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Doña Olga (abuela perversa)
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Me llamo Nico, tengo 25 años y esto que les voy a contar paso cuando yo tenía 21.

Mi vieja y yo vivíamos solos en un departamento en San Miguel desde que mis viejos se divorciaron cuando yo tenía 7 años. En ese momento teníamos de vecinos a Doña Olga, la protagonista de esta historia, y su marido, Don Esteban. Tengo recuerdos de ellos dos, de verlos siempre que volvía de la escuela o cuando salía con mi vieja a comprar. Doña Olga y su marido se fueron a España, donde vivía su único hijo, como cuando yo tenía 11 o 12 años. Pero Doña Olga volvió cuando Don Esteban murió, volviendo a vivir en el departamento al lado del nuestro.

Doña Olga estaba muy cambiada, tenía un problema en su pierna por lo que rengueaba, y anímicamente estaba mal. Mi vieja y ella se llevaban bien, pero como mi vieja es maestra y trabaja doble turno, se va muy temprano y vuelve muy tarde. Yo ese año había dejado la facultad porque no me convencía la carrera que había elegido, así que estaba al pedo todo el día en casa. Como mi vieja no estaba casi nunca, ella le ofreció a Doña Olga que yo la ayudaría con lo que necesite, solo necesitaba golpearme la puerta y pedirme lo que ella quiera.

Un día me despierto con el ruido de la puerta, alguien golpeaba… me levanto como puedo, me pongo rápido un pantalón y abro la puerta. Era Doña Olga, que al verme pude observar cómo abría sus ojos con cara de sorpresa, no pudiendo disimular el ver un pibe en pantalones y sin remera frente a ella.

Aclaro que yo me defino como un pibe normal, callado, pero no tímido. Físicamente soy de altura media, 1,76 cm, morocho, ojos marrones, pelo negro, bastante promedio y no me considero wow pero mi punto fuerte es mi lomo, voy al gym desde que tengo 17 años y si bien ahora estoy menos marcado en aquel momento estaba en mi mejor forma. Abdominales y brazos bien marcados.

Doña Olga empieza a tartamudear…

-Perdón Nico, te desperté?

-No, estaba en la cama nomas Doña. Necesita algo?

-Solamente quería pedirte si no me podes ayudar a ir a la verdulería, yo sola no puedo.

-Claro Doña, me baño y la ayudo.

-Si nene, cámbiate y ponete algo que si bien hace calor no podes salir así en cueros jaja

En ese momento pude ver cómo su risa pícara y la forma en que me miraba fijamente de la cabeza para abajo me llamo la atención y me despertó morbo. Fui a bañarme, me puse una remera, un short y fuimos a comprar. A la vuelta, mientras yo voy sacando y acomodándole todas las cosas de la bolsa ella me dice que se iba a cambiar porque tenía mucho calor, típico al ser mitad de Noviembre en Buenos Aires. Al volver vuelve con una remera rosa, ajustada, con un escote bien pronunciado que una señora de su edad no usaría en la calle y lo primero que hice y no pude evitar es mirarle las tremendas tetas de la vieja.

Doña Olga tenía en ese entonces 68 años, es paraguaya pero a los 19 años se mudó a Buenos Aires. Es petisa, 1,60 m aproximadamente, ojos y pelo negro (obviamente teñido). Gordita, con piernas grandes pero un culazo y lo más excitante de todo, unas tetas enormes que eran del tamaño de mi cabeza.

No podía dejar de mirarle las tetas y ella se dio cuenta, mientras me sacaba charla y me agradecía. Ese día fue así. No pasó nada más pero era obvio que Doña Olga se sentía atraída por mi y yo sentía muchísimo morbo ante la vieja y la situación.

Durante las semanas siguientes empezó un juego de histeriqueo entre los dos. Yo sabía que ella tipo 11 de la mañana cada martes o jueves necesitaba ayuda para ir al mercado así que un día ideé un plan. Iba a empezar a ducharme a esa hora para cuando ella golpeara la puerta yo abrirle con la toalla y nada más puesto. Finalmente ese jueves llegó el momento, estaba en la ducha cuando escucho que ella golpea…

-Ya voy Doña! -Le grité

-Sisi, acá espero.

Solamente me seque un poco el pelo, me ato la toalla a la cintura y bastante mojado le abro la puerta…

-Disculpe por hacerla esperar Doña! Justo estaba en la ducha

Ella mirándome absolutamente en shock, tartamudeando me dice…

-Ay Nico, te estabas bañando y yo molestándote! Aunque si me abrís así voy a molestarte todos los días jaja

-Jaja así como Doña?

-Así querido… pensar que yo te conocí tan chiquito y ahora estás hecho todo un hombre! Y que pedazo de hombre!!!

-Jaja y si Doña, ya no soy un nene.

-Me doy cuenta, mira que músculos que tenés! Nunca había visto!! Solamente en la tele

-Jaja le gustan Doña?

-Mira las cosas que me preguntas!! (Se puso nerviosa, pero no dijo que no)

Ese día la ayudé como siempre y cuando estaba volviendo a mi casa ella me dice que le gustaría invitarme a almorzar algún día de la semana siguiente, como agradecimiento a mi ayuda, pero me pide que no le diga nada a mi vieja porque no quería sonar como que abusaba de nosotros. Cosa que me sonó raro, por que querría que mi vieja no sepa que ella y yo comíamos juntos? Claramente Doña Olga necesita una buena cogida, y yo estaba dispuesto a dársela.

Los días siguieron con el mismo histeriqueo. Yo siempre aprovechando para andar en cuero, y ella provocándome con esas remeritas escotadas con esas tetas enormes que me ponían la pija durísima.

Finalmente el día del almuerzo llego y yo me puse un short y una musculosa porque hacía calor, golpeo la puerta de su casa y ella me abre. Estaba usando un short negro con flores, dejando bien marcado el orto enorme que tiene y con una remera blanca con un escote tan grande que podía verle el corpiño. En ese momento no me quedaban dudas que la vieja me estaba buscando y que sabía que yo quería entrar en su jueguito.

Mientras se hacía la comida, nos pusimos a hablar. Ella hablaba de su vida ahora que es viuda y empieza a recordar cuando vivían con su marido hace muchos años y me cuenta cómo era yo de chiquito. Hasta que yo la corto y le digo que eso ya pasó…

-Uh eso hace mil años ya doña. Ya de chiquito no tengo nada, menos de inocente jaja.

-Jaaa, ya lo sé! Estás hecho un hombre. Mira que peludas que tenés las piernas!

-Jaja las tengo muy peludas? -Riéndome le acerco mis piernas

-Siii, re peludas las tenés

-Yyyy no es lo único que tengo peludo Doña

-Jaaa, me imagino que no.

-Sabe qué otra cosa tengo bien peluda?

-Jaaa (se ríe nerviosa) Que cosa Nico?

-Y eso lo va a tener que descubrir usted si es que no le da miedo.

-No sé de qué me hablas

En ese momento me paro y me saco la musculosa, y le digo…

-Que calor que hace acá Doña.

-Querés que prenda en ventilador?

-Naaa… a usted le molesta que yo me quede en cuero?

-Para nada… a nadie le podría molestar.

-Ah no? Le gusta?

-Mira las cosas que me preguntas!

-Que es algo malo? Le pregunto si le gusta nomas

-Bueno si… me gusta y mucho, pero no le digas a tu mamá porque va a pensar mal.

-Tranquila Doña… todo lo que hablamos y hacemos es entre nosotros.

-Gracias Nico…

-Le gustaría tocar?

En ese momento pude ver cómo ella se aguantaba las ganas y mi verga se iba poniendo más y más dura. Todas esas semanas de histeriqueo y calentura estaban a punto de concretarse.

-Puedo? (Empieza tocándome el pecho) Uuuuy que fuerte que tenés el cuerpo

-Toque más Doña Olga… cierre los ojos

Ella cierra sus ojos y empieza a acariciarme todo el cuerpo con sus manos. Todo el pecho, mis tetillas, mis abdominales… Hasta que abre los ojos y para.

-Todo bien Doña?

-Esto está bien?

-Claro Doña, pero si usted me toca mis tetas yo puedo tocarle las suyas?

En ese momento ella hecha un suspiro como dejándose llevar y asiente son la cabeza. Empiezo a masajearle esas tetas enormes hasta que las saco afuera por el escote de su remera y empiezo a chuparlas, devorarlas, ella gemía de placer. Hermosas y riquísimas tetas, las chupe y las saboree con muchas ganas mientras ella me acariciaba la cabeza.

-Ahora es momento que descubra que otra cosa tengo bien peluda.

Le dije mientras me alejaba de sus tetas y me baje el short y el bóxer dejando a la vista mi verga de 19 cm durísima.

-Que grande es!! Es enorme.

Me dijo mientras se asombraba. En ese momento le di la mano y fuimos a su habitación. La hago sentar en la cama y le acerco mi verga a la boca.

-Sé que querías esto! Acá la tenés.

Le agarro la cabeza y ella se rehúsa un poco al principio, pero a los segundo empieza a chupármela desesperadamente. Me chupa los huevos y sigue chupándome la pija ahogada.

-Quiero sacarte todo!

La hago parar, la desnudo y la tiro en la cama. Su concha estaba peluda, empiezo a masturbarla mientras le beso todo el cuello. Ella gemía de placer.

-Ahora vas a saber lo que es coger con un macho!

Le digo mientras me pongo encima de ella, le abro las piernas, agarro mi verga durísima y se la voy refregando en los labios de la concha hasta que de a poco se la voy metiendo. Empieza a gemir y quejarse, la saco y me echo mi saliva para que esté más lubricada. Poco a poco fue entrando hasta que toda mi verga estaba adentro de la vieja. Ella gemía como una puta, en ese momento empiezo a cogerla despacio, un poco más fuerte y más fuerte mientras le besaba todo el cuello.

Ella ya no gemía de dolor si no de placer. Toda mi verga de 21 años estaba adentro de su concha que hacía años no sentía nada. No nos decíamos nada, eran todos gemidos y gemidos. Yo empecé a bombardearla fuerte y ella puso sus manos en mi culo mientras yo sin parar seguía cogiéndola. Esa concha caliente y estrecha era un sueño.

La seguí cogiendo hasta que acabe y la llene de leche! Después de acabar le dejé mi pija adentro como 2 minutos más. Estábamos cubiertos en transpiración. Ella en la cama toda abierta y yo encima de ella con mi pija adentro de su concha. No decíamos nada.

Al terminar me dio las gracias, y me dijo que por favor jamás le contara a nadie! Jamás lo hice. Después de ese día cogíamos muy frecuentemente, mínimo una vez por semana. Incluso jadiamos porque yo siempre le acababa adentro y ella decía que yo la iba a dejar embarazada!

Hoy en día yo me mude a Capital Federal y ella ahora vive en Luján, por lo que ya no nos vemos, pero siempre la recuerdo como mi vecina, la vieja puta que amaba mi verga!

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