Desde que tengo uso de razón conozco a Ángel, mi mejor amigo de toda la vida y aunque es 3 años mayor que yo nos llevamos muy bien… Demasiado bien… Él es muy cercano de mi familia porque su mamá es muy amiga de mis padres así que en la mayoría de las reuniones tanto familiares como de trabajo es común verlos en nuestra casa o nosotros en la suya.
Desde pequeños compartimos fiestas de cumpleaños, pasteles, dulces y muchas travesuras. Nos complementábamos muy bien al ser hijos únicos. No había día que no estuviésemos juntos hasta que llegó la adolescencia, él creció y se desarrolló físicamente, su voz se engrosó y sus gustos cambiaron por lo que comenzamos a distanciarnos. Luego fue mi turno y al llegar los 11 años aquella niña regordeta que era se fue transformando en la joven de caderas anchas, piernas firmes, trasero y busto abultado pero aún con el rostro con rasgos infantiles, ojos grandes color marrón y labios gruesos.
Cuando cumplí 13 años de nuevo lo volví a ver, usaba una camisa azul marino igual al color de mi vestido. Ya no éramos unos niños y a pesar de que nuestros cambios eran muy notorios eso no impidió que volviéramos a convivir como antes. Las tardes de palomitas y películas habían regresado, salíamos con sus amigos a fiestas y conciertos, aprovechábamos cualquier excusa para pasar el tiempo juntos hasta que se hizo novio de una chica de grandes y firmes senos con un carácter de la chingada. El sexo fue la única razón de su relación. Cada vez lo veía menos y siempre que nos reuníamos, ella estaba pegada a él. No mentiré, ardía en celos todo el tiempo pero eso no impidió que yo también me divirtiera.
Me hice novia de uno de sus amigos quien después de un tiempo se encargó de quitarme la virginidad a los 18 y ahí fue cuando descubrí cuanto realmente disfruto del tener sexo y ser presa de deseo carnal, tome algo de experiencia y entendí cuál era la fascinación que mantenía a Ángel con su novia a pesar de las constantes discusiones.
Una tarde, él había discutido muy fuerte con ella así que fue a mi casa para distraerse, estaba sola, mis padres siempre llegaban tarde del trabajo. Había terminado de bañarme, nos sentamos en la sala, tenía únicamente la bata, él se sintió un poco incómodo al ver mis piernas y como la toalla se pegaba a mi piel húmeda, era una sensación extraña, pero me gustó y aunque Ángel fuera únicamente mi mejor amigo no me quedaría con las ganas.
Le pedí que pusiera un DVD mientras iba a cambiarme, me coloqué la lencería más bonita que tenía y después un vestido entallado blanco con estampado floreado que permitiera lucir mis piernas y mi busto sin ser demasiado revelador. Cuando regresé a la sala él quedó boquiabierto y aunque intentaba disimular sentía su mirada ardiente en mi cuerpo, le acerqué las piernas e incluso le pedí que me ayudara a hacer palomitas de maíz, una buena excusa para agacharse, mostrar las piernas al buscar los recipientes, no sabía que más hacer, sentía que ardía por dentro cuando me besó y llevó sus manos a mis caderas, fue un beso apasionado que nos puso muy calientes, y él subió mi vestido para apretar mi trasero.
Quité su playera y él su pantalón, comenzamos un recorrido por la pieza mientras se quitaba su ropa, lo lleve hasta mi habitación donde se sentó en el borde de la cama mientras me quitaba el vestido para después sentarme sobre él aún con la ropa interior puesta, me acomode y comencé a moverme para estimularlo, el solo sujetaba mis caderas para controlar el ritmo y lentamente hizo a un lado las panties, su miembro cada vez se ponía más erecto y fue cuando me recostó en la cama con delicadeza aprovechando para desvestirme con su boca y quitarme el sostén.
Ahora si estaba completamente desnuda sobre las sábanas cuando me volvió a besar y con sus dedos tocaba mi cavidad moviéndolos dentro de mi mientras reprimía los gemidos mordiéndome los labios, al introducir su miembro fue lento, pero yo pedía más con mis movimientos de cadera, cada embestida me hacía sentir el cielo.
Sólo éramos él y yo en la habitación disfrutando, explorando, gozando de nuestros cuerpos, gimiendo. Seguíamos una cadencia hasta que sentí como un líquido tibio corrió por mis piernas, se había venido acompañado de un gran gemido, lo besé y lo mantuve sobre mi un momento en un abrazo hasta que le pedí que cambiaríamos de posición para posicionarme de nuevo encima de él, y me monté, daba pequeños brincos mientras que con sus manos acariciaba mis pechos, los besaba o de vez en cuanto me daba nalgadas, yo sólo me movía con más rapidez y fuerza, estaba demasiado caliente que no me importaba cuanto ruidos, gemidos, mordiscos pudiera hacer, sólo quería más y más hasta que sentí como mis músculos se tensaban y el placer me invadió por complete acompañado de un líquido tibio correr por mis piernas, mi cuerpo mientras temblaba, me sentía en el cielo y me rocé en la cama para disfrutar el momento, podía morirme en ese momento y me sentiría la más feliz.
Me pegó a su cuerpo para besarme y cubrirme con las sábanas. Nuestras respiraciones volvían a la normalidad, no dijimos nada en un buen rato, solo disfrutamos piel con piel y algunos besos más dulces mientras acariciaba mi espalda.
No me arrepiento de haber rebasado los límites, haber roto la confianza de mi familia si entre los mejores amigos llegamos a compartir y guardar secretos para experimentar una y otra vez el deseo carnal y el placer de sentir a Ángel moviéndose entre mis piernas.