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Dolores mi suegra (3): El castigo familiar
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Tiempo de lectura: 3 minutos

¡Buenas noches! saludo buscando esquivarlas, pero me lo impiden rodeándome ¡déjenme pasar, por favor! pido muy nervioso e inquieto ¿por qué llegas tan tarde? me pregunta mi esposa Ana, sin darme tiempo a contestar interviene mi suegra Dolores, mientras me sujeta por el brazo ¡este hombre no aprende, llevémoslo al sótano! ¡Las demás aprobaron la idea y me vi arrastrado al sótano a manos de estas tres mujeres cuyas intenciones desconozco! Pero, ¿qué quieren de mí? ¿qué me van a hacer? ¡Ya lo vas a comprobar tú mismo! me replica mi cuñada Teresa.

Cuando llegamos al sótano mi suegra me ordena que me desnude ¡Nooo! Protesto ¿Para qué quieren que me desnude? sin darme tiempo a reaccionar, se me echan encima y me arrojan al suelo entre las tres me inmovilizan y me atan las manos con una cuerda larga. El otro extremo de la cuerda lo pasan por la viga del techo y tiran de ella hasta que me obliga a ponerme en vertical con las manos atadas y estiradas hacia el techo. Yo continúo suplicando ¡por favor, por favor! ¿Te vas a callar, puta? me pregunta mi mujer ¡yo no, soy eso! protesto ¡Te hice una pregunta, puta! insiste mi mujer con una bofetada.

Mi suegra interviene ¡no perdamos más el tiempo pongámoslo en pelotas! y entre las tres me desnudan, mientras suplico vanamente. Cuando me tienen desnudo, mi cuñada dice ¡Tendríamos que castigarlo por el escándalo que ha montado! ¡para que se dé cuenta de que le conviene portarse bien! ¿cómo lo castigamos? pregunta mi esposa, ¡con un cinturón que tengo en el armario! contesta mi suegra ¡nooo! ¡por favor, no!

Mi suegra abre una de las puertas del armario y saca un cinturón de cuero negro doblado en dos, ¡Ahora vas a ver, puta rebelde! a cada azote gritos y gemidos, no sé cuántos azotes han recibido mis nalgas, cuando mi suegra interrumpe el castigo y me pregunta ¿Sigo? ¡Oh te vas a callar! ¡No me azote más, me voy a callar! ¡entonces sabes lo que te conviene! ¡sí, señora! Suena un móvil, es el de mi suegra que lo tiene en el bolsillo de su bata ¿dime Juan? ¡Te cuento, estoy educando a tu yerno, las chicas y yo! ¡Ah, grandísimo pervertido! ¡sí, te esperamos! Al oír semejante conversación comienzo a temblar, sin poder controlarme al pensar que también mi suegro aparecería en cualquier momento.

Mi suegra abre el armario y saca un consolador y un pote ¡Chicas que les parece, si vamos entrenándole el culo hasta que llegué vuestro padre! Mi esposa es la primera en consentir también mi cuñada aplaudiendo la decisión ¡vayan abriéndole las nalgas! Pide mi suegra a sus dos hijas, por mi hombro izquierdo veo que mi suegra ha terminado de lubricar el consolador, estoy indefenso para la inminente violación que no puedo evitar, así que me resigno ¡Voy a trabajarte el culo para que te entre bien la verga de mi marido! me dice mi suegra.

Me lo introduce de un golpe, se me escapa un gruñido de dolor todas ríen y se burlan mientras yo lo voy asumiendo, ¡mi mujer me dice! ¡Eres la puta de la familia! agregando mi cuñada ¡Muuuy puta!

Entre las tres me violan con el consolador, que van pasando de mano en mano entre risas y frases obscenas, las divierte obligarme decir todo lo puta que soy.

Cuando mi cuñada Teresa me está violando el culo, sueña el timbre mi suegra se dirige abrir y al instante regresa con mi suegro que parece tener prisa, mi cuñada me saca el consolador y dándome una palmada en mis nalgas dice ¡este culo ya está listo! ¡claro que sí! aprobó mi suegro mientras se baja los pantalones y el bóxer, mi esposa le alcanza el pote de vaselina. Entre las tres forman un semicírculo alrededor de mí, en frente mi suegra sujetándome por el pelo, ¡Vamos, díselo! intervine mi suegra ¡qué quieres que tu suegro te folle por el culo, quiero oírte decírselo! y todo lo puta que eres.

¡Sí… sí, señora, soy muy puta, y quiero que me folle el culo! me siento muy humillado, mientras los cuatro se ríen de mí, de pronto el señor dice ¡bueno, colocármelo en posición que se la voy a meter! mi cuñada y mi esposa me entreabren las nalgas, y siento la punta de su verga presionando en mi ano, siento la verga entrando y un dolor intenso que me hace gritar ¡Haaa! ¡Tápale la boca, Ana! ¡A ver si lo van a escuchar los vecinos! pide mi suegra mientras mira embelesada, como su marido me taladra el culo, con la boca tapada mis gritos se transforman en ahogados y débiles gemidos.

Más fuertes suenan los jadeos de mi suegro, cuyas manos aferradas a mis caderas me embisten violentamente, con su verga hasta que por fin se corre dentro. Mi suegro tiene prisa por marcharse y mi suegra le acompaña desapareciendo juntos. Mi palpitante ano aun chorrea la corrida, cuando mi mujer le pregunta a su hermana si quiere acompañarla para compras algunas cosas ella reúsa la invitación y se queda a solas conmigo.

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Akatos
Akatos
Estos relatos son resultado de una mente calenturienta, los relatos los baso en un entorno familiar fruto de mi imaginación Todas las personas son invención y han cumplido la mayoria de edad

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