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Dime todo lo que me harías…
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Nos iríamos de noche a la playa un fin de semana, con cuartadas ambos para justificar con nuestras parejas, sería un viaje clandestino, sería un viaje de placer.

Cuando estemos viajando, en la obscuridad de la carretera, me detendría a la orilla en la berma de la pista, te abriría la puerta, te daría la mano y te inveteraría a descender, ya de pie te apoyaría a contra el auto y te besaría apasionadamente, calientemente, besaría tu cuello, nuestras lenguas se trenzarían en una lucha apasionada y jadeante, mientras acaricio tus tetas te clavaria mi verga completamente erecta, te puntearía para que te imagines el fierro que te voy a atravesar, tomo tu mano y la pongo en mi paquete para que lo aprietes y sientas el grosor del tronco.

Bajo lentamente acariciando tus piernas quedo a tus pies y comienzo a bajarte los calzones, levantas una pierna y luego la otra para quedar ahí, a la orilla de la carretera, totalmente expuesta y deseada. Me acerco lentamente a tu concha, la huelo, puedo sentir el perfume de tu sexo, tus labios vaginales están hinchados y brillosos por los jugos que emanas, me abalanzo y comienzo a chupar esa concha, la chupo, la lengüeteo y con mis labios aprieto tu clítoris, apoyas tu espalda contra el auto por el placer que experimentas, me aprietas la cabeza con tus uñas, me hundes con más fuerza en tu caverna que está hirviendo, los camiones pasan por el lado, encienden sus luces altas y tocan la bocina, te sientes una zorra.

Me pongo de pie te tomo con fuerza y te doy vuelta contra el auto, te apunto y te la clavo en la concha hasta el fondo, hasta los cocos, gimes de placer y haces fuerza hacia atrás para clavártela más y más, te tengo ensartado el falo hasta adentro, te tomo firme de la cintura y comienzo a cabalgarte con un mete y saca salvaje, te tomo del pelo levantando tu cabeza para que puedas ver la cara de sorpresa de los camioneros que pasan, al verte ensartada en la berma de la autopista, al ver tu vestido en el suelo y tus carnes al aire para el deleite de todos los que pasan.

Con tu mano me detienes, tomas la base del pico y te apuntas solita a tu ano, me vuelves loco, comienzo a presionar lentamente, pero con fuerza, al glande se abre paso abriendo tu aro anal, comienzo a entrar lentamente, milímetro a milímetro, sin parar, bajas tu cara y la apoyas contra el auto, quedas a noventa grados, como una escuadra para facilitar la entrada, hasta que llego hasta el fondo, mis huevos chocan en tus nalgas, me detengo y me quedo inmóvil, te he enculado hasta el fondo, espectáculo es lujurioso, lascivo y publico a todos los que transitan.

Comienzas a bambolear tu culo suavemente, es un suave vaivén, eres una diosa, se nota tu experiencia en sexo anal y para mi delirio aprietas y sueltas tu esfínter. Vanesa, eres la más puta y perra de todas las mujeres que he conocido y ahora eres mía, completamente mía, te tomo de la cintura firmemente y te culeo como un salvaje unos minutos hasta que exploto, eyaculando profusamente, descargándome por completo en tu hermoso culo.

Luego nos incorporamos y me abrazas con fuerza, yo repito tu nombre, Vanesa, Vanesa, Vanesa, eres la más hermosa.

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