En el café nos mirábamos y evitábamos contacto, sabíamos lo que eso significaba. Tomé la iniciativa y le dije:
—Voy al baño.
—Si.
Fui y me puse labial, debo admitir que ese saco azul me emociona quitárselo, abrieron la puerta y dijeron:
—Señoritas el baño va a cerrarse para limpiarlo.
Nadie contestó y yo revisé los baños individuales, no había nadie por lo que le arranqué la ropa y comencé a besarlo. Tocaba todo mi cuerpo me sacó el vestido súper fácil y yo no traía bragas, nos seguimos besando, me empujó a los lavabos, me abrió de piernas y me metió su polla dura me sorprendió que no me doliera porque la tiene tan grande que a veces me duele, adentro afuera ahh ahh se escuchaba bajito.
—Dame más, dame más, fuerte duro. Le susurraba al oído, no me hizo esperar y siguió lo que le pedí me jalo del cabello para besarme, luego pasó su lengua por mis pezones, los succionó y bajó hasta mi sexo, me labio todo lo mojada que estaba y luego centró su lengua en mi clítoris.
—Ah ahh. Se escuchó más fuerte y me tapó la boca, me volvió a meter su polla gigante, y me siguió dando duro hasta que sentí caliente dentro, ya había terminado, me dio la vuelta y me inclinó sobre el lavabo me metió tres dedos y me sentí en la Luna los movió adentro afuera, arriba abajo, me tocó toda por dentro y todo el piso quedó mojado.
Limpiamos y salimos como si nada. Cuando pagamos y nos fuimos del café recordamos que habíamos olvidado quitar el cartel de la puerta que decía fuera de servicio.