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Disfrazada de Gatúbela me hice coger por mi padre y mi primo
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Dicen que la ocasión hace al ladrón. Fue en una fiesta de disfraces, en la quinta de mis tíos. Era su fiesta de aniversario, cincuenta años. La consigna: Ir con disfraces, desde máscaras a disfraces completos. Y desde que me enteré supe que iba a ser la ocasión perfecta para hacerme coger por mi padre.

-¿Qué disfraz vas a usar? Me preguntaron mientras cenábamos en familia con mi padre unos días antes.

-No creo que vaya, me parece muy tonta la idea. Dije.

-Marcela, por favor, es el aniversario de tus tíos, no podes faltar. Dijo mi padre.

-Papá, ni se van a enterar que no fui, es una fiesta de disfraces. Dije mostrando fastidio.

-Una pena. Dijo serio.

-¿Uds. de que se van a disfrazar? Pregunté.

-Tu padre va a ir de pirata, y yo de romana antigua. Dijo mi madre.

-Buena idea…

Los días pasaron y no me podían convencer de ir. Pero yo tenía ya mi disfraz, solo que no lo sabían. Un leggings negro, una camiseta manga larga de lycra que marcaba todo mis cuerpo, especialmente mis pechos, también negra y una máscara negra de Gatubela que me tapaba totalmente la cara, a excepción de los ojos y la boca. Un set se uñas largas felinas completaban mi atuendo.

-Marcela, nos vamos a la fiesta, aquí te dejo tu invitación por si te decidís a ir. Dijo mi padre.

-Déjala, pero ya te dije, no tengo ganas. Tengo 20 años y las fiestas de disfraces, me bajonean.

Se fueron, y de inmediato, me fui a cambiar. Una tanga hilo, el leggings, la camiseta de lycra sin brazier, las uñas postizas, y perfume nuevo, muy fuerte. La máscara la llevaba en la mano. Mis documentos los guarde en una cartera en mi auto y partí, una hora después, para la fiesta. Antes de pasar el control de la puerta, me puse la máscara. Mostré mi invitación y entre a estacionar.

Había más de cien personas, todas disfrazadas. Algunas las reconocía fácilmente otras, era imposible. Uno de los que reconocí, fue a mi primo, Gerardo. Fue muy fácil, su metro noventa, disfraz de gladiador que mostraba toda su musculatura y sus tatuajes, lo delataban a pesar del antifaz que usaba. La música a todo volumen, cantidad de bebida en mezas y servidas por mozos, presagiaban una noche de descontrol. Eso era lo que yo esperaba. Yo me paseaba felinamente mirando todo y a todos. Cuando alguien trataba de tocarme, le mostraba las uñas y copiaba el ruido que hacen los gatos cuando están por atacar, nadie se atrevió a insistir.

Cerca de la pileta, y tapada por unos arbustos vi a mi madre besándose y dejándose tocar por dos hombres. Seguí mi camino y encontré a mi prima, chupando la pija de un hombre. Volví por donde había ido y vi que ahora, mi madre estaba parada, doblando la cintura chupando las dos pijas. No resistí la tentación, me puse detrás de ella, corrí la tela del disfraz, su tanga y le acaricie la concha y el orto con todo. Ella dio un saldo y sonrió al verme, aunque no sabía quién era.

Seguí mi camino y en la pista encontré bailando a mi primo el gladiador. Amenazando con mis uñas a la chica que bailaba con él, ocupe su lugar. Lo miraba a los ojos y bailaba bien sensual, llegando a apoyar mi culo sobre su pija que estaba bien parada. Quiso tocarme pero me di vuelta y le arañe el pecho, no para lastimarlo, solo para detenerlo.

Seguí bailando y vi que mi padre, mi verdadero objetivo, bailaba con una mujer que yo no conocía. Deje a mi primo y fui hacia él. Mire a la mujer y le mostré mis uñas. No faltó más para que se corra. Yo miraba a los ojos a mi padre y me excitaba terriblemente su mirada de calentura, sin saber que quien bailaba para él era su hija. Lo acariciaba con mis uñas, me acercaba a su oído y maullaba provocándolo. Cuando ví que lo tenía donde yo quería, le mordí el cuello y apreté sus pelotas.

Salí de la pista, mire por sobre mi hombro y le hice seña con un dedo que me siga. Ni dudó en hacerlo. Entre a la casa y fui directo a una de las habitaciones, entre y deje la puerta abierta. Segundos después, entró mi padre. Maullé, pase mis uñas por su rostro y me puse de rodillas para chuparle la pija. Ya la tenía parada por completo.

Me la metía toda en la boca, la lamía, apretaba sus testículos con suavidad y lo miraba a los ojos. El gemía despacio, disfrutando lo que yo le hacía.

-Por favor, como chupas Gatubela, me volves loco. Me dijo.

Yo seguí haciéndolo y disfrutando ese momento que tanto había ansiado. En un momento intento quitarme la máscara, y le clave las uñas en las pelotas. Me soltó de inmediato. Yo seguí chupando su pija, que sin ser muy grande, me encantaba. El tamaño justo para hacerme gozar por todos lados. Todos.

Como las camas de esa habitación eran single, me puse de rodillas atravesada, y me bajé el leggings, y la tanga. Él se puso detrás de mí y empezó a chuparme la concha y el orto. Yo maullaba como loca, y el más me chupaba. Jugo un rato con su lengua en mi orto y luego se paró y apoyo su pija en mi concha.

Empujo y en un solo movimiento la enterró por completo. Maullé con todas mis fuerzas y el empezó a envestirme con todo, yo arqueaba mi espalda, y volteaba mi cabeza para mirar su cara de placer. Me tenía tomada de la cintura y me daba con todas sus fuerzas. Entre eso y ver su cara de placer tuve un orgasmo exquisito.

-Miauuu. Dije y el entendió mi mirada.

Saco la pija de mi concha, escupió en mi orto y la comenzó a meter. Yo ronroneaba como loca. Cuando la tuve toda adentro, él se quedó quieto. Yo fui moviéndome lentamente, hacia adelante y atrás. Me volvía loca, por suerte él se quedó quieto y me dejaba hacer.

De pronto, se abrió la puerta del cuarto y era mi primo.

-Tremenda gata, te lo aseguro. Si te deja, no lo dudes. Dijo mi padre. Si supiera…

Mi primo se acercó a mi cabeza, y me puso su pija delante de la cara. La tome y le clave suavemente las uñas mirándolo a los ojos. Aprovechaba mis movimientos sobre la pija en mi culo, para chuparle la pija, mi primo empezó a respirar pesado. Quiso también quitarme la máscara y también le clave las uñas en las pelotas. Como mi padre, me soltó de inmediato.

Mi padre me empezó a bombear el culo con todo, estaba super cliente, y mi primo, otro tanto. Cuando mi padre acabó en mi culo, me la saque y se lo ofrecía mi primo, girando en la cama, para chuparle la pija a mi padre. Mi primo sin miramientos, me la metió en el culo y me daba con todo, mientras yo chupaba a mi padre. Fueros pocos segundos y también acabo en mi culo. Dio la vuelta a la cama y le chupe la pija a los dos. Las deje completamente limpias, me levante, acomodé mi tanga, mi leggings, les tiré un beso con mi mano y me fui.

De mi culo se querían escapar las leches de ambos. Fui a mi auto y me fui para nuestra casa. Los dos me habían hecho gozar con todo. Los dos me hicieron tener buenos orgasmos. Llegue a casa, me di una ducha y me fui a dormir.

Ni escuche cuando ellos llegaron. La mañana siguiente baje a desayunar y mis padres estaban desayunando en la cocina.

-Buen día, ¿Cómo les fue en la fiesta? Pregunte.

-Bien, la verdad es que no fue gran cosa. Dijo mi madre.

-Hola, si, coincido con tu madre, bastante aburrida. Dijo mi padre.

-Que pena, yo la pase genial anoche. Dije.

-¿En serio, que hiciste? Pregunto mi padre.

-Gozar papá, gozar como una gata. Dije mirándolo a los ojos y puse sobre la mesa mis manos, aún con las uñas postizas.

La cara de los dos fue tremenda, pero ninguno de los dos dijo nada. Deje pasar uno segundos y dije:

-En esas fiestas puede pasar cualquier cosa, hasta las más inesperadas e impensadas. ¿No piensan lo mismo?

-Si claro. Me voy a duchar. Dijo mi madre y salió de la cocina.

-¿Fuiste vos? Me preguntó mi padre.

-No, como voy a ser yo. Sería algo asqueroso que mi padre me coja por todos lados. Fue Gatubela. Contame, ¿qué tal coge?

-Es una gata fenomenal. Espero volverla a encontrar.

-Vos sabes como es la historia, aparece cuando menos la esperes…

Me puse de pie, le di un beso en la mejilla y un suave arañazo en el cuello. Miré y su pija estaba dura. Del bolsillo de mi jogging saque la máscara y me la puse. Le hice una paja tremenda, tapándole la boca para que mi madre no escuche sus gemidos. En dos minutos había acabado en mi boca. Me relamí, y le dije:

-Por cinco minutos no vayas a tu cuarto. Y sin sacarme la máscara salí de la cocina.

Fui a mi cuarto a buscar uno de mis consoladores, luego a su cuarto y mi madre se estaba cambiando. Se quedó helada cuando vio que entraba, se acordaba perfectamente.

Sin decir palabra, la hice quedar parada y apoyar las manos en la cama. Le chupe la concha y el culo con ganas, ella, gemía sin parar.

-Va a venir mi marido. Dijo y yo maullé suavemente.

Estaba metiéndole la lengua en el culo cuando entro mi padre. De inmediato saco su pija y la hice girar a mi madre para que lo chupe. Ella se volvió loca, y lo chupaba con todo. Metí el consolador en la concha de mi madre y le daba con todo, ella chupaba y gritaba de placer. Mi viejo tiraba de sus cabellos manejando el ritmo de las chupadas. Sobre la cama estaba la ropa interior que mi madre se iba a poner, una bombacha no muy moderna. La tome y se la fui subiendo por las piernas. Lamí un par de veces su orto, saque el consolador de su concha y lo enterré en su culo. Ella dio un grito de dolor y siguió chupando. Subí su bombacha con el consolador en su culo, de forma que no lo deje salir.

Maullé, les pase mis uñas por la espalda a mi madre y por el pecho a mi padre, y me fui a mi cuarto. Me tocaba pensando en ellos y escuche a mi madre:

-No, Pablo no por favor.

Después un grito de dolor y luego otros de placer, tanto de ella como de mi padre. Siguieron un rato y yo tuve un par de orgasmos.

Me había quitado la máscara cuando mi madre vino a mi cuarto. En su mano traía el consolador.

-No dije nada de lo de anoche. Te vuelvo a pescar y te juro que yo misma te rompo el culo con un consolador gigante. Ni un cuerno más. ¿Entendiste? Le dije.

-Si, entendí.

A partir de ese día, por lo menos una vez por mes me disfrazaba de Gatubela y los tres teníamos una noche de placer.

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