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Disfrutando de ser tan zorra como puedo (1)
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Esta historia no empezó en verdad aquel día, aquel día solo empezó a hacerse palpable lo que mi marido, mi amor, mi querido perrito fiel, como le gusta que le llame, lleva tiempo cultivando. "Hoy" era, un primer día de cosecha.

Félix, a sus 38, es un pedazo de macho, alto, fuerte, guapo, muy guapo, con una buena polla, grande, gorda y cabezona, siempre lista para mi en el momento que la preciso, que suele ser todos los días. Desde que estoy con él, mi percepción de la sexualidad ha cambiado… de la noche al día. Nadie me había eyaculado nunca en la boca, hasta que, en aquella primera noche de pasión que tuvimos me ofreció su precioso falo con ese glande tan cabezudo para que se lo lamiese, tal y como había hecho con mi concha repleta de jugos durante media hora.

Me entretuve un buen rato lamiendo aquel tronco erecto desde los huevos hasta el caliente capullo, que parecía que iba a estallar, y luego me lo metí hasta donde pude en la boca, puesto que todo no me entra, y seguí subiendo y bajando con aquel trasto en la boca hasta que Félix, sin avisar, y entre gemidos y contracciones, descargo su chorro de blanco y grumoso semen en mi boca, mientras gruñía como un cromañón sujetándome suave, pero firmemente la cabeza sobre su rabo palpitante para que no me apartase, invitándome a tragar aquel regalito.

Lo cierto, es que no solo me gustó, sino que me obsesionó hasta límites que no conocía en mí. Desde entonces, su leche es mía, y la reclamo a diario, sea en la boca, en la cara, tetas… o en lo más fondo de mi coño… mmmmm… solo de pensarlo, me mojo y me caliento… Me encanta ver salir a borbotones de su polla la leche… esa leche que me pertenece, y que recojo a lametazos de su vientre, después de haberle masturbado. La saboreo siempre un rato antes de tragármela mientras le miro fijamente a los ojos.

No sabe igual todos los días, hay días que está un poco amarga, otros más saladita, y otros… otros le sale dulce… mmmm. Digo le sale porque es que le sale, le sale de ese cuerpazo que se manda, acabado en esa preciosa tranca, por la que me da su regalo, el regalo para su zorra, como le gusta llamarme.

Yo soy su zorra y el mi perro fiel. Esa polla es solo para mí y no va a jugar con nadie más. A mi sin embargo, mi macho me incita continuamente a probar otras pollas, de otros machos que, como el mismo dice, también dan leche.

Al principio todo esto me parecía raro, hasta el punto de molestarme.

Con el tiempo, voy cogiéndole gustito y, aunque no tuve nunca ninguna intención de llevar a la práctica sus fantasías morbosas, me gusta que me diga cosas guarras mientras me penetra, susurrándome sus perversas ideas al oído. Él sabe que me gusta, el hace que me guste…

Hay días que nos excitamos mucho, él se corre en mi coño y me lo deja chorreando. Entonces yo le digo "límpiame perrito, límpiame la leche que me han echado ahí…”. Y él, él la recoge con la boca, y besándome me la pone en la mía, mientras me dice, "te gusta eh, te gusta que te echen el chorro de semen en el coño y tu perrito te lo limpie eh…" a mi eso me pone como loca, excitadísima le digo solo "si, me gusta".

Tengo que reconocer que el me da lo que nadie me ha dado nunca, y le quiero con locura, tanto como me quiere el a mi, y nunca haría nada que le hiciese daño, me encanta ser su zorra y hacerle de todo, dejarle siempre seco es mi prioridad, y eso siempre conlleva a gozarme varios orgasmos en la misma sesión, puesto que no es precisamente un tipo precoz, y además le encanta llevarme a lo más alto. Nadie me ha comido el coño como el tampoco, ni de lejos. Es un verdadero dios lamiendo mi coño, y le encanta que me corra en su boca y tragarse mis fluidos vaginales.

Hay días en que tan solo me da mimitos, me encanta recibirlos. Empieza besuqueándome el cuello, susurrándome al oído, y lenta, muy lentamente va bajando sin parar de besar y lamer mi espalda, hasta llegar a mi culito, el cual masajea y chupetea completamente durante un buen rato, por todas partes. Luego pone especial interés en besuquearme en el agujerito, hasta que acaba lamiéndomelo como buen perrito que es. Lame mi culito provocándome gemiditos de placer, me encanta. Yo le pego bien la cabeza a mi culo con la mano, indicándole que meta más hondo su lengua, y que me saboree… mmmm es difícil no acabar diciéndole que me folle después de hacerme eso.

Esto es digamos, parte de nuestra rutina sexual, pero como ya he dicho, a él le gusta salirse de la rutina, salirse de las normas, y encontrarse con sus límites… y los míos…

Hacía un tiempo que me había apuntado a clases de percusión, era una de mis actividades pendientes y por fin había cogido tiempo para ella. En la clase eran todo tíos, menos yo. Había unos cuantos que estaban muy aceptables, y entre ellos, uno que estaba bueno de verdad. Manu se llamaba. Era alto y fuertote, moreno con ojos claros, muy macho, y muy guapo a la vez, pero no era su físico lo único que me llamaba la "atención". El tío era muy buen percusionista, y desde el principio hicimos muy buenas migas. De hecho le hablé de él a mi querido Félix, y el muy guarro me incitó a ponerle cachondo, obviamente no le hice caso, creo.

El caso es que yo llevaba un tiempo con el móvil dándome problemas, se me apagaba y me hacía cosas raras. Manu se había percatado, y me había ofrecido uno suyo que ya no usaba. Llevaba días diciéndome que me lo iba a traer, pero no fue hasta hoy que me lo trajo, yo pensaba que estaría indeciso de dármelo o vendérmelo, así que le ofrecí comprárselo, a lo que él se negó, afirmando que me quería hacer ese regalo.

No tuve más remedio que aceptárselo, habíamos cogido mucha confianza como colegas, pero no pensé que tanta. Le di las gracias, acompañadas de un abrazo y dos besos.

Llegué a casa y después de ducharme y ponerme cómoda con mi camisón de pijama largo y nada más, me puse a hurgar en el nuevo móvil, a ver cuántas cosas tenía, le puse mi tarjeta y lo fui configurando a mi manera. Había borrado casi todo, digo casi porque quedaban cosas suyas que fui borrando y sacando. La galería estaba totalmente vacía, pero al rato descubrí en una aplicación que no conocía, que había otra especie de galería. La abrí y vi que había fotos suyas. No pude resistir ser una cotilla y me metí a verlas, al fin y al cabo era mi móvil.

Las primeras eran de él, fotos muy chulas, en la playa, sin camisa, se le adivinaban unos pectorales muy bien puestos, abdominales también, visto así el tipo aparte de guapo y de saber posar, estaba bien bueno, así que mi labor de cotilla se iba haciendo más emocionante cada foto que pasaba.

Todas eran fotazas, no había fotos en las que no saliese hecho un tremendo macho, de repente… Paso la siguiente foto y la veo… Me quedé absorta, primero aparté la vista y me dio un poco de risa, pero volví a mirar y ya me costó apartar de nuevo la mirada, allí estaba el, sin ropa, ninguna ropa, y una tremenda polla colgaba entre sus piernas, morena, esbelta, tremenda y bonita. Me quedé un poco en shock, mi corazón se aceleró sin yo darme ni cuenta. Amplíe la foto enfocando en toda aquella tranca…

Que estoy haciendo me dije… Pasé la foto sin pensar y allí estaba otra vez, esta vez mi amiguito posaba con toda ella empalmada, y, dios mío que pedazo de polla, este tipo era un portento. Pasé más fotos y seguía saliendo su armatoste de polla en casi todas. Algunas con la polla muy de cerca y al ampliar, gracias a la buenísima calidad de las fotos, podía apreciar su textura, sus venas, el brillo de su glande sobresaliendo de aquel moreno tronco con el vello recortado, como a mi más me gusta.

Me permití observarla de cerca durante un buen rato, y sin darme cuenta, estaba chorreando de excitación, me estaba poniendo morada viendo la polla de Manu y ni siquiera era capaz de darme cuenta.

Mi mano bajó instintivamente, levantó mi camisón largo de pijama y alcanzó mi vulva, estaba sin bragas, empapada, chorreando literalmente, viendo aquel espectáculo, sin ser capaz de decirme "para". Paré, me levanté totalmente aturdida y me preparé un yogur con frutas, mientras trataba de distraer mi atención.

Solo conseguí echarle sal al yogur, en vez de azúcar, estaba totalmente traspuesta, esas imágenes se sucedían en mi mente mientras mi corazón rebosaba de locura, latiendo a galope como una manada de ñus escapando de una de leones.

Me rendí, me volví a sentar a mirar las malditas fotos, esta vez comiéndome un yogur medio salado, el cual cumplía a la perfección como sucedáneo de leche de macho, macho como el de las fotos, estaba fuera de mí cuando de repente me llega un whatsapp. Era el, el dueño de aquel pedazo de carne me escribía.

-que tal vas con el móvil nuevo? Te gusta? Igual no borré todas mis cosas, quería dártelo ya y no he tenido tiempo estos días

-hola, ya veo que te has dejado algunas cosas, si (y puse la sonrisa con la gota de sudor)

Le di la peor respuesta, pero es que el muy cabrón me había escrito en este preciso momento. Habrá sido un despiste? Me las habrá dejado para que las vea? Como se puede olvidar uno de esas fotos? Cierto es que ya van muchas bromitas con retranca, y conmigo se ha mostrado siempre muy cariñoso pero… Joder… Me estaba empapando más…

-bueno tu misma borra lo que no te interese, y si hay algo que te quieras quedar, no te voy a cobrar derechos de autor.

Y me guiña el ojo el muy cabrón.

En eso llegó Félix a casa, me levanté del sofá, le saludé, le di un largo beso y volví a sentarme poseída por aquella conversación de whatsapp tan animada.

Percibí como Félix me miraba y se dirigía hacia la cocina, pero yo seguía absorta en el tonteo con mi compa de "clase".

-algunas cosas ya he borrado si, no todas…

-hay aplicaciones que igual no te interesan, y si alguna no sabes como va, yo te enseño

-me interesan, me interesan… Ya me enseñarás. Y voy y le pongo una sonrisita picarona, pero de coño iba yo también me preguntaba, no solo le estaba siguiendo el juego, es que además le estaba echando leña al fuego a brazadas.

-te enseño lo que quieras, claro, (guiño de ojo) muchas gracias Manu, eres muy majo. Dije poniéndome cariñosita, a ver por donde me salía.

-de nada guapa, (toma caldo) la verdad que personas como tú no se encuentran cualquier día, me pareces una mujer excepcional, aparte de preciosa (y me pone un beso con corazoncito!!!), que hábil, me había pillado el giro como buen experto que era, me dio un subidón de temperatura que sentí como mi cara estaba del color de un tomate bien maduro. Me temblaba el pulso, al tiempo que se me marcaba una sonrisa nerviosa en la cara.

-oye Marian, te quería proponer una cosa.

-dime Manu

-como te comenté, vivo cerca de ti, a unos 5 minutos, si quieres, para ir a la próxima clase de percu pasas por mi casa y vamos en un solo coche, así ahorramos viajes, si te parece bien…

-claro que si, me parece genial, pasado mañana paso por tu casa, mándame la ubicación

-genial, nos vemos pasado mañana, un beso guapa

-otro para ti Manu -y le puse un beso con corazoncito.

Estaba flipando con lo que acababa de suceder cuando Félix se me acercó sigiloso y me besuqueó la mejilla.

-Con quien hablas? Me dijo mientras su mano recorría mi muslo y su boca se acercaba a mi cuello.

-no, que estaba quedando con Manu para ir juntos en el mismo coche a clase.

-ah, genial, que idea más buena, así podréis tener muchos ratitos asolas en el coche. Esto me lo dijo besándome el cuello y agarrándome la cacha a mano abierta.

Solo pude balbucear un -sii, esta guai, mientras me subía otra calorada de los pies a la cabeza.

Félix me siguió acariciando y besando el cuello hasta que su mano llegó a toparse con mi vulva chorreante.

-dios, cariño, estas mojadisima! estas empapada mi amor!

-si?

-joder, como te has puesto hablando con tu amiguito eh zorrita?

Estaba completamente mojada, tanto que moje hasta el sofá, Félix me tocaba la vulva suavemente y yo iba a explotar.

-Zorrita mía, como te has puesto, te voy a limpiar esto todo con mi boquita vale?…

Había perdido el habla, estaba traspuesta, acababa de tontear saltándome las reglas del juego con el dueño de la polla de las fotos, esas fotos que me habían dejado en este estado, y ahora mi chico me seguía el juego, no iba a negarme a que metiese su lengua en mi manantial de flujos, que pedía a gritos un poco de atención. Sentí como su boca besaba mis muslos por la parte interior, avanzando hacia mi vulva, hasta llegar a ella, besándola y empapándose de mis fluidos. Empecé a gemir, me derretía de placer por sentir esa boca socorriéndome en un momento como este.

-mmmm que rico está esto cariño, me encanta que te pongas cachonda con tus amiguitos y luego me abras las piernas para lamerte, estoy cachondísimo zorra.

-lame perrito, limpia todo eso, mmm, que gustito, ooh, mmmm, siiigue, siigueee…

Su lengua recorría todo mi coño lamiendo y absorbiendo todos mis caldos, para tragárselos morbosamente, sentía a mi perrito excitadísimo, le gustaba mucho la situación, y hacía que yo me sintiese más cómoda, y me dedicase a disfrutar plenamente de ser así de golfa. Si a él le gusta, que otra cosa puedo hacer yo, mi amor me lame de arriba abajo, lo que otro me ha provocado, y yo de pensarlo, mmm, me pongo muy zorra, uuufff, que gustito joder, que gustitooo.

-sigue cariño no pares, sigue, lámeme perrito, oooh sii, oooh, me voy a correr, sigue lamiendo, ooohhh, mmmm… sentí un intenso orgasmo con la boca de mi perrito fiel en la vulva, mientras él se esmeraba en alargarme aquel momento y tragar todo y cuanto le diera yo. Me sentí plena, gozosa, zorra, le apreté la cabeza contra mi coño, grite, grité fuerte, me derretí en su boca sintiendo como me lo agradecía con lametazos sin piedad.

Me quedé un momento exhausta, pero lo justo para que Félix me quitase el camisón y se quitase él la ropa, y ahí estaba su polla, gruesa y dura como un roble, dispuesta a darme el postre.

Se puso encima de mí y me puso el glande en la entrada de mi concha.

-mira mi chica que bien se lo monta eh, le ponen los tíos fuertotes a mi zorrita eh, le ponen cachonda y quiere marcha, pues yo te voy a dar.

Le miraba callada, con cara de posesa, no podía formular palabra, ya lo había dicho el todo, solo me quedaba, sentir su polla en mis entrañas. El empujó lentamente, diosss quería que me diesen polla, y la estaba recibiendo, me perdí, me desconfiguré, recibí su enorme rabo hasta el fondo de mi coño y fui follada por mi macho, a empujones me invadía las entrañas con su carne, entre fluidos vaginales y gemidos de ambos, yo quería mucho de eso, quería mucha polla, y la estaba recibiendo.

Entonces se me pasaron por la cabeza las imágenes de Manu con su rabo empalmado, mientras sentía este otro rabo rellenando mis vacíos, mi excitacion se volvió en delirio, me sentía deseada por dos tíos que estaban como un tren, y estaba siendo follada al mismo tiempo por uno de ellos, la polla de Félix me penetraba sin piedad, la sentía entrando y saliendo, mientras sus brazos me inmovilizaban. Yo gemía y gritaba a la vez, me encanta que me den polla, me encanta…

-tienes el coño empapado mi amor, estás cachondisima y yo sé porqué, te has puesto calentorra con tu amiguito y ahora de premio tu marido te folla, no es así zorrita? Estas pensando a ratitos en tu amiguito verdad? pues por mi puedes dejarte llevar y hacer lo que te plazca con él, tu perrito va a estar en casita esperándote para darte el postre. Te quiero mi zorrita, quiero que goces mucho vale? sabes que te voy a lamer todo lo que me pongas…

-si perrito mío, como me conoces, dame, oh si dame, dame, que polla tienes joder!!

Le contesté, a todo le decía si, estaba cachondísima, pero no mentía, sabía que se iba poner calentísimo y me lo iba agradecer con una buena corrida en mi coño.

-bufff, eres una zorra amor mío, me pones demasiado, ufff, me viene, me viene la leche, te voy a rellenar toda por zorra

-aah, si, mmmm dame leche, échamela dentro, échame tu semen, aahh, aaahh, siiii, aaaahh, mmmm, aaahhh

Me corrí como una posesa, estaba excitadísima, mmmm, me corrí muy intensamente mientras Félix, gruñéndome como una bestia, me descargaba su chorro de semen en lo más fondo de mi coño, y me dejaba convulsionando de placer, rellenada de polla y de leche como a mi me gusta estar, mmmm, como me pone que me llenen joderrr

Mi perrito me estuvo besuqueando un buen rato y susurrándome al oído lo mucho que me quería. Él siempre sabe dejarme a gusto y hacerme sentir tan bien, que a veces me retuerzo de placer entre sus brazos después de haber follado, como teniendo una prolongación del orgasmo que me deja excitadísima y relajada a la par.

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