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Divirtiéndome con el permiso de mi esposo (8)
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Muy buenas a todos mis lectores seguimos con mis experiencias que a todos fascina, por su morbo.

Para el día de hoy voy a contarles unos cortico. Era un martes en la tarde, habíamos almorzado con David en un restaurante que queda por la calle 37 con 13 teníamos cita en la embajada americana en esa entonces quedaba sobre la trece. Teníamos planeado ir a las Bahamas de vacaciones, desafortunadamente a mi esposo, lo habían llamado de la oficina para que fuera a recoger unos planos y darle unas modificaciones que había que hacer lo más pronto posible. Por lo que le toco ir a la oficina obligado. Entonces se fue y me quede esperándolo, sentada en el restaurante si no había trancones podríamos alcanzara entrar. Ya llevaba casi dos horas esperándolo y la hora de la cita se acercaba y me empecé a angustiar que de pronto no alcanzara a llegar, pasaban los minutos y nada, lo llame al celular y al parecer lo tenía apagado, eche un madrazo. No me había percatado que en la mesa de al lado había un caballero que sintió mi angustia, bueno y también me escuchaba hablando sola, tenía la mesa llena de papeles que revisaba.

–¿Al parecer te han dejado plantada?

Volteo a mirarlo, esa voz me produjo cierta sensación agradable, me quedo viéndolo en silencio por unos segundos.

–Si carajo teníamos una cita en la embajada americana con mi esposo y al parecer la hemos perdido ya.

Miro el reloj, me rasco la cabeza con el lápiz, me sonrió y le pico el ojo.

–Pero tranquila ya habrá otro día, otra cita ¿van a viajar pronto?

–No, no hasta dentro de dos meses.

–A no lo que tiene es tiempo para eso preciosa.

–No si de aquí a esa fecha hay es tiempo, espero que nuestras ocupaciones nos den un tiempito para volver.

Seguimos hablando y le dije.

–Ven muñeco y te sientas junto a mí.

Se paró cogió sus cosas y las puso en las sillas de enfrente mío, en ese momento vi que mi esposo venia y haciéndole con mi mano la señal de cortar y de que se alejara. Pero no lo hiso y si se sentó detrás mío donde estaba aquel caballero sentado.

–Bueno primero que todo mucho gusto mi nombre es Miguel.

Me dio la mano y sentí un corrientaso que me auguraba una buena cogida, suspire mientras le contesto.

–Mucho gusto muñeco Diana para ti.

Comencé a recoger el papelerío que tenía sobre la mesa ordenándolos.

–¿Pero parece que al fin tu marido no va a venir?

–No si ya estoy ciento por ciento segura que ya no viene y lo mejor es que ya ni se aparezca ¿cierto?

–Yo creo que sería lo mejor así te puedo conocer ¿Y a que te dedicas preciosa?

–Soy abogada penal.

–Ve que bien y me lo imaginaba.

–Si ¿tengo pinta de abogada?

–Pues por tu hermosa pinta de pronto no por que déjeme decirle que usted está bellísima. Pero si por las hojas que manejas, no en todas partes se usan de ese tamaño oficio, sino en los juzgados más que todo.

Ese día no llevaba traje de paño, me había puesto un enterizo de malla negro que me cubría todo el cuerpo, pies y brazos, no llevaba sostén, ni calzones, una falda negra de cuero, un saco de lana negro y zapatillas altas de correas.

–Lo único bueno que tu esposo no hubiera venido fue el poder conocerte.

–Si tienes toda la razón muñeco.

–Me gustaría invitarte una copa ¿no se si puedas, tienes algo que hacer ahora?

Me volteo a mirarlo me le acerco a la cara estirando mi cuello.

–Pues si, te cuento que me encantaría en verdad y como no tengo nada que hacer, aprovechamos que mi marido no vino y no sé si quieras pasar la tarde conmigo y así me despejo de la rabia que tengo por el incumplido de mi esposo.

–Listo claro que si, espera hago una llamada.

Agarro su celular y se puso a llamar a su amigo, pero al parecer estaba apagado.

Me reí…

–jajaja yo no sé para qué tienen un verraco celular si lo dejan apagado.

–si que joda ¿y a dónde quieres ir preciosa? Tu que conoces la ciudad ¿podríamos ir a la zona rosa o a Galerías?

–Yo tengo un sitio a donde podemos ir.

Le acaricie el cabello mientras le hablaba.

–Es por acá en Teusaquillo es muy reservado y en donde podemos pasar toda la tarde.

Se me queda mirando medio sorprendido, prácticamente lo estaba invitando a cogerme.

–Si claro a donde quieras.

Estábamos tan cerca de nuestras caras que le zampe un beso en la boca.

–Camina entonces Vamos saliendo ¿y qué haces por estos lares?

–No estábamos en el I. C. A. que queda a media cuadra solicitando unos documentos de una investigación agropecuaria. Yo soy agrónomo y las necesitamos para trabajar con ese proyecto.

–¿Pero estas con alguien?

–Si con mi colega que está en las oficinas.

Salimos del restaurante había unos escalones y el caballero me dio la mano para bajarlos, no me soltó al iniciar al caminar y yo tampoco, antes al contrario entrelace sus dedos con los míos. Al llegar a la esquina lo vio que salía del edificio con un folder en la mano, nos acercamos se me queda mirando.

–Listo viejo aquí está el proyecto.

–Mucho gusto. Me extiende su mano.

–Ahí discúlpame, mira te presento a pedro mi compañero de trabajo.

–Encantada de conocerlo.

Le doy la mano y vuelvo a sentir esa chipa que me prende, me cachondea el cuerpo. Miguel se me queda mirando cuando pego ese brinquito.

–Jeje ese mismo brinquito pegaste cuando me presente.

Me tape la cara de vergüenza.

–No me pasa nada.

Estuvo echándole una ojeada al proyecto y hablaron con Pedro.

–Bueno viejo ya con esto podemos iniciar labores y que nos den la plata.

–Si hermano ya no falta nada.

–Vamos a ir a la oficina o vas a algún lado.

–Vamos a ir con Diana a tomarnos una copa y nos vemos mañana.

Ahí me toco meter la cucharada.

–Pero pedrito si quieres nos puedes acompañar a mi me encantaría estar con los dos.

Miguel me mira y mira a Pedro.

–Pues yo estaba pensando en ir a celebrar que ya iniciamos labor pero no esperaba compañía tan hermosa.

–A entonces camina pedrito vamos a un sitio que yo se que les va a encantar. ¿Tienen carro?

–Si, si esta parqueado frente al restaurante.

Nos fuimos caminando yo en la mitad de los dos. Era el carro de Pedro nos montamos, ellos dos adelante yo atrás los guie bajando por la 37 hasta la 19, volteamos a la derecha llegamos a la 39 y otra vez a la derecha, llegamos abrí el parqueadero con el control, entramos a la oficina cerramos el portón y luego al sitio. La luz estaba bajita por lo que la subí un poco aquellos dos se quedaron medio pensativos por el sitio, me imagino yo, una cama extra grande, un bar, cortinas gruesas rojas, un yacusi. Con una ducha trasparente.

–¿Ustedes viven acá?

–No este es un sitio al que vengo con amigos a tener relaciones sexuales.

Ambos se miraron asombrados, Me acerque al bar y les ofrecí.

–Se toman algo tengo de todo. Pidieron wiskiy y yo mí acostumbrado ron, me quite la chaqueta, nos sentamos en las butacas del bar.

–¿y tu marido sabe de este sitio?

–Si, este sitio mi esposo me lo adecuo para mí.

Empezamos a hablar del proyecto que iban a realizar, por un buen rato, las copas se desocupaban rápidamente, la música sonaba, yo ya estaba entonadita y con ganas de verga, entonces sonó un reggaetón y me puse a bailarles en la barra, moviendo mi cuerpo muy sensualmente, me solté lentamente los botones del saco, sin quitármelo seguí bailando, con mis movimientos se veían mis tetas a través de la malla.

Luego seguí soltando un botón de la falda, luego la cremallera, seguía bailando y moviendo mi cintura de adelante asía atrás me la baje. Suspiros y abertura de ojos al verme que estaba sin calzones, con mi cuquita recién depiladita, me agarro del tubo, me agacho mostrándoles mi trasero y me saco el culero que traía, continuo bailando y me quito el saco, quedando solo con la malla, que me cubría todo mi cuerpo y con una abertura entre las piernas.

Ambos se me aproximan, Miguel que es mas alto se me coloca por detrás y me comienza a besar mi cuello, Pedro se agarra de mis tetas, bajo el enterizo para que me las pueda chupar. Con la mano izquierda le agarro la verga a Miguel sobre su pantalón, y con la derecha la de Pedro, confirmando lo que ya sabia, que estaban bien dotados. Se desabotonan sus camisas y yo es suelto el cinturón, los botones y les bajo la cremallera, terminan de quitarse la camisa y yo les bajo los pantalones, se quitan los zapatos, levantan los pies para sacarse los pantalones y yo meto mi mano entre sus bóxer y les agarro la verga.

Los beso metiéndoles mi lengua en sus bocas, los masturbo, me acarician dedeándome mi cuquita y el trasero, se quitan sus interiores y bajo mi cabeza y les veo sus vergas, ambas igual de largas pero la de miguel mucho mas gruesa, cubierta por su piel no había sido circuncidado, nos besábamos, me acariciaban todo mi cuerpo, Miguel me dedeaba con fuerza sacándome varios gemidos de placer, Pedro se arrodilla y me agacho un poco, me lambe el trasero abriéndome las nalgas con sus manos, miguel se termina de quitar los pantalones y bóxer, se desapunta la camisa quitándosela y sigue besándome, lo masturbo, le acaricio las huevas, me besa las tetas, abro las piernas y Pedro me lambe desde el culo hasta la cuca.

Miguel me alza y me lleva para la cama, me acuesta se sienta a mi lado y lo acuesto besándonos y masturbándolo, luego me levanto colocándome encima de él haciendo un sesenta y nueve, sus pies contra el piso.

Pedro termina de desvestirse y se acerca colocándose enfrente de mí, agarro ambas vergas y comienzo a mamárselas, deleitándome con su textura, sintiendo como recogía la piel el glande de Miguel, Pedro no era que fuera huevon pero su depósito era bastante largo y caído, perfectamente cubría su verga al colocársela, arropándola.

Agarraba sus vergas restregándomelas por la cara al sentir sensaciones placenteras con la lambida de Miguel, hasta que me vine. Cambiamos de pose nos montamos los tres en la cama Miguel boca arriba y yo como perrita me agarro a mamarle la verga y el Pedro por detrás me penetra la cuquita, me la saca y vuelve me penetra, vuelve y me la saca y otra vez para adentro varias veces hasta que empieza a cogerme a buen ritmo por casi veinte minutos, me vine temblando toda, aferrada a la verga de Miguel, con la que me deleitaba mamándosela.

Cambiamos de pose y me le monto a Miguel, coloco su verga en la entrada de mi cuquita y me dejo rodar por ella, sintiéndola entrar rozando mis paredes vaginales. Pedro nos sirve unos tragos de ron y seguimos cogiendo hasta hacerme venir y cambiamos nuevamente de pose.

Me agacho para mamarle la verga a Miguel por unos segundos me volteo dejando a Miguel a mis espaldas y me coloco su verga en la entrada de mi trasero y lentamente fui metiéndomela, movía mis caderas de lado a lado dilatándome sintiendo su carne en mi paredes anales, hasta cuando la sentí toda adentro, suspiro, abro mis ojos, me apretó los labios, me muevo en círculo, me levanto sacándola un poco y vuelvo a metérmela suavemente, vuelvo a hacerlo aumentando el ritmo y mis gemidos, me apoyo en sus piernas y brinco incesantemente sintiendo mi cuerpo temblar con cada una, sensaciones deliciosas me cubrían, descanse un poco levantándome, dejando que Miguel me cogiera, Pedro me besaba e inclinándome lo hice parar en la cama y le mame la verga, mientras el Miguel me rompía el trasero dándome con todo.

Volví a venirme y descansamos un poco, tomamos roncito y al rato volvimos a la acción esta vez acosté a Pedro boca arriba y me le monte encima, y me penetro mi trasero, Miguel se había lavado la verga, se me paro enfrente y se la mame. Al rato le pedí que me la metiera por la cuquita, se arrodilla me levanta mis piernas colocándolas en su pecho y me penetra deteniéndonos con Pedro para dejarlo penetrarme y empezar a sentir esas dos vergas dentro de mí entrando y saliendo sin parar, sensaciones placenteras inundaban mi cuerpo, mi voz entrecortada pedía mas candela, mas placer.

Hasta hacerme venir en intermitentes espasmos que retumbaban en todo mi cuerpo. Miguel se levanta y el pedro me hace volver a venirme con sus movimientos. Descansamos unos minutos y volvemos a la faena, estando de pie me abrazan y el miguel me levanta sobre su cintura yo lo atenazo con mis piernas y me penetra la cuquita, el pedro pos detrás me penetra mi trasero y cogemos por cerca de 20 minutos, me agarro de sus hombros y disfruto de sus dos vergas entrando y saliendo de mi cuerpo hasta hacerme venir nos detenemos y me agacho a mamarles las vergas, luego siento a miguel en el sillón y me le monto encima dándole la espalda le agarro la verga y me la meto en mi trasero, pedro se arrima y levanto mis pies dejándolos en su pecho me penetra mi cuquita cosa de diez minutos en que logramos venirnos todos derramando su semen dentro de mi, quedando todos conectados por unos segundos me sacan sus vergas todas untadas de semen y me agacho a mamárselas dejándoselas limpiecitas sin rastros de líquidos.

–He ave María doña Diana usted en verdad es toda una puta exquisita.

–No sabe su marido cuanto le agradeceremos el no haber ido al restaurante.

–No querido el si llego, yo lo vi entrar y le hice señas que cortáramos y me dejara contigo, él fue el que se sentó detrás de mí y nos escuchó hablar.

–Vea pues me sorprendes mujer, hacen una pareja muy peculiar.

–Si somos una rara especie, a mi me gusta coger con otros hombres y a él le encanta verme o imaginar todo lo que gozo yo.

–no me queda más que felicitarte preciosa, regálame tu número de teléfono porque me encantaría volver a verte.

–Anótalo 311 … … …

En ese momento preciso sonó el teléfono. Pensé que era el Miguel que me había marcado y al ver vi que era mi hija quien llamaba.

–Hola hija ¿cómo vas?

– Hola Mami bien ¿y tú en donde andas?

–Estoy en el sitio hija pasándola rico con dos caballeros que acabo de conocer.

–A bueno ¿y que se demoran o van a salir ya? No ya creo que salimos tengo que ir a donde un cliente a llevarle unos papeles, Huy carajo ya son las seis.

–A bueno es que vamos a ir con dos amigas que quieren ponerle los cuernos a sus esposos y entonces ya vamos para el sitio, Mami ¿vas a ir a la casa o a dónde Gerardo? Es que estamos con él.

–Ahí malditos se van de goce ¿y no me invitan?

–Mami en la casa te cuento que ya estamos de ida para el sitio.

–Listo hija yo voy hoy a la casa aprovecho y arreglo una ropa para estos días.

Colgué y me levanté.

–Bueno queridos ha sido todo un placer pero nos tenemos que ir mi hija viene con sus amigos a coger.

Ambos se quedan mirándose y se sonríen. Quedándonos de volver a repetirla se despiden y se van. Yo organizo, limpio un poco y dejo prendido los ambientadores y me voy.

Terminando este relato me despido esperando sus comentarios a esta página o al correo [email protected]

Con amor

Diana lucia Saavedra.

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