobrar, su boca era pequeña pero hacia maravillas, abría los ojos desmesuradamente cuando intentaba metérsela toda en la boca, y no paraba de ronronear dando gemidos de gusto y aprobación con el manjar masculino que degustaba.
En dicha posición, de lado, Mike noto las amplias curvas del trasero de la mujer que se atragantaba con su pito, el pliegue de su piel en la cadera era sensual, su blanca piel, estiro su brazo y poso la mano acariciando con suavidad esa porción de la humanidad de su dedicada mamadora, y una imagen lleno su imaginación: ¡debía cogérsela de perrito! el tiempo pasaba, y aun y cuando el tiempo transcurría, y era evidente que la ausencia de los dos ya debía notarse en la reunión, ¡no se perdonaría si no le metía la verga en esa posición!
Laura seguía embebida en su felación, el sabor la volvía loca, el color del pene, el aroma a sexo, para ella no existía el tiempo, solo ese órgano de placer que la tenía encendida como una tea, y que deseaba tener con ella por el tiempo que fuera posible, siempre había sido una mujer caliente, deseosa y dispuesta, y dichas condiciones naturales a su ser, la había llevado a ser etiquetada como puta, por familiares y conocidos, mientras recorría el glande una vez más pensó: ¿así que soy una puta? ¡si me vieran! Hipócritas, como si ellos no disfrutaran del sexo, mojigatos, todos quisieran cogerse a quien les gusta, pero se hacen pendejos – Y mamaba y mamaba – ensimismada en sus pensamientos y en el enorme falo que rellenaba su cavidad bucal hasta que sintió la mano de Mike tomarla de la cabeza, y separarla del pene que chupaba con fruición, él le dijo: ponte en cuatro Laura – y como una esclava sexual sonrió en complicidad, y se giró sobre sus caderas usando la ropa tirada en el pico para usarla como protección para sus rosilla y asumió la posición que su poderoso amante joven y negro le había solicitado, puso sus manos al frente, volteo a ver por detrás de su hombro, su pelo caía sensualmente por su cara, elevo las nalgas y separo las piernas dándole al hombre una visión completa de su anatomía, con la vagina dispuesta a ser usada sin miramientos, y una cara de deseo que era una invitación para penetrarla inmediatamente, así, en cuatro puntos, respingando las nalgas totalmente desnuda y con sus zapatos de tacón.
Mike se incorporó del lugar donde había permanecido sentado de espaldas a la pared, se arrodillo detrás de la infiel y ardiente mujer casada que había olvidado sus cotos, masturbo su pene ante la visión deliciosa de la mujer con las nalgas paradas esperando a ser follada
Y se ubicó detrás de ella, soltando su verga que colgó cabeza arriba, tiesa como un garrote para empalmarla contra la hondonada entre las dos grandes y blancas nalgas que se le ofrecían, froto su longitud entre los blancos cachetes, y fue Laura quien echando un brazo hacia atrás tomo el mástil del varón para frotar la enorme cabeza en forma de champiñón entre su gruesa e hinchada labia vaginal que seguía desprendiendo humedad, misma que hacía que las caras interiores de los muslos a la altura de su entrepierna brillaran ante la emisión de su aceite de amor que la tenía lubricada y lista.
La mano de la avezada mujer puso el glande exactamente en la entrada de su cueva de amor, el empujo la cadera, y su verga se deslizo dentro del cuerpo de la experimentada amante centímetro a centímetro hasta llegar al tope, donde su pelvis contactaba con el blanco trasero que ella ofrecía con deseo.
Laura gimió con pasión, estaba hasta el fondo, no cabía nada más, y las sensaciones la recorrían deliciosamente, fue ella la que empezó a mover sus nalgas de arriba a abajo, girando la cadera y la cintura desde la posición de perrito para gozar la dura macana que estaba en su interior, el correspondió a la moción y comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás, entrando y saliendo con un ritmo semi lento que intensificaba las sensaciones sobre la cabeza de su glande, su humedad, y el calor de su oquedad eran exquisitos, ladeo su cabeza y contemplo las enormes tetas de la mujer bamboleándose como olas colgando generosas de su pecho, la espalda blanca aderezada con sus pecas era realmente sensual, y sus gemidos de placer lo calentaban aún más, lo que lo llevo a arreciar su vaivén, golpeando contra el trasero rotundo que estaba haciendo suyo, el golpeteo de sus cuerpos era sonoro, y el sonido era intensificado por las blancas paredes de la cancha de ráquetbol y su eco natural, era una sinfonía de golpeteo piel con piel,
Mike gruñía, parecía un animal salvaje masacrando a su presa, cuando llegaba hasta el tope de la inserción, agarraba las caderas de la pelirroja y mantenía la penetración hasta la base, y sin sacar un centímetro ayudándose con las manos movía sus caderas hacia un lado y hacia el otro, haciendo que su verga abriera la panocha jugosa e hirviente, separando los labios vaginales y forzando su agujero a hacerse más grande, poso su mano derecha sobre las nalgas blancas de la mujer que tenía los ojos en blanco y mantenía la boca abierta en un grito constante ante la potencia de los embates, y un hilillo de baba escurría por una de las comisuras de sus labios, ¡la señora casada era una puta come vergas que casi perdía la conciencia entregada al placer carnal!
El dedo pulgar de Mike se posó sobre el ano de Laura, e introdujo la primera falange, la mujer gimió más duro, empujo más de su dedo, al compás del ritmo que su verga tenía dentro de su vagina, y la humedad que ella secretaba había mojado plenamente la entrada de su recto, por lo cual, el dedo gordo se perdió en la profundidad de su culo con extrema facilidad, el dedo gordo de las toscas manos de Mike era grande y grueso, y sentirlo dentro de su ojete al unisonó con la tremenda verga del macho, dinamito una reacción en cadena que, una vez más le llevo a un poderoso orgasmo que parecía interminable, sus esfínteres se contraían sin que pudiera hacer nada para controlarlos, sus oquedades se abrían y cerraban en torno a los objetos extraños que se metían fuerte en sus partes más íntimas, bajo la cabeza y aulló de placer, su panocha arrojo una vez más un líquido entre transparente y blanquecino con potencia de chorro, ¡amas había tenido una venida tan grande como esta! El orgasmo parecía no terminar, pero en realidad eran uno grande y muchos orgasmos pequeños encadenados y que parecían no tener fin, sentía como si se orinaba a chorros, pero no eran orines, bañando el órgano sexual que la gratificaba incansablemente, y parte del líquido salió disparado hacia arriba bañando sus nalgas, y el abdomen de Mike, en medio del estallido, el pulgar de Mike había llegado hasta dentro de su ano, la sensación de la doble penetración era devastadora, sus piernas temblaban, agacho la cabeza, metiéndola entre sus brazos, y gimió más fuerte: aaargh, hummm, siii, me rompes toda cabrooon, haaa, ¡no me la saques nunca! Todo su señorío, y buena educación y modales de clase media alta habían desaparecido bajo las olas de placer casi animal que tenían su cuerpo en un descontrol absoluto.
Mike siguió taladrando ambos hoyos de la casada infiel, acelerando su ritmo de cadera, y el golpeteo en el trasero de Laura fue todavía más fuerte, los enormes huevos del negro colgaban y se balanceaban golpeando el pubis y la zona del bajo vientre de la mujer en éxtasis, y un pequeño charco de líquido se situaba exactamente debajo de donde el órgano sexual de Mike continuaba su irrefrenable ataque, sintiendo que su orgasmo también estaba a la vuelta de la esquina: -Ya voy a acabar mamasota buenona – dijo con su fuerte acento americano: ¿Dónde quieres mi leche? Y acelero aún más su cadencia, Laura contesto totalmente fuera de sí: – ¡donde tú quieras papacito!, ¡échame tu lechita caliente!, ¡dame tus mecos donde tú quieras papacito, soy tuya, soy tu puta, ¡hazme lo que tú quieras!
Laura no medito sus palabras, si hubiera sabido lo que venía a continuación, tal vez hubiera dicho otra cosa, Mike saco su pene de la vagina totalmente desflorada de la hembra, y retiro su dedo pulgar de su recto, que quedo abierto por la dedeada despiadada que el afroamericano había implementado en dicho esfínter, y, reacomodándose, empujo la enorme cabeza de su palo erecto por el ano de la mujer que tenía en cuatro frente a él, fue solo un pequeño empujón, lo dilatado del ano de la pelirroja permitió que sin la mínima resistencia se comiera prácticamente toda la polla del joven que no desaprovecho la oportunidad.
Un largo grito emano de la garganta de la mujer que era empalada analmente, y sin darle tiempo a reaccionar arremetió con enorme fuerza destrozando su culo y terminando la labor de hacerla suya por cada uno de sus agujeros naturales.
Aun con la lubricación, el rostro de Laura de descompuso del dolor inicial, sintió ganas de vomitar, tenía miedo de que la hubiera desgarrado, pero dichas dudas duraron solo nos cuantos segundos, y su apasionado cuerpo reacciono favorablemente a la invasión, y un dolor soportable y delicioso, sustituyo al primer empuje que la había hecho casi llorar, y al acomodarse a la herramienta, una vez más sintió que sin remedio, un orgasmo de dimensiones cataclismicas estaba en camino, ¡nadie se la había cogido así! Y Mike al parecer se había olvidado de ella y se concentraba solo en su ano siendo usado de forma inmisericorde a un ritmo bestial, el golpeteo en las nalgas de la mujer por parte del cuerpo del hombre sonaba fuerte y los ecos de la cancha lo hacían aún más notable, al igual que los gemidos de placer y exclamaciones de todo tipo que escapaban de la boca de la mujer que, una vez más estaba perdida por el deseo y la calentura.
Mike rugió, su orgasmo estaba ahí, al alcance, y voz en cuello comenzó a hablar en inglés: ¡¡¡take it bitch, take it all, you fucking whore, yes, yes, you are a damn slut, you love cock fucking cumslut, take it!!!! (toma perra, tómala toda, eres una maldita puta, si si si, eres una maldita puta te encanta la verga, puta come vergas) y comenzó a venirse dentro del ano de la mujer, Mike se venía como lo había hecho ella, ¡a chorros! Un orgasmo copioso, y una cantidad de semen enorme inundo de blanca lefa el orificio apretado que ahora quedaba expuesto y abierto, una vez que el extrajo el miembro, goteante y semi flácido después de expulsar un rio de su semilla.
Mike se sentó una vez más, en el suelo, de espaldas a la pared, Laura mantuvo la posición donde había sido penetrada, sobre las rodillas sosteniéndose con las manos apoyadas en el piso blanco de esa cancha deportiva que había sido el escenario de la que, pensaba, era la sesión de sexo más gratificante y satisfactoria de su vida.
Mike le dio las gracias, y acaricio su gran trasero con la mano izquierda, sus dos oquedades estaban enrojecidas, y expandidas tras recibir las cargas de su amante, no sentía dolor, sino un hormigueo delicioso que le recorría la parte baja cal cuerpo.
Laura se levantó, no traían papel sanitario, ni nada con que limpiarse los residuos de su sesión amatoria, ella tomo la pequeña tanga y como pudo, removió el esperma del hombre que escurría por en medio de sus piernas, el hizo lo propio con su ropa interior, y, casi sin cruzar palabra comenzaron a vestirse.
El la beso una vez más, ahora de forma más tierna que sexual: – Gracias, ¡eres una mujer deliciosa! – Laura sonrió, y le dijo: No Mike, gracias a ti por hacerme sentir mujer, me siento plena y satisfecha, ¡me hiciste tocar el cielo!
Ya completamente vestidos, los amantes salieron de la cancha de racquetbol, ya no había nadie en el estacionamiento, se miraron, y comenzaron a caminar rumbo a las escaleras para reincorporarse a la fiesta infantil en el área de la alberca, donde, seguramente serian objeto de una observación minuciosa por parte de la tía y su hijo, y muy probablemente de alguna de las otras mujeres maduras que anhelaban ser penetradas por el joven semental, algo que Laura acababa de hacer, en donde menos los esperaba.