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Domiciliario en Carulla
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Me llamo Daniel y en estos días de pandemia me puse a trabajar como domiciliario, el martes pasado, me llegó un pedido pequeño para hacer en Carulla, me pidieron una docena de huevos, un pepino, un zuchini, gel de alcohol y servilletas. En nota adjunta lo pedían con urgencia, que si era posible llevarlos antes de las 7:30 y ya eran las 7 am.

Afortunadamente ya estaba levantado y bañado hace rato, me puse mis tenis y salí corriendo hacia Carulla, llegué parque mi Twingo, y entré al Súper, recorrí los pasillos poniendo los productos solicitados en la canastilla. Llegue a la caja y cancele. Ya son las 7:15. Salgo, me subo al auto, lo arranco y salgo para la casa en el norte de la ciudad, no pondré la dirección por respeto y seguridad, solo les diré que queda donde todos los años para navidad las casas se engalana con las luces de temporada, cada casa en competencia con la siguiente.

Ya son las 7:32 am. Voy llegando y veo un auto de marca saliendo, en reversa y rápido, freno y el auto sale hacia el norte a toda velocidad. Aprovecho y me parqueo en el lugar del garaje de dónde salió el auto. Me bajo, recojo los paquetes y camino hacia la puerta de esta casona. Timbro y espero, ya son las 7: 38 am.

Se abre la puerta y en la dulce luz de la mañana esta una señora hermosa, en pijama, de una cabellera azabache y unos ojos llorosos, La miro y le muestro los paquetes, tristemente me dice que algo tarde y que su marido se emberraco, la insultó y se fue. Se pone a llorar y se va como deslizándose hacia el piso, dejo rápidamente los paquetes en el piso y la abrazo. Veo un sofá a un lado del pasillo de la entrada la siento, trato de calmarla. Recojo los paquetes los coloco en una mesita cierro la puerta y me siento a su lado.

Me le acerco y ella se apoya en mi hombro, la abrazo y le doy palmaditas en la espalda, levanta su cabeza me mira y me da un beso, me abraza y empieza a temblar. Se levanta me toma de la mano y me jala, literalmente me jala hacia el fondo dónde me mete a una alcoba gigantesca con una cama de dos por dos. Un espejo cubre un pared y a un lado una puerta da a un baño que se ve es grande.

Esta bella mujer como de unos 32 Años, esta como enloquecida, ella misma me empieza a quitar la ropa, me ayudo y en cuestión de segundos quedo como dios me trajo al mundo, y con ya una erección de raca mandaca. Ella deja caer su bata, se quita el pijama y queda igual que yo, desnuda.

Me mira ahora algo indecisa, me imagino que piensa que está loca, que está haciendo, la tomo de la mano y la siento en la cama que todavía está deshecha después de una noche de descanso. Me agacho y la beso suavemente, le beso los ojos, las mejillas, le acarició los brazos y dándole besos por el cuello voy bajando. Sosteniendo su cabeza se la inclino hacia atrás, besándole desde su boca y bajando hacia su pecho dónde dos hermosos senos de mediano tamaño y unos pezones rosaditos me invitan a lamerlos, primero uno después el otro.

Ella tiembla pero no se quita leves gemidos salen de su boca y sus ojos cerrados solo me dicen que siga. La recuesto y sigo besándolo y lamiendo pasando por su ombligo hasta al legar a su monte de venus, el cual no está rasurado pero sus vellos son cortos y ordenados.

Mientras acarició con una mano uno de sus senos, toco con mi lengua sus labios vaginales, humedeciéndolos un poco y entreabriéndolos para comerme deliciosamente ese sexo.

Me demoro unos minutos besándola en su medio, lamiendo y mordiendo su clítoris, que salta cual frijol saltarín. No demora mucho en tener un orgasmo delicioso, sé que fue deliciosos para ella por cómo se movía y el volumen creciente de sus gemidos. Sus manos ya apretaban mi cabeza contra su vagina y las piernas me tenían atenazado. Se relajó, y luego se levantó me jalo a hacia la cama, quedando yo boca arriba con el miembro apuntando hacia arriba y más teso que un tubo de hierro. Se abalanza y lo mete de una en su boca, rodeándolo con eso bellos labios, carnosos y perfectamente formados. Me empieza a mamar deliciosamente, sube y baja su cabeza, succiona cuando sube y me cubre de saliva toda mi verga.

Después de un rato se sube y de una se impala mi falo en su concha y empieza moverse suavemente, y va acelerando, se inclina y me besa, me pide le acaricie los senos, me dice le dé duro, que el Hp de su marido la trata mal, que la insulta, que ni siquiera es bueno en la cama, que se va a desquitar conmigo.

“Dame, dame duro “me dice, “métemela profundo”.

La volteo quedando yo arriba y le doy lo más fuerte que puedo, sus medianos senos se bambolean de un lado al otro, los beso, los muerdo, le doy besos franceses, su lengua deliciosa sale a encontrase con la mía. Empieza a temblar y a decir que se viene, le doy más rápido y el digo que me voy a venir y me dice me venga en sus senos, le doy y le doy, saco y meto, meto y saco, siento como se hincha el glande y la saco rápidamente viniéndome copiosamente encima de sus senos. Caigo encima de ella y descansamos unos minutos.

Ya ambos boca arriba jadeando, ella se levanta y se va hacia el baño, todavía no se su nombre siquiera. Escucho la ducha, me levanto y voy al baño dónde esta escultural belleza se está bañando, entro a la ducha y por detrás el abrazo, la acaricio. Le pido se quede quieta que yo la voy a bañar, tomo el jabón de almendras y la voy enjabonando de pies a cabeza, le eso el cuello mientras le acarició los senos con jabón, bajo mis manos y le lavo sus concha, gime un poco, pero se deja hacer.

Luego acaricio y enjuago sus nalgas, mientras que al mismo tiempo le acarició el ano, gime y se retira, sigo insistiendo hasta que me imagino el placer vence su pudor y me deja enjabonarle su cola, mis dedos presionan un poco el orificio del ano, n la penetro pero me bajo y le doy lengua a su abertura trasera, parece que fuese virginal este ano. Mi lengua entra un poco y me la aprieta expulsándola. Me arriesgo y voy metiéndole un dedo el cual al principio es rechazado pero finalmente entra, gime y tiembla. Con el dedo adentro le doy vuelta y me lo como su clítoris sus labios su sexo. El agua corre tibia sobre nosotros.

Ya tengo dos dedos en su ano, este ya está relajado, me coloco detrás de ella y con mi verga erecta le acaricio su culito, la inclino y empiezo a presionar, al momento del glande atravesar los esfínteres, se tensa y enseguida relaja, un pequeño gritito me dice que todo va bien, me quedo quieto un segundo, y sigo penetrándola, ya con toda adentro paro y le acarició los senos, le beso el cuello.

Espero un momento y ella empieza a moverse sacándola y metiéndola suavemente, así despacito desperdiciamos 15 minutos de agua. (Pero que importa el marido paga).

Siendo algo egoísta, acelero y me vengo deliciosamente dentro de su culo, espero a que se suavice mi miembro y sale con un pop de su ano. El lechoso semen sale y la baño de vuelta. Todo ha sido muy suave y placentero.

Salimos de la ducha, la seco, me seco y nos vamos a la alcoba de vuelta, nos acostamos y abrazados dormimos un rato. Todavía no se su nombre.

Despierto y miro la hora apenas son las 9 am.

Ella duerme con una sonrisa en sus labios, admiro su cuerpo y la blancura de su piel, sin manchas, sin tatuajes, un ángel maltratado por su arcángel. Me levanto y salgo a ver la casa, no hay empleados parece, no hay cuarto de niños, parece todavía no tienen.

En la cocina preparo un par de cafés y regreso al cuarto, sigue dormida. Coloco el café en una mesita y me acerco, le acarició el cabello, la beso suavemente y la voy despertando.

Todavía desnudos, toma su café y yo el mío. No nos hemos dicho mucho todavía. Mientras sorbe su café, con una mano me acaricia el pene, el cual crece rápidamente. Sorbe lo último del café y sin pasarlo se agacha y se mete mi falo en su boca, afortunadamente el café no está hirviendo, la sensación es magnífica, me succiona y lame, que delicia.

Le pregunto si le gusto lo que hicimos en la ducha y me dice que fue su primera vez. Que le pareció genial. Nos subimos a la cama, la puse n cuatro y le empecé a lamer el culo, lo ensalive y le dije que se lo iba meter de vuelta para que no se olvide de mí. Ya estando húmeda, relajada le pregunte si quería suave o fuerte, dijo que fuerte, coloque la cabeza en la entrada y de un solo envión la metí hasta el fondo, grito durísimo, pensé le hice daño, la fui a sacar y me retuvo con sus brazo, “dale, dale bien duro, quiero ser tuya, mi marido no se merece mi culo”.

No sé cuánto tiempo le di por ese bello trasero, ambos lo disfrutamos, ambos nos vinimos al mismo tiempo, mi verga en su culo llenándola de semen, mientras mis dedos le excitaban el clítoris.

Caímos exhaustos sobre el colchón, ya eran las 11 am. Todavía no se su nombre.

Volvimos a hacer el amor suavemente, besándonos y acariciándonos como amantes de toda una vida de amor.

Luego nos bañamos, nos vestimos, me pago el mercado, me despedí en la puerta y todavía no se su nombre.

Me monte en el carro y salí, ya en la esquina y por el retrovisor vi el carro de esta mañana llegar.

Aunque contento, yo estaba triste por ella.

Pasaron un par de meses, y no volvieron a pedir nada de esa dirección.

Una mañana de abril, en Carulla, en un pasillo la vi, tan hermosa como la recordaba, pase a su lado y solo nos miramos, con una leve sonrisa en nuestros labios. Todavía no se su nombre.

Ya cada uno en una fila de las cajas, pagamos y salimos, al salir paso muy cerca y me dio un papelito. Lo guarde, me la quede mirando mientras se montaba en su BMW y partía.

Saque el papelito, lo abrí, leí mientras mis labios se tornaban en una sonrisa.

“Pasa mañana, 7:30 am”

Ana Nicole.

Ya se su nombre.

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