Hola, soy Clara, la suegra-amante de Cris. Leer sus relatos, no solo me excitó, sino que me impulsa a relatarles mis sensaciones cuando por fin él me “ató a la cama”.
Primero déjenme contarles que Cris es un tipo de 1,90 de alto, elegante, siempre bien vestido, perfumado, correcto al extremo que esconde un tremendo amante, alguien que puede pasar de ser un caballero a un terrible hijo de puta en la cama, pero nunca pasa ciertos límites, juega rudo pero nunca es violento, sabe cuándo un no es no, y cuando un no es por favor seguí que me muero si paras. Poseedor de una hermosa pija de casi 20 cm, y un grosor respetable nunca la usa para lastimar, solo para dar placer. Su pija es un ariete que se entierra en una con delicadeza fenomenal, o eligiendo el momento, con la fuerza y la convicción de los guerreros medioevales.
Dicho esto, le cuento que hace poco, estábamos por cenar con Nacha, cuando sin avisar llegó a casa. Traía una bolsa en la mano a la que no le presté atención. Mi hija le sirvió un whisky y los tres nos sentamos a charlar en el living. Yo sentada frente a ellos, lo más distendida, disfrutando mi whisky. Cris le dijo algo al oído a Nacha, que se sonrió y asintió con la cabeza. La charla siguió hasta que por fin él mirándome a los ojos, me dijo:
-Clara, te deseo especialmente. ¿Podemos tener un encuentro a solas?
-Eh, Cris, wow, me sorprendes totalmente. No es lo que habitualmente hacemos, no creo que sea correcto por Nacha.
-Clara, no seas turra, te morís por decir que sí. Aprendí a leerte el lenguaje no verbal. Y él antes de decirte, me preguntó si tenía algún problema. Y no tengo. Así que espero que disfrutes.
-¿Qué decís Clara? ¿Vamos?
-Desgraciada, me estas entregando. Si, vamos.
Cris tomo su bolsa, la botella de whisky, su vaso y fuimos a mi cuarto. Dejó la botella en el suelo, lo mismo que la bolsa, y el vaso en mi mesa de luz. Me pareció que enchufaba algo pero no presté atención porque me estaba sacando los zapatos.
-Clara hoy más que nunca necesito que confíes en mí. Te prometo que no va a haber brusquedades, y mucho menos violencia. Mi intención es darte placer solamente.
-Por supuesto que confío en vos. Dije.
Estando parados, nos empezamos a besar, a acariciar por sobre la ropa.
-Tranquila, no te asustes. Me dijo al oído para segundos después ponerme un tapa ojos que impedía que pudiera ver algo siquiera.
A partir de ese momento, con uno de mis sentidos anulados solo me quedaba esperar. Me fue quitando la ropa con una lentitud exasperante, mientras su boca iba besando cada parte que quedaba al descubierto y sus manos rozaban levemente mi piel. Comencé a excitarme lenta y progresivamente. Cuando estuve totalmente desnuda, por unos segundos no sentí ni escuche nada. De pronto su boca comenzó a besar uno de mis pechos por unos segundos y luego nada. “Apareció” nuevamente en mi espalda, dándome pequeños besos en mis hombros, hasta llegar a mi nuca.
Después fue el turno de mi pelvis, separé las piernas sin que me lo pida, y sentí su lengua jugar con mi clítoris. Busqué acariciar su cabeza paro se detuvo, y me dijo:
-No, no quiero que me toques, no quiero que hagas nada a menos que te diga, no hagas que te ate.
-Ok. trataré.
Por varios segundos no supe de él, hasta que un líquido tibio empezó a caer sobre mis pechos. Por como corría por mi piel, supe que no era de base acuosa. Las manos de Cris entraron en acción y desparramaban el líquido por todo mi pecho, mis hombros, y mi estómago. El aroma era embriagante, me llevaban a respirar lenta y suavemente.
Me di cuenta que era un aceite por como sus manos se deslizaban suavemente. Su boca apareció en uno de mis pechos, besándolo muy suavemente y succionando mi pezón con una delicadeza tremenda. No puedo explicar el placer que comencé a sentir. Su boca pasó a mi estómago, besándolo, acariciándolo con sus labios.
Cuando yo pensaba que sabía dónde se dirigía, me sorprendió cuando comenzó a untar el aceite en mis brazos, besarlos y acariciarlos. Siguieron mis piernas. Sin entender como, estaba al borde de un orgasmo constantemente.
Empecé a sentir un calor muy especial en toda la piel que estaba cubierta por el aceite. Se separó unos segundos y una de sus manos buscó mi vagina. La frotó suavemente cubriéndola totalmente en aceite. Se tomó el trabajo de separar mis labios mayores para que el aceite llegue a todos lados. Se tomó un par de segundos y dos dedos, completamente bañados en aceite se introdujeron muy lenta y desesperadamente suave para mí, en mi vagina. Los sacó, y los volvió a meter de la misma forma, con más aceite.
No sé cómo me mantenía parada. El placer de sus caricias, la excitación y la ansiedad por lo que seguiría, era tremendo. Me hico acostar boca arriba, y sentí que se ponía a mi lado. Sus manos me recorrían el cuerpo sin parar, sentía como me ponía más aceite y su boca comenzó a recorrer mi cuerpo. Sus manos tomaron mi rostro y lo acariciaron por completo, lentamente. Cuando lo dejaron de hacer, sentí como su boca se apoyaba en mis labios, los abrí y me besó con una ternura increíble. Sentí que se me escapaba un orgasmo, y como mi vagina parecía que elevaba su temperatura.
Con delicadeza, me hizo poner boca abajo, con las piernas juntas, se sentó sobre ellas, apoyando su pija en mi culo. Tiro aceite en mi espalda y se tomó varios minutos para acariciarme y desparramar el aceite, para hacerlo nuevamente. Todo era suave, medido, lento.
Se levantó, me separó las piernas y puso aceita en mis cachetes, pero no en mi ano. Fue su lengua la que lo acariciaba dulcemente, sin intentar penetrarlo. Pero haciendo que se distienda y se dilate sin necesidad de presión alguna.
Manejando los tiempos como solo él sabe hacerlo, puso aceita en el comienzo de la raya de mi culo, y fue cayendo cubriendo toda hasta mi concha. El no dejó que caiga de mi cuerpo y con sus dedos lo desvió haciendo que entre, aumentando el calor que sentía allí.
Su lengua volvió a mi ano, ahora aceitado y siguió jugando, volviéndome loca.
Mis brazos estaban estirados al costado de mi cuerpo. Él los tomó por las muñecas y lentamente fue llevándolos hacia mi cabeza, y para mi sorpresa, su pecho también aceitado se deslizaba lentamente por mi espalda, en un movimiento perfectamente coordinado. Cuando mis brazos estuvieron completamente estirados sobre mi cabeza, su boca estaba besando los lóbulos de mi oreja izquierda.
Yo increíblemente caliente, pero súper relajada, con una paz total, sintiendo placer en cada milímetro de mi cuerpo. Él sobre mi espalda, besando mi cuello, mordisqueando mi oreja. Juro que la sensación era inigualable. Hizo un movimiento con su cadera y sentí que la cabeza de su pija estaba en la puerta de mi vagina. Quise moverme para meterla y el muy suavemente me dijo que no al oído.
Era exasperante y al mismo tiempo tremendamente excitante sentir como entraba en mi concha milímetro a milímetro, tomándose todo su tiempo. Cuando la tuve toda adentro, tuve un orgasmo de proporciones. Sentí que mi concha era un caldero hirviente con un hierro al rojo vivo adentro que lo calentaba aún más.
Cuando la metió totalmente, se empezó a mover como una serpiente en mi espalda, sin dejar de besar mi cuello y mi oreja. Mis orgasmos eran tan suaves y relajados como sus movimientos.
-Que placer tenerte así, relajada, toda para mí. Dijo y me hizo estremecer.
Estuvimos un rato así, perdí totalmente la noción del tiempo, cosa que no me importó para nada. Luego de un hermoso orgasmo me saco el tapa ojos, me hizo poner boca arriba, con las piernas separadas a sus costados y el apoyándose en sus manos, se fue acercando su pene a mi entrepierna, yo levanté un poco las piernas, y miraba como su cara sonriente se acercaba a la mía.
Cuando estuvo sobre mí, levanto y bajo dos veces sus cejas y se sonrió con malicia. Fue en el mismo segundo que su pija se apoyaba en mi ano. Cuando yo respire profundo por la sorpresa, se volvió a sonreír y me comenzó a besar el rostro.
Su pija fue entrando en mi culo sin ningún problema, ni restricción, ni resistencia. Mi excitación aumentaba exponencialmente al sentir con que facilidad me estaba metiendo toda su pija en mi culo. No lo podía creer. Nada de dolor, y todo placer.
Cuando la tuvo toda adentro, empezó a entrar y salir con un ritmo increíble, llevándome a un placer increíble. Tuve varios orgasmos deliciosos, que agradecí besando su pecho.
-¿Estas lista? Me pregunto con una sonrisa.
-Sí, estoy lista. Dije.
Él saco su pija de mi culo, se quedó de rodillas entre mis piernas y se comenzó a masturbar duro.
-Quiero que acabemos juntos. Me dijo mientras se masturbaba.
-Por favor, sí. Dije.
-Pero no te toques, ni me toques. Dijo.
Siguió masturbándose con todo y mi excitación subía sin parar, me costaba respirar, no tocarme ni tocarlo. Mi vagina explotaba esperando recibirlo, lo mismo que mi culo. El me miraba fijo a los ojos, sin cortar nunca el contacto visual.
Cuando sentí que su semen caía sobre mi pelvis, mi estómago explote en un orgasmo tremendo, inigualable como nunca había tenido. Apreté las sabanas con mis manos y mi cuerpo empezó a temblar como loco, casi al borde de una convulsión. Cris se acercó nuevamente y me beso en medio de mis temblores. El orgasmo no paraba, al contrario, parecía ir in crescendo. Me besó, y nuevamente me penetro la concha. La metió toda y se quedó quieto.
Como si fuese una señal que mi cuerpo recibió, mis temblores fueron cediendo. Cuando terminaron estaba en un estado de sopor increíble.
Sentí como corría las sabanas, me acostaba con toda suavidad, me tapaba, me daba un beso y me decía:
-Descansa hermosa.
No volví a escuchar ruidos, ni nada más. Me quedé profundamente dormida.
Cuando sonó el despertador sentía que había dormido dos días seguidos, solo el aceite aún en mi piel me demostraban que no había sido un sueño maravilloso. Me di una ducha, y baje a desayunar. Nacha me había escuchado bajar y me servía una taza de café.
-Buen día. Me dijo sonriendo.
-Buen día. Y gracias, gracias por haberme dejado vivir una experiencia increíble e indescriptible. Nunca me contaste de esto.
-Vos lo dijiste, es indescriptible. Si te la contaba, no ibas a creerme o entenderla.
-Totalmente de acuerdo. Ni sé cuánto duró, pero sí que fueron los momentos donde más placer sentí en mi vida. ¿Cómo puede ser tan espectacular un hombre? ¿Cómo puede ser que haya acabado masturbándose solo y yo tener el orgasmo más violento y largo de mi vida sí tocarme y sin que él me toque? ¿Cómo puede ser que después me la haya metido y mi cuerpo se calme por completo?
-El día que encuentres las respuestas, me decís. Me pasó lo mismo, no tengo respuestas todavía.
Al ir a almorzar en el hospital, estaba sentado con todo el grupo de siempre.
-Miren a mi suegra. Ni una arruga tiene, ni una ojera, una cara totalmente relajada. Se nota que es una mujer feliz. Dijo el desgraciado.
-Es que está saliendo con Salvatierra, y viste, mujer enamorada, mujer feliz. Dijo uno.
-Querido, eso es cara de bien atendida. Dijo una de mis compañeras y todos se rieron. Yo interiormente mucho más por saber la verdad.
Dos días después, el sábado, Nacha le dijo que venga a almorzar unas hamburguesas y a disfrutar la pileta.
-Desgraciado, tenes muchas cosas que explicarme. Dije.
-¿Por tu cara? ya escuchaste a Marisa, efecto Salvatierra. Dijo y con mi hija se largaron a reír a carcajadas.
-Son dos basuras. Lo peor es que si se entera que dijeron eso, se la va a creer.
Fuimos tomar sol después de comer y de su bolso sacó un aceite bronceador y protector solar. Las dos nos pusimos, como él. Al rato, Nacha no paraba de moverse en la reposera.
-Nazarena, ¿Qué te pasa que te moves tanto? Pregunté.
-Nada, no me pasa nada. ¿Qué me tiene que pasar? Me contesto.
-Bueno, perdona. Dije.
Cinco minutos después, sentí que un fuego quemaba mi entre pierna, y una excitación infernal me invadía todo el cuerpo. Estaba por levantarme para ir a masturbarme a mi cuarto cuando escuche que Nacha decía.
-No doy más, estoy re caliente.
Y se empezaba a frotar con todo la vagina por encima de la malla. Me vio hacer lo mismo y las dos lo miramos a Cris que muy sonriente nos dijo:
-¿Vamos adentro?
Y se levantó y empezó a caminar para entrar a la casa. Las dos lo seguimos mientras nos frotábamos como dos locas. Él entro al cuarto de Nacha y nosotras atrás. Iba a decirle algo cuando tomándonos de la cabeza a las dos nos hizo poner frente a frente, a milímetros una de otra.
Nunca supe si ella me beso a mí o yo a ella, la cuestión es que caímos abrazadas y besándonos con todo en su cama. Nuestras mallas volaron en un segundo y nuestras manos hacían estragos en la otra, las dos volábamos de calentura, los orgasmos eran permanentes.
-Permítanme. Nos dijo Cris y nos hizo hacer una X con nuestras vaginas pegadas, como había visto en alguna porno.
Nos frotábamos como locas, y a pesar de los orgasmos, la excitación no bajaba. Cris separo junto a nosotras y puso su pija en medio. Nos desesperábamos por chuparla, la arrancábamos de la boca de la otra para chuparla. Estuvimos un tiempo haciendo la X y chupando su pija, hasta que nos hizo hacer un 69. Estábamos en un punto que no teníamos voluntad propia, solo seguíamos lo que él nos indicaba.
Nos chupábamos las conchas con todo, y el primero penetró a Nacha por la concha, estuvo un rato, y me puso la pija en la boca para que la chupe. Estuve un par de minutos, hizo que nos giremos y yo quede arriba. Fue mi turno para ser penetrada, y en forma bestial, mis gritos se ahogaban en la concha de Nacha.
-Menos mal que traje amigos, Uds. están insaciables. Dijo y nosotras nos quedamos heladas. No podía creer lo que Cris decía.
Fue entonces que sentí como algo penetraba mi orto, lenta pero sin detenerse, al tiempo que él seguía destrozando mi concha. Gire la cabeza y vi como manejaba un consolador sonriente.
-Desgraciado mal nacido. Grité.
-Toma, así no te aburrís, me dijo y me dio un segundo consolador.
Lo tomé y con furia le penetré la concha a Nacha que aullaba de placer mientras me chupaba.
El desgraciado se corrió a un costado para mirarnos, y nos dijo “Jueguen un rato, tienen recreo”.
Me levanté con sosteniendo el consolador en mi culo y Nacha agarró el que tenía en su concha y también lo llevo a su culo. Las dos estábamos masturbándonos el culo con todo, él nos miraba y sonreía. Así estuvimos varios minutos, hasta que tomo de los cabellos a Nacha y le dijo:
-Putita, quiero tu culo.
Ella se sacó el consolador del culo, lo metió en su concha y lo monto mirándolo. Guio la pija de Cris a su culo, y se dejó caer enterrándosela toda de un solo y bestial movimiento. Después fue apoteótico, ella subía y bajaba como loca, gritaba de placer, le decía que era su puta, su putita, que solo quería que la coja todos los días, que la haga gozar como solo él sabía hacerlo. Cris le daba palmadas en el culo y ella no paraba, pija y consolador la penetraban con todo. Cuando él la tomó de la cintura, supe que iba a acabar, y lo hizo con un grito tremendo. Nacha lo acompaño con otro y su cuerpo temblaba sin parar.
La hizo acostar y tomándome de los cabellos para guiarme, me hizo poner de rodillas en el suelo. Se empezó a masturbar delante de mí.
-Cógeme la boca, hijo de puta. Le grité y me enterró la pija hasta la garganta.
Tomo mi cabeza con ambas manos y quedándose quieto hacía que mi cabeza fuera la que cogía su pija. Por momentos me ahogaba, generaba toneladas de saliva que caían al piso. Mi mano no soltaba el consolador que tenía en el culo. Mi excitación era monstruosa. De pronto, me hizo acostar, con la cabeza colgando de la cama, se puso como para hacer un 69, pero penetro mi boca, cogiéndola en esa posición. Me penetraba totalmente de esa forma, llegando a meterla toda en mi boca y garganta.
-Metele dos dedos en la concha. Le dijo a Nacha que miraba absorta.
Ella lo hizo y yo no daba más, si hubiese podido, hubiera pedido que se detenga, no soportaba tanta calentura. Sus movimientos se aceleraron y por fin iba a acabar. Lo hizo en mi garganta directamente. En ese momento sentí que algo se comprimía dentro de mi concha y que de golpe se liberaba. Fue un orgasmo como nunca había tenido.
-Wow, que acabada, nunca vi nada así. Escuche que decía Nacha.
Cris se quitó y me ayudó a acostarme bien en la cama. Cuando lo hacía vi que la mano de Nacha chorreaba, lo mismo que una de mis piernas.
-Que tremendo squirt tuviste yegua. Dijo Nacha.
-Nunca tuve uno. Es imposible. Dije.
-Dicen que el segundo sale más fácil. Dijo Cris.
-Ni se les ocurra, estoy hecha mierda. Dije levantándome como pude de la cama.
Fui al baño y cuando volví, Nacha volvía a chupar la pija de Cris, que minuto después estaba nuevamente parada. Ella se la chupo hasta que él se vino en su boca.
Un rato después, volvimos a tomar sol y nos dijo la verdad, el aceite que no dio era para parejas, para excitarse, no para el sol.
Pasaron los días, y yo corte con Salvatierra, mi novio. Las dos veces que fuimos a la cama, apenas pudo excitarme un poco y no pude tener un solo orgasmo.
Les aseguro que es muy difícil conseguir un amante como Cris. Por suerte Nacha, no tiene problemas en compartirlo conmigo. Ellos están pensando en vivir juntos, pero seguir con nuestros encuentros.
Gracias por leerme. Besitos.