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Dominado por mi esposa y cuñada
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Tiempo de lectura: 11 minutos

Un dildo para mi cuñada

Era la primera vez que estaba en castidad.

Era la primera vez que una jaula encerraba mi pené limitando mis erecciones, mis relaciones, mis eyaculaciones y por consiguiente mis orgasmos.

Era la primera vez que no podía deslecharme cuando me viniera el antojo ya sea con mi pareja o yo solo.

Cuando Andrea me lo propuso sentí curiosidad aunque al ver el instrumento con que iba a limitarme me dio un poco de miedo.

Estábamos en la cama desnudos, ella arriba de mí moviéndose rítmicamente arriba y abajo, meneando sus caderas de forma circular.

Se inclinaba y me besaba y luego volvía a lo suyo mientras mis manos masajeaban sus pechos o se aferraban a sus caderas. Fue en uno de esos movimientos hacia adelante mientras mi boca aprisionada una de sus tetas cuando tomó algo debajo de la almohada donde ella dormía.

Saco una pequeña jaula metálica como las que habíamos visto en un video de porno Femdom.

Recordé a una Mistress, dominaba a su esclavo y lo encerraba en una de esas jaulas mientras le reventaba el culo.

—¿Crees que puedas aguantar unos días encerrado en esta jaula?

Después de una carcajada le dije que no iba a ponerme eso por nada del mundo.

Puso la jaula en mi pecho y comenzó a moverse de nuevo.

Andrea siguió insistiendo mientras sus movimientos se hicieron más rápidos y profundos y mis ojos comenzaban a ponerse en blanco a causa del placer qué me ofrecía.

Casi al final del encuentro y durante mi orgasmo me convenció de la manera más sutil. Se inclinó una última vez sobre mi pecho para decirme que al final la recompensa de prolongar el placer unos días era fantástica.

Bueno y la cereza del pastel fue cuando salió de mí, se puso de espaldas, tomó sus nalgas una con cada mano luego las abrió y giró su cabeza para verme a los ojos mientras me prometía su culo por primera vez si la dejaba ponerme la jaula.

Dicen que uno no piensa cuando la lujuria invade nuestro ser así que acepte. No podía despreciar follar su culo. Tantas veces que se lo he pedido y tantas veces me lo ha negado así que la promesa estaba hecha.

Una promesa que llenó mi cabeza de:

Excitación

Expectativas

Sometimiento

Morbo

Lujuria

Ella guardaría la llave

Ella determinaría el tiempo en castidad dependiendo de mí y mi actitud.

Sí, tenía qué ser: servicial, atento, educado, obediente, disciplinado.

Esa noche me dejo dormir tranquilo al igual que la siguiente y la siguiente al punto que pensé que lo había olvidado y que solo fue un momento de calentura en la cama, pero yo estaba equivocado.

Ella estaba planeando todo y esperando el mejor momento. ¿Cuál era ese momento?

Fácil estaba esperando que mi calentura fuera mayor y le suplicara por llevar esa jaula puesta.

No, yo eso no lo sabía, pero al final lo hice, suplique porque la fantasía de tener su culo no me dejaba pensar en otra cosa y se estaba convirtiendo en una obsesión.

—Andrea, recuerdas lo que me prometiste la otra noche en la cama.

Se hizo la inocente

—¡Ah sí! ¿qué prometí?

—No te hagas me prometiste tu culo

—Es verdad ¿estás listo para pagar el precio?

—Sí

Lo dije convencido de que me pondría la jaula solo como parte del preámbulo y luego de algunos minutos de juego me la quitaría y le iba a follar el culo.

—Suplícame qué encierre a tu Pequeño amigo.

—No te pases Andrea.

—Recuerda que debes ser obediente así que suplícalo.

La idea de que ella tomará el control siempre me ha calentado y ella lo sabe así que…

—Por favor Andrea.

—Por favor qué perro

—Por favor encierra mi pequeña verga en esa jaula

Cuando le dije que sí, Andrea preparo todo; el aro, la jaula, el candado, la llave y esa sonrisa que pone cuando sé que tiene algo especial en mente. Luego tomó mi verga y comenzó a masturbarme susurrándome qué lo disfrutará porque iba a ser mi último orgasmo en algunos días.

Yo solo podía pensar: ya está, ahora viene lo mejor de la noche este juego será divertido.

—Cierra tus ojos y disfrútalo.

Obedecí…

Cerré los ojos y la deje hacer

Sentí su boca sobre mi falo al mismo tiempo que su mano subía y bajaba por mi verga dura, lamia cada vena marcada en la carnosidad del falo, metía mis bolas en su boca de una forma sutil y exquisita. Si seguía a ese ritmo mi último orgasmo no tardaría en aparecer y ella lo sabía.

Cuando mis manos se comenzaron a aferrar a la sabana y mis piernas a moverse sin mi consentimiento a causa del placer, Andrea quito su boca de mi falo, su mano tomó por completo su lugar y apretó mis bolas de una forma tan brutal qué me hizo perder el aliento, ahogar un grito y luego de unos segundos perder los 18 centímetros de mi erección.

—Perdón mi cielo pero es necesario para que tu experiencia sea de lo mejor. Aguanta un poco.

Cuando estaba flácido aprovecho el momento para meter uno a uno mis testículos en el aro de acero y luego mi pené flácido.

Todavía faltaba cerrar la jaula y yo ya me estaba arrepintiendo, pero la suavidad de sus labios en mi verga me hizo olvidar todo. La erección volvió y comencé a disfrutar de nuevo de sus caricias, pero de nuevo cuando me estaba llevando al límite se detuvo y comenzó a presionar la pequeña jaula desde la cabeza de mi verga, empujó fuerte retrayendo mi pené y encerrándolo poco a poco hasta que el aro y la jaula se unieron en un clic y la cerró con el candado.

Se carcajeo abiertamente

—Deberías ver tu cara, es un poema.

—Pero Andrea ¿qué es esto?

—Esto mi querido Dimitri es el principio de tu castidad y tu nuevo entrenamiento.

La jaula mordía, me dejó con la frustración de no poder eyacular, con las ganas de correrme en su boca.

—Ahora Dimitri tendrás que ser obediente, para ganarte el premio de la libertad y de poder eyacular.

Me quede en silencio, sin ganas de hablarle y caliente al punto que me dolían los huevos.

Luego tomo su celular y busco un juego. Era una especie de tómbola con distintas opciones de tiempo.

Desde unas horas, un día, dos, tres, una semana, dos, tres, un mes, dos meses, tres, cuatro hasta completar un año. Cuando le dio play la tómbola brincaba aleatoriamente muy rápido de una opción a otra.

—Pícale Dimitri vamos a ver la cantidad de tiempo que vas a estar encerrado.

Solo tenía una oportunidad así que rogué porque fueran solo unas horas, pero al tocar la pantalla del móvil la imagen se congeló en un mes.

Me quede helado, ¡un mes entero encerrado y sin poder follar!

Lejos de preocuparse Andrea se carcajeo

—Vamos Dimitri qué todo esto me ha puesto caliente.

Tú primera instrucción será comerme el coño hasta que la lengua se te entumezca.

Acto seguido palmeo la cama en el lugar que quería que me acostara. Andrea se puso de pie justo donde terminaba el colchón abrió la piernas y espero a que mi cabeza estuviera entre sus piernas.

Fui pensando que luego de un par de orgasmos sentiría la necesidad de algo más y me liberaría para follarla.

De verdad que estaba caliente, su olor a hembra inundó mi olfato, la humedad entre sus piernas era evidente, sus labios brillaban y una pequeña gota transparente comenzó a escurrir en dirección a mi lengua.

Comencé a lamer mientras dentro de la jaula mi verga crecía y se apretaba contra el metal fue un sensación fantástica, oírla, sentirla, olerla, saborearla y con unas enormes ganas de entrar en ella. No sucedió.

Lo que sí sucedió fue su promesa, luego de algunos orgasmos en donde casi me deja sin respiración al sentarse sobre mi rostro mi lengua comenzaba a cansarse pero no podía parar hasta que ella me lo indicará así que seguí por no se cuanto tiempo hasta que por fin se apiadó de mí y se levantó de mi cara.

—Vas a tener que practicar más mi niño, esto no es aceptable. Piensas que eres el rey en la cama y no sabes ni como lengüetear a una dama. En cambio tú mira como chorreas por tu miseria enjaulada.

Salió de la habitación y no regresó en toda la noche.

Era verdad, yo estaba tan caliente que de mi verga salía un hilo de líquido transparente qué tenía la sábana mojada y por más qué quise darme placer no lo pude lograr

Los primeros días fueron lentos y difíciles, contrario a lo que me pude imaginar todo el día estaba excitado y chorreando con ganas de tocarme incluso llegue a usar protectores para no mojar mi ropa interior y se notará lo húmedo qué estaba.

Cualquier cosa que ella hacía o me pedía me estimulaba.

Ella lucia más sexy qué nunca, me mandaba mensajes calientes a mi trabajo, fotos íntimas, instrucciones precisas sobre lo que necesitaba realizar en el transcurso del día.

"Hola putita es hora de ir al baño de tu empresa y tocarte los huevos 2 minutos…

O llegaba un enlace con la instrucción

"Hola zorrita se buena y enciérrate en tu oficina mientras miras este video porno …"

De repente llegaba alguna imagen suya en lencería, o en algún lugar público con las piernas abiertas enseñando las bragas con el riesgo que alguien la pueda ver, alguna foto desde su escritorio mostrando las tetas y con el mensaje: tal vez debería mandársela a Mauricio y decirle que vaya hoy al departamento para hacerte cornudo.

En otra ocasión me escribió: ayer fui con mi jefe y no te voy a contar lo que me hizo dentro de su auto.

Descubrí que esto último me calentaba más que nada.

Otra orden que decía:

"Tomate un litro y medio de agua y cuando sientas urgencia por orinar me marcas para pedirme permiso. No olvides grabarte mientras meas"

Le encanta burlarse porque debo orinar sentado.

La privacidad a la hora de ir al baño se terminó pues debía hacer con la puerta abierta. La primera vez que lo intente no podía hacerlo.

También en casa tenía tareas: no todo era sexual. En ocasiones debía limpiar y acomodar su calzado y ropa, limpiar el polvo en casa, contar los granos de un kilo de arroz, limpiar el frijol de uno por uno en cierto tiempo o atenerme a un castigo. Puso énfasis en que la escuchara y le pusiera atención cuando me hablaba porque por lo regular cuando estamos en casa mientras ella habla yo estoy viendo tv, en el celular o leyendo y eso la pone de malas así que esa era una cosa que debía corregir si o si para poder liberarme de la jaula.

Casi todos los días le ayudaba a bañarse y enjabonarla y eso me dejaba sumamente caliente y frustrado, poder tocar su cuerpo y sentir el deseo de poseerla y no poder hacerlo. En ocasiones ella me bañaba y el efecto era peor porque sus manos me acariciaban pero siempre había la sensación de querer más.

Las humillaciones se hicieron parte del día a día.

—Mira estos tacones están más grandes que esa pequeña cosa que te cuelga entre las piernas.

Al igual que los apretones de huevos y el decirme Zorrita o putita, la obediencia y los azotes en el culo era algo que nunca faltaba. Por más extraño qué parezca todo eso me fue gustando y ahora esperaba que me dijera ese putita qué le salía del alma, ponía el culo en alto para recibir sus nalgadas o ese apretón de huevos qué me deja sin aire, esperaba con impaciencia su siguiente tarea y me encantaba sentir su mano en mi escroto y sentir ese fuerte apretón qué me dejaba doblado y en el suelo.

Los días fueron pasando entre tareas, retos, sexo oral de mi parte a ella. Me enseñó la manera en que le gustaba que mi lengua la tocará y como yo ansiaba obedecer para no demorar más el castigo ponía atención a todo y me esforzaba por complacerla, también me enseñó la forma en que le gustaba qué mis dedos la acariciaran. Cada día la tocaba y le daba placer oral hasta dejarla a ella satisfecha y a mi cada vez más caliente, frustrado y con ganas de eyacular.

Yo estaba caliente y creo que ella también, yo tenía la necesidad de follar, pero no estaba muy seguro de ella, no sé si estaba follando con alguien o solo lo disimula mejor.

Fuera de eso nuestra dinámica siguió igual y mi cuñada Nidi venía casi a diario a casa. Ella vive en el departamento de al lado y por lo regular esta todos los días en casa para la cena.

Nidi estaba al tanto de todo, al principio le dije a Andrea que eso no era parte del trato, pero al mismo tiempo saber que una persona fuera de la relación conocía los detalles de mi castidad me hacía sentir excitado y caliente. Al fin ellas todo se cuentan y aunque en su presencia Andrea era menos exigente había ocasiones en que me ponía tareas sin importar que ella estuviera presente aumentando con ello el nivel de humillación.

Nidi También se rio de mí cuando Andrea me ordenó ponerme en cuatro frente al sofá para que ellas dos pudieran subir sus pies sobre mi espalda mientras veían un programa en la televisión, o cuando mientras miraban un video de como hacer de tu esposo un buen esclavo la bandeja qué sostenía con las manos estiradas se me cayó al suelo y los vasos de agua mojaron la alfombra qué tuve que ir a secar, o cuando les serví de mayordomo solo con un moño en el cuello, mi jaula de castidad y una cadena qué salía de la misma jaula y con la cual me llevaban literal de los huevos.

Llevaba 22 días de los 31 qué iba estar encerrado cuando Andrea entro al departamento con Nidi.

Por lo regular no vestía de cuero como en los videos que me ponía a ver como parte de mi entrenamiento, ella llevaba ropa de diario, normal. Pero esta ocasión estaba vestida diferente, una pantiblusa negra, medias negras semitransparentes por debajo de la pantiblusa y unas botas cortas plateadas y brillantes qué le llegaban al tobillo, pero con tacones enormes y brillosos.

Nidi también estaba arreglada y muy atractiva, con un escote qué dejaba poco a la imaginación y los pezones rosados marcados en la tela, el vestido llegaba a medio muslo hasta el culo se veía hermoso, era un vestido que le horma perfecto.

Me quede como bobo mirándolas y mis ojos iban de una a otra.

Tan diferentes y al mismo tiempo tan parecidas en esa mirada que denota autoridad.

Andrea por lo regular callada, tímida, casta, es un poco más alta que su hermana, morena, de cabello negro y lacio, grandes ojos color café claro, sus labios delgados y una sonrisa embriagante, sus tetas son pequeñas pero tiene ese culo que me vuelve loco.

Nidi es más bajita y parlanchina, un poco más llenita de carnes, blanca, de cabello rizado y claro, tiene poco culo pero unas enormes tetas.

Quién las viera no pensaría que comparten ese lado oscuro por el sadismo y el control. Nadie sospecharía qué debajo esas caritas de inocencia se esconden un par de pervertidos qué disfrutan el sexo sin inhibiciones.

Andrea tomo el control y con una sonrisa me dijo.

—Como sé que siempre te ha atraído mi hermana y te has portado bien lo hablé con ella y está de acuerdo.

Es más ella está deseosa porque esto ocurra. hoy tendrás tu premio y te dejaré follarla mientras yo observó.

Pensé que estaba de broma, pero acto seguido los tres fuimos al departamento de Nidi.

El departamento por lo regular ordenado hoy estaba sucio y con ropa tirada por todas partes.

Andrea me ordenó desnudarme y así lo hice deje mi ropa doblada en el suelo como ella me enseñó.

Enseguida Andrea se sentó en el sofá junto a Nidi y me pidió que les preparará un trago y que luego limpiará la habitación, ellas estaban sentadas observando como realizaba mis labores domésticas, riendo y desordenando de vez en vez algunas cosas que ya había acomodado.

Luego de un par de horas de limpieza Andrea me dijo que quería ver si yo había aprendido como darle placer a una mujer.

Nidi ya estaba de pie junto a mí, mire en dirección a Andrea y un movimiento de su cabeza me ordenó comenzar.

Empecé por sacar su vestido, baje uno a uno los tirantes de sus hombros y la tela cedió fácilmente resbalando por su cuerpo.

La admire unos segundos, Nidi es hermosa, vi su culo dentro de esas bragas de seda, su espalda perfecta, el cuello largo y limpio, sus senos firmes y erectos.

Acune sus senos con mis manos mientras pegaba mi cuerpo a su espalda y comenzaba a besarla lento desde su cuello hasta la parte baja de su espalda. No tenía prisa así que repetí el proceso varias veces antes de comenzar a besar sus senos, estaban tan suaves qué mi lengua disfruto mucho su contacto, me aprendí el contorno y las rugosidades de sus pezones rosados.

La lleve suavemente hasta el sofá y le baje las bragas mirando sus ojos antes de sentarla junto a Andrea.

Abrí sus piernas con mis manos y disfrute su aroma de mujer antes de tocarla. Hundí mi nariz entre sus pliegues y sentí su humedad, olía delicioso y estaba caliente, húmeda y deseosa.

Comencé a usar mi lengua como Andrea me enseñó fui lento por el interior de sus muslos hasta llegar a su sexo. De nuevo tome mi tiempo variando los movimientos de mi lengua y el lugar de ellos poniendo especial énfasis en los puntos donde Andrea me había dicho que eran más placenteros, la llevaba a un punto y retiraba el estímulo en esa zona para bajar el ritmo desde otro ángulo diferente la lleve poco a poco a la locura. Nidi estaba deseosa de explotar tomo mi cabeza al momento del orgasmo, se corrió en mi boca, fue sensacional recibir sus fluidos en mi lengua. Seguí moviendo mi lengua, movimientos circulares, recorría cada centímetro de sus pliegues, aprisionada su clítoris entre mis encías y succionaba eso la volvía loca.

De pronto Andrea me ordenó parar. Me quede hincado como estaba en medio de la sala. Nidi fue a su habitación y volvió rápidamente.

Cuando Andrea me dijo que estaba de suerte porque esa noche podría follar a su hermana no era lo que esperaba.

Nidi traía un juguete en la mano.

Un arnés!!!

Sí, Andrea coloco un arnés sobre mi falo encerrado. Que protestaba de deseo encerrado en la jaula.

Nidi se puso en 4 al borde del sofá y me mostró su espectacular culo, me coloque detrás de ella y escupí sobre el falo de plástico qué llevaba encima de mi verga enjaulada.

Si estuviera libre podría darle una doble penetración yo mismo.

Luego de calme mis impulsos comencé a follarla con la verga de plástico, lento y profundo, fuerte como si en verdad fuera mi verga la que entraba en ella, el deseo estaba presente y se lo hice con toda esa rabia y deseo acumulado le di fuerte y duro. Fue fácil llevarla de nuevo al clímax.

Un par de orgasmos después Andrea se masturbaba frente a nosotros dos mientras yo penetraba a su hermana. Era una escena caliente.

Cuando Andrea se sintió satisfecha me ordenó recostarme sobre el sofá, Nidi se sentó a horcajadas sobre mi verga de plástico y Andrea se sentó sobre mi boca.

Mientras Nidi se movía buscando su placer mi lengua acariciaba ávidamente el clítoris de Andrea.

Ellas quedaron satisfechas y yo con un dolor terrible de huevos.

Andrea me pregunto

—¿Quieres acabar?

—Sí

—Conozco una forma, sé que te parecerá una locura y tal vez al principio no te guste la idea, pero créeme lo vas a disfrutar y después vas a suplicar por ello.

—Lo que sea

Saco un juguete diferente y mientras Andrea se sentaba en mi cara Nidi puso las vibraciones del juguete directamente en la jaula y los testículos llevándome rápidamente al placer.

Cuando sentí que me iba a correr retiro la estimulación.

—Por favor quiero terminar.

Ellas se rieron con mis súplicas.

—Súplica.

—Por favor Andrea deja correrme.

Termine con la Verga encerrada y un dildo en la boca y otro insertado en el culo. Debo decir que es el orgasmo más intenso qué he tenido, tanto que creí desmayarme de placer y que me estaba dando un infarto.

Y la promesa que al acabar los 31 días podría disfrutar del culo de Andrea y la sospecha que no sería la última vez que disfrutaría de Nidi.

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