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Disfrutando de Vicky y su sobrina
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El sábado pasado, como todos los sábados, salí bien temprano a andar en bicicleta por el parque cercano. Cerca de terminar, nos cruzamos con Vicky, una amiga de mi exnovia, nos saludamos y pedaleamos un rato juntos. Paramos en un barcito que hay en el parque a tomar un agua mineral.

“Hola, ¿cómo andan?” Me preguntó.

“Veo que no te enteraste, nos separamos hace casi dos meses. De pronto se puso muy celosa, insoportable, me sofocaba constantemente preguntando que hacía, donde estaba.” Dije.

“La verdad no me contó nada, es más, hace rato que no se de ella.”

A pesar de estar en los 30 tenía un buen cuerpo, algo flaca para mi gusto. Tenía puesto un vestido bien amplio, abotonado al frente, andaba en una bicicleta de paseo. Yo estaba con las calzas de ciclismo que permitía que apreciara el bulto de mi pija. Aunque ella trataba, no podía dejar de mirarlo por momentos.

Nos pasamos los contactos y cada uno siguió su camino. A la tarde estaba mirando las noticias en la compu y pensando que hacer a la noche. Mucho no me atraía la idea de salir solo. Sin pensar la llame a Vicky.

“Vicky, Pablo habla.”

“Hola Pablo. Me sorprende tu llamado.” Dijo.

“Flaca, la verdad es que no tenía idea que hacer esta noche, muchas ganas de salir no tengo, y de estar solo menos.”

“No me lo digas a mí, desde que me separé no salgo.” Dijo con tono apenado.

“¿Te venís a comer unas pizzas con cerveza a casa?”

“No sé si corresponde Pablo…”

“Vicky creo que ya somos grandes, yo por lo menos no le tengo que rendir cuentas a nadie. Dos conocidos que se juntan a cenar y charlar.”

“Es que… Dale, tenés razón. Voy.”

Le pasé la dirección de mi nueva casa y a las 21 llego. Estaba vestida muy sexy, con una camisa blanca, una falda acampanada bien amplia, y un perfume exquisito.

Mientras cenamos evitamos los dos hablar de nuestra vida amorosa, me contaba de su negocio, yo de mi oficina, de paseos, pero el cruce de miradas se fue haciendo más intenso, sobre todo después de la segunda rueda de cervezas. Terminamos de cenar y me ayudó a levantar la mesa y llevar las cosas a la cocina. Allí le pregunté.

“¿Así que hace mucho que te separaste?”

“Si, mucho…” dijo. Y me fui acercando.

Ella retrocedió hasta que apoyo la espalda contra la pared. Me pare frente a ella y tomando su mano, la puse sobre mi pija. Ella trató sin mucha convicción de sacarla pero la retuve.

“Me parece que demasiado.” Dije.

Ella suspiró largo y dijo “Si.”

“Paula me había contado que no tenías novio, ni amigo, ni amante.”

“No, siempre algo una consigue.” Dijo nerviosa.

Tome su mano y la apoye sobre mi pantalón, sobre mi pija. Ella apretó un poco, quiso sacarla sin convicción y solo dejando apoyada su mano sobre la de ella, comenzó a acariciarla.

“Tu mano me dice que es mentira lo que decís. Hagamos una cosa, si no mentís, saca tu mano y salí de la cocina, si mentís, sacate la bombacha, y mostrame todo lo mojada que está.”

Mi pija ya estaba bien dura, ella sin soltarla, con una sola mano, levantó el falda se sacó la bombacha y la puso en mi mano.

“Está empapada. Ahora sacate el corpiño.” Dije.

Ella se sacó el corpiño. La tome de la mano y fuimos al living. Me senté en un sillón, hice que ella se siente sobre mí mirándome y corrí el vestido para que ella apoye su concha sobre mi pantalón y acaricie sus pechos.

“Podes pajearte un poco contra mi pija.” Dije. Pero ella no se movía. Con una mano separe sus cachetes y metí un dedo en su culo sin siquiera mojarlo. Ella se quejó suavemente y se empezó a mover.”

Con su movimiento, el dedo entraba cada vez más.

“Contame, ¿Te gusta chupar pijas?”. “Si, mucho.” Contestó

“¿Montar, misionero o en cuatro?”. “En cuatro.”

“¿Suave o duro?”. “Generalmente suave, pero…”

“¿Pero qué?”. “Con una pija así, bien duro.”

“Duro y por el culo.” Dije y ella me miró sin decir nada. Saque el dedo del culo y ella me miró casi desesperada.

“Para que sepas, si llegamos a hacer algo como lo que planean, te voy a meter la pija en el culo directamente, ni me voy a tomar la molestia de meterte dedos ni lubricarte ni escupirte.”

Ella empezó a gemir y a respirar pesado y rápido. Le gustaba lo que oía.

“Veo que te gusta la idea. Te calienta mucho.”

“Si, mucho.” Dijo y se frotaba con todo contra mi pija. Llegó a un orgasmo y apoyo la cabeza en mi hombro, su cara era de felicidad.

“¿Te masturbas mucho?” “Bastante, si”

“¿Con la mano o tenés algún consolador?”. “De las dos formas.”

“Y si te digo que te pongas de rodillas en ese sillón, y te metas dedos en la concha y en el culo, ¿Qué haces?” dije.

Ella fue al sillón, se puso de rodillas, separando todo lo que pudo las piernas y se fue metiendo los dedos en la concha y en el culo.

“Mastúrbate.” Dije.

“Pero…” Dijo.

“Hacelo hasta que yo te diga.” Dije y ella empezó a mover sus dedos. Enseguida empezó a gemir y meter un dedo en el culo más adentro.

“Vicky, vas a tener que abrir un poco más ese orto para que no te lastime en serio.” Le dije y ella metió primero un dedo más y luego otro. Gemía cada vez más mientras miraba como me sacaba la ropa. Su cara de asombro y como se mordió los labios al ver mi pija fue hermosa.”

Después de unos minutos la tome de la mano y fuimos a mi dormitorio.

“Sentate, quiero preguntarte algo.” Dije y Vicky se sentó en la cama.

“Contestame la verdad. ¿Estás muy caliente?” “Si, te aseguro que sí”

“Y si en este momento te digo que hagas lo que quieras, ¿Qué harías?”

“Te chuparía toda la pija, no sé como pero me la tragaría toda, te montaría como loca mientras me abro el culo y después me pondría en cuatro para que me lo partas sin piedad, aunque llore, grite o pida por favor. Te imagino muy animal cuando estas caliente, así quiero que me cojas.”

“Empeza.” Dije y ella me empujó y se puso a chuparme con todo.

Como podía se metía los 23 cm de pija en su boca. Sus dedos jugaban en su clítoris. Tuvo un orgasmo con mi pija en su boca y me miraba temblando.

“Que me perdone Paula, pero amo esta pija.” Dijo.

“Aprovecha que no te ve ni te escucha, ni es parte de mí vida. Es toda tuya.” Dije. Y ella más loca se puso. Se subió y me cabalgaba como loca, apretaba sus pechos y gritaba de placer. Tuvo varios orgasmos y trato de meter sus dedos en el culo pero por mi pija no le entraban más que dos.

Se levantó, puso su culo hacia mí y ahí sí le entraron primero tres y luego cuatro dedos, mientras chupaba como loca.

“Pablo, soy tu puta. Quiero que te acuerdes siempre de este polvo, de como la puta de Vicky te cogió.” Dijo. Siguió un tiempo y sin dejar de chuparme la pija se puso en el borde de la cama en cuatro sin sacar sus dedos del culo.

“Tu turno, Pablo. Acordate, aunque llore, no pares.” Dijo.

Me puse detrás y fui metiendo mi pija en su culo. Ella apretaba las sabanas y mordía sus labios. Entro la cabeza y tomándola de la cintura bien firme, la metí toda. Ella gritó de dolor y volvió a morder la almohada. Yo fui moviéndome cada vez más fuerte, ella insultaba, gemía y gritaba que estaba gozando como una puta.

“Así Pablo, así se coge a una puta, me estás haciendo mierda.”

Vicky estaba en un punto donde no podía diferenciar cuando terminaba un orgasmo y empezaba otro. Cuando sentí que estaba por acabar le hice poner en el suelo de rodillas.

“Perdoname, pero quiero ver tu carita cuando te acabo en la boca.” Dije.

“Si, por favor, no me animaba a pedírtelo, Acabame en la boca, me quiero tragar toda tu leche.” Dijo.

Y acabe en su boca, llenando de leche mientras ella tragaba. Limpió mi pija y nos sentamos en el borde de la cama.

“Gracias Pablo. Sos un verdadero animal en la cama.”

“Vos una hermosa puta.” Dije.

“Ojo, tu puta. Ningún hombre me conoció así.” Dijo.

“Vicky, lo que pasó, lo que se habló, queda en el cuarto.”

“Gracias, no me gustaría que Paula se entere aunque gustaría que me marquen como a los animales con la letra P en el brazo, así todo el que me sabe quién es mi dueño.” Dijo mordiéndose el labio.

Nos quedamos abrazados por un rato, luego fuimos a buscar un par de cervezas juntos, los dos desnudos. Y volvimos a la cama.

“Que poco que te conocía. Vine tranquila pensando que no iba a pasar nada, que eras del tipo romántico, que se toma dos o tres salidas para avanzar.” Dijo sonriendo.

“¿Te jode como soy?”

“No, claro que no, me encanta, me vuelve loca tu mirada cuando me decís que queres que haga. Sentir que tenés el control total me calienta mucho. Ya te dije, soy tu puta personal, podes hacer de mí lo que quieras.” Dijo.

“¿Seguro?”

“Proba!!!” dijo.

“¿Y si te digo de hacer un trio con una mina?”

“Si me lo decís diría que no, pero si me vos traes una mina es otra cosa. Haría lo que me digas.” Dijo.

“¿Y con un tipo?”

“Lo haría, pero no me gustaría para nada. Estaría muy forzada.”

“Vení, subite a mi boca, pero mirándome, no en 69.”

Bese su concha y fui separando los labios con mi lengua. Mordí su clítoris y ella gemía suavemente, comencé a penetrarla con mi lengua y cada vez gemía más. Ella trató de tomar mi cabeza pero le dije:

“No, este placer es todo mío, no me importa si gozas o no, así que no me podes tocar. Solo apretarte pechos y pezones o poner las dos manos en la espalda.”

Ella prefirió apretarse los pechos con todo, yo metía y sacaba mi lengua o chupaba con todo. Fui a su orto y jugaba con mi lengua, ella me insultaba. Fui abriéndolo con mi lengua, mientras separaba sus cachetes con mis manos.

“No podes hacer eso, maldito, ¿que pensas que soy?”

“Mi puta, a la que le hago todo lo que quiero. La que hace todo lo que le digo.” Dije y ella bajó más su culo para que mi lengua entre más. Sentí como un orgasmo la hacía temblar.

“Ahora, quiero que te masturbes como hace un rato contra mi pija, pero ahora contra mi boca, y si querés, podes usar tus manos para separarte los labios, nada más.” Dije y le di un chirlo en el culo.

Ella con una mano se abrió los labios mientras con la otra retorcía un pezón y se empezó a mover. Primero lentamente y luego cada vez más fuerte.

“Mirame puta, mira como gozo viéndote pajearte con mi boca, con mi lengua. Quiero una buena acabada.”

Vicky se volvió loca y no paraba de refregarse contra mis labios. No tardó mucho en acabar. Le di un fuerte chirlo en el culo y le dije:

“Seguí, Vicky, no pares, quiero más.” Y le metí un dedo en el culo. Ella dio un salto y empujó para que entre todo mientras se abría los cachetes.

“Me querés hacer mierda en serio, hijo de puta.” Dijo moviéndose como loca y unos momentos después me pidió

“Meteme la lengua en la concha por favor.” Lo hice y ella se daba con todo en el clítoris. Su acabada fue tremenda.

Se tiró a mi lado, y me dijo:

“Si que sabes como prenderme fuego.”

Y empezó a chuparme la pija y masturbarme. Era la mejor en chupadas, demostraba que era un placer para ella hacerlo. Separó sus piernas y su mano libre fue a su concha para masturbarse al tiempo que chupaba con todo. Era una maravilla sentir como su boca tragaba toda mi pija. Luego de un rato, la tumbé en la cama boca arriba y la penetre en un solo movimiento.

Entraba y salía con todo, parecía que iba a perforar todo. Vicky gritaba de placer, yo estaba loco, apretaba sus tetas y bombeaba sin cesar hasta que ella tuvo un orgasmo gigante. Saque la polla y la apoye en su culo.

“Despacio por favor, no me diste tiem…” llegó a decir cuando mi pija había entrado.

En pocos movimientos la tenía toda adentro ella gemía, se quejaba y apretaba sus pechos. Mi calentura iba subiendo al ver su cara de placer, estaba por terminar cuando la saque y la metí de vuelta en su concha, ella abrió los ojos bien grandes y gimió una vez más. Di varios bombeos y acabe en su concha llenándola de leche, ella tuvo un orgasmo genial.

“Chupala puta.” Dije y ella de un salto estaba de rodillas en la cama chupando. Tome su cabeza y cogí su boca por varios minutos, mi excitación hacía que se mantuviera parada a full.

“Puta, mira como está, muy caliente todavía, chupa bien.” Dije y ella se desesperaba por chupar. La puse en cuatro, y ella sola separó los cachetes. Tome sus manos y las puse en su espalda, ella sumisa las dejó. Metí la pija en su culo y tomándola por la cintura estuve bombeando con todo como 10 minutos.

“Animal, por favor para, no doy más.”

Yo no hacía caso y seguía bombeando como loco hasta acabarle bien dentro del culo. Ella cayó rendida en la cama y yo al lado de ella.

Pasaron unos minutos y me beso largamente.

“Sos una bestia, y yo tu puta. Me enloquece todo lo que me haces. Cada momento me emputeces más.”

Terminamos nuestras cervezas y nos dormimos.

La semana siguiente, no pudimos vernos y tener el tiempo que queríamos para disfrutar. Hablamos varias veces por teléfono y quedamos que el viernes por la tarde iría a su casa y pasaríamos el fin de semana juntos. Olvidé decirle que los viernes siempre termino temprano, y a las 15 estaba en su casa con un bolso con poca ropa, no pensaba usar mucho.

Cuando me abrió la puerta se sorprendió, me abrazó y me dio un terrible beso.

“Pasa, justo vino una amiga a tomar un café.” Dijo.

“Entonces vuelvo en un rato, así no las interrumpo.” Dije.

“No, dale, no hay problema.”

Entre y me la presentó. Se llamaba Lia, 20 años, un cuerpo impresionante, rubia, parecía una modelo sacada de las revistas.

“Lia, este es el hombre que te contaba, en sus brazos soy la más puta de las putas.” Dijo Vicky para mi sorpresa.

“Hola, con tu altura, físico y sabiendo que tenés 35 años, intimidas realmente. Sobre todo después de lo que me contó Vicky.” Dijo y yo más sorprendido.

“Pablo, tranquilo. Lia es mi sobrina por parte de mi ex, y mantenemos la relación aunque yo me separe. Con la madre siempre se llevó y se lleva a las patadas y desde chica es compinche mía, muy compinche como veras.”

“Si, a Vicky la adoro. Siempre tiene la palabra justa, el consejo adecuado.” Dijo.

“Pablo, perdoname, no te ofrecí nada. ¿Queres un café, un whisky?” Dijo Vicky.

“Si me acompañas un café y un whisky.” Dije.

“Dale te acompaño con el whisky.” Dijo Vicky.

“Vicky, ¿puedo acompañarlos con un whisky?” Preguntó Lia pudorosa.

“Lia, no estás acostumbrada, y es temprano. Vas a llegar con aliento a alcohol a tu casa y tu vieja…”

“Dale, Vi. Cualquier cosa me quedo a dormir. Prometo no molestar ni horrorizarme si gritas mucho.” Dijo riendo.

“Pablo, ¿Vos que opinas?” Me preguntó Vicky.

“Por mí no hay problema, pero es tu sobrina.” Dije.

“Hace una cosa, ya llama a tu madre y avisale que salimos de compras y te quedas a cenar y a dormir.” Dijo Vicky.

Se fue a la cocina a preparar el café y ni bien cerró la puerta, Lia me preguntó:

“Contame, ¿Grita mucho Vicky? ¿Es tan puta en la cama como ella dice?”

La pregunta no la esperaba para nada. Era evidente que tenía mucha confianza y ella no tenía pruritos en preguntar.

“Lia, como caballero nunca voy a hablar de eso, y menos con vos.” Dije

“Dale, no me voy a horrorizar, ya te lo dije.” Dijo ella.

“No Lia, no.” Repetí.

Entro Vicky y preguntó de qué hablábamos:

“Nada serio.” Dije.

“Mentira, le pregunte si gritabas mucho en la cama y si eras tan puta como me dijiste.” Dijo Lia.

“Perdonala, se debe haber golpeado la cabeza de chica y no tiene freno a veces.” Dijo Vicky.

Los tres nos reímos.

“A que no te animas a hablar de vos, contale lo que te pasó ayer cuando fuiste a comprar ropa.” Siguió Vicky.

“No tengo problemas: Estaba en el cambiador y la vendedora se metió, me pegó tremendo beso y me metió la mano en la concha la hija de putas. Cuando pude reaccionar me chupaba las tetas y me pajeaba como loca. Bruto orgasmo tuve.

Creo que las dos somos las del sector “Putas” de la familia.”

“Wow, que experiencia.” Dije. “Falta que me digan que estuvieron juntas en la cama y cartón lleno, como en la lotería.”

Las dos se rieron y Vicky se puso colorada como un tomate. Iba a decir algo cuando Lia la interrumpió.

“Bueno, digamos que algo parecido. Un día encontré el consolador arriba de la cama, me puse a jugar cuando entro ella, y me enseñó a usarlo. Y viste como es, una cosa lleva a la otra.” Dijo Lia casi con orgullo.

“Interesante.” Dije.

“Más interesante fue cuando compre el arnés, ¿o no Vi?” Dijo Lia.

“Que bien que me haces quedar sobrina, te voy a matar.” Dijo.

La mire a Vicky que estaba con un short de lycra super pegado y una remera blanca sin corpiño. Se le notaban los pezones bien duros.

“Trae el consolador.” Dije mirándola a los ojos.

“Pero…” dijo y al ver que no le sacaba la mirada fue a buscarlo. Lia me miró con sorpresa. Cuando volvió le dije.

“A ver si te acordás como era. Sentate en mi pierna como te gusta.”

“El pantalón…” Dijo Vicky a modo de escusa.

“Se lava.” Fue mi respuesta.

“Hijo de puta.” Dijo y se sentó en mi pierna y empezó a frotarse la concha contra mi pantalón, ya que el lycra es tan delgado que era como si no lo tuviera. Lia miraba y se comenzaba a morder los labios. Yo acariciaba sus pechos y ella gemía con gusto. Vicky la miraba a Lia y sonreía. Tuvo un orgasmo y le dije al oído que se meta el consolador en el culo. Me escucho y gimió.

Se paró se sacó el short y la tanga y se sentó nuevamente ahora dándome la espalda y a Lia. Lia respiraba resoplando. Vicky se fue metiendo el consolador en el culo mientras se frotaba.

“Te das cuenta Lia, hace que sea la más puta de las putas.” Dijo.

“Veo y me encanta lo que veo.” Dijo mordiéndose los labios. Se acercó a mí y puso su mano sobre mi bulto, que ya estaba totalmente a full. Fue apoyarla y suspirar. Ella estaba con pantalón y disimuladamente llevaba la otra mano a su entrepierna.

“Poneme esa conchita en mi boca.” Le dije a Vicky que sin sacarse el consolador del culo se paró en el sillón y abrió las piernas para darme su conchita para chupar. Cuando se movía la miró a Lia masturbándose y se sonrió. Chupe un poco y ella acabó con un grito de placer. Lia gimió con todo al escucharla. Vicky se bajó y se sentó a mi lado.

“Sos un desgraciado, me pusiste loca frente a Lia, que ejemplo le doy.” Dijo riendo.

“Pues te juro que me encantó ese ejemplo. Ahora sí te creo que saca la puta que hay en todas las mujeres.” Dijo Lia.

“Lia, ya podes sacar la mano de su bulto.” Dijo Vicky.

“Perdón, pero la verdad es que me dejaron bien caliente.” Dijo Lia. “Pensar que mis amigos creen que saben hacer gozar a una mujer solo porque le acarician el clítoris.”

Las tome a las dos de la mano, y sin decirle nada Vicky nos guio a su habitación. Vicky se tiró en la cama, Lia se quedó solamente en ropa interior, y yo me desnudé. Ni bien me acosté Vicky se metió la pija en su boca y comenzó una mamada espectacular.

Como siempre se la metía toda en la boca. Lia miraba asombrada como la hacía desaparecer.

“Enseñale.” Le dije a Vicky.

“Vení Lia, te voy a enseñar a ser puta como la Tía. Tenes que entender algo, si queres que tu hombre te de placer, vos se lo tenes que dar a él. Sacate todo vení.”

Lia se desnudó y se puso junto a Vicky que le mostraba como chupar. Y entre las dos me mamaban. Vicky apretó la cabeza de Lia metiéndole toda mi pija en la boca.

“Ahora, traga, trágate toda esa pija hermosa y gigante.” Dijo.

Lia se ahogaba pero de a poco fue tomando la mano.

“Miralo, fijate como se pone loco. Acercale el culo para que haga lo que se le plazca con nuestro culo.” Siguió y las dos pusieron el culo junto a mí. Penetre ambas conchas con mis dedos, y las empecé a masturbar. Las dos gemían de placer mientras se alternaban para chupar.

“Bésense y tóquense.” Dije. Ellas dudaron se iguieron y les di un chirlo a cada una. Lia tomó la cara de Vicky y le partió la boca de un beso, al tiempo que metía sus dedos en la concha de Vicky que se dejaba hacer. Lia estuvo un rato así y Vicky quieta.

La puse en cuatro a Vicky en el borde de la cama y la penetre hasta el fondo.

“Lia, acostate y pone tu concha para que Vicky la pueda chupar.” Dije y le di un fuerte chirlo en el culo.

“Vicky, chupa puta, quiero ver como le comes la conchita a Lia y se vuelve loca con tu boca.” Dije y cumpliendo mis deseos comenzó a chupar y con ganas. Las dos gemían, y con todo.

“Pendeja, sos la primera a la que le chupo la concha.”

“Y que bien lo haces, desgraciada.”

Yo estaba maravillado y super excitado, deseaba poder cogerlas a las dos al mismo tiempo. Lia tuvo un fuerte orgasmo y se apretaba las tetas con todo.

“Date vuelta Lia, boca abajo.” Le dije.

“Ahora si me voy a divertir, pendeja. Ahora si te voy a hacer puta como yo.” Dijo Vicky y le empezó a chupar el orto. Su lengua entraba y salía al ritmo de mis bombeos, empezó a meter un dedo y Lia gemía como loca. Luego fueron dos y Lia levantaba su culo para que entren hasta el fondo. Cuando metió el tercero yo no daba más de ganas de meter mi pija.

“Pablo, te estoy dejando este orto bien a punto para tu pija enorme. Pero, por favor, guardame algo…” dijo Vicky.

Me salí de Vicky y ella se corrió. Puse a Lia en cuatro y Vicky se puso delante, también en cuatro, ofreciéndole su culo a Lia. De a poco fui metiendo mi pija en el orto de Lia que se abría a mi paso.

“Hijo de puta, ni una mimo a mi concha, directo a mi culo.” Dijo Lia.

“Callate putita, y chupale el orto a Vicky.” Dije. Lia se empezó a mover ella, y chupaba a Vicky con la misma cadencia. Le di un chirlo en el culo y dio un grito de placer. Mi velocidad aumentaba como mi calentura, quería ver a las dos muy putas para mí. Estuve un rato y le dije a Vicky que se ponga el arnés con el consolador. Me acosté en la cama, la puse a Lia sobre mí, dándome la espalda y se la volví a meter en el orto.

“Putita, quiero que me hagas acabar en tu orto.” Dije y ella se empezó a mover como loca.

“Decime que soy.” Dijo Lia.

“Una putita, una muy linda putita.” Dije y ella aumentaba su velocidad.

“Si, soy una putita, tu putita. Ahora tenes a Vicky, tu puta y a mí, tu putita.”

“Vicky, la pendeja quiere ocupar tu lugar. ¿Por qué no te la coges por la concha así sabe su lugar.” Dije.

No hizo falta repetirlo, que Vicky en un solo movimiento le enterró el consolador en la concha y se puso a chupar sus pechos.

“Te falta mucho pendeja para ser su putita, pero no te preocupes, entre los dos te vamos a ayudar a serlo.” Dijo Vicky mientras la bombeaba a mi ritmo. Como pudo tomó el otro consolador y se lo metió en la boca.

“Así pendeja, así te cogemos por todos lados.” Dijo Vicky sacada de calentura.

Lia tuvo un orgasmo tremendo, yo me corrí y me puse detrás de Vicky que seguía bombeando en la concha de Lia. Separe sus cachetes y se la metí en el culo hasta el fondo. Vicky cayó sobre Lia, enterrándole su consolador. Lia dio un grito, la abrazó y la comenzó a besar. Yo estaba como loco con el culo de Vicky hasta que lo llené de leche. Me salí, ella de Lia y me limpió bien la pija. Ellas se quedaron acostadas y yo sentado mirándolas.

Vicky se sacó el arnés se acercó a mí y me besó con todo en la boca. Vi que tomaba el consolador, y levantaba las piernas de Lia que se dejaba hacer.

“Perdón pero esto hace rato que quería hacerlo.” Dijo y le metió el consolador en el orto hasta el fondo y le bajó las piernas. Lia solo hizo un leve gemido de dolor y se quedó quieta.

Con Vicky fuimos a buscar un vaso de whisky y nos quedamos en el living charlando del hermoso polvo que habíamos tenido. Un rato después apareció Lia.

“Eso si fue un polvo inolvidable. Señor Ud. tiene la pija más maravillosa y la usa como los dioses. Y vos Vicky, sos la puta más hermosa que conozco. Gracias, me dijiste que no me iba a arrepentir y tuviste razón.” Dijo Lia.

Vicky se puso roja.

“O sea, que esto lo armaste vos. Fue una trampa.”

“No, Pablo, yo sabía que querías hacer un trio y bueno, ella andaba con ganas de probar también…”

“Mira vos. Convertido en un objeto sexual. Y a mi edad. Volvamos al dormitorio.” Dije y ella pidiendo un rato para descansar me siguieron.

Entramos al cuarto y les dije:

“Bueno, ahora, va a ser en mis términos. Van a jugar entre Uds. yo no voy a hacer ni decir nada. Solo me voy a acostar en la cama a mirar. Si logran excitarme, puede que no me vaya cuando terminen, y si logran ponerme loco, pero bien loco, a la que más me caliente va a ser a la que le acabe. Ah, y no pueden tocarme ni chuparme. Todo entre Uds.”

Las dos se miraron con cara de susto. Sobre la cama puse el consolador y el arnés con consolador. Me senté apoyado en el espaldar con los brazos cruzados.

Lia la tomó del pelo a Vicky y la hizo acostar en la cama, se subió y puso su concha en la boca de Vicky para que la chupe.

“Todo fue idea tuya, ahora vas a ver como te hago mierda, ni loca voy a perder esa pija.” Dijo Lia, que se separaba los labios de la vagina para que Vicky chupe. Ella jugaba con su lengua sin parar, succionaba el clítoris, la metí en la concha, metía sus dedos y la masturbaba. Lia me miraba y miraba mi pija que no se despertaba y se apretaba los pechos con bronca. Hizo que Vicky se corra e hicieron un 69 tremendo, dedos en la concha y en el culo mientras se chupaban una a otra. Estuvieron un rato, hasta que Lia, tratando de sacar ventaja, se puso el arnés. La puso en cuatro a Vicky, y mostrándome se lo enterró en el orto. Vicky me guiñó un ojo sin que Lia la viera y esbozó una sonrisa. Se empezó a mover con todo enterrándose el consolador en su culo, mientras apretaba sus tetas. Me miraba, miraba mi pija que cada vez estaba más dura, y se pasaba la lengua por los labios. Sabía bien lo que hacer para calentarme y claro que lo hacía.

Yo me empecé a masturbar y los ojos se le iluminaron a Lia, seguía con el arnés dándole a Vicky y se apretaba las tetas. Así estuvieron un rato, hasta que sabiendo que estaba por acabar le guiñe yo un ojo a Vicky, que sin pensarlo, se metió toda mi pija en la boca, la sacó un poco dando lugar a que me pueda masturbar y se quedó quieta. Lia la miraba sin entender. Cuando Vicky sintió que acababa, se la volvió a meter toda y se tragó toda mi acabada y me la lamió con maestría.

“No vale, vos dijiste que no se te podía tocar ni chupar.” Dijo Lia.

“Pendeja, Uds. nunca escuchan. Nunca dijo nada de tragársela completa ni lamerla. Ah, y al darme por el culo delante de él hizo que me ponga loquita y eso a él le encanta.”

“Guacha.” Dijo Lia.

“Experiencia querida, experiencia.” Dijo riendo y luego de un baño bajamos a cenar.

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