Últimamente me ha ido muy bien con mis avisos en línea buscando clientes; claro, no puedo atender a todos, recibo montones de mensajes a diario, pero selecciono las mejores vergas cuando hay foto. Aunque ahora cacho más en hoteles, de vez en cuando me doy mis vueltitas por el centro de la ciudad, por los barrios rojos; creo que uno se siente “más puta” si puteas en la calle hasta que alguien te recoja en su auto. Así que, con una chaqueta de cuero encima (pero con una rica minifalda) decidí darme una caminata por la calle. Era un jueves en la noche así que no esperaba mucha acción; a la mayoría de los hombres les gusta cachar putas los fines de semana. Con todo, decidí probar suerte. Eran como las 11 de la noche y estaba por la una esquina conocida por la acción nocturna.
No llevaba ni media hora en el lugar hasta que de pronto se estaciona un auto delante mío; como ya sé mi negocio, simplemente me acerqué a la ventana derecha, miré por la ventana y, para mi sorpresa había dos tipos adentro. Hummm… ¿qué tendrán en mente?
“Hola amor? ¿Estás libre? Me preguntó el chofer
“Sí claro, ¿qué tienes en mente?”
“Bueno, ¿puedes dar servicio doble?” Te pagamos doble obviamente.
Me tomé unos segundos para procesar la propuesta. ¿Cachar con dos al mismo tiempo? La verdad que hasta entonces no lo había hecho, pero claro, como toda tranni, era una de mis fantasías. Era mi oportunidad.
“Claro, no hay problema. 100 cada uno. Con todo ¿ok?
Pero primero les dije:
“pero se dan cuenta que hay una verga aquí abajo, ¿verdad?” Les dije mirando mi short.
“Claro amor no hay problema. Ya al toque, súbete al auto”
Subí rápidamente; tomamos una calle lateral y nos metimos al garaje de uno de los tantos hoteles que hay por la zona. Esa noche llevaba botas negras que me llegaba hasta los muslos, un short negro bien cortitito y apretadito, de spandex, un top rojo fuego y medias tipo malla con portaligas. En la recepción del hotel nadie parecía sorprendido de verme (y además ya me habían cachado antes allí; ¡quizá ya era conocida!). Mientras pagaban por el cuarto me ponía a pensar en todo lo que quería hacer: doble oral, doble penetración, lo que sea. Estaba un poquito nerviosa por ser la primera vez con dos hombres, pero también estaba súper arrecha por ello. Yo ya había probado una doble penetración metiéndome dos dildos de 30 cm en el culo así que sabía que mi huequito podía abrirse bastante.
Mis cacheros eran dos tipos en sus treintas, no tenían facha de modelos, pero tampoco estaban tan mal; al menos se veían en forma. Por la forma como hablaban parecía que tenían unos tragos encima. Quizá por eso les dio ganas de cogerse a una puta travesti. En una bolsa traían más trago para la noche. La otra cosa es que uno de ellos era venezolano, uno de los tantos que hay ahora en la ciudad.
Todo arreglado, subimos al tercer piso, a un cuarto al final del pasillo. Mientras caminaba mis tacones hacían sonar el piso; yo iba delante de ellos y de seguro ellos miraban mi trasero mientras caminaba. Sabía que me deseaban; yo solo deseaba sus vergas y claro, su plata. Una vez en el cuarto decidimos compartir un par de tragos primero para relajarnos y romper el hielo. Algo me decía que era su primera vez con un travesti ya que ellos parecían más nerviosos.
“No se asusten chicos, no muerdo, solo mamo y lamo. Vamos a tomarnos un par de tragos primero para empezar a jugar”
Luego de un par de rondas de ron con Coca-Cola me quité las botas y el short, quedándome con solo un thong para cubrirme la verga. Ellos empezaron a quitarse la ropa por completo; de pronto pude ver sus piezas y me di cuenta de que me había sacado la lotería: se veían grandes y jugosas, deliciosas, carnosas. Se sentaron en el borde de la cama, yo de rodillas frente a ellos y empecé a masturbarlos para que se pongan al palo; mientras lo hacía veía sus pingas crecer más y más, endureciéndose, ohhh se veían tan ricas ahora, así que no pude esperar más: me puse delante de Carlos, el venezolano, y de un solo golpe me metí su verga dura en mi boca para empezar a mamarla como loca; al mismo tiempo seguía masturbando de José. Chupaba y chupaba sin parar y cada vez me sentía mas y más arrecha. Era delicioso.
Cuando ya no podía más me subí a la cama, poniéndome en cuatro con las piernas abiertas ofreciendo mi hueco a mis cacheros. José se puso delante mío ofreciéndome su verga para que la chupe así que como buena chica la tomé en mi boca al mismo tiempo que le daba una mirada pendeja a Carlos, como diciéndome “¡cógeme papi!” Y así lo hizo. Sin esperar mucho se puso algo de lubricante en la verga y se me acercó por atrás; tomó mis caderas y pegó la cabeza dura de su pinga contra mi huequito. “ay sí, allí viene… métemelo papi” Y lo hizo. Sentí la punta de la cabeza haciendo presión contra mi culo y entonces pasó: la cabeza estaba dentro de mi… ay que rico se siente… Empezó a meterlo poco a poco mientras tomaba mis caderas con ambas manos, “si amor cáchame rico” -y mientras lo hacía yo chupaba la otra verga hasta hacerla rozar mi garganta. Ahora sí me sentía una verdadera puta, una actriz porno, esas que son cogidas por ambos lados, culo y boca. Los tres nos movíamos al mismo ritmo, ambas vergas entraban y salían de mis dos huecos; lo gozaba tanto que lo hubiese hecho sin que me paguen.
Luego de un rato los chicos cambiaron puestos. José se sentó en el sofá y yo me senté en su verga parada y dura; todo mi paso cayó sobre su pinga que terminó en el fondo de mi cuerpo. Mientras tanto agarré el mazo de Carlos y de nuevo me la metí hasta tocar mi garganta. Oh qué rico se sentía. ¡¡Como hubiese querido que me filmaran en ese momento, sería la sensación en la web!!
Ambos seguían cogiéndome sin piedad; no quería que paren, solo deseaba más y más. Mi verga estaba dura, lista para explotar; Carlos la agarraba de vez en cuando, y me di cuenta que quería mamarla. Así que se la ofrecí: él no tardó en aceptarla así que nos pusimos en pose de un 69, yo arriba, así que mientras nos mamábamos uno a otro, José seguía metiéndome la verga en el culo. ¡Era delicioso y para alocarse!! Estuvimos así por un buen rato, yo no podía resistirlo más así que sin avisarle exploté toda mi bolsa de esperma en la garganta de Carlos. Toda mis esperma empezó a salir disparada; pensé que él la rechazaría, pero al contrario, mantuvo mi pinga en su boca y siguió tragándose mi leche… ¡le gustaba!
Sabía que pronto ellos también se vaciarían, pero quería toda esa leche dentro de mí, al mismo tiempo. No me quedaba otra alternativa: doble penetración anal. Sabía que tendría que pasar, quería que pase. ¡Era mi fantasía! Se los propuse y claro, aceptaron al toque, como no. José se hecho al borde de la cama, pinga arriba. Yo, loca por su pinga se senté sobre ella, metiéndomela por completo dentro de mi cuerpo; recosté mi cuerpo sobre su pecho mientras me penetraba y entonces vino Carlos, con su mazo bien lubricado empezó a metérmelo poco a poco… vamos, vamos, mételo amor, métemelo todito de una vez… ay si dame duro. Mi huequito estaba bastante dilatado así que había sitio suficiente para dos vergas duras listas para explotar.
Ya tenía las dos vergas dentro de mi culo y ahora solo me quedaba empujar duro para que las dos entren hasta el fondo… mierda si que se sentía tan rico… las dos carnotas duras, apretadas entre ellas, formando un mazo del ancho de una botella de cerveza, estirando mi esfínter, abriéndolo totalmente… me sentía TAN pero tan abierta. Carlos me agarró fuerte de las caderas y empezó a metérmelo brutalmente… ”¡si amor cáchame! ¡Cáchame más! “empecé a gritar. Estaba completamente desnuda, con mi espalda arqueada, mi pelo por toda mi cara. Ambos empezaron a moverse más rápido… sabía que pronto tendría toda su esperma dentro… lo deseaba como loca. “¡Dame la leche, dame la leche!” reclamaba como perra en celo.
Y entonces pasó…
No sé cuál de los dos se vino primero, pero sentí ese juguito calientito que me inundaba… oh, qué riquísimo… sigue amor sigue; las verga ahora más lubricadas me movían más rápido dentro de mi cuerpo… las cabezas parecían pelearse por meterse más y más adentro. Y entonces vino la segunda dosis de semen… sentí esa chisgueteada tibia en mi cuerpo… oh mierda dénmela toda, toda, toda… Ahora si me sentía la más puta de las putas… me cachaban dos machos, con dos pingas en el culo, llenándome de semen caliente y saladito…
Mientras terminaban de vaciarse iban disminuyendo el ritmo… hasta que finalmente terminaron de cacharme; las vergas salieron de mi culito y el semen empezaba a chorrear de mi pussy… ¡me había rellenado con esperma! Quedé tirada en la cama, agotada pero complacida. Ambos se vistieron, sacaron tres billetes de 100, por mis servicios como puta.
Fue una de las mejores cogidas de la semana…